VISTO PARA SENTENCIA

    A ver, para qué engañarnos, no me entusiasman nada los debates dominicales como el del otro día, con Jordi de domador y maestro de ceremonias jaleando e intentando domesticar tres gradas con una multitud de comentaristas organizados en categorías ridículas de jóvenes, carrozas y ex concursantes de GH. Un escenario caótico con el público detrás enardecido y aplaudiendo cualquier chorrada o comentario que hacían sobre el concurso, algunos fuera de lugar, normalmente entre gritos y hablando todos a la vez.  El montaje me aburre y sobre todo me desquicia, como mucho me echo unas risas de vez en cuando y me quedo con algún que otro mini comentario de interés, los menos, cuando es ingenioso o viene al caso.  Para aguantar semejante despropósito, si lo consigo, procuro conectarme al directo en la casa mientras escucho el debate de fondo en la tele con el volumen al mínimo y cuando compruebo que en la casa ocurre algo más interesante anulo la voz en el plató y pongo la oreja en Guadalix, que es donde realmente ocurre lo trascendental, que es verlos a ellos y como interactúan de forma natural sin que sepan muy bien si los estamos viendo y hay conexión o no desde el plató.

  Pero vamos a lo importante, que esta semana se trata fundamentalmente de la expulsión del jueves y de sus consecuencias. Estos son días de transición en la casa esperando quién se irá definitivamente y cómo afectará a la convivencia después de estos catorce días tan complicados desde que entró Lucía, y todos van tomando posiciones teniendo en cuenta que en esta ocasión, dependiendo de quien salga expulsado, la situación supondrá una transformación importante del "status quo" o una relativa vuelta a la situación anterior. Algunos están ya jugando fuerte, como Luís, y otros, la mayoría, se están dejando llevar o siguen enrocados en sus propias historietas, como Yoli y Jonathan.

    Tal como se planteó el asunto el domingo pasado en el debate aquello parecía un juicio en toda regla, con el paripé ese de los alegatos de cada uno de los tres nominados exponiendo ante sus compañeros las razones para defender su permanencia en la casa. Una sensación que se acrecentó tras saber después que uno de ellos encabeza la lista muy destacado con un 75 % de los votos del público pidiendo su cabeza mientras que los otros dos llevan más o menos un 12% cada uno. Vale que la ocurrencia dio algún juego y nos sirvió para saber sus explicaciones y razones intentando convencernos delante de sus compañeros. Sinceramente, con las cosas como están hacia la pareja, con Omar y Lucía en el punto de mira de los demás y llevando estos la guerra por su cuenta, la cosa tuvo su punto sádico y al mismo tiempo también gracioso. Omar, como siempre, se cubrió otra vez de gloria tachando a sus compañeros de tener un comportamiento de granja escuela - este hombre nunca defrauda por su incontinencia -, una acusación que sentó fatal a la mayoría y se produjo un divertido conato de rebelión en la granja (bendito Orwell) cuando algunos le afearon sus palabras. Eso sí, las quejas se hicieron de forma comedida y con la boca pequeña, que nadie quería perder los papeles casi en pleno directo.  Lo irónico del asunto es que el cabreo lo interpretaron de forma equivocada al pensar que Omar los estaba llamando animales. En fin que sólo por ese detalle mereció la pena y casi me alegró la noche.

     Estoy convencido de que si Lucía tenía alguna duda de pedir o no la dichosa hora sin cámaras, Shami con sus comentarios tocanarices le dio el empujoncito final. La virtud que atesora la habibi para intoxicar las cosas y desestabilizar a los demás con intervenciones y preguntas maliciosas, soltando información interesada en los momentos más inoportunos o intrigando incansablemente acaba por exasperar a sus compañeros.  En este caso provocó en Lucía mucha incertidumbre cuando le preguntó si había pensado en lo que podría pasar si ella se va y se queda Omar en la casa con Paula al acecho, sugiriendo que a lo mejor hay muchas probabilidades de que su novio vuelva a tropezar en la ducha con la hawaiana - nosotros, por supuesto, sabemos lo ladina que es Shami, porque hemos visto desde fuera como le va a Paula con el cuento de que Omar la mira con deseo y que donde hay cenizas puede quedar fuego -. El caso es que la novia de Omar, insegura y celosa en este tema, por mucho que vaya por la casa mas chula que un ocho presumiendo que lo suyo con el de la gorrita sí es amor verdadero y no el desahogo guarrindongo que según ella tuvo con Paula, se largó "rayadísima" después de la conversación con Shami. Estoy convencido de que fue en ese momento cuando decidió proponer a su maromo pedir al Súper una hora sin cámaras por si alguno de los dos se va como excusa. En realidad se trata de marcar territorio y dejar constancia ante Guadalix y toda España que Omar será sólo suyo pero con estilo, y no cualquier cosa cutre como el sexo duching que mantuvo con la hawaiana. De todos modos, no anda muy desencaminada en sus recelos, y pueden tener fundamento esas dudas que Shami sembró en su corazón, máxime después de ver nosotros como Paula se montaba el otro día un numerito lánguido y melancólico mientras veía a solas la foto que se hizo con Omar cuando su amor iba a ser para toda la vida.

   Lucía se va, está condenada, y cada cosa que dice o hace es un argumento más para sumar votos en su contra, y eso que era difícil superar a Omar en ese podio. Me duele reconocer la realidad pero no la salva ni un milagro. Sólo que Paula metiese la pata de forma clamorosa de aquí al jueves y que tras uno de esos encontronazos o desafíos que se dan entre las dos se le vaya la mano, o un vaso de agua o cualquier otra cosa a la cara de Lucía al estilo Indhira de GH 11. Pero eso no ocurrirá, aunque la hawaiana presuma de que puede ser más macara que nadie no va a entrar al trapo porque sabe que tiene mejores cartas en este momento del juego.  No deja de ser curioso comprobar como a medida que Lucía pierde puntos a pasos agigantados, de manera inversamente proporcional la cotización de la hawaiana sube enteros como la espuma dentro y fuera de la casa.  No me lo explico, bueno, sí, era evidente y ya lo dijimos en su momento, tal como pronosticábamos, que su victimización tipo "muero de amol engañada" tendría un efecto inmediato pasando de estar a las puertas de la expulsión por la poca credibilidad de su historieta con Omar a convertirse en la heroína de la telenovela y de paso favorita de una parte del público.

      Hablando de carpetas y parejas, pensar en la posibilidad de que Luis y Paula se líen me pone de los nervios. No sé. No encaja dentro de composición de lugar que me he montado con ellos y la casa. Pero en esta vida todo puede ser, los esquemas previos están para romperse y en esto del corazón, y no digamos en asuntos de la entrepierna, como dice el dicho popular nadie puede asegurar que "de este agua no beberé ni que este cura no es mi padre". Así que me voy a estar callado no vaya a ser que el torero salga a hombros de la casa y con la hawaiana de consorte.  Para ser sinceros, si tiene que haber carpeta la que me gustaría de verdad sería la de Juanma, el primo mayor, con Azahara. Eso sí que sería un notición y el asunto se pondría interesante.  La chica más etérea y aparentemente más angelical de la casa con el chico más equilibrado y sanote. La chica macrobiótica con el muchacho deportista. De momento se están haciendo amigos y cuando están juntos y hablan de sus cosas, aunque ella le cuenta batallitas y todo eso, se escuchan de verdad, se comunican y no tengo la impresión de que nos estén tomando el pelo como otros con peliculitas de "amol" y seducción de melodrama con sobreactuación de cara a las cámaras, o como en el caso del otro primo con Yoli que parecen dos adolescentes de instituto jugando al sí pero no, o que tal vez. Azahara ya le ha confesado que a lo mejor la peña fuera puede hacer conjeturas al verlos todo el día juntos, pero es que ella se encuentra bien a su lado y reconoce que por las mañanas lo primero que hace es buscar en donde está Juanma.  Él, sensato como nadie en esa casa, razona con sentido común y le dice que sí uno se encuentra bien al lado de alguien no tiene porqué renunciar a su compañía.

     Además de todo lo anterior, hay algunas situaciones que pueden ayudar, por significativas, a que todo sea posible. Pongo como ejemplo las palabras de Azahara cuando fue con Hugo y la cabra al confesionario para pedir juntos al Súper un macho cabrío (un cabrón dijo mi paisano) para Rubia que está en celo y no hay quien la aguante. Ella, para apoyar la petición desesperada de su compañero, con esa voz de niña buena y cándida que sabe poner como nadie, aseguró que sí, que "la pobre Rubi necesita compañía y está que se sube por las paredes", y como quién no quiere la cosa cuando se despedían apostilló con una sonrisa pícara "igual que nosotros súper". Puede ser simplemente una broma o una forma sutil de sugerir que no sólo el animal de cuatro patas está desesperado por encontrar compañía, que los de dos patas también lo están y eso la incluye a ella. Resumiendo y dejando aparte las bromas, será interesante ver como evoluciona esta relación en la que los dos se encuentran cómodos. A lo mejor sólo acaba en una bonita amistad o va a más, quién sabe, que en Guadalix todo se magnifica como bien sabemos, pero al menos resulta gratificante ver a dos personas, con sus cosas y manías, comportándose de forma adulta y no como niñatos dentro de la casa. Aunque a veces a muchos les parezcan dos muebles decorativos a mí lo que me parece es que no tienen prisa. Todo a su tiempo.

Forastero marulo.