Guadalix era una fiesta justo en el ecuador de esas cuarenta y
ocho horas desesperadas y apasionantes que vivimos con la respiración contenida
tras el ojo omnipresente de Gran Hermano. Ese espacio de tiempo que
transcurrió desde que entró Lucía por la puerta de la casa
dispuesta a todo, luminosa y decidida tras seducir a la audiencia la noche del
jueves, hasta que Omar se entregó en sus brazos acostándose a
su lado el sábado de madrugada, y con todo lo que vino después a lo largo del día
cuando poco a poco todos los concursantes se enteraron de la noticia. El relato de una
reconciliación tormentosa y llena de momentos espectaculares que acabó
con Paula, el tercer vértice del triángulo amoroso, deambulando por
la casa a primeras horas de la mañana, destrozada y hundida en
compañía de Maika mientras el resto de la casa dormía. La hermana cordobesa nominada esta semana y solidaria con ella en su desconsuelo, vigilaba sus pasos sin perderla de vista y pendiente de evitar que
hiciese cualquier tontería perjudicial para su concurso en ese trance tan
difícil tras descubrir la verdad. Una mañana y un día muy largo y duro
intentando digerir la nueva situación después de cerciorarse con sus
propios ojos de que Omar se había decantado por su ex y ahora
estaban durmiendo juntos; rumiando como podía su desconcierto y la vergüenza de
haber hecho el ridículo apostando e implicándose en una “carpeta” con un tipo
al que hacía apenas unas horas consideraba casi el amor de su vida y que ahora
la dejaba en la estacada como quien tira una colilla usada en cualquier cuneta. Un desenlace en el que ella tiene gran parte de culpa porque cualquier mujer que no esté cegada por el brillo de otras cosas, y tenga dos dedos de frente, debería dar puerta de inmediato a un tipo que le contesta "menos da una piedra", por poner un ejemplo entre muchos, después de preguntarle si le ha gustado la relación sexual que acaban de mantener.
Esta historia apresurada que muchos juzgamos como teatral, impostada y de conveniencia, y a la que Paula se entregó de forma tan frívola e inconsciente, le había estallado como un inmenso globo de falsos colorines en sus propias narices con todas las consecuencias; lo peor para la hawaiana fue el amargo descubrimiento de que había vivido una patraña, una mentira que se hacía ahora realidad con dolorosas punzadas de ansiedad clavadas en su estómago como si tuviese dentro un montón de alacranes vivos. Y por delante quedaba un sábado interminable para asumir que se había convertido de forma consentida e irresponsable en el títere de Omar, ignorando una y otra vez las señales de peligro que percibía a todas horas tras embarcarse en semejante relación exprés construida sin cimientos sólidos buscando, los dos, una posición ventajista de cara al concurso. Una relación de circunstancias que él utilizó, no sólo como puro desahogo físico y fuente de cariño fácil para alimentar su ego y sus carencias, sino como arma arrojadiza, por despecho, contra una relación exterior contaminada y tóxica con las cicatrices abiertas y sangrantes de una herida que no estaba ni mucho menos cerrada cuando entró en Guadalix. Algo que muchos sospechábamos tal como se demostró después.
Esta historia apresurada que muchos juzgamos como teatral, impostada y de conveniencia, y a la que Paula se entregó de forma tan frívola e inconsciente, le había estallado como un inmenso globo de falsos colorines en sus propias narices con todas las consecuencias; lo peor para la hawaiana fue el amargo descubrimiento de que había vivido una patraña, una mentira que se hacía ahora realidad con dolorosas punzadas de ansiedad clavadas en su estómago como si tuviese dentro un montón de alacranes vivos. Y por delante quedaba un sábado interminable para asumir que se había convertido de forma consentida e irresponsable en el títere de Omar, ignorando una y otra vez las señales de peligro que percibía a todas horas tras embarcarse en semejante relación exprés construida sin cimientos sólidos buscando, los dos, una posición ventajista de cara al concurso. Una relación de circunstancias que él utilizó, no sólo como puro desahogo físico y fuente de cariño fácil para alimentar su ego y sus carencias, sino como arma arrojadiza, por despecho, contra una relación exterior contaminada y tóxica con las cicatrices abiertas y sangrantes de una herida que no estaba ni mucho menos cerrada cuando entró en Guadalix. Algo que muchos sospechábamos tal como se demostró después.
No recuerdo una noche de fiesta en el universo Gran Hermano tan intensa y extraordinaria en todos los sentidos como la que pudimos vivir y disfrutar en la madrugada del sábado. Un fiestón desatado de los que hacen época y que quedará prendido en nuestras retinas y en nuestra memoria durante mucho tiempo, lo mismo que pasará a formar parte de los anales de la historia de este programa con letras de oro por ser el inicio de la noche más increíble de este concurso en Guadalix. La pitonisa Loli, unas horas antes auguraba que se iba a liar gorda en la casa al comprobar que tenía sus manos hinchadas. Un signo para ella infalible y parecía que todos los elementos astrales se conjuraban por unas horas para ofrecernos uno de los espectáculos más genuinos y auténticos de este programa regado profusamente todo con agua y alcohol. Nada de lo visto anteriormente era comparable, tanto por la transcendencia de todo lo ocurrido, como por el cambio de tercio tan prodigioso entre lo que pasaba en la casa antes de la gala del jueves con la entrada de Lucía, y que ya era mucho e interesante, con lo que aconteció después a lo largo del viernes y fundamentalmetne esa madrugada durante esa fiesta fantástica donde todo se desarrolló de tal manera que ni el mejor guión de una gran película nos podría regalar (alguien del programa debería editar estas cuarenta y ocho horas porque han sido insuperables) con todos los habitantes de la casa implicados directa o indirectamente en los hechos, inmersos en una montaña rusa de sensaciones y emociones encontradas en la que todos participaron de alguna manera alrededor de la historia que nos brindaron con generosidad suicida Lucía, Paula y Omar.
Una hecatombe emocional que se vivió como una película apasionada y llena de inspiración repleta de elementos grotescos y emotivos de una actuación coral de múltiples tramas entrelazadas típicas de una obra berlanguiana, mezclada con las pinceladas coloristas y disparatadas que Almodóvar insufla en sus mejores obras cinematográficas. Una sucesión de acontecimientos que subieron la temperatura y el tono melodramático de una historia de amor y desamor, auténtico y vibrante, que disfrutamos en directo bajo el decorado del triángulo clásico de cualquier drama de amor que se precie. Actuaciones descarnadas en tiempo real que nos mantuvieron a todos en vilo, sin descanso, y salpicadas de frases y diálogos antológicos que para si quisiera el guión perfecto de una película de amor, expresiones que me niego a ordenar temporalmente porque el relato sería interminable : "El sueño de tu vida soy yo" "Tu has sido mi beba y lo serás siempre" "Vendería mi alma al diablo por que todo esto no pasara" "Te quiero más que a mi vida" "¿Dime a los ojos que no me quieres? ¡No puedo!" "Se han buscado lo que han encontrado" "Este tío no vale un duro" "De tonta tengo los pelos del coño" "Esta es una telenovela o como va la historia", "Me has cogido el corazón diecisiete veces, me has hecho así y lo has tirado", "Hazle feliz, o voy a Barcelona y te reviento y te mato" , "Como me mira ese niño no me ha mirado nadie en la puta vida", "El cariño que me ha dado ella aquí en en dos semanas no me lo has dado tú en dos años" "Me siento así y así lo tengo que expresar", "Es la mujer de tu vida y ha venido aquí", "¿Realmente te gusta esta tía?", "¿Realmente os gusta Omar?" . Y la lista sería inacabable.
No
pretendo retractarme ahora de mis palabras de elogio a Lucía expresadas
en la entrada anterior, cuando me felicitaba por su entrada en el concurso como
un ciclón dispuesto a desbaratar todo lo establecido hasta ese momento y ganándose
de primeras a una parte significativa de los habitantes de la casa, algo que
por cierto no sorprendió a Omar, cuando comentó con algunos
compañeros que era algo que no le extrañaba porque su ex era muy simpática y
tenía don de gentes. No quiero pensar ahora en complots orquestados por los dos
de forma previa mientras no se demuestre lo contrario, y sigo opinando que ella
me parece una concursante fantástica que ha decidido entrar en GH aprovechando la oportunidad interesada que le ha ofrecido el programa. Una decisión, equivocada según mi opinión, con la
idea fija de resolver
un tema personal por mucho que lo haya disfrazado con con otras razones de manual del concurso; entró fundamentalmente por celos y porque su carácter no le permitía quedarse
en casa sin hacer nada mientras contemplaba impotente como la persona que
considera el amor de su vida, y ante la perspectiva de perderlo para siempre en
gran parte por su culpa, se zambullía en una historia de sexo con otra ante
toda España vendiendo una aventurilla hawaiana de falsos sentimientos y
amor verdadero para apuntarse a una carpeta oportunista, pero sobre todo para
restregrárselo a ella por la cara. Como los sentimientos no razonan ni tienen la
virtud de la prudencia por eso comprendo su decisión aunque no la
comparto, pero lo cierto es que su aparición en Guadalix transformó
radicalmente en todos los frentes el escenario anterior a su llegada, de manera
que ha obligado a todo el mundo a reposicionarse ante la nueva situación tras
recuperar a Omar después de una lucha espectacular con Paula por
lo que consideraba suyo y en la que jugó con ventaja al conocer la pasta de que
está hecho el personaje.
Lucía ha ganado la primera batalla, una victoria que certificaba con una sonrisa satisfecha cuando su novio se acurrucó con ella en su cama la madrugada del sábado, pero se abre una etapa con diferentes perspectivas cuya evolución es una incógnita y que ni de lejos podemos augurar en qué acabará todo, porque esto puede dar todavía mil vueltas y lo que hoy parece blanco mañana puede ser negro. Además, teniendo en cuenta que Omar y Lucía nos confesaron que han vivido tropecientas rupturas en dos años con mil discusiones, una relación de esa naturaleza dentro de la casa, todo el día juntos, será como mínimo muy movida, por no decir tormentosa. Es decir, que puede convertirse lo suyo en un insoportable intercambio de gritos, cabreos y reconciliaciones como nos regalaron Marcelo y Laura, la ganadora de GH 12, durante esa edición. Incluso si los tres - Omar, Paula y Lucía - aguantan dentro el tiempo suficiente podemos volver a vivir, y a sonrojarnos, con un nuevo sexoduchig de Paula con Omar. Así que tiempo al tiempo.
De alguna manera lo apuntaba en las entradas anteriores, un tema
recurrente que aflora en Gran Hermano como reflejo de lo que pasa en la vida real. Hablo de esa “manía” que tienen algunas mujeres, demasiadas, de
complicarse la vida con tipos de actitud despreciable y miserables - macarras o chulos de tercera – que no suelen estar a su altura, ni de lejos, y que suelen jugar con ellas. Volver a presenciar otra vez en GH como una mujer, en este caso
dos, se arrastran hasta perder la dignidad por un tipo de este perfil, Omar en este caso, me subleva. Una dinámica endiablada en la que dos mujeres son
capaces sacarse los ojos por alguien que no merece la pena dejándose arrastrar
en el fango con actitudes cercanas al patetismo, mientras el de la
gorrita, todavía más protagonista deshoja la margarita arrancando pétalos
– ahora Paula, después Lucía - en un vaivén irresponsable y suicida para su
concurso bajo la mirada atónita de sus
compañeros, que asistían al desarrollo de la película esperando la decisión definitiva de Omar con expectación
y preocupados por las consecuencias. Una
decisión vivida por todos como una especie de catarsis colectiva en la que algunos participaban
empáticos metiendo baza de manera limpia y cabal como las primas, siempre magníficas, que siguen ganando puntos a cada día que pasa por su frescura y su naturalidad
intentando poner cordura en todos los lados y ofreciendo al final consuelo a Paula a
pesar de que ella las tuvo en su punto de mira desde el principio por puros
celos. Y otros sin embargo, más sibilinos como Fran, intentando desestabilizar la situación y meter cizaña con comentarios e intervenciones maliciosas e interesadas que extienden una red de sospechas alrededor de la tragicomedia apuntándose a la teoría del
montaje o conspiración, y que llegó al mayor de los despropósitos cuando
pretendió fotografiar la charla que mantenían en medio de la vorágine emocional, una Paula desquiciada y sobrepasada, con demasiado alcohol encima, con Lucía a
punto de reventar después de haberlo dado todo en la fiesta loca y alucinada
que se vivió alrededor del jacuzzi.
Durante el debate del domingo, con Hugo y María de GH 13 en la grada, me acordé de la novia que él tenía antes de entrar en aquella edición en la que se lió con la andaluza. Recuerdo que al igual que Lucía, también le propusieron a ella que entrase en el concurso, algo que no aceptó por mucho que el programa insistió. Aquella chica se convirtió para mí en símbolo de la dignidad. Tal es así que le dediqué una de mis historias marulas disparatadas hace unos meses: EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE - LOVE IS IN THE AIR. Con esto dejo dicho todo.
Forastero marulo.
gracias marulo, me ha encantado, y sobre todo muy de acuerdo contigo
ResponderEliminarjate que me las pinto sola para sacar conclusiones que luego no concluyen y las cambio cuando me parece, pero tengo todas las dudas de este trío. PAULA no me gusta, LUCIA un poco más, pero tampoco y OMAR es un bocas pero aún me gusta más que cualquiera de ellas, al final manejado por la RUBIA y la MORENA.
ResponderEliminarsi me tengo que creer todo, y pasar de MONTAJES, ya no digo MANIPULACIONES DE GH, es fácil creer a OMAR. creer que le gustó la RUBIA y se dió el gusto, vale que k'es muuuuuuuu BOCAS y no se cortar en soltar a las PIIBAS lo que sea de amor, amor pa siempre, amor con hijos, matrimonio y hasta la luna si la PIBA se deja convencer, y PAULA estaba muy receptiva a convencerse. DEMASIADO. DE MA SIA DO.
seguiremos OJEANDO a ver por donde salen.
MAVI un saludisísisisismo. y un BESETE.
besote para ti tambien acrata. Os sigo, os leo, y lo pasaís genial.
ResponderEliminarMavi, las gracias a ti. Y un placer saludarte.
ResponderEliminarTe leo y como casi siempre desde hace muchos años, en otras ediciones de GH, estoy de acuerdo con tu visión de los concursantes de GH 15. Sólo algunos matices de diferencia pero creo que en la recta final vamos a estar en el mismo barco. Sea el que sea.
Ácrata me hace gracia como planteas lo del trío. En estos momentos no me planteo dudas con ellos, creo que lo tengo bastante claro. Otra cosa es que reconozco que los tres - la morena, la rubia bote y el macarrilla - no se guardan nada como si hacen casi todos los demás, ofreciéndonos una peli que ha conseguido subir como la espuma la audiencia y el interés de la gente por GH 15, sólo hay que leer la prensa en general, algo estupendo para el negocio de la casa amiga, y sobre todo, y sobre todo, desde la perspectiva del concurso porque ha reventado todo lo establecido en la casa.
ResponderEliminarEsto es algo que se debe reconocer independientemente de la opinión particular que tengamos de cada uno. Respecto al orden que tu estableces en cuanto preferencia entre los tres sólo cambiaría a Omar de primer al último lugar, porque el pavo se está cubriendo de gloria cada vez que abre la boca. Desde luego el de la gorrita es una joya para la audiencia, porque necesita un "malo" y éste es presa fácil para que una mayoría lo ponga en la picota, y darle palos hasta cansar. Nos lo pone a huevo. Pero es cierto que algunas virtudes tiene, entre ellas la de no ser políticamente correcto y eso es de agradecer aunque meta la pata todos los días cuatrocientas veces. Está claro, y tienes razón, que Lucia sobre todo sabe manejarlo, y lo hace saltar o lo para cuando le interesa. Desde ese punto de vista un poco títere sí es, fundamentalmente por la falta de autocontrol y porque hacerse el prepotente es una forma de superar complejos y carencias.
Pero esto es GH, no un taller de habilidades sociales para gente impulsiva y descontrolada. Y las conductas se pagan. Y hablando de Paula, ya que la mencionas como tercera pata del banco, claro que siempre estuvo muy receptiva, demasiado como bien apuntas, y aunque ahora juegue el papel de víctima tiene una parte muy importante de responsabilidad en lo que le pasó.
Tomando el asunto con algo de humor te confesaré que estuve en tris de poner otro título a la actual entrada, que pensándolo bien, le iría de maravillas: "Los caballeros las prefieren rubias pero se casan con las morenas". Te confieso también que desistí de la idea por tres motivos que ahora me hacen sonreír. El primero, porque era muy largo, el segundo porque Paula, rubia lo que se dice rubia, pues que no; y el tercero, el definitivo para descartarlo fue que al pensar en Omar lo de caballero quedaba muy forzado.
Fuera las coñas de lo que estoy convencido es que esto no acaba así, y se vaya o no alguno de los tres próximamente, probablemente Omar, nos esperan momentos muy interesantes. ¿Te imaginas que, expulsado Omar, se quedasen las dos de pareja de concurso hasta el final?. Apoteósico seguro.
siempre lo estamos, sin hablar, sin cambiar impresiones, siempre lo estamos, un saludo
ResponderEliminarcómo te fijas en todos los detalles, las manos hinchadas de loli y lo que da una piedra, cuando olvido esos comentarios le veo al omarín tan inofensivo, de todas formas, pensé que ese comentario en voz alta era como una justificación de lo que casi no pasó, así con las culpas para la parte contraria para ver si colaba (de colar jeje)
ResponderEliminarNada puedo decirte Forastero. Deje de ver Gran Hermano en la 2 Temporada. Lo siento . un abrazo.
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