Decía en un comentario de la anterior
entrada a cuenta de las meigas y los espíritus que no hace mucho en este país nuestro, fundamentalmente rural y tradicional hasta hace cuatro días, a nadie le
extrañaba la convivencia entre el mundo de los vivos y
el mundo de los muertos en espacios determinados. Algo que la mayoría asumía con toda naturalidad, o a
regañadientes, y unos por convicción y otros por si acaso, no fuese a ser, pocos cuestionaban la intervención del más allá en los asuntos cotidianos. De hecho
todavía hoy en muchas partes del mundo, por creencias religiosas o
superstición, los seres que ya no están entre nosotros tienen un lugar preeminente en la vida de la gente. Incluso aquéllos que tienen un don como el de Carolina son personas relevantes y respetadas en sus
comunidades por esa capacidad de convertirse en un puente entre dos mundos y
realidades. Por eso Marina, que vive en
un pueblo pequeño de Cuenca y tiene además unos gustos y aficiones especiales –
a sus muñecos reborn me remito – entiende mejor que ningún otro concursante de
la casa de la importancia de la facultad de ver muertos que tiene la catalana;
por eso le dijo un día a Carol, exagerando un poco desde luego, que sería capaz
de dar un brazo por poseer el don que ella tenía.
Carolina confesó ayer a Mercedes en el
plató, después de ser expulsada, que es consciente del poder que atesora pero
jamás quiso ir más allá y evitó siempre la comunicación con los espectros del
otro lado. Bueno, tal vez rechace el compadreo con ellos para ejercer de
mensajera o médium, pero lo que no se puede negar es que maneja ese poder para su
beneficio cuando le interesa tal como lo demostró durante el concurso al utilizar la información de lo que veía para influir de alguna manera en sus
compañeros. Por muy cuadriculado que uno se considere es difícil no sentirse afectado
cuando alguien te dice que por la noche descubre una presencia a tu lado. Y más
todavía si al describir al espíritu en cuestión resulta que se trata de un ser querido ya
desaparecido que está ahí para ayudarte.
Curiosamente durante la entrevista vimos por fin a una Carolina desencadenada y muy locuaz, dando la impresión de que habló más en ese rato con
Mercedes que en todas las semanas que aguantó dentro de la casa. También se mostró muy segura en sus
respuestas, tanto en el tema de su don sobrenatural como para negar cualquier especulación
de que le gustase Suso. Incluso se
mostró dispuesta, yo diría que entusiasta, en hacer ver a su novio ausente en
el plató lo mucho que lo quería, un amor que según ella se había fortalecido
durante su estancia en el concurso.
También nos mostró su cara más divertida al comentar el enloquecido paso
por el túnel del terror y en la despedida de sus compañeros al final de la gala. Lo mejor, el simpático reproche a Nichela en
la despedida por no dejarle la mitad de Vera para agarrarse a él y superar el
trance de vivir Halloween en Guadalix el día de su expulsión, o cuando dijo que
no se permitió desmayarse al ver a la chica del circo literalmente por los
suelos con el acojone. Sólo se permitió el puyazo a Sofía con la que no tenía
sintonía alguna.
Aprovechando el tema de
Halloween ayer fue sin duda alguna la gran noche de Vera. En primer lugar su
salvación y luego la oportunidad de convertirse en el brazo fuerte para ayudar
a dos damas en apuros, una de ellas la chica de la que está pillado, a cruzar el pasadizo
de los monstruos. Además ayer también estuvo más seguro que nunca en todo lo
que dijo e hizo, un cambio radical en su forma timorata hasta ahora de actuar. Como ejemplo sus palabras al
encontrarse los tres con Maite después de superar el túnel del terror cuando le largó de sopetón a la navarra que verla era el peor susto de la noche. O luego, muy seguro en la adjudicación de las nominaciones, sin titubeos, con la confianza del que ha superado una prueba complicada con su nominación y
está dispuesto desde ahora a asumir lo que dice y piensa en todo momento. Y al final de la gala la guinda del pastel, al comprobar que fue
el único de los cinco nominados que no sufrió abucheos ni pitos por parte del público cuando
la Milá dijo su nombre. Lo dicho, una noche redonda y con la seguridad de que
visto el personal expuesto se sabe salvado una semana más.
Completando el cuadro que pintaba ayer sobre el vasco, a Aritz se le ha caído la careta del disfraz de don perfecto y hace aguas por todos los lados. Ahora es más humano y salen a la luz las verdaderas costuras de su carácter y personalidad; el verdadero Aritz sin sombrero y con la llave en la boca. Y si antes tenía muchas dudas con él ahora simplemente no me gusta lo que veo, pero al menos no me produce el rechazo ante tantas contradicciones, incluso llego a entenderlo y encontrar justificaciones a muchas de sus cosas. Desde que nos contó, bueno desde que contó a sus compañeros los pormenores de su vida hablando de sus problemas, de sus sueños y verdaderas aficiones, su concurso ha dado un vuelco, y lo que antes no eran más que pequeñas contrariedades de un santo varón ahora son defectos de verdad que podemos comprar o rechazar. Lo que sigo sin entender - debo ser muy antiguo o poco tolerante - es el cariño restregador y sobón que se trae con el chino, y cuando es consciente de que su compañero de arrumacos se dedica con fruición a contar e interpretar sus intimidades con las niñas de la casa entregándose al reino del "piki piki" se disparan las alarmas del "aupa" y se agobia pensando en los vídeos que se estarán montando en el exterior a cuenta de esos toqueteos íntimos reales o imaginados, o en cómo interpretaremos nosotros las comidas de oreja con su juguete particular de ojos rasgados.
Es verdad que hay momentos en que conecta con lo que muchos pensamos desde afuera sobre algunos compañeros o situaciones de la casa, como la decisión de calzar ayer tres puntos en la nominación a la cara a Ricky, y más cuando la razón que expuso de no tener afinidad con él la adornó diciendo que el tipo es como un mono orangután y él se considera un mono tití. Una coletilla genial y de antología que dejó al canario con cara de pasta de boniato y que valdría casi por un billete directo a la final del concurso si no fuese porque después me decepciona por todo lo dicho anteriormente. Es tal la desconfianza con su concurso que por momentos tengo la impresión de que el vasco es el más calculador y fingido de la casa con el permiso de Han, claro. Tal para cual.
Por ir cerrando capítulos y aprovechando el argumento de comparar tipologías de primates que introdujo Aritz en las nominaciones, menos mal que éste no se enteró del numerito que Ricky montó en el túnel del terror cuando se acostó con la novia cadáver simulando con ella un polvo necrofílico digno de una peli porno de cuarta categoría. Seguro que algún guionista de ese tipo de cine, desnortado y falto de ideas, habrá tomado cumplida nota para rodar una escena semejante y satisfacer así las mentes calenturientas de determinado personal. Es que hay gente para todo. El caso es que el canario, con la broma chusca, en plena postura jincatoria acojonó seguro a la tipa que sacaba la cabeza entre las sábanas disfrazada de niña del exorcista para asustar a los concursantes y fue ella quién se levó la sorpresa cuando se encontró con un gañán de grandes dimensiones intentando darle mandanga. Seguro que todavía ahora no se habrá recuperado del susto y habrá pensado, la pobre, que por cuatro duros no merece la pena salir de la cola del paro por unas horas después de todo un día de maquillaje con la idea de que iba a ser ella la que metería miedo a unos pringados encerrados en Guadalix y no al contrario.
Amanda no tiene precio, y se me hace tan difícil seguirla en estos momentos que después de Ricky es la concursante que me sobra en la casa. La razón principal es porque no me interesa en absoluto su discurso "súper, súper, súper" de diva impostada al nivel de sus extensiones. Su concurso se resume alrededor de unos discursos vacuos y repetitivos y encerrada alrededor de Suso mientras acoge magnánima y generosa a descarriados y solitarios, como pasó con Carolina; además de su especial relación con Han jugando a ser divas divinas de la muerte. Ahora con Raquel dentro puede resultar una semana difícil de sobrellevar con ella más subida a la parra que nunca. Escuchar el tono elevado de sus discursos de favorita - qué daño le han hecho sus compañeros y esos mínimos porcentajes cuando estuvo nominada en las primeras semanas con los más odiados - se me hacen insufribles. Tengo claro que es una buena chica pero me resulta demasiado plana y monotemática, y ayer esa "chulería" de postularse de primera para nominar a la cara, y soltar sus tres puntos a Marta desde ese pedestal ficticio donde se ha subido aupada por sus amigos que le permite definirse como la campeona de la sinceridad para cargarse a la canaria con la seguridad de que a ésta la abuchean de forma atronadora desde el plató durante las galas, me resultó un tanto mezquina y fuera de lugar.
Una vez que no salieron sus planes de subir a la palestra a Marta y ella se quedó entre los nominados de la semana, sólo deseo que el jueves que viene, salvados los demás, se quede ella sola en el confesionario con Marina, que está claro que será la otra en la pugna para la expulsión, y que al final si no se va ella se vuelva a la casa con las orejas gachas y los humos bajados. Me daría por satisfecho con que aprenda la lección y se olvide de su papel de diva de cartón y aterrice por fin en su verdadero lugar: una concursante del montón que es lo que fue siempre. Ayer resultó un poco patética, cuando aseguraba que Raquel ganó la repesca gracias a los votos de sus fans. Genial, por cierto, la respuesta de Marta que le devolvió los tres puntacos con una frase para enmarcar: "Se los doy porque la veo muy subida del verbo subir".
Hablando de Raquel, no voy a añadir nada que no dijese antes porque tampoco quiero extenderme sobre la perspectiva carpetera viceversa que se avecina con la reproducción de la pelea de gatas a la que ya asistimos entre ella y Sofía en la primera parte del concurso. No hacía falta tanto paripé si estaba cantado que era ella la elegida para entrar conforme al guión que todos conocíamos. Sólo resaltar la cara de circunstancias de Suso al percatarse de la que se le viene encima; un papelón difícil de resolver para tratar de compaginar la vuelta a la casa de la extremeña con la buena relación entre comillas, de flirteo y de sí pero no, a la que había llegado con la hija de Maite. Tal vez fuese una falsa percepción pero no parecía muy entusiasmado con la nueva situación, y además está de nuevo nominado. Veremos como reacciona ante las nuevas circunstancias, si muestra un poco de la cordura y sensatez de la que hace gala en contadas ocasiones, sobre todo de pico, o se impone su alma de gañán asilvestrado que salta a la menor que rasques. Otra cosa es Sofía, tocada y hundida en su línea de flotación sentimental y del amor propio al comprobar que la gente desde afuera ha votado por la opción del morbo con la vuelta de Raquel en la repesca. Precisamente la alternativa que más daño le hace a ella. Su cara anoche, acompañada de Marta y también de Nichela en su desdicha, era todo un poema que reflejaba su decepción y su amargura.
Forastero marulo
Para enredar más el asunto no se le ocurre mejor idea a su amiga, presente anoche en el plató durante la gala y ante las preguntas inquisitivas de la presentadora, que seguir alimentando la duda entre los espectadores sobre la verdadera orientación sexual de don experfecto al no pronunciarse claramente sobre este tema y dejando que sea él mismo quien se explique cuando salga del concurso. Oye, que a mí me da igual si es hetero, hetero curioso, homo, bi, ambiguo o una persona liberal dispuesta a probar todo tipo de experiencias en el tema sexual, pero lo que no tiene sentido alguno es que se moleste con lo que podamos pensar o especular de su relación con Han a estas alturas de la película. También me agradó que la Mila expresase ayer en público, por fin, lo que algunos pensamos y opinamos en nuestros blogs y en foros desde casi la primera semana: la sospecha de que el vasco nos mintió cuando aseguró que no tenía ni idea de que iba Gran Hermano al entrar entrar en el concurso, o que él no tiene tele ni es usuario de las redes sociales. Por eso me repatea, cada vez más, la cara de contrariado y falsa humildad que pone cuando la mayoría de los que salen expulsados se despiden de él dándole todo el jabón del mundo y proclamando su condición de favorito número uno para conseguir el premio como si estuviesen embaucados por una especie de brebaje aritziano o por las prédicas de un santo varón.
Es verdad que hay momentos en que conecta con lo que muchos pensamos desde afuera sobre algunos compañeros o situaciones de la casa, como la decisión de calzar ayer tres puntos en la nominación a la cara a Ricky, y más cuando la razón que expuso de no tener afinidad con él la adornó diciendo que el tipo es como un mono orangután y él se considera un mono tití. Una coletilla genial y de antología que dejó al canario con cara de pasta de boniato y que valdría casi por un billete directo a la final del concurso si no fuese porque después me decepciona por todo lo dicho anteriormente. Es tal la desconfianza con su concurso que por momentos tengo la impresión de que el vasco es el más calculador y fingido de la casa con el permiso de Han, claro. Tal para cual.
Por ir cerrando capítulos y aprovechando el argumento de comparar tipologías de primates que introdujo Aritz en las nominaciones, menos mal que éste no se enteró del numerito que Ricky montó en el túnel del terror cuando se acostó con la novia cadáver simulando con ella un polvo necrofílico digno de una peli porno de cuarta categoría. Seguro que algún guionista de ese tipo de cine, desnortado y falto de ideas, habrá tomado cumplida nota para rodar una escena semejante y satisfacer así las mentes calenturientas de determinado personal. Es que hay gente para todo. El caso es que el canario, con la broma chusca, en plena postura jincatoria acojonó seguro a la tipa que sacaba la cabeza entre las sábanas disfrazada de niña del exorcista para asustar a los concursantes y fue ella quién se levó la sorpresa cuando se encontró con un gañán de grandes dimensiones intentando darle mandanga. Seguro que todavía ahora no se habrá recuperado del susto y habrá pensado, la pobre, que por cuatro duros no merece la pena salir de la cola del paro por unas horas después de todo un día de maquillaje con la idea de que iba a ser ella la que metería miedo a unos pringados encerrados en Guadalix y no al contrario.
Amanda no tiene precio, y se me hace tan difícil seguirla en estos momentos que después de Ricky es la concursante que me sobra en la casa. La razón principal es porque no me interesa en absoluto su discurso "súper, súper, súper" de diva impostada al nivel de sus extensiones. Su concurso se resume alrededor de unos discursos vacuos y repetitivos y encerrada alrededor de Suso mientras acoge magnánima y generosa a descarriados y solitarios, como pasó con Carolina; además de su especial relación con Han jugando a ser divas divinas de la muerte. Ahora con Raquel dentro puede resultar una semana difícil de sobrellevar con ella más subida a la parra que nunca. Escuchar el tono elevado de sus discursos de favorita - qué daño le han hecho sus compañeros y esos mínimos porcentajes cuando estuvo nominada en las primeras semanas con los más odiados - se me hacen insufribles. Tengo claro que es una buena chica pero me resulta demasiado plana y monotemática, y ayer esa "chulería" de postularse de primera para nominar a la cara, y soltar sus tres puntos a Marta desde ese pedestal ficticio donde se ha subido aupada por sus amigos que le permite definirse como la campeona de la sinceridad para cargarse a la canaria con la seguridad de que a ésta la abuchean de forma atronadora desde el plató durante las galas, me resultó un tanto mezquina y fuera de lugar.
Una vez que no salieron sus planes de subir a la palestra a Marta y ella se quedó entre los nominados de la semana, sólo deseo que el jueves que viene, salvados los demás, se quede ella sola en el confesionario con Marina, que está claro que será la otra en la pugna para la expulsión, y que al final si no se va ella se vuelva a la casa con las orejas gachas y los humos bajados. Me daría por satisfecho con que aprenda la lección y se olvide de su papel de diva de cartón y aterrice por fin en su verdadero lugar: una concursante del montón que es lo que fue siempre. Ayer resultó un poco patética, cuando aseguraba que Raquel ganó la repesca gracias a los votos de sus fans. Genial, por cierto, la respuesta de Marta que le devolvió los tres puntacos con una frase para enmarcar: "Se los doy porque la veo muy subida del verbo subir".
Hablando de Raquel, no voy a añadir nada que no dijese antes porque tampoco quiero extenderme sobre la perspectiva carpetera viceversa que se avecina con la reproducción de la pelea de gatas a la que ya asistimos entre ella y Sofía en la primera parte del concurso. No hacía falta tanto paripé si estaba cantado que era ella la elegida para entrar conforme al guión que todos conocíamos. Sólo resaltar la cara de circunstancias de Suso al percatarse de la que se le viene encima; un papelón difícil de resolver para tratar de compaginar la vuelta a la casa de la extremeña con la buena relación entre comillas, de flirteo y de sí pero no, a la que había llegado con la hija de Maite. Tal vez fuese una falsa percepción pero no parecía muy entusiasmado con la nueva situación, y además está de nuevo nominado. Veremos como reacciona ante las nuevas circunstancias, si muestra un poco de la cordura y sensatez de la que hace gala en contadas ocasiones, sobre todo de pico, o se impone su alma de gañán asilvestrado que salta a la menor que rasques. Otra cosa es Sofía, tocada y hundida en su línea de flotación sentimental y del amor propio al comprobar que la gente desde afuera ha votado por la opción del morbo con la vuelta de Raquel en la repesca. Precisamente la alternativa que más daño le hace a ella. Su cara anoche, acompañada de Marta y también de Nichela en su desdicha, era todo un poema que reflejaba su decepción y su amargura.
Forastero marulo