PILAR OCHOA

    No han pasado ni 24 horas desde que Ochoa fue expulsada ayer por ese injustísimo porcentaje de votos y ya estoy echando de menos verla en la casa. Su presencia omnipresente en casi todas las tramas hacen que sienta un cierto vacío por su ausencia. Sé que todo pasará y aparecerán historias nuevas que me entretengan, pero esta entrada quiero dedicársela completamente a ella, ya que por ella y a través de su vida en la casa también podré hablar de sus compañeros. Adoro los concursantes que gracias a su presencia se refleja lo mejor y lo peor de los demás.

    En los primeros días, cuando empezaban todos a conocerse y se dedicaban a aquellos pasatiempos típicos de campamento de verano con el páter ejerciendo de maestro de ceremonias, tan experto en estas lides, éste propuso uno de esos clásicos juegos que se utilizan para romper el hielo. El juego trataba de que se definiesen unos a otros, por turnos, eligiendo un compañero cada vez mientras los demás iban diciendo aquellas cualidades y características que les había llamado la atención del elegido. Ese entretenimiento dio mucho de sí y ayer mismo en la gala, durante la entrevista a Ochoa expulsada, hablando de sus diferencias con Mari Joy, nos pusieron el vídeo en que la filipina se mostraba indignada con el jueguecito al comprobar que todos sus compañeros, uno tras otro, sólo mencionaban cualidades referidas a su aspecto físico y externo, y se preguntaba después bastante dolida porqué nadie había dicho nada de su personalidad.

    Recuerdo que en ese mismo juego, cuando le tocó al cura hablar de Ochoa la definió como una chica serena, estable y equilibrada (no se imaginaba él ni en sus sueños más calenturientos que semanas después tendría que dormir con la riojana una semana entera en la misma cama, si alguien se lo dijese diría que estaban locos). Aquella opinión quedó grabada en mi disco duro porque era idéntica a la impresión que tuve de ella desde el primer día cuando entró en la casa liliputiense con David el bombero, una idea que sigo conservando independientemente del tiempo que ha pasado desde entonces y de que para muchos su comportamiento como concursante deja mucho que desear acusándola de lianta o cosas peores. No para mí desde luego porque además, al contrario, a lo largo de estas semanas pude apreciar otros matices y aspectos de su personalidad que me fueron ganando de forma definitiva.

    Pilar (me tomaré la libertad de llamarla por su nombre y sé que no me lo tendría en cuenta si me leyese después de defenderla tantas semanas) ha sabido aprovechar al máximo su estancia en Guadalix. Ha participado y se ha implicado en la vida de la casa como la que más relacionándose con todo el mundo.  Ha reído, jugado, intrigado y ha llorado por sus amigas expulsadas y por David cuando éste abandonó voluntariamente la casa. Ha sido siempre la amiga y confidente leal, fundamentalmente de sus brujis, sin dejar por eso de relacionarse con otras personas de la casa. A pesar de tener pareja fuera y de ese aspecto de mujer profesional e independiente con un toque pijo, jamás se mostró mojigata riéndose de sí misma y con los demás en las situaciones absurdas que ha vivido o en las que se ha metido con entusiasmo, dejando para la historia de GH imágenes inolvidables que se recordarán durante años como las que protagonizó con el páter; o sus increíbles e incansables maquinaciones basadas generalmente en observaciones certeras.

    También nos mostró su cara B cuando nos confesó que es rencorosa, pecado que le cuesta superar según reconoció ayer a Mercedes en la gala, o con sus enfados al sentirse traicionada por Ari, su mejor amiga, en la famosa semana en que la excluyó de las nominaciones positivas, pero nunca tuvo la mínima duda de que debía superar con entusiasmo cualquier obstáculo, dispuesta a luchar como fiel seguidora del concurso por ese sueño que siempre tuvo de vivir Gran Hermano con mayúsculas . Es de agradecer que en su diccionario no exista la palabra rendirse, por eso le costó tanto entender la claudicación de su compañero David por mucho que ayer la Milá alabase tanto esa decisión y sus consecuencias positivas para el aspirante a bombero. El único reproche serio que puedo hacer a sus 42 días en el concurso fue aquel comentario desafortunado sobre Marta la pinzas, en concreto la última frase cuando dijo de ella que no era trigo limpio. Quiero pensar que fue simplemente la utilización equivocada de una frase hecha.  Por todo lo demás perfecto.

    Como anticipo al principio de la entrada si tengo que destacar una virtud de Ochoa, entre las muchas que ha tenido como concursante según mi opinión, es la facultad de sacar a sus compañeros lo mejor y lo peor de sí mismos. Gracias a ella y a sus gloriosas intervenciones he visto florecer en los demás aspectos que antes me pasaban desapercibidos, matices que sólo ella desde dentro fue capaz de hacérnoslo ver al interaccionar con ellos. Verdades que son y serán determinantes para una edición tan fantástica como la de este año.

    Con ella, como amiga, descubrí a la mejor y a la peor Vero, pero sobre todo a la primera, la más simpática, auténtica y divertida. A través de su leal amistad con Ari (mi verdadera favorita a partir de ahora), una persona tan diferente a ella en apariencia, y por contraste, entendí definitivamente a la chica de los tatuajes con todas sus inseguridades afectivas y esa necesidad imperiosa de buscar la trascendencia en cada cosa que vive y siente como si no hubiera un mañana.

    Ochoa ha sido la contrapartida femenina del páter. Su alter ego. La mujer deseada y al mismo tiempo esa amiga franca, divertida, inteligente, perspicaz y segura de sí misma que le permitió jugar con sus obsesiones con la seguridad de no quemarse ni arder en el infierno. Algo casi imposible en el mundo real.  Con ella  el cura nos ha regalado imágenes inolvidables, como dije, que serán iconos de GH.

    Gracias a ella apareció la Pipi escondida detrás de sus miedos y de la coraza de su risa estridente. Con ella descubrimos que Sindia juega a ganar pero que camina al borde de un precipicio al que se tiraría de cabeza si no fuese esa persona legal con una historia detrás dispuesta a respetar: la de su “Zergio”.    Pipi lloraba y sufría ayer durante la despedida de Ochoa desde el plató, sobre todo después de decirles que no se preocuparan porque ahora disfrutaría de lo que tiene fuera. Estoy seguro que pasaron por su cabeza las confidencias que compartió con la riojana, la única que podía entenderla al tener las dos novio esperando fuera, cuando hablaban sobre su relación con Pepe y como se vería en el exterior. Me alegro de que ayer Mercedes ya no tuviese tan claro ante el novio de Pipi que la relación de ésta con el bailaor fuese simple y pura amistad, cuando en la gala anterior descalificó a Ochoa por destapar esta posibilidad en la famosa escena del barco pirata.

    Como expliqué en la entrada anterior, gracias a sus conversaciones con el italiano descubrí a un Aless diferente, tierno y vulnerable. Ayer también se supo que le había regalado su sudadera por si se marchaba. Tendré que volver a ver la gala porque no sé si serían imaginaciones mías pero tuve la impresión de que él no estaba demasiado entusiasmado con la vuelta de Noemí, y que a lo mejor no le hubiese importado ver a Ochoa aparecer por la puerta de vuelta a la casa en vez de la canaria.  Mercedes ayer intentó tocar ese palo dándole a entender que bebía los vientos por Aless, con el argumento (está claro los lugares que lee) de que el día en que sugirió a Sindi que se le notaba su cuelgue por Pepe en realidad estaba reflejando lo que le pasaba a ella con el italiano. Ochoa ahí fue muy tajante negando la mayor y no entró en el juego de la presentadora.

    Y por último, en su apoteósico enfrentamiento con Noemí se desveló de cara a la audiencia, algo que tenía ya claro desde la primera semana, a una canaria obsesiva, contradictoria y sobre todo tremendamente voluble y victimista. Una buena niña, sí, pero…

    De todos modos lo más importante es que se ha ganado el afecto, o al menos el respeto, de la mayoría de sus compañeros. También el mío, porque ha conseguido con su participación mejorar notablemente un GH13 ya de por sí magnífico.  Con sus aciertos y sus errores, que de cara a la audiencia son los que han contado, ha sido una concursante imprescindible para que esta edición se haya convertido, hasta ahora, en mi favorita. Como dije al principio, sin Pilar Ochoa en Guadalix ya nada será igual en la casa pero quedará en mi memoria como una de las mejores concursantes que han pasado por Gran Hermano.

Gracias Ocho y mucha suerte.  

Forastero marulo
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