MUERTE O VICTORIA

  He dejado pasar unas cuantas horas antes de reflejar de la forma más acertada posible todo lo que pasó ayer noche en el plató de Telecinco. Un compás de espera para lograr digerir con calma los acontecimientos que rodearon una de las galas más indecentes y bochornosas de la historia del concurso. La gala del sorpasso en la nueva era. Un espectáculo que logró reunir al mismo tiempo, y de una sola tacada, los tejemanejes y la guionización tendenciosa a la que estábamos ya acostumbrados en otras ediciones del programa con la eclosión en toda su crudeza del proceso larvado de “salvamización” marca de la casa tan propia de GH Vips y de islitas de supervivientes.  Al final, llegado al punto de seguir en la brecha, dudando entre adoptar una postura de resignación crítica y escéptica, o rebelarme por aquello de no quedarme con cara de gilipollas, lo que me preocupa de verdad es que todo lo que tenga que ver con GH acabe importándome una mierda y pensando simplemente en dedicarme a disfrutar sin más con lo que nos echen y punto. Y en ésas estoy.

    Aunque más adelante mencionaré de pasada el asunto del vuelco increíble en los porcentajes de las nominaciones con la inesperada expulsión de Candelas, y la salvación in extremis de Bárbara para ilustrar las consecuencias de la gala de ayer, - ese inesperado e inverosímil sorpasso al que algunos de nosotros asistimos boquiabiertos y avergonzados mientras que muchos otros, aún sabiendo que el tufo a fraude era insoportable, aplaudían a rabiar vendiendo su alma al diablo por el goce de ver a Bárbara de vuelta a la casa para repartir estopa a diestro y siniestro - quiero dejar claro que lo entiendo y que ya no me espanto de nada. Éstas son las reglas siniestras, mágicas e impredecibles de un concurso que siempre nos supera a todos: a los espectadores, a los concursantes y a la propia dirección del programa, que una vez más vuelve a pervertirlas con mano interesada para lo suyo. Como ya tenemos la coraza puesta a cuenta de tanto palo y muchos años de mili en GH, esta vez me voy a ahorrar el discurso a fondo sobre el tema gracias a la clarificadora y magnífica entrada de JKL en su blog sobre el asunto y que suscribo totalmente hasta la última coma, porque el sorpasso iba en serio, vaya si iba en serio, y volvieron a hacerlo. Con dos pelotas: El sorpasso iba en serio – Blog JKL.

    Hablando ya de lo nuestro, de los concursantes, y aceptando resignado que estamos donde estamos, tengo claro que Bárbara estaba amortizada. La alicantina había cumplido su función de sobra para relanzar la dinámica de la casa y poner a todo el mundo en el disparadero. Una medalla que se había ganado a pulso y que ya nadie le podría arrebatar dentro de la historia del concurso. Algo parecido, pero de forma diferente, con mucha más enjundia, cerebro e inteligencia que Maite Galdeano en la edición anterior y su “papela del camión”. Ahora quedan fijadas las posiciones y las emociones con la casa dada la vuelta como a un calcetín hasta el punto de que no tiene nada que ver con lo que era hace poco más de una semana, desde que la alicantina decidió empuñar la katana y entrar en la deriva bronca y guerrera de la que hablaba en la anterior entrada.

    Su vuelta ayer a la casa, cual Uma Thurman en plan Kill Bill al más puro estilo Tarantino, aupada y crecida por una parte de la audiencia  buscando emociones fuertes que resucitasen olvidadas ilusiones piratas, se pudo cumplir gracias a la torpeza infinita de unos concursantes que han cometido el tremendo error de convertirla en víctima con actitudes infantiles y ridículas. Una nueva capitana que se conoce mejor que nadie el guión y las reglas del concurso en esa casa, consiguiendo reclutar extramuros con sus actuaciones a una tropa dispuesta a seguir su singladura al viejo y engañoso grito de muerte o victoria. Tal como expliqué en la anterior entrada, una apuesta a cara o cruz realizada con audacia sabiendo que ganaría en cualquier caso sin importar los medios para conseguir sus fines. Y salió cara. Tal vez le pierda a partir de ahora la borrachera del éxito y desaproveche la ventaja obtenida si apura demasiado los deseos incontrolables de no dejar títere con cabeza. Pero no hay problema, porque nuestro insigne presentador ya le apuntó ayer solícito sus fallos en la interpretación del libreto para que se corrija; no vaya a ser que con tanto ímpetu se despeñe antes de tiempo y les fastidie el negocio por no saber gestionar un sorpasso de tamaña dimensión. Antes, para disimular, JJV ejerció de moralista de libro con el tirón de orejas a las chicas de la casa por vocingleras, faltonas y maleducadas. Si no fuese quién es y los programas que presenta casi me convence, oye.

  Mientras tanto Adara ha conseguido lo que quería, estar en el centro de todas las salsas convirtiéndose en la medida de los varios triángulos superpuestos hasta el cuadrado perfecto del que ya hemos hablado; o del exágono superlativo y de cualquier polígono carpetero que se pueda montar en la casa. Y todo con esa levedad divina y altiva con la que se desliza a lo largo y ancho de la casa ejerciendo de lugarteniente de su Kill Barbi particular, mirando a los demás por encima del hombro con una mueca de esas típicas de la pijolandia patria a medio camino entre el asco y el hastío con un sustrato de superioridad genética, pero no de la que presume en plan bocas su Pol esquivo, sino de la que cree poseer en verdad por cuestión de clase.

    De todos modos dentro de ese tiovivo de emociones y vivencias, no puedo pasar por alto que la azafata sabe estar en su sitio cuando quiere manteniendo firmes sus posiciones, y creo también que no le falta razón con el mosqueo que se trae a cuenta de los roces y arrumacos masculinos entre su hasta ahora hombre genéticamente perfecto y Miguel, el concursante más maquiavélico con diferencia de esta edición. La chica será estirada pero no es una panoli ni una ingenua. Y claro que no está loca. Otra cosa es que su carpeta no me la crea, y en consecuencia entienda que en el fondo no le afecte de verdad con quien se soba Pol más allá del amor propio herido de la guapa guay porque en el corazón y el afecto de su chico se sienta sustituida no por una mujer, sino por otro hombre, que cree gay, y del que tiene claro que no es trigo limpio en sus intenciones.

    Dicen que el ser humano es el único que tropieza dos veces en la misma piedra, bueno, dos, tres, cuatro y mil veces si hace falta. Aún lo apuntaba en los comentarios de la anterior entrada cuando anticipaba que Montse iba a salir casi seguro hoy a la palestra después de dejarse arrastrar a esa especie de contubernio deplorable que lideró Rodrigo Tristón en el confesionario para pedir, en comandita, a la santa audiencia que expulsasen a Bárbara. Explicaba allí que la granjera probablemente se dejó llevar por una gratitud mal entendida de solidaridad con todos los que la apoyaron cuando Bárbara la insultó y la acusó prácticamente de ser una pervertida y obsesa. Ella, que de tonta no tiene un pelo, y analiza muy bien lo que ocurre en la casa, era totalmente consciente de que ese error y otros la llevaron directamente a la nominación. De hecho, lo mismo que nosotros aquí, ella había comentado en la casa que esta semana tenía todas las papeletas para estar nominada.

   Ayer noche, después de la tensión de las nominaciones todos hablaban de la jugada con su grupito de afines desperdigados por la casa, y durante un buen rato prácticamente nadie reparó en ella ni se acercó a darle ánimos. Ella se acercó un momento a charlar e intercambiar cordialmente impresiones con Bárbara y Adara, sus compañeras de nominación; y algo más tarde Fernando, en una actitud deleznable y ruin, estuvo charlando unos minutos con ella en el patio intentado justificarse por su nominación. Si hubiese que dar un premio San Judas en la casa no sería para la guapa Candelas, desde luego, sino que se lo endiñaría con todas las de la ley al gaditano. Un concursante que me disgusta no sólo por lo que dice sino, y sobre todo, por cómo lo dice y hace. No da puntada sin hilo intentando protegerse y todo lo que hace me parece simulado y fingido. Desgraciadamente para él somos legión los que pensamos así.

     Es curioso, porque tal como sospechábamos, aunque de Bea no me lo esperaba, los tres del club – Pol por razones obvias de rencor y venganza a cuenta de los tres puntos que la granjera le calzó la semana pasada – subieron a Montse de golpe a la palestra acribillándola a puntos para salvar el culo de sus amigos cuando ella tenía tan sólo uno de Rodrigo. Precisamente ellos tres, que formaron con ella parte del grupito de siete que habían entrado en el confesionario con la ridícula intención de pedir la expulsión de Bárbara, la han sacrificado sin contemplaciones. Pudieron haber elegido a otro u otra que no los hubiese acompañado en su infantil propuesta, como Alain o Meri, pero decidieron cargarse al eslabón más débil de la casa con la convicción de que ella, un espíritu libre, no plantearía problemas de conciencia a nadie. Otra cosa es que Bea, siempre tan atolondrada, mordiese el cebo que le tendió Jorge Javier con total desfachatez, y acabase auto nominándose después de que él le hubiese recordado que había dicho en la casa que le gustaría enfrentarse a Adara para que el público decidiese entre las dos. El presentador, consciente de la impulsividad de la naranjita y de que sufre ese pecado de juventud del orgullo malentendido, celebró con una sonrisilla ladina como la choni-pija le entraba al trapo y empezaba a cavar su propia tumba en vivo y en directo. Es decir, la misma maniobra que el año pasado utilizó la Milá para que Quique voluntariamente se enfrentase a una nominación suicida con Suso. Resulta increíble que a estas alturas de la película los “ratoncitos” de Guadalix, un año tras otro, no se sepan todavía el ABC con las reglas básicas de este concurso.

    Volviendo de nuevo a Montse, que asumió aparentemente tranquila su destino consciente de que saliendo nominada con la Azafata y la alicantina sería la siguiente en desfilar rumbo el plató, todavía tenía la serenidad suficiente para explicar a Fernando cuáles son las reglas del concurso cuando éste no entendía que podía haber hecho Candelas para llevarse un porcentaje tan alto de votos. Montse le explicó que el público probablemente no le había perdonado la traición a sus amigas, Adara y Bárbara, pasándose al bando contrario esta semana y que los porcentajes pueden cambiar. Claro que ella no sabía que existe el sorpasso y que la princesa del pueblo, beneficiaria de tan refinada técnica en su momento, el otro día en el plató durante el debate dictó sentencia y pidió encarecidamente a los televidentes que diesen la vuelta a los resultados para que se quedase Bárbara. Y lo que dice Belén Esteban en la cadena amiga va a misa.

    Antes de terminar quería hablar de Candelas, de lo mucho que me gustó en su entrevista, tan guapa, natural y desenfadada, respondiendo y entrando al trapo con simpatía a las preguntas maliciosas del presentador. A esta asturiana que nos alegraba tanto la vista durante el 24 horas le perdió su carácter impulsivo e influenciable y sobre todo porque era demasiado transparente y poco retorcida. Sus grandes errores se debieron precisamente a eso, a que metía la pata porque no sabe estar callada y a veces decía cosas que podían molestar pero jamás sin premeditación. Hasta el punto de que luego no se acordaba de lo que había dicho, por eso escondió la cabeza avergonzada cuando vio el vídeo en que sí había hecho el comentario de los pechos caídos de Clara después de imitarla y que ella negó en la casa. Totalmente lo contrario de otras, en particular de Bárbara, que tiene una memoria de elefante y se queda con todo lo que dicen sus compañeros  para utilizarlo en su contra en el momento oportuno para sus intereses. No voy a comentar nada de su madre, ni de sus aplausos enfervorizados y gritos de ánimo a su niña. Las madres son madres y a veces, por ese amor incondicional, los árboles no les dejan ver el bosque. Evidentemente cuando hablo de árboles me refiero a Álvaro y cuando hablo de bosque me refiero al sorpasso. En este caso lo importante

    Para terminar, quisiera mencionar como una semana más Jorgejá se permite hacer gracias a cuenta de Montse. Ni puñetera gracia el comentario de "¡Ah mira, acabo de avistar a Montse!". Y menos cuando se cachondea refiriéndose a ella como “mi Montse”. Pues no, lo siento, no es suya. En todo caso Montse es nuestra. Bueno, de algunos. Pocos pero significados. He dicho.

   Por cierto, mientras acabo de redactar la entrada tengo de fondo el 24 horas y la granjera está de bajón porque se siente ninguneada por todos en la casa y en parte se debe, según explica, a que no es capaz de sentirse ella misma ahí dentro. No le sale. Algunos la animan. Alain se siente identificado con ella, tampoco le sale. Ha intentando plasmar sus sentimientos en el blog y por primera vez en todo este tiempo ha comenzado a relucir parte de lo que tiene dentro.  Sólo espero que esta nominación sirva para que se haga visible por fin y sea ella misma.

Forastero marulo