LA PUNTA DEL ICEBERG

    Como la cosa siga así durante los meses que nos quedan de concurso podrán pasar dos cosas cuando la función acabe:  Una, que aprovechando el buen rollo reinante los concursantes nos monten un grupo coral y se dediquen a recorrer España cantando cosas tipo "Viva la gente", aquel grupo multicultural y multiétnico tan de moda en los años 70 del pasado siglo. Y dos, todavía mejor, que les dé por escribir un libro de autoayuda, en amor y compañía, titulado más o menos: “Cómo sobrevivir un GH con paz y sonrisas”.   Que conste que se agradecen mucho los buenos modales y que los concursantes se den los buenos días con gesto amable e incluso abrazos. 

    Sinceramente, no soportaba aquella bronca constante de algunos participantes en ediciones anteriores adornada de toda clase de gritos y exabruptos, sobre todo porque escondían su incapacidad hilvanar más de dos palabras seguidas y no permitían, como este año, que la gente hable y se explaye componiendo frases algo mas allá del consabido sujeto+verbo+predicado. Bueno, Pepe es un caso aparte, que habla como a tirones con el motor gripado y su vocabulario es lo que es, pero se le perdona todo por su exquisita cordialidad y su simpatía, incluso cuando duerme en cualquier lugar o circunstancia, o por sus salidas geniales de los embrollos en qué se mete, y más ahora, desde que su trasero ha recorrido la red con profusión de detalle para alegría de sus fans femeninas, que son muchas, y para alborozo de los que han salido del armario.

 

    Desde luego no hace falta perder la educación y sobra el insulto grueso para clavar un cuchillo hasta la empuñadura mientras calzan un punto a quien nominan o lo descalifican haciéndole un traje a medida. Una cuestión de estilo que se agradece porque los "crímenes" sin sangre ni vísceras por medio lo parecen menos. 

    Arístides, sumándose a esta tónica general descrita, fue el último en incorporarse con ese halo de santo varón que tan bien interpretó ayer noche al entrar en la casa. Siguiendo las indicaciones de Mercedes se mostró cariñoso desde el primer momento con “Torzo” (lenguaje mandarino), y se dirigió a todos con voz pausada de conciliador nato y esa sonrisa inmaculada de buena persona elegida por el destino para semejante causa.  Desde luego, los dejó descolocados a casi todos tras explicarles profusamente su “odisea” personal y la historia de una puja que se llevó él, y su atractiva novia, por ser el único que no iba de farol.  Lo cierto es que su aparición fulgurante no fue tan catártica como yo pensaba y de momento (apenas lleva unas horas) no cambió con su presencia el rumbo guay y armónico, al menos en su fachada, de GH 13.

 

    Con tal panorama, el menda que esto escribe, por muy marulo que sea, amante de la paz y la concordia como norma general y por encima de todo, comienza a sentir la imperiosa necesidad de ver un poco más de “sangre” y algunas salidas de tono dentro de la balsa de aceite en que se ha convertido aparentemente la convivencia en "Guadalix del paraíso". Menos mal que como todos sabemos el aceite flota y por debajo, en el agua, fluyen corrientes poderosas y turbulentas esperando asomar a la superficie para desbaratarlo todo en cualquier momento. O no. 

    


    La realidad es que ese bloque de hielo que fueron incapaces de derretir entre todos en la prueba anterior no es más que la punta del iceberg en que se ha convertido hasta ahora GH13. Un gigantesco témpano de hielo que, a modo de metáfora de esta edición, navega por los procelosos mares de la audiencia y donde casi todo permanece en estado de hibernación a la espera de encontrarse con su particular Titanic. Un trasatlántico lleno de espectadores confiados ante su espectacular belleza esperando ansiosos la posibilidad de una colisión mortal y que se vaya por fin todo al garete. Sólo entonces muchos de los que siguen el juego a la expectativa desde fuera, confusos y dubitativos, se impliquen de verdad remando por fin en alguna dirección en medio de un naufragio que podría, entonces sí, convertirse en leyenda.  A lo mejor no ocurre nada tremendo y la mole de Guadalix continuará su viaje hacia el verano (un sur imaginario) mientras lo observamos con frialdad en la distancia, bello y refulgente, hasta que se vaya disolviendo poco a poco y rescatemos al final, victorioso, el último bloque gélido que haya sobrevivido.  

    De momento sólo pequeños juegos de pirotecnia se salen del guión establecido y concursantes como la Tatus, Ari, se la juegan cada semana poniendo sus cartas encima de la mesa a la vista de todos convirtiéndose en blanco fácil, pero ganándose también el corazón de una parte de la audiencia, o la inquina, y lo que es más importante desde el punto de vista del concurso, la adhesión inquebrantable y la atracción de bastantes de sus compañeros. Con ella es difícil establecer términos medios porque siempre está ahí, ante nuestros ojos, moviendo torpemente sus piezas. O la tomas o la dejas. Yo desde luego la tomo, porque nunca se queda quieta y siempre da un paso adelante aunque sea perjudicial para sus intereses y tenga que volver semana tras semana a la sala de expulsiones.  Noemí ganó la partida y dentro sólo 8a, Mari Joy y Sindi interpretaron bien el mensaje de lo que significó su vuelta como veremos.  

    Quedaban pocas dudas de que la niña de Toledo con mirada perturbadora y manos exiguas estaría sentada en el plató dando explicaciones de su paso por Guadalix. Al final Azucena logró su sueño pero tal vez no fue exactamente como ella imaginaba. El sueño de una niña que buscaba su momento de gloria ante todos, ante España y el mundo. Un sueño que seguramente alimentó desde que tenía 10 años y supo por primera vez que existía un programa como éste. Un lugar entre luces y cámaras donde podría ser, por una vez, protagonista indiscutible para salir de su laberinto. Un lugar para cumplir el anhelo de una persona herida a la que un destino injusto reflejado en sus manos le había jugado una mala pasada.

    Entró en GH con tantas cuentas pendientes que no fue consciente hasta que se sentó frente a Mercedes y se encontró de bruces con la verdad, sin paños calientes, de que sólo podía saldarlas consigo misma.  Ni siquiera su hermana, a la que intentó utilizar como justificación de sus malas maneras cuando dijo de ella - ¡Es más bruta que yo!  - contribuyó a mantenerla en el engaño. La presentadora, después de unos momentos de cierta tregua, se fue a por ella sin contemplaciones y por fin alguien le dijo las cuatro verdades que necesitaba oír, y sin opción a réplica. Esta vez la Milá estuvo perfecta al ponerle un espejo delante para que descubriese que el papel de bruja malvada contra el mundo es un guión que debería tirar inmediatamente a la basura y comenzar a escribir desde ya uno totalmente nuevo.

    Azucena se disolvió progresivamente como azucarillo en aguardiente y apenas opuso batalla, hasta el punto que sus argumentos resultaron tan inconsistentes como evidente era su realidad vulnerable y frágil.  La chica "borde" de carácter imposible de estas semanas dio paso a la niña desvalida y confusa que se escondía detrás. Una transformación patente en la despedida de la casa y de sus compañeros donde fue todo dulzura y buenas palabras. En su mirada triste y afectuosa no quedaba ya rastro alguno del halo siniestro, vengativo e inquietante que tanto nos alarmó mientras estuvo en el concurso. 

    Sólo cuando preguntó a su novio en tono imperativo si había encontrado trabajo para así independizarse, volvió a resurgir por un momento la Azu impertinente y faltona. ¡Bienvenida a este lado del espejo!
 

     El Iceberg de GH navega majestuoso, como dije, y las más avisadas ya están sacando conclusiones de cara al futuro.  Ochoa, como siempre, da pasos hacia delante jugando la única mano posible que le queda para sobrevivir. Y más ahora que conoce por donde respira la audiencia después de dos expulsiones, cuando vio desfilar a una de sus amigas, Zulema, y volver de primera a Noemí ayer noche.
   Sus cartas están dentro, en las distancias cortas y en la convivencia con sus compañeros. Virtudes que constituyen su mejor presentación y su estrategia para aguantar sin ser nominada el mayor tiempo posible, intentando compensar sus puntos débiles y convirtiéndose en imprescindible para una mayoría. Estoy convencido que le sale de forma natural y sus afectos son reales, sin imposturas. Ella no podrá jugar la baza, salvo cambio inesperado, del enamoramiento ni el tonteo con los chicos de la casa. Sabe también que su personalidad fuerte, su inteligencia y su equilibrio emocional no generará entusiasmos entre los espectadores, y sobre todo sabe que sus movimientos ya se están escrutando con lupa por nosotros. 

    La forma en que ayer, de madrugada, después de la gala, llevó al huerto a Mari Joy y a Sindi para hacer un pacto entre las chicas es para sacarse el sombrero. Porque independientemente de lo que pensemos de ella su maniobra tiene una lógica aplastante y las otras dos, ojo que no son tontas, se sumaron enseguida a la idea.  Lo mejor es que se trata de una opción perfectamente válida y particularmente me gusta como lo plantea.  La baza de la sinceridad buscando su confianza, al confesarles previamente a las dos que las nominó la primera semana, es de jugadora de primera, y me trae sin cuidado como se vea fuera. De todos modos, hiciese lo que hiciese, cuando le tocase entrar en la sala de expulsiones estaría con el mismo peligro que ahora de irse a la calle; pero además con cara de tonta.   Me gustan las personas que luchan por la supervivencia usando sus armas, y el juego de la riojana es tan lícito como el de cualquiera dentro de la casa.   Además la mayoría se sienten cómodos a su lado y procuran buscar su compañía. Por algo será, y no creo que ella lo fuerce.  

    Así que me mojo desde ya aunque luego tenga que arrepentirme y sigo a muerte con Ochoa y Ari.  Por supuesto admito mociones.

Forastero Marulo
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