TIEMPO DE CAMBIOS - LA BERREA

   

    Antes de entrar a saco en el asunto central del fin de semana, el enfrentamiento de gallitos entre Omar y Luis con una mujer de fondo como causa última de la bronca, algo que se barruntaba hace tiempo y que en el fondo, ahora que estamos ya de verdad en otoño, no es más que una berrea clásica entre dos machos cabríos – o cérvidos para ser más exactos - en época de celo, quisiera resaltar a cuenta de este tema y de cómo se van resolviendo las diferentes “carpetas” en ciernes de la casa, y todos los acontecimientos satélites que giran alrededor, que nos encontramos en un momento clave en el que se perfilan de forma bastante precisa los trazos que marcarán el rumbo casi definitivo del concurso. 

    No hay todavía dos grupos, o más, claramente diferenciados, y las circunstancias pueden variar las posibles alianzas de cara al futuro y quedará todo determinado por las dos o tres próximas expulsiones.  Aún así podemos concordar que en estos momentos hay dos núcleos que marcan la pauta y el equilibrio de poder de cara a la segunda parte del programa. Por un lado están las dos primas y Juanma con sus diferentes situaciones conjuntas y personales entrecruzadas que dependiendo de cómo lo gestionen tienen muchas probabilidades de estar en la final y ganarla - Cualquiera de los tres a día de hoy, con preferencia hacia las primas, y sobre todo Yoli, sería una opción magnífica desde mi punto de vista -; y por el otro lado estaría el grupo más precario que gira alrededor de Paula con sus dos escuderos de momento inseparables: el torero dispuesto a demostrar que puede redimirla de sus pecados enfrentándose si es necesario a Omar, el supuesto malvado de la película, y un inconsistente Hugo que hace piña con ellos pero que no sabe todavía si el terreno que pisa es seguro y apuesta ganadora o son arenas movedizas que se lo acaben tragando por sorpresa a él y a la rubia, su cabra.

    Lo lógico, aunque todo dependerá de cómo se resuelvan las sucesivas nominaciones, es que salga expulsada Loli este jueves, y dependiendo de la lotería de la inmunidad seguramente será Fran el próximo en marcharse la semana siguiente, y a continuación Vitín.  Es verdad que entre medias puede ocurrir de todo, hechos relevantes que cambien esta ruta probable, e incluso esta semana teniendo en cuenta la torpeza que muestra gestionando su concurso, Luis adelante a la pitonisa por el rechazo creciente de un número importante de espectadores que no entiende con razón sus ansias de convertirse en padre redentor de causas perdidas.  Hugo, Luis si se salva el jueves, Omar y tal vez Paula, que tiene tantos detractores como entusiastas de Hawai, podrían salir en cualquier momento y además le queda a la organización, como siempre, el as en la manga de la repesca que podrá usar dependiendo de cómo vaya el asunto y del enganche de la audiencia.

    Incluso la animalista, si no se nos va antes por cualquier cuestión alimenticia o no resuelve su tema con el primo mayor tirándose de cabeza a surfear en Tarifa, corre verdadero peligro de que la echen antes de la final.  Ayer mismo en el debate era un poema ver como sufría en el juego de truco o trato por Halloween, al observar a sus compañeros zampándose todo tipo de casquería para que ella pudiese disfrutar, lo mismo que los demás, de los platos tentadores de comida que les ofrecían como contrapartida por superar el reto.

 

    Vamos al asunto. Si la bronca de los gallitos, o cérvidos, hubiese ocurrido hace un mes ahora mismo estaría destripando la actuación de Omar y colocando uno tras otro peldaños imaginarios para subirlo al cadalso, porque su actitud no sería más que un suma y sigue de su probada chulería y agresividad, pero el paso del tiempo me hace ver las cosas con más calma e interpretar los hechos desde una perspectiva diferente.  En primer lugar no podemos negar la evidencia, el de Carabanchel sacó su cara más “chunga” y arrabalera y tanto en sus gestos como en su tono se reflejaron amenazas veladas y provocaciones al torero, totalmente censurables. Por destacar dos, en primer lugar la típica frase retadora de macarrilla de barrio - “Cuando estemos en la calle te vas a enterar” -, es decir, que le va a romper la cara en cuanto salgan, y sobre todo cuando le dijo al torero con mucho recochineo que tenía pluma, un eufemismo peor que llamarlo maricón a la cara con la intención de hurgar en la herida abierta que sin querer abrió la semana pasada Alejandra cuando la prima se negó a pelearse con Shaima y le pidió a Luis que lo hiciese él porque era como una chica. 

    Teniendo en cuenta esto y que a Omar le moleste, mucho más de lo que él mismo y su novia quisieran reconocer, que Paula y Luis duerman juntos, se restrieguen y presuman después por la casa adelante, sobre todo el torero, de que sólo son amigos y hermanos, no es de extrañar que cada vez que tiene la ocasión el de la gorrita haga algún comentario malicioso e incluso ofensivo sobre el tema o intervenga, premeditadamente o no, como pasó la noche de la fiesta del viernes de forma poco afortunada en el momento más inoportuno provocando la reacción airada de Paula, que aprovecha la mínima para montar un pollo con todo lo que venga de Omar, o de cualquiera.  Luis, ante la situación de ver a su dama en pleno brote a pesar de ignorar sus consejos, entró al trapo imbuido en su papel de caballero protector de damas descarriadas y pretendió poner en su sitio a Omar con clases de urbanidad incluidas. Otro argumento más para cimentar la idea expuesta en la entrada anterior de que Luis está perdiendo el norte en el concurso, y lo que en principio parecía simplemente una cuestión de buena educación y exquisitos modales se va convirtiendo progresivamente en una actitud castradora que le obliga a ofrecer consejos no solicitados, y a marcar la pauta a los demás sobre lo que es correcto o no más allá de lo razonable, hasta el punto de resultar en algunos momentos grotesco. Y es una pena con lo que prometía el muchacho.

    En el fondo, su actuación tiene la misma base de celos que la de Omar, y la realidad es que no soporta que la hawaiana ignore su recomendación de mostrarse indiferente con él y descubrir que a ella le siga afectando tanto todo lo que viene del de la gorrita.  A pesar de sus veintitrés años sabe que entre el amor y el odio sólo hay un paso, por eso procuró dejarle claro a Paula en un par de ocasiones, intentando cercenar de golpe cualquier asomo de reconciliación ahora que Lucía no está en la casa, que si volviese con Omar sería para él una gran decepción y además, en plan apocalíptico, le auguraba que enterraría todas sus posibilidades de ganar el concurso si cometiese semejante error.  Sólo le faltó prometer el infierno eterno si abandonaba el paraíso fraternal de sus brazos para caer de nuevo en el desorden lujurioso que vivió con Omar.  En aquel momento, cuando se lo dijo, todavía quería pensar que el torero actuaba como un buen amigo intentando aconsejar de buena fe a la compañera-hermana con la que duerme desde entonces, pero ahora tengo serias dudas y estoy por asegurar que no son más eso: puros celos.

     Creo sinceramente que Luis se equivocó de nuevo a la hora de enfocar la discusión con Omar, lo mismo que lleva haciendo en todas la ocasiones desde que está “encamado” con Paula.  Llamar maltratador psicológico al de Carabanchel, entre otras cosas, sabiendo cómo podía ser su reacción no fue una buena idea provocarlo de esa manera; en primer lugar porque se contradice poniéndose a la altura del madrileño y menos aún por intentar impartirle clases de educación y saber estar, como intentó hacer de forma tan desafortunada con Alejandra hace unos días, o cómo intenta una y otra vez aleccionando a una díscola Paula, que hace caso omiso de sus consejos, con la intención de rehabilitarla y convertirla en una señorita acorde a su idea de lo que debe ser y comportarse una mujer decente. 

   Más tarde, cuando en el confesionario el súper les mostró una tarjeta amarilla a ambos por su conducta, una amonestación a la que Omar se agarró inteligentemente y aceptó enseguida sabiendo que su actuación había sido totalmente equivocada; Luis, sin embargo, que estaba convencido que había logrado demostrar al enfrentarse con valentía al malvado Omar, que éste era merecedor de una expulsión disciplinaria encajó de mala gana la decisión del programa.  Un aviso con amenaza de tarjeta roja y expulsión que consideró una injusticia para un caballero andante como él, que tiene a gala presumir de una educación exquisita y un saber estar del que Omar, según su opinión, carece por completo.

    El caso es que el torero llevó fatal la decisión salomónica de la dirección del programa. El “ni para ti ni para mí” insuficiente desde su visión, y estuvo rumiando con los suyos, - Paula, Hugo y el apoderado - la humillación sufrida. Sólo cuando los juntaron a todos en el confesionario para repetir la misma sentencia tuvo un conato de rebeldía conminando al súper para que dejase claro ante el resto de los compañeros quién fue el que provocó y amenazó de forma agresiva en la bronca. Paula metió baza, Omar se alteró y cuando parecía que se iba a montar la marimorena de nuevo en ese pequeño espacio ante el asombro de los demás, el súper que no entró al trapo zanjó la cuestión de raíz, sin más.  El torero volcó su frustración enfadándose con la hawaiana por no seguir sus indicaciones y asegurando lleno de razón que al final se cumplió lo que él auguraba y que ella había retrocedido al entrar en el juego de Omar. Paula, entre lágrimas y sollozos, y con esa voz de melodrama de sobremesa que sabe poner mejor que nadie se defendía de las acusaciones de su "amigo", cuando éste le recordó con tono sarcástico que había prometido que sería indiferente con Omar, respondiendo que ella es humana y no puede evitarlo. También le dijo que haber dicho lo que sentía no es retroceder. Es decir, la colección de frases cinematográficas y rotundas que Paula suele utilizar de manera habitual para salirse con la suya. Y de mal beber nada, por supuesto.

     Con el paso de los días uno tiene la impresión que de alguna manera Luis se ha convertido en una marioneta de la hawaiana, aunque él se crea que lleva la batuta y que la chica lo escucha embelesada todas las noches debajo de las sábanas para seguir a pies juntillas su manual de buenas maneras y sus sensatos consejos de hombre de mundo. Salvando las distancias me recuerda a aquellos curillas de antaño que desde la ignorancia supina sobre asuntos mundanos y femeninos, por puro desconocimiento e inexperiencia, pretendían aconsejar en el confesionario a sus veteranas feligresas sobre el sexto mandamiento y los pecados de la carne.  Un puro despropósito.  

    Omar volvió a dejarse llevar por sus reacciones viscerales, provocadas o no, y que estuvieron a punto de echar por la borda todos esos avances de los que el mismo se enorgullece desde que lee el libro de Hermano Mayor. En este sentido, durante esa discusión surrealista, chusca e interminable que mantuvo con el torero, y que casi le cuesta la expulsión, le dijo a Luis que ellos no se hacían una idea de como estaba creciendo como persona.  Desde luego esa pretensión casa mal con algunas de sus actitudes e insultos, pero tengo que darle la razón cuando califica de auténtico paripé el cuento de amistad fraternal que se traen la hawaiana y el torero para justificar que duermen juntos y abrazados.  Tal vez no sea más que un antiguo, y puedo entender que de manera puntual uno duerma con una amiga sin más y no pase nada, pero dormir diariamente abrazados con arrumacos y cariñitos constantes, eso es una comedia infumable que sólo se creen los incautos.

     Al final como en ocasiones anteriores quería hablar de otras cosas que me quedan en el tintero, como la relación de Yoli con el primo lento (lo de lento no va con segundas, lo digo por lo de indeciso), y constatar que la cosa avanza gracias a la mediación de la pitonisa Loli con su predicciones, y a una nominación oportuna y buscada por el primo, que esa es otra. Lo importante es que la prima es feliz desde que bajo las sábanas las cosas discurren con más cercanía con Jonathan y se van derribando las últimas barreras psicológicas y físicas del primo. El que la sigue la consigue y como decía Camilo José Cela, nuestro flamante Nobel de literatura: "El que resiste gana". Vale que a lo mejor tiene razón su prima Alejandra, que teme que se ilusione y se confíe para después llevarse un batacazo tremendo cuando salgan de la casa, pero nada podrá quitarnos la alegría de asistir a su enorme sonrisa de felicidad.   En el juego de truco o trato, la noche del debate, era una gozada comprobar la diferencia de actitud de Yoli, comiéndose las manitas de cerdo, con dos narices, en beneficio de sus compañeros, con la de Azahara que se apartaba asqueada con sólo ver la casquería, o con la de Paula que por mucho que la animaron sus compañeros no tuvo el valor necesario cuando le tocó a ella comerse lo suyo.

    Hablando de como van los viajes a Tarifa y a NewYork, para acabar ya por hoy, quisiera comentar que Juanma ha cometido un tremendo error no presentándose él para la nominación. No ha creído en sus posibilidades y ha mostrado su vulnerabilidad. El mismo es consciente de que ha metido la pata y sólo Azahara, además de Jonathan, le regala la oreja feliz con su decisión porque para ella, desde su posición pelín egoísta, hay poco más allá de sus alimentos especiales y la compañía del primo. En Gran Hermano, como en el amor, hay que ser valiente y arriesgado cuando llega el momento, y un paso atrás como éste puede restarle el empujón final para ser ganador de un concurso como éste.

Forastero marulo