"En este mundo traidor nada es verdad ni nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".
Los famosos versos de Campoamor esconden una gran verdad, y en GH lo sabemos muy bien. De la misma forma
que ocurre en la vida real, aunque observamos lo mismo de cada concursante a
través del ojo de Gran Hermano, las mismas palabras y las mismas acciones, al
final cada uno ve cosas diferentes e interpreta lo que se ve desde su
particular punto de vista, desde el color de su cristal. Y donde uno ve azul el
otro ve rojo. Es la riqueza de la pluralidad, la salsa de la vida, y aunque a
veces parece que una gran parte de los espectadores van en una misma dirección,
con una visión idéntica o muy similar de uno o varios concursantes, siempre
caben matices que relativizan las cosas. A través de nuestra opinión de
los concursantes, de cuáles nos gustan o no, de la valoración que hacemos de lo
que dicen y hacen nos retratamos de una manera fiel y más certera de lo que
creemos, porque la metáfora del color del cristal desde el que miramos responde
a la pregunta esencial de cómo somos, cómo pensamos y cómo sentimos.
La elección de determinado
favorito, la preferencia o el desagrado por determinados concursantes dice más
cosas de nuestro carácter y de nuestra personalidad de lo que en principio
parece, al menos así lo creo. Puede que sólo seamos un nick perdido en la
inmensidad de las redes, pero con nuestro posicionamiento se percibe a veces
con claridad el latido íntimo de nuestras emociones detrás de ese nombre y ese
avatar que nos identifica ante los demás. Una verdad de Perogrullo, lo sé, que
se hace más evidente con el paso del tiempo cuando uno descubre que con las
personas que se adivinan detrás de algunos nicks y avatares, sin rostro ni voz
real al que aferrarnos, se produce la mayoría de las veces una coincidencia en
la forma de ver las cosas y los concursantes. La magia extraña de saber que se
comparte el mismo color del cristal con que se ve la vida.
Todo este desbarre mental, que uno se puede permitir por aquello de administrar un blog, viene a cuento de la
perplejidad que me invade todos los años, cuando el concurso
avanza, al comprobar la diferencia tan abismal de apreciación que
solemos tener entre unos y otros seguidores de GH ante un mismo concursante o unos
determinados acontecimientos en Guadalix. Algo de lo que fui consciente de forma nítida con la expulsión del Alfredo, y que se hizo más patente después del magnífico juego de la verdad que propuso el programa a los habitantes de la
casa el sábado de madrugada. Otra madrugada fantástica que nos ofreció nuevas
perspectivas del concurso y que sirvió para que algunos concursantes saliesen
de su letargo, como Azahara, o para
que otros acabasen de retratarse del todo como Fran e incluso algunos
lograsen redimirse, aunque sólo en parte, de sus "pecados" durante el juego
y en todo lo que pasó después. Reconozco que disfruté con el dichoso juego porque dio mucho de sí para extraer
conclusiones sobre las diversas tramas y relaciones abiertas en Guadalix hasta
ahora y nos permitió la posibilidad de ver una faceta diferente o novedosa de algunos de los
concursantes estrella del programa. También nos ayudó a corroborar
que la edición, al menos para mí, de momento, tiene la altura aceptable que le presuponía.
En primer lugar, en contra
de mis opiniones anteriores, tengo que reconocer que tanto Paula como Omar volvieron a sorprenderme gratamente, aunque ella más tarde volviese a
fastidiarla con Alejandra. Omar, sin Lucía ni Alfredo, a pesar de que en su blog dijese que los echa mucho de menos, ha mejorado en todos los aspectos, se va soltando poco a poco y muestra una actitud cada vez más abierta. Creo que fue el que más disfrutó del juego mentira/verdad,
contestó a todas las preguntas que se le hicieron, verdad o mentira, e
incluso se atrevió a mediar con todos y a conducir el juego en algunos
momentos. El momento más interesante
estuvo en sus respuestas a las preguntas de Paula, no sólo por lo que dijo, que
abrió una puerta a futuros encuentros para tratar de lo suyo si continúan
dentro, sino porque se le notó un tono afectuoso y comedido que agradó a la
hawaiana hasta el punto que se iluminó su cara con una sonrisa cálida que mostraba bastante más que esa pequeña victoria moral que acababa de lograr con las contestaciones de Omar.
Es evidente, al menos a mí me lo parece,
que Paula sigue sintiendo atracción
por él. Ya se sabe, donde hay cenizas
puede quedar la llama. Como acabo de decir era reveladora la forma en que lo miraba mientras él
hablaba y contestaba de forma educada, con afecto incluso. Una mirada y una
sonrisa que no tiene nada que ver, ni de lejos, con las que dedica a su "hermanito"
el torero. Omar puso también mucho interés durante el juego contestando
con franqueza y una delicadeza impensable después de la bronca que mantuvieron
por el episodio de la putanesca. No pretendo pontificar ni pasarme de
listo pero a Omar, por mucho que disimule y diga lo que diga, se
le escapan miradas hacía Paula que rezuman deseo y atracción. Él mismo
reconoció que era verdad lo que dijo en su momento respecto a la relación especial que habían tenido, precisando que era algo que antes no había tenido con nadie. En el debate del domingo, cuando repitieron su
contestaciones a Paula, Lucía desde el plató ponía cara de pocos amigos y reconoció a Jordi que no le agradaba nada este acercamiento.
Es
verdad, y lo sigo pensando, que la carpeta que montaron entre los dos las primeras
semanas antes de que entrase Lucía,
me pareció un montaje sobreactuado y apresurado por salir en la foto y ganarse
al público que casi le cuesta la expulsión a Paula. Pero con el paso del tiempo y después de
todo lo que pasó, creo que sin dejar de ser cierta esa afirmación, la relación
entre ellos era química pura, aunque de cara al exterior traslució de forma
determinante por encima de ese sustrato de atracción real, el deseo de montar
la historieta para ganarse el favor de determinado público con veleidades y
querencias carpeteras que suele ser muy activo en las votaciones del programa. Además,
como creo que dije ya en algún momento, los dos tienen mucho en común, son dos
almas gemelas y heridas por circunstancias de la vida con situaciones
familiares desestructuradas y complejas con un denominador común que en
última instancia es la falta de afecto. Los dos buscan desesperadamente
protagonismo y sobre todo que los quieran y acepten sin medida. Un objetivo por
el que están dispuestos a hacer casi cualquier cosa. Una bomba de relojería
teniendo en cuenta su impulsividad y el carrusel de emociones en el que viven
embarcados la mayoría del tiempo. Paula
confesaba a Luis el fin de semana que ella necesita estar siempre haciendo algo. No soporta aburrirse. Y las personas que no saben convivir con la rutina y
disfrutar de los momentos muertos que nos da la vida, son a menudo marionetas de sus propios caprichos y pueden convertirse fácilmente en rehenes de sus emociones.
Cada
uno de ellos ha reaccionado y se ha defendido ante el lastre que suponen las
carencias afectivas de su infancia y adolescencia, ante los conflictos que han
determinado esas etapas esenciales de su vida, desarrollando personalidades
contradictorias, impulsivas y muy reactivas a cualquier estímulo ambiental.
Son vidas que transcurren en paralelo con la construcción de
personalidades excesivas, incluso histriónicas, con ansias desmesuradas de
protagonismo con el ego siempre en lo más alto en busca de la aprobación de los
demás y con mucha falta de autocontrol y contención. El adoptó como
coraza y defensa esa prepotencia y chulería que lleva por bandera y ella juega
a seducir adoptando y compatibilizando de forma contradictoria el papel de niña
buena con vocecita de Campanilla mientras usa sin restricción sus armas de mujer
de forma exagerada y fuera de lugar.
Paula
tiene muchos defectos, algunos los hemos resaltado con profusión, aquí también,
y en el cómputo global me desagrada como concursante y no está en mi lista de posibles ganadores, pero
hay que reconocer que es valiente, tal vez porque su vida no le ha dejado otra
opción que encararse a los problemas con determinación, independientemente de
que la forma de hacerlo sea la equivocada, y en la casa cuando es necesario
enfrenta las cuestiones de frente, sin medias tintas, y eso es de agradecer. Este fin de semana lo ha hecho de distintas maneras, de forma acertada con
las preguntas directas a Omar en el
juego de la verdad, con resultados positivos, en la intervención después de la
gala del jueves con Fran, cuando le
dijo lo qué pensaba de la despedida de Alfredo con él, y el sábado de madrugada
al darle la razón a Azahara en la agria discusión que ésta mantuvo con el
apoderado, reprochándole a Fran que no tenía razón en atacar de esa manera a la rubia antitaurina.
En otras situaciones, sin embargo, vuelve a conducirse de manera desacertada, la principal el nuevo encontronazo con
Alejandra, sin razón alguna, reavivando la inquina que le tenía por celos
cuando vivía totalmente entregada al “muero de amol” con Omar desvinculada del
resto de la casa y la prima era un estorbo imaginario para aquella relación tan
sobreactuada. En sus virtudes están sus
defectos, porque es tal vez la que tiene más claro que está concursando y
casi todos los días hay algo que añadir al guión de su vida en Guadalix, y sin
contradecir lo anterior es al mismo tiempo la que vive todo con más intensidad
que nadie y parece real. Una realidad sublimada pero una realidad al fin y al cabo.
Paula es capaz de cambiar de registro y
parecer la persona más inteligente, lista y madura de la casa como a la hora
siguiente montar un numerito de lo más ridículo e histriónico que dan ganas de
apagar el 24 horas en cuanto aparece en pantalla. Además estoy convencido de que no se quedó resignada con la
espantada de Omar, cuando la dejó la
famosa noche por Lucía.
Seguro que no se ha dado por vencida y creo que si puede intentará de alguna
manera que él vuelva a comer en su mano demostrando que era verdad lo suyo con
ella. Por experiencia, tengo claro que una mujer difícilmente se da por vencida
cuando la pisotean y se siente humillada en temas de amor, e intentará por todos los medios a su alcance restaurar
su dignidad perdida, sino toda al menos en parte, y Paula no parará hasta que Omar repare de alguna manera el daño que
le ha hecho ante toda España.
Otra cosa diferente es que ella también tuviese gran parte de responsabilidad en
todo aquello, pero seguro que su orgullo herido buscará de alguna forma, ya
veremos cómo, obtener cumplida satisfacción. Gracias al juego de la verdad ya ha
conseguido que Omar dé el primer
paso con el reconocimiento por su parte de que le debe una conversación y que
no se portó bien con ella. Sólo hace
falta que no salga expulsada este jueves y que la historia continúe. Y la cadena amiga, Telecinco, encantada.
Es verdad que son dos concursantes que al principio critiqué con
saña, pero aún no siendo mis favoritos les concedo el beneficio de la duda. Simplemente
por una razón que para mí es fundamental en este programa: los dos, cada uno a
su manera, están evolucionando. Y también porque se implican en las cosas de la
casa, a veces con acierto y otras cagándola hasta las cejas, pero tienen la
virtud de que a través de ellos puedo conocer a otros concursantes que me interesan o me gustan más. A día
de hoy no quiero que gane ninguno de los dos pero me gustaría verlos dentro más
tiempo, el suficiente para ver el proceso de transformación y crecimiento que
se vislumbra en ellos. Puede ser una evolución positiva o negativa, pero al
menos no se esconden y sé a qué atenerme con ellos. Para mí el concursante ejemplo de todo lo
contrario es Hugo. Me duele decirlo porque es mi paisano, pero evita siempre
implicarse en temas importantes, se moja sólo de modo muy tangencial y tiene
una forma de ver y vivir las cosas muy básicas que no me interesa en absoluto.
Ahora ni la cabra me hace gracia. La noche del juego de la verdad, en
medio de la bronca de su compañera Azahara
con Fran, estuvo un rato al lado de su compañera pero cuando la cosa continuó se abrió del asunto y sólo Juanma, y una
sorprendente Paula, estuvieron allí
apoyándola y dando la cara.
La bronca entre Fran y Azahara sólo era cuestión de tiempo. Ella sabe, de forma injusta, por la información
de la pelota que su novio lanzó al jardín, cómo se se percibe fuera al apoderado, y
también evidentemente, como todos, por la despedida de Alfredo y la reacción
del público. Así que en cuánto Fran se
fue a por ella en la discusión que el provocó deliberadamente para
desestabilizarla, Azahara sacó por primera vez en todo el concurso sus garras
abandonando el papel de mujer zen y elevada que se ha montado en la casa. La discusión nació después de las preguntas
que se hicieron entre Azahara y Luis, y después con el apoderado en el juego de la verdad. En primer lugar cuando
ella contestó negativamente a la
posibilidad que le planteaba Luis de
ser amigos, y más adelante cuando Fran le contestó negativamente a la pregunta que
ella le formuló de sí entendía que le hiciese daño su profesión de torero. A
partir de ahí comenzó una agria discusión en la que Fran se lanzó a un ataque en lo personal contra Azahara cuestionando su fobia social teniendo en cuenta su tipo de
trabajo, y los dos se enzarzaron en un cruce de acusaciones desagradable. Una
bronca en la que según mi opinión el apoderado perdió toda razón por la
evidente intención provocadora que sostuvo en todo momento.
El hombre que jamás discutía, después de saberse cuestionado y en la picota, ha comenzado una estrategia de ataque y desestabilización de aquéllos que tiene en el punto de mira. La primera fue Azahara. Una chica otra vez. Pero el tiro le salió por la culata y sigue cargando de razones a la audiencia para que el día que esté nominado acabe en la calle con un porcentaje de votos de récord. Al día siguiente, en esta nueva táctica de huida hacia adelante, decidió que él no comería su parte de la comida que ganaron los chicos por ser ellos los que superaron la prueba. Adoptó la postura cínica de que él no comería por respeto a las chicas y que por educación no dejaba sus restos para nadie. A pesar de que los demás intentaron convencerlo de lo ridículo de su posición, y que cada uno apartaría la mitad para ellas, él siguió en sus trece dándoselas de caballero. El que más se enfadó con él fue su compañero Luis, que no logró hacerle desistir de su decisión. Lo cierto es que por culpa de los últimos acontecimientos, la bronca con Azahara y ahora su bochornosa actuación con el tema de la comida, los dos se han distanciado bastante.
El hombre que jamás discutía, después de saberse cuestionado y en la picota, ha comenzado una estrategia de ataque y desestabilización de aquéllos que tiene en el punto de mira. La primera fue Azahara. Una chica otra vez. Pero el tiro le salió por la culata y sigue cargando de razones a la audiencia para que el día que esté nominado acabe en la calle con un porcentaje de votos de récord. Al día siguiente, en esta nueva táctica de huida hacia adelante, decidió que él no comería su parte de la comida que ganaron los chicos por ser ellos los que superaron la prueba. Adoptó la postura cínica de que él no comería por respeto a las chicas y que por educación no dejaba sus restos para nadie. A pesar de que los demás intentaron convencerlo de lo ridículo de su posición, y que cada uno apartaría la mitad para ellas, él siguió en sus trece dándoselas de caballero. El que más se enfadó con él fue su compañero Luis, que no logró hacerle desistir de su decisión. Lo cierto es que por culpa de los últimos acontecimientos, la bronca con Azahara y ahora su bochornosa actuación con el tema de la comida, los dos se han distanciado bastante.
Azahara después de la agarrada con el apoderado estuvo toda la noche
compungida y superada llorando por las esquinas, pero ahí estuvo Juanma siempre
a su lado, infatigable para ayudarla a pasar tan mal trago hasta que al final
consiguió sacarle una sonrisa. El juego
de la verdad ha tenido la virtud, gracias a la torpeza de Fran, de sacarnos a la
superficie a otra Azahara, para mostrarnos su carácter y para que podamos
conocer cómo afronta y se maneja en las discusiones y los conflictos
directos. Evidentemente saltan al ruedo,
nunca mejor dicho, todas sus contradicciones y costuras, y todavía no sabemos del todo cuál es su verdadero juego. A estas alturas lo
único que resaltaba, además de su evidente belleza, era su habilidad para pasar
desapercibida con una implicación muy tangencial en los conflictos de la
casa. Algo manifiesto si comparamos la
actitud de Paula, que sin tener nada que ver en el asunto, se puso de su lado
en la discusión con Fran, con la suya, que no se posicionó el día de la
putanesca cuando Omar insultó a la hawaiana. Cada vez tengo más claro que es la
típica mística que si ahora mismo brilla algo en la casa se debe a la relación
que mantiene con Juanma, una relación bastante adulta con recorrido en la que
existe una evidente tensión que tengo interés, la verdad, por saber cómo se
resuelve. Del resto nada.
Dicen por ahí que Joni es el primo tonto, pero yo no me creo nada. Él está jugando a dos bandas, por un lado usa
a la “personita” de fuera como excusa para no tirarse de cabeza en los brazos
de la prima y evitar perder el control de la situación. En primer lugar porque
Yoli no le disgusta (algo muy es diferente de gustarle) pero no lo suficiente como
para quemar las naves todavía. Al mismo tiempo él sabe que la tontería que
tienen entre ellos gusta fuera y que las primas deben tener bastante apoyo -
ellas llevan varias nominaciones y siempre vuelven las primeras a casa -, y
romper la relación con ella del todo podría acarrearle consecuencias. Así que
de tonto nada, sabe a lo que juega y sin alguna historia dentro que le dé
protagonismo es consciente que de mueble vistoso de Ikea tiene poco futuro. De
todos modos no me parece mal tío pero tiene toda la razón Yoli en enfadarse con él, por muy pesada e insistente que se ponga
a veces, al recriminarle sus contradicciones, sobre todo después de lo que dijo
en el juego de la verdad ante todos asegurando que le gusta la prima y que dudó
entre lo que tiene dentro y la “personita” de fuera. Ayer mismo hubo una especie de reconciliación, pero es una forma de ganar tiempo y dar cuerda al bucle para que siga teniendo un papel en la casa de cara a nuestro juicio. Todo se verá.
No voy a ocultar que cada día que pasa las primas me gustan más. Todos
las temen y todos las utilizan teniendo en cuenta su empatía y lo bien que
encajan casi todo en la casa aunque se enfaden y lloren. Al final la realidad es que se convierten todas
las semanas en el comodín y el recurso fácil para nominar o para montar una
bronca a costa de ellas. Algo que ocurre desde el principio. Vitín
por ejemplo, que nunca estuvo nominado, recriminaba esta semana a Yoli
que no le haya dado un punto en positivo cuando ni se plantea que él hizo lo
mismo con ellas que llevan varias nominaciones y Alejandra lo está esta semana. Otro ejemplo de lo que digo es la
contestación de Loli a Shaima, tras quejarse ésta de que no le
diese ningún punto en positivo, diciéndole que tome ejemplo de las primas que no se
enfadan cuando las nominan. El lamento
de Yoli en pleno brote con Jonathan, después de reprocharle que
ella no va a ser segundo plato de nadie, ilustra muy bien su situación, y la de
su prima, cuando dice que “ella siempre es la última mierda”. Y precisa después:
“La última mierda para todos en la casa”.
Una amarga conclusión fruto de la frustración del momento pero que de
alguna forma refleja la realidad.
Forastero marulo