Parafraseando a Neruda, "me gusta cuando calla porque está como ausente", porque uno tiene entonces la
impresión que detrás de esa belleza un tanto fría y distante de Adara se esconde un mundo rico y pleno de
ternura, como si esperase que en cualquier momento apareciese volando a su
alrededor la campanilla de Peter
Pan para espolvorear su silueta con los polvos mágicos del país de
"Nunca jamás" y comenzase a levitar sobre unos compañeros que
se quedan apabullados contemplando su aureola de diosa inalcanzable y
caprichosa bajo el cielo otoñal y estrellado de la sierra madrileña. Pero
todo es una vana ilusión, un espejismo preciosista y engañoso, por eso me gusta
sólo cuando está en silencio observando y marcando su territorio, con el
mentón ligeramente levantado mientras sopesa el siguiente paso letal encastillada dentro de ese porte regio ensayado una y mil veces para la ocasión,
como si la reina Nefertiti estuviese a punto de cobrar vida a
través de su mirada desde el fondo inmenso y gélido de los siglos que la
contemplan para recuperar su imperio faraónico en una final soñada.
El
problema es que la magia que encandila e hipnotiza a tantos espectadores se
rompe de repente cuando abre la boca y descubrimos el tono monocorde de
sus reproches y sus salidas tono, la repetición cansina hasta la extenuación de
un ritual felino de ataque hasta el derribo de la presa elegida. Sin
venir a cuento, a veces, se le congela la sonrisa entre dos cadenas de risas
tejidas a borbotones, o entre dos series de besos metralleta cuando está con
su cuchufleto y otea a la vez el horizonte de la casa buscando algún incauto
pendiente de retarle con la mirada. Entonces me doy cuenta de que no la odio,
pero siento un inmenso rechazo por su concurso cuando advierto el cálculo
implacable de todos los pasos de su estrategia, como el domingo pasado en el
debate, cuando le preguntaba a Meri,
las dos solas ya en el cuarto después de largo enfrentamiento que mantuvo en
los posicionamientos con algunos compañeros, si todavía estarían en antena.
Como
siempre pasa en GH, es muy difícil valorar a los concursantes cuando todo está
tan polarizado y las posiciones prefijadas, tanto las de ellos mismos dentro de
la casa como las nuestras desde fuera. De manera que estamos a la que salta y
somos tan puntillosos que aprovechamos cualquier resquicio que ellos nos dejan,
cualquier detalle por insignificante que parezca para ratificarnos en nuestros
posicionamientos a favor de nuestros favoritos o en contra de aquéllos con los que no comulgamos.
La
madrugada del miércoles, a cuenta de la bronca que Adara y Meri montaron contra Simona, y que continuó por la
mañana, sirvió para reposicionar todas las perspectivas respecto al concurso a
estas alturas del programa y para actualizar y avivar los enfrentamientos
latentes o explícitos previos que han estado madurando y evolucionando hasta
explotar de nuevo con efectos colaterales de los que todavía desconocemos sus
efectos desde que entró la chica rumana. Un verdadero revulsivo en una
semana fundamental porque mañana se decidirá la expulsión de una de las
concursantes protagonistas de esta edición.
Aunque el conflicto se venía fraguando y mascando ya desde el fin de semana, con algunas escaramuzas de menor intensidad con Adara y Meri contra Simona, sólo fue necesario que ésta, ayer noche, se contonease sensual y provocativa mientras bailaba delante de los chicos, sobre todo ante Alain, para que Meritxell se lanzase hecha una furia a por la rumana. Inmediatamente después se sumó Adara, que jamás desaprovecha la mínima ocasión para erigirse en la encargada principal de castigar y fustigar a una sin-ver-güen-za más que añadir al tropel interminable de falsos y malas personas que rodean su divina e inmaculada existencia en Guadalix de la Sierra.
Aunque el conflicto se venía fraguando y mascando ya desde el fin de semana, con algunas escaramuzas de menor intensidad con Adara y Meri contra Simona, sólo fue necesario que ésta, ayer noche, se contonease sensual y provocativa mientras bailaba delante de los chicos, sobre todo ante Alain, para que Meritxell se lanzase hecha una furia a por la rumana. Inmediatamente después se sumó Adara, que jamás desaprovecha la mínima ocasión para erigirse en la encargada principal de castigar y fustigar a una sin-ver-güen-za más que añadir al tropel interminable de falsos y malas personas que rodean su divina e inmaculada existencia en Guadalix de la Sierra.
Lo más
simpático del caso es que Alain,
hipotenso como siempre excepto los escasos momentos en que Meri encontró su manivela de activación, no
se inmutó ante el circo que se armó con las dos nuevas "muy amigas" a
machete contra la rumana, que no aceptaba entrar en la discusión mientras ellas
le gritasen y seguía a lo suyo bailando con una copa en la mano
y exagerando los contoneos. Cuando ellas insistían ella se reía en su cara
y se mofaba de su cabreo repitiendo en tono burlón algunos de los calificativos
gruesos que éstas le dedicaban. Acostumbradas a Clara, que es como un toro de Mihura y entra al trapo
sin pensárselo dos veces (ahora ya no tanto porque intenta
contenerse), o a otras concursantes que se han ido en fila india expulsadas de
la casa y que se amilanaban o callaban por educación ante los ataques
furibundos y desproporcionados de Adara,
y en su momento también de Bárbara,
la actitud displicente de la rumana las "engorilaba" todavía más, al comprobar
que ella no entraba en su juego ni surtía los efectos deseados un ataque
frontal tan duro.
Digo lo
de Alain porque me sigue asombrando el tema del
enfado de demasiadas chicas en estos temas de competencia femenina, por la
costumbre de centrar la crítica y el enfrentamiento en la mujer que consideran
como contrincante, o por temor a que le levanten el novio, en vez de pedir
explicaciones oportunas y reclamar en todo caso a quien corresponde en estos
casos, que es según entiendo el hombre con quien mantienen la relación.
Una situación que ocurre con tanta frecuencia, sobre todo con chicas muy
jóvenes, que sigo pensando si hay algo que se me escapa o que se está haciendo
mal en esta sociedad supuestamente tan avanzada donde al final lo que en verdad
prima son las emociones primarias y las pulsiones básicas que como seres humanos arrastramos
desde que andábamos en taparrabos por las cavernas.
Si
hablamos del ataque de cuernos de Meri, independientemente de lo
que ella piense, sienta o imagine sobre lo suyo con Alain, semejante enfado
con la rumana no tiene fundamento alguno. Salvo que signifique una manera
de descargar su frustración por la espantada del francés teniendo en
cuenta que éste sigue siendo libre y no existe formalmente
hablando compromiso alguno entre los dos. En fin, un despropósito si
además quién la apoya en esta guerra es Adara,
sobre todo porque ella misma sufrió en sus propias carnes un episodio parecido
con su ahora amiga del alma que se la intentó cargar no hace mucho por aquel supuesto roce inexistente de Meri con la pierna de Pol que sólo existió en la calenturienta
imaginación de la azafata.
Todos
los demás compañeros, conociendo el percal, callaban o ponían caras de circunstancias,
y cuando alguno después como en el caso de Miguel,
acabada la discusión principal y
arrimando el ascua a su sardina, por supuesto, intentó entender a Simona en su libertad para hacer lo que le
diese la gana, aunque ella al principio pensó que también estaba
cuestionándola, entran de nuevo las dos para cargarse de paso al del peluquín
por meterse en donde no le llaman. No
deja de ser curioso como Adara que tanto criticaba a Clara por ejercer de guardaespaldas de sus
amigos en cualquier discusión con ella, ejerció toda la noche de guardiana de
la pantera en su arrebato incontrolable de celos.
Me queda todavía por hablar de la interesante conversación posterior que mantuvo Clara con Alain sobre la situación que se está originando en la casa con la relación entre él y Meri después de la bronca de ésta y Adara con Simona. Al contrario de lo que pudiera parecer, por el tono aparentemente inquisidor que es tan fácil atribuirle a la madrileña, en realidad defendió de alguna manera a la catalana haciendo ver que ella no lo está llevando bien y analizando las consecuencias en la vida de la casa, y que afecta a varios compañeros en alguna medida. También a ella ya que la obliga a distanciarse de él por no dañar a Meritxell. Falta parte de la conversación porque no pudimos verla al completo, pero el mismo Alain asintió y compartió en gran parte el análisis que ella hizo de la situación.
Forastero marulo
Prudent te contesto a vuelapluma en la nueva entrada. Discrepo de cómo interpretas esa conversación entre Clara y Alain. Vi parte en directo ayer noche y tendría que verla completa porque cortaron algunas partes, pero creo que fue un tú a tú de dos compañeros que se llevan bien y saben hablar las cosas. Aunque a ella le mata su tono imperativo sus intenciones fueron buenas porque intento aclarar con él como esa relación entre comillas que mantuvieron afecta a la convivencia teniendo en cuenta que Meri lo está llevando mal y ella misma le asegura que tiene apartarse algo de él para no hacerle daño a ella. Bueno fueron muchas cosas que me gustaría debatir más tranquilamente, aunque mañana a estas horas probablemente Clara esté sentada en el plató dando explicaciones a "ese que presenta" y todo esto será papel mojado y una antigualla que ya no afectará al futuro del concurso.
ResponderEliminarSimona es una elementa de cuidado, carne de MHyV, como el novio ese que tiene, pero me llama la atención que ella sabiendo lo que se cocía en la casa y quien va de favorita se arrime al bando perdedor y se encariñe también con Clara, lo mismo que le pasó a Rebeca, que aunque intentó navegar entre dos aguas hasta última hora al final se rindió a la evidencia y se quedó también con Clara cuando no tenía ya nada que perder. Eso me da que pensar, que los nuevos por mucho que entren con una idea preconcebida allí dentro las cosas se viven de otra manera y la convivencia con la azafata debe ser muy difícil.
¿que tiene que aclararle alain a clara de su relacion o no relacion? ¿le tiene que explicar con pelos y señales como le hacen las pajillas? si ya está ella atenta cad anoche para no perder ripio...amos hombre
EliminarMaltissa, gracias por la idea del título :-)
ResponderEliminarUf Marulo, qué bien lo has explicado. Así es cómo veo a Adara yo también. Las apariencias engañan, en este caso es bien cierto el dicho.
ResponderEliminarA ver si luego puedo comentar un poco. Esta noche se ira Clara, no contemplo otra posibilidad :(
Adara es divina...Si-mona por otro lado no se la puede considerar ni concursante, e suna mera coontratada por la productora para amenizar la recta final e insuflar algo de oxígeno a una pandilla mugrienta que ni siendo mayoria sabe como vencer.
ResponderEliminarpd: perdona que no comenta mas, pero como e shabitual me he tenido que saltar el texto al segundo párrafo d elas gilipolleces que dices
chau
Buenas noches....
ResponderEliminarmarulo...
Ves a mí me parece que Clara tiene que ser El Niño en el bautizo, la novia en la boda 👰 y el muerto en el entierro, y después de explicarle a Alan lo obvio, nada nuevo que no supiéramos, le dio a entender que intuía que tenían feeling, y que claro si no fuese por Neri igual podían haber llegado a algo, distintas interpretaciones para una misma conversación, por supuesto ahora vendrá maltissa a chincharme jajajaja.
De Adara no voy a decir nada, sólo que la primera parte me gusta 👍 la de Neruda, ahí estoy de acuerdo, cuando habla pierde, pero tiene algo que atrapa, y lo de preguntar si les estarán grabando, creo que es puro agobio, ayer creo que en el confe ( lo he visto hoy) estaba realmente trastocada o a mí me lo pareció, y realmente preocupada de hecho he leído que se fue a la cama, eso me gusta que ella no se doblega no va a hacer la pelota a nadie, y estoy segura que piensa que el jueves que viene se va ella, ayer lo del programa me pareció un escándalo, Jorjejá un pelota con Clara, cuando lo que piensa es bien distinto, lo único que estoy de acuerdo, es que Clara pretende una lealtad a sus afines que mas bien es un chantaje carcelario, esto último es una exageración; por supuesto para darle el ímpetu necesario.
Un saludito, y féliz finde.