1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

martes, 1 de octubre de 2024

ELSA: NATURALEZA Y ESENCIA DE GRAN HERMANO

 

    Después de tantos años en este negocio, no deja de sorprenderme el fracaso del programa en su intento de cambiar las dinámicas históricas de expulsión del reality. Una promesa que se pretendía lograr en esta edición con la revolución del formato a través de fórmulas novedosas y dobles juegos tramposos para evitar la marcha prematura de concursantes polémicos y entregados a la causa que suelen caer a las primeras de cambio bajo las garras justicieras de una audiencia ansiosa y vengativa. Al final, con la expulsión de Elsa, no han conseguido su objetivo principal. Gran Hermano, el original, con sus diecinueve ediciones a la espalda, ha adquirido casi la categoría de mito y de leyenda, y al igual que en tantos mitos y leyendas antiguas (Edipo ReyAquiles o el nacimiento de Roma con Rómulo y Remo entre otras muchas), el augurio del destino inevitable de sus hijos siempre acaba por cumplirse en toda su crudeza a pesar de todos los intentos por cambiarlo.

    Una vez más se impuso, con absoluta claridad y tozuda persistencia, el verdadero rostro y devenir del programa. Y que no es más que la esencia y naturaleza de un concurso que tiene como profunda razón de ser, en primer lugar, la necesidad de eliminar y quemar sucesivamente en la hoguera purificadora de la conciencia de los espectadores a aquellos concursantes convertidos en apestados y enemigos públicos en función de los méritos o deméritos de su convivencia dentro del concurso. Ese concursante odiado y señalado como culpable y villano, real o sobrevenido, por una audiencia justiciera en el altar de Guadalix; como aquellos reos convictos a lo largo de la historia que eran insultados, vejados y apedreados por gran parte del populacho camino del cadalso. Un populacho que podría estar formado por cualquiera de nosotros si se diesen las circunstancias adecuadas.

    Ayer Elsa, la magnífica y controvertida concursante vasca de GH 19, se convirtió, para sorpresa de tirios y troyanos, en víctima propiciatoria como una especie de María Antonieta moderna a la que había que “guillotinar” en vivo y en directo en el patíbulo que telecinco montó en el plató a mayor gloria de unas redes sociales que ardían con entusiasmo aplaudiendo mayoritariamente la ejecución sumaria.  Elsa, al igual que la icónica última reina de Francia, afrontó su destino, en su caso inesperado, con gran serenidad y compostura ante unos atribulados y furibundos fiscales; todos esos colaboradores vociferantes del programa que desde el plató ejercían su acusación inmisericorde y al unísono como una jauría. La mayoría de ellos con bastante desvergüenza y excesiva sobreactuación. Ya hablaré más adelante de su concurso, pero lo que ahora prima es destacar la soledad de Elsa en un plató donde sólo contó con el insuficiente pero necesario abrazo de su amiga y única defensora, incapaz de contrarrestar el ambiente hostil generalizado en su contra.  Sólo salvaría de la quema a una Adara (la controvertida ex concursante de GH 17), extrañamente contenida y mesurada, que realizó una crítica a su concurso por inmiscuirse entre las parejas de la casa, especialmente entre la formada por Edi y Violeta, sin ir a degüello y sin la necesidad de hurgar innecesariamente en la llaga. Supongo que se puso en su lugar.

    Desde que Jorge Javier anunció el jueves pasado que nosotros como espectadores teníamos el poder y el privilegio de elegir el casting definitivo de GH 19, no imaginé ni remotamente que el resultado de esta primera expulsión definitiva recayese en ella. No sigo demasiado las redes sociales más populares en este momento, donde se cuece todo, ni las numerosas encuestas que podrían vislumbrar este giro de guión inesperado para reventar la intención del programa. O eso pensaba, porque siempre creí, ingenuamente, que la gente votaría para elegir (en positivo) a los concursantes que ofrecen más juego y que resultan más interesantes y necesarios para evolución del programa, como lo era Elsa sin ningún género de dudas según mi opinión.  Muchos dirán que fue una expulsión y un trato merecido y justificado por sus muchos errores y actitudes de “malvada” del cuento.  Para mí, la transparencia de sus acciones se reflejaban siempre sin lugar a dudas a través de su intensa mirada, que siempre la delata, y aunque su interpretación se valorase en general desde un prisma negativo vistos los resultados, mi visión es mucho más indulgente con ella sin dejar de señalar sus fallos y sus errores. Equivocaciones que no considero como tales en algunas ocasiones, sino que constituyen el fruto del desconocimiento de los mecanismos del concurso, como fue en el caso del descubrimiento de la falsedad del papel de las mellizas como pareja lesbiana cuando entraron desde la casa secreta.   Sí creo, tal como defendió su postura ella misma en el debate, que lo entendió como un juego y que su equivocación en realidad fue su posterior silencio al no confesar en el momento de la expulsión que fue ella la “delatora”. Tal vez calló por vergüenza o por la dificultad de asumir la gravedad de su acción. Su cara, el día de la expulsión de Silvia, que al final acabó en la casa secreta, era un libro abierto en el que se podía leer con precisión su desconcierto y desazón, lo que indicaba claramente que no era consciente del daño que supuso su perspicacia al comentar sus conclusiones ante el súper en el confesionario divertida y despreocupada.

    Desgraciadamente la historia de GH es tan extensa que es posible encontrar siempre algún precedente, porque una situación similar, aunque salvando las distancias, ya se vivió de forma dramática en los primeros días de Gran Hermano 11 con el abandono Lis, la chica lista aquella del sombrero de la casa espía (también había dos casas), cuando descubrió que dos compañeras concursantes eran pareja y una de ellas fue expulsada porque aquello formaba parte del juego, creo recordar, y de la supervivencia en el concurso. Al resto de los compañeros mostraron el vídeo en el que Lis destapaba el secreto de forma desafortunada y se montó un lío descomunal que acabó con ella rechazada hasta que abandonó al no aguantar la situación. El asunto se convirtió en uno de esos expedientes X que forman parte de la historia del programa no suficientemente aclarados.  Gran Hermano 11 se emitió en el año 2009, cuando Elsa tendría unos nueve o diez años, y además ella asegura que no es seguidora habitual del programa, sino sabría que desvelar secretos y ser una chica lista son armas que carga el diablo dentro de Gran Hermano como ha podido comprobar en sus propias carnes.

  

    Regresando al principio, queda patente que la dirección del programa procuró durante tres intensas semanas desafiar su propia esencia y cambiar el rumbo del juego para evitar expulsiones precipitadas de concursantes emblemáticos que después lamentaríamos, un fenómeno recurrente a lo largo de la historia del concurso. María José Galera, la madre de Laura, y primera expulsada de la historia del programa, se nos mostraba en la gala de presentación como ejemplo palmario de lo que suponía esta lógica implacable. Nos aseguró Jorge Javier que el objetivo era ofrecernos la posibilidad de que conociésemos en profundidad a todos los concursantes durante el tiempo suficiente para valorar en su justa medida a aquellos que aportan juego al desarrollo de la narrativa del concurso y no tomar decisiones precipitadas de las que luego la audiencia podría arrepentirse. El formato se propuso en esta primera fase, sin conseguirlo, con dobles juegos, con dobles casas y utilizando nuevas reglas y giros novedosos, la protección y la inmunidad temporal para todos los concursantes, especialmente de aquellos capaces de generar contenidos interesantes o que se mostrasen comprometidos con la dinámica del reality.

   Sin embargo, a pesar de la intención de sortear el destino previsible de GH, su naturaleza “depredadora” acabó imponiéndose una vez más. Un oráculo cruel que asegura siempre la imposición de una marea incontenible que constituye su propia esencia anulando los intentos del programa por cambiar la narrativa inexorable de su deriva intrínseca.  Es frustrante, pero forma parte del calvario particular de todo adicto a este concurso, comprobar que al final la audiencia soberana ha votado como siempre para expulsar a su villano, y no para elegir a los más idóneos, en positivo, como era de suponer en este caso con la fórmula novedosa de esta edición.  Era de esperar que a estas alturas del programa estuviesen fuera concursantes verdaderamente prescindibles a día de hoy como Juan, Silvia o Jorge, por poner algunos ejemplos según mi criterio. Y el resultado desolador es que nos quedamos sin Elsa, pura esencia y naturaleza de GH, antes de tiempo.

    En fin, no quiero alargarme, pero repasando la anterior entrada del blog sobre la gala inaugural con la intención de valorar las primeras horas de los concursantes en ambas casas, confesaba en ella que la chica vasca me llamó particularmente la atención desde el minuto uno, cuando payasín selló su incorporación al concurso en vivo y en directo en el plató como una de las últimas elegidas con un espectacular tartazo en la cara.  En concreto me llamó la atención su mirada, una mezcla de sorpresa, expectación y recelo; y su postura aparentemente retadora que denotaba mucho aplomo, tal vez forzado, y seguridad en si misma. Visto en la distancia ahora me parece una premonición.  Entró en la casa sin maletas y sin ropa, pringada de nata y crema hasta las cejas y sin la posibilidad de conseguir sus pertenencias durante algunos días por la imposibilidad de acceder a su piso. Ella confesó que estaba sola, sin ataduras ni lazos familiares. Entró “desnuda” de equipaje en el concurso y salió como una villana cargada de culpas a juicio de la audiencia con el dudoso privilegio de ser la primera expulsada de la edición.

    La realidad es que Elsa cumplió con creces con el programa aprovechando al máximo su oportunidad, y a pesar del juicio negativo de una parte importante de los espectadores se lleva el cariño y el afecto de una gran mayoría de sus compañeros en la casa. Especialmente de Edi, que incapaz de controlar las lágrimas, incrédulo e impotente ante la certeza de la expulsión de su íntima amiga, se fundió con ella en un interminable e intenso abrazo de despedida dentro del confesionario. La escena era tan real, incluso equívoca en su significado y profundidad por el cariño y el afecto mostrado entre los dos, que por un momento pareció que estuvieron a punto de besarse.  Tal vez a mi paisano le gusta más de lo que cree la chica vasca, aunque lo niegue, y en esa despedida estaba demostrando una conexión a otro nivel que no había conseguido con nadie de la casa, ni siquiera con Violeta, y que el mismo había apuntado en ocasiones cuando confesaba ante su círculo de amigos que con Elsa tenía una conexión mental que no tenía con nadie. Ella, un tanto descolocada y azorada, parecía darse cuenta demasiado tarde de que quizás le faltó tiempo para que cuajase algo más que una bonita amistad. O eso me pareció.

   Como guinda del pastel de un concurso tan intenso como breve fue esa maravillosa despedida de todos sus compañeros, incluso de un cicatero Óscar al que deseó un abrazo, que sólo buscó restañar cualquier afrenta, desencuentro o cuenta pendiente. De diez.

  Bueno, nada está perdido, Gran Hermano aún puede echar mano de uno de sus recursos más socorridos: la repesca.

    Ya veremos. Queda mucho partido.

Forastero Marulo

domingo, 8 de septiembre de 2024

HIJOS DE GRAN HERMANO

     

    Para no perder la paciencia desde el principio intentaré obviar de momento el tema de Jorge Javier, es difícil para mí pero creo que lo mejor es empezar directamente con mis primeras impresiones sobre los concursantes. El jueves pasado con la inauguración de GH 19, siete años después de la última edición, tuve la sensación de que se cerraba una especie de círculo en la historia del concurso, como si después de este largo periodo sin disfrutar de la vida en directo se confirmasen todos aquellos presupuestos que dábamos por sentado sobre las esencias de nuestro programa. No sé cómo evolucionará ni cómo terminará la edición pero a medida que se desenvolvía la gala de presentación fui cayendo irremediablemente en sus redes como en los viejos tiempos, a pesar de su presentador y de todas mis prevenciones de veterano adicto del formato pero escéptico y resabiado.    

   Una vez más, como tantas otras veces, desde aquel lejano abril del año 2000 en que comenzó Gran Hermano en España, volvió a embargarme esa disposición curiosa y expectante por descubrir y conocer a las personas desconocidas que, aparentemente entregadas y con emoción contenida o desbordada, entraban a formar parte de ese escenario familiar y mítico que representa la casa de Guadalix. Las viejas liturgias, reconocibles y repetidas, se presentaban una vez más atractivas y cautivadoras para los seguidores del programa. Soy consciente de que ha cambiado radicalmente el entorno, las redes sociales y evidentemente nosotros, los antiguos hijos de Gran Hermano, así que veremos como responden las nuevas generaciones del tik-tok, el instagram y la red social X ante el reto que se presenta.

    Esta fascinación renovada y feliz de inicio no evitó que estuviese atento, con ojos avisados y expertos en estas lides, a las costuras y a las trampas que la dirección del programa nos tiene preparadas. En este caso, la más evidente, fue la constatación del viejo truco que consiste en transferir e inocular desde exterior un supuesto triángulo amoroso tóxico dentro de la casa. Un alien forzado, un conflicto cogido con alfileres para que explote en Guadalix y condicione, en el peor de los sentidos, la dinámica de la convivencia desde el primer minuto. Es algo que ya hemos visto en otras ediciones y que tanto hemos criticado a lo largo de estos años. Aquí se trata de un vulgar y manido triángulo formado por Nerea y Luis - pareja fuera de la casa -  y Violeta, la guapa rubia toledana antigua amiga de los dos y que al parecer tuvo una relación puntual con él previamente al inicio de la relación entre ellos. No voy a desgranar el montaje burdo de esta historieta que no me interesa en absoluto de cara al programa, ni el intento malicioso de Jorge Javier, mal empezamos, de malmeter a cuenta de viejas rencillas con cuernos adolescentes carentes de interés. El modus operandi, ya muy visto, de juntar solas a las dos protagonistas en la presentación, claramente incómodas, sobre todo por parte de Violeta, buscando una rendición de cuentas en vivo y en directo entre ellas, me pareció un recurso fuera de lugar y completamente absurdo. Para rematar la faena, montaron a continuación un supuesto duelo en que el programa decidía cual de las dos entraba en el concurso mientras que la otra debía abandonar de primeras el programa. La perdedora de este ridículo duelo fue la rubia toledana, que reaccionó decepcionada e incrédula pensando que se acababa allí la fiesta, cuando en realidad se fue a una segunda casa secreta, más pequeña que la principal donde entraría posteriormente Luis, el novio de Nerea (sin saberlo ésta). Un paripé, vamos, de poco recorrido según mi opinión y que imagino torcerán como acostumbran hasta sacarle el máximo jugo.

   En esta casa, que será un elemento fundamental de la edición y cuya función y dinámica nos irán descubriendo poco a poco, entró también Jorge, un militar gallego de 32 años que coincidió con Violeta en el casting y con la que hizo muy buenas migas quedando prendado por ella. La chica, por supuesto, se alegró un montón de verlo después del tremendo sofocón de su entrada en el concurso, totalmente alucinada con la liada que le prepararon condicionando su concurso a una historia personal de cuatro años atrás que la presenta a ella ante los espectadores como una posible villana, creída y algo lagarta. Es decir, una putada que la puede poner a los pies de los caballos ante la audiencia y que me recuerda, salvando las distancias, a lo que pasó con Chari en GH 12.  Bueno, el asunto puede dar muchas vueltas todavía y espero ver a esta concursante evolucionar con respecto a las dinámicas nuevas de la casa, lo mismo que los demás, y no respecto a la mochila injusta que le ha cargado el programa de inicio. Aunque Nerea y Luis, justo es decirlo, se llevan también lo suyo. En el caso de Luis, así de primeras, aunque me pueda equivocar, me parece un concursante algo insustancial e irrelevante que me recuerda bastante a Carlos, la pareja de Gema en GH 10, la edición que ganó Iván Madrazo. Nerea, de momento, ya contó de manera atropellada y confusa a todos sus compañeros de la casa principal la movida con Violeta antes de entrar, aunque algunos de ellos no acaban de entender muy bien el meollo de la cuestión. Ella, por otra parte, intenta integrarse y participar con sus compañeros, pero desde un claro segundo plano.

    Por terminar con la casa secreta, además de estos tres entró también Javier, otro gallego (este año mis paisanos lo van a petar) de 41 años y pareja de Vanessa que está en la casa principal después de que en la presentación tuviesen que elegir entre ellos quién se quedaba de los dos. El sueño de entrar era de ella, y él, generoso, le dio prioridad. Los dos, que son pareja musical con orquesta por las verbenas de Galicia, se despidieron con mucha emoción y con los deseos de lo mejor y el ánimo a su mujer por parte de Javier sin saber que él también se quedaba. Por último completan esta casa, Lucía y Silvia, dos hermanas mellizas muy diferentes tanto en lo físico, una rubia y otra morena, como de personalidad y carácter, y que arrastran una relación algo complicada entre ellas. Además deberán cumplir con otro clásico del concurso, obligadas a disimular que no se conocen de nada de manera que su continuidad dependerá de que sus compañeros no las descubran.  Para concluir con la casa secreta, que de momento parece evolucionar más tranquila y sosegada que la principal, comentar que en ella se concentran totalmente o en parte las tramas y los conflictos personales que algunos concursantes arrastran desde el exterior.

   Antes de continuar y hacer un repaso general de la primera gala y de lo que he visto estos dos primeros días debo decir que en general me gustan y me interesan a priori prácticamente todos los concursantes de esta edición, unos más que otros claro, y me perece un buen casting y variado. Desde siempre me gusta arriesgar de inicio y dar mis primeras impresiones de cada uno de ellos, y aunque luego me retracte de lo dicho considero que es un ejercicio interesante para saber hasta que punto se han cumplido mis expectativas y primeras impresiones cuando finalice el programa.

    Por lo que veo de principio en estas primeras horas de descubrimiento con aparente buen rollo y camaradería, hay un grupo que parece tirar del resto en cuanto a participación, diversión e interacción. Entre ellos estarían los otros dos gallegos. Por una lado Vanessa, la mujer de Javier, que no sabe que su marido continúa en el concurso y que se la ve con ganas de vivir la experiencia intentando relacionarse de manera abierta y natural con todos. Aparte de ser la mayor de la chicas, con 39 años, se notan sus tablas de cantante de orquesta por cómo sabe manejarse en todas las situaciones. Parece haberse adueñado del karaoke convirtiéndose en mentora de Nerea que intenta hacer sus pinitos como vocalista a su rebufo.

    Edi, o Edu, mi otro paisano, muestra un carácter abierto y sociable. Un tipo empático y que se abre en canal, tal vez demasiado, hablando de sus emociones y sus problemas sin cortarse un pelo como si estuviese en una sesión permanente de terapia de grupo. No sé todavía si le puede beneficiar o perjudicar esta actitud, pero en general, según mi primera impresión es de los que más predicamento tiene con las chicas junto con Vulcán, el disjey andaluz. Aunque esto sólo acaba de empezar, por lo visto hasta ahora se está convirtiendo en objeto de deseo, y disputa, de algunas de las chicas.

    

     Maica, la murciana inteligente, camaleónica e hipocondríaca, será con seguridad uno de los pilares y protagonistas de esta edición. Por momentos, con sus maneras y actitud, parece el alter ego de Tamara Falcó dentro de la casa con ramalazos de lo mejor de Adara, la polémica concursante de Gran Hermano 17 cuando sabía estar.  Ha hecho amistad con Daniela, la colombiana voluntariosa e implicada, a la que ha confesado su agobio después de su primera interacción con Adrián, el boxeador, al que le ha notado mirada de depredador en un intento de flirteo en el que se ha sentido incómoda. Al mismo tiempo que alimenta la incipiente rivalidad de Maica con Laura, la hija de Mª José Galera, por ver quien obtiene de las dos los favores de Edi, aconseja a la murciana de manera un tanto arriesgada sobre como encarar los envites de “depredador” que sufre por parte de Adrián el boxeador. No sé todavía a qué juega pero tengo la sensación y la certeza de que será parte protagonista de las futuras intrigas y salseos que broten en la casa. Ella presume de seductora y entusiasta del tarot, también está siempre interesada con cuadrar a sus compañeros en unos esquemas prefijados teniendo en cuenta su signo del zodíaco. En cualquier caso las chicas comienzan jugando fuerte implicándose desde ya en el concurso, lo que puede acarrear consecuencias inmediatas para ellas en el devenir del programa estas primeras semanas.

    Mayte, la exótica y dicharachera cántabra de risa estentórea y vozarrón inconfundible, de momento parece estar en un segundo plano pero comentando siempre la jugada y revoloteando por la casa intentando encontrar su lugar pero está claro que no pasará desapercibida por su naturalidad y ausencia de restricciones. Algo parecido me ocurre con Ruvens, un espíritu libre y un tanto etéreo de trato fácil pero evanescente. Con Mayte es el más rompedor a nivel estético y de vestuario, aunque la lectura de esta característica de su personalidad tenga una interpretación probablemente diferente que supongo iremos descubriendo si aguantan en el concurso.

   A Juan, el bailarín madrileño que vive en Lanzarote, y a Óscar, el chico vasco y un pijo educado venido a menos que según el mismo contó fue elegido para entrar GH 11, pero que renunció al decidirse por terminar su carrera, los pongo a los dos en un mismo saco. Aunque diferentes, muestran una fuerte personalidad con madera de líderes, pero de momento se comportan un tanto distantes e intentan que se escuche su criterio en determinados aspectos de la casa, como temas de organización, comida, limpieza etc.  Óscar asegura que es muy organizado y mandón pero que le sale así y no lo puede evitar, algo que confirman algunos de sus compañeros. Adrián, el boxeador, se mueve por la casa con seguridad y cautela, con esa sonrisa condescendiente de los tipos que se saben fuertes e infunden respeto a los demás. Observa a sus compañeros, sobre todo a las chicas, a Maica principalmente, sopesando sus posibilidades, como esperando su oportunidad de protagonismo. Con la murciana erró el tiro de momento, pero se nota que está acostumbrado a tener éxito con las mujeres y como buen púgil es resiliente a los golpes porque sabe que la resistencia y la insistencia a menudo tiene sus frutos.

    Elsa y Vulcan son dos de los que concursantes que más me llaman la atención, sobre todo ella, a pesar del bajón que ha tenido. Tengo realmente interés por ver como se desenvuelve en el concurso y por dónde nos va a salir la bilbaína. Y Vulcan se muestra como el típico tipo majo al que todo el mundo aprecia con muchas ganas de vivir la experiencia con posibilidad de llegar muy lejos en el programa.

    Dejo a Laura a propósito para el final, la hija de Mª José Galera, que ha entrado como un ciclón en la casa dispuesta a jugar y vivir a tope la experiencia como digna heredera de su madre, lo que le ha valido ya varias críticas por parte de algunas compañeras. Debo reconocer que durante la gala del jueves me emocionó ese icónico momento en que la primera expulsada de la historia del programa deja a su hija en nuestras manos, como una ofrenda de carácter simbólico, para que la juzguemos lo mismo que hicimos con ella cruelmente hace veinticuatro años. De alguna manera todos somos hijos de Gran Hermano televisivamente hablando y varios de los nuevos concursantes ni siquiera habían nacido cuando se estrenó el concurso, pero como digo al principio de esta entrada con Laura en Guadalix cerramos un círculo entre el pasado, el presente y el futuro. Y ya sé que lo que voy a decir puede estar un poco fuera de lugar pero creo de verdad que Gran Hermano saldó este jueves una deuda que tenía pendiente con Mª José Galera.  Esperemos que la alegría no se torne en lagrimas amargas.

Forastero marulo

jueves, 5 de septiembre de 2024

CON MI MALETA Y MI CHAMPÚ - GH 19

    Me gustaría ser breve, pero como me conozco no sé si lo conseguiré, y más pensando en todo el tiempo que llevo desenganchado de lo que tiene que ver con Gran Hermano, y no digamos ya de lo alejado que estoy y siempre estuve, salvo momentos muy puntuales, del resto de la purria de concursos y realitys televisivos que han intentado substituir durante tantos años al formato original. Unos sucedáneos, eso sí, con mucho éxito de audiencia y sus correspondientes ganancias al parecer para las cadenas de TV. Una serie de programas que no sigo y de los que sólo me entero de vez en cuando, teniendo en cuenta mi desconexión televisiva, porque están en todos los medios, incluso en prensa escrita, y casualmente captan a veces mi atención porque aparecen implicados en ellos concursantes que vieron la luz pública, y alcanzaron a veces la fama, gracias a su paso por la casa más famosa de Guadalíx de la Sierra cuando eran personas desconocidas para todos nosotros.

    Hace unos días, por ejemplo, zapeando entre canales me di de bruces con una discusión barriobajera y brutal a cuenta de su participación en supervivientes, entre Marta de GH 16, aquella canaria de verborrea explosiva e incontenible, y Sofía Suescun, la navarra ganadora a la postre de la misma edición e hija de la polémica e inclasificable Maite Galdeano.  El caso es que me quedé a cuadros al acordarme con cierta dosis de tristeza de aquel estupendo trío de brujis amigas que formaban ellas dos con mi inolvidable y añorada Niedziela, la encantadora chica del circo que fue para mí la indiscutible ganadora de aquella edición.  Me acordé también del debate que en muchos momentos tuvimos aquí en el blog, y de las reflexiones correspondientes, por el daño que suponía para muchos concursantes del GH original cuando hacían profesión de prestarse a participar en concursos y contubernios sucesivos hasta el punto perder poco a poco, desde mi punto de vista, la dignidad y la compostura; llegando a convertirse en muchos casos en “ídolos” con pies de barro o simplemente en carne de cañón de reality televisivo. Hace ya muchos años, en julio del 2011, publiqué en el blog una entrada - Nunca me abandones - que trataba específicamente este tema. 

    En fin, lo dicho, que me estoy alargando y me desvío del tema de hoy. De lo que quería hablar, por supuesto, es del comienzo de GH 19, porque después de tanto tiempo de espera tenemos por fin nuestro GH original y dentro de unas horas se abrirán las puertas de la casa de Guadalix de la Sierra para recibir a nuevos y, ahora sí, desconocidos concursantes. Una verdadera maldición bíblica, siete años de vacas flacas sin concurso, aguantando todo tipo de remedos televisivos que inundaron nuestras pantallas hasta la náusea mientras nuestro GH de anónimos, el auténtico, continuaba en el ostracismo a lo largo de esta interminable travesía a través del desierto después del infausto final, y del escándalo que supuso GH 18 Revolution. La anterior edición que cerró sus puertas en 2017, y que acabó como el rosario de la aurora, como todos sabemos.

   Este mismo jueves cinco de septiembre comienza GH 19 y debo confesar que me ha cogido totalmente desprevenido. He intentado bucear por la red para ponerme al día pero tampoco he encontrado demasiada información, sólo sé por un vídeo de Mitele que a una tal Maica, una murciana de 25 años a la que llevaron engañada como azafata a una especie de acto de presentación del programa, le comunicaron en directo que sería la primera en entrar en el concurso, y que se despidiera de todo y de todos porque a partir de ese momento la acompañarían hasta Guadalix para quedar incomunicada en la casa a la espera de la llegada del resto de sus compañeros.  La chica, emocionada y sin palabras, sólo acertó a mostrar su alegría preguntando con gracejo por su maleta y su champú. Todo lo que necesitaba para cumplir su sueño. Entrar en GH.

   Un buen comienzo, como eslogan, para esta nueva edición si no fuera, para mi desgracia, porque el maestro de ceremonias de estos preliminares no era otro que Jorge Javier Vázquez. Y tras enterarme, además, de que será nuevamente el presentador de la edición. Una condena y un órdago difícil de sobrellevar para mis desentrenadas tragaderas.  En fin, todo se andará y ya veremos, porque después de tantos años fuera de juego y con los múltiples cambios que se han producido con las redes sociales no tengo muy claro qué voy a hacer ni cómo llevarlo.

Forastero Marulo