Debo reconocer que estoy sorprendido por esta especie de regalo inesperado que supone el comienzo de GH 13 en el 2012, justo después de Reyes, días arriba días abajo. Para ser sincero, digo lo de inesperado porque en mi fuero interno ya casi no contaba con él y me estaba haciendo a la idea de su desaparición este año pensando que era otra consecuencia más de la crisis, y que a Tele 5 en esta coyuntura ya sólo le interesaban concursos cargados de famosetes en declive degradándose cada vez más con el objetivo de hacer caja y después "que salga el sol por Antequera...".
La verdad es que se me hace raro empezar en enero, acostumbrado a vivir en ediciones anteriores precisamente por esas fechas los momentos finales del concurso o los prolegómenos de un desenlace definitivo; y también por cierta nostalgia de revivir la liturgia que supone pasar con los concursantes determinadas galas en esas fechas señaladas en el calendario, que con sus lugares comunes y repetitivos, con sus momentos divertidos, hilarantes o ridículos constituyen ya un clásico del programa: Hallowen, la visita de los familiares en Navidad o celebrar con ellos la Nochevieja en Guadalix con todas sus consecuencias. Cuando hablo de programas anteriores me refiero fundamentalmente a GH 10, GH 11 y GH 12; los últimos concursos que disfruté, y sufrí, de forma compartida y amplificada con toda su intensidad gracias a internet.
El caso, como dije, es que no las tenía todas conmigo tras el evidente retraso en el comienzo del concurso y por la saturación de otros "realitys" exitosos en los últimos meses, hasta que Mercedes Milá nos comunicó en la tele hace poco que la cosa estaba a punto de caramelo y que había firmado el contrato para presentar GH un año más, el 12+1. Sinceramente pensé que había mar de fondo y diferencias importantes entre la presentadora y la cadena amiga, y aunque su presencia no es imprescindible, como la de nadie en esta vida, creí que el programa estaría herido de muerte este año teniendo en cuenta todas las circunstancias y más si ella se desenganchaba del mismo dando un portazo.
Si hablamos estrictamente de periodos de programación del concurso y recurrimos a las hemerotecas, es verdad que en el largo historial de GH en España hay otras ediciones que se desarrollaron en la primera parte del año, fundamentalmente en primavera. Es el caso de las tres primeras ediciones, las de los años 2000, 2001 y 2002 y mira que llovió y cambió el mundo desde entonces. Por el medio hubo varias que se desarrollaron en el último tramo del año, entre septiembre y diciembre: GH 6, GH 8 y GH 9. Y las demás, entre ellas las tres últimas como comenté, comenzaron entre septiembre y octubre de un año y acabaron a comienzos del año siguiente, entre enero y febrero. Excepto la última, GH 12, que acabó bien entrado marzo de 2011 después de 144 días de convivencia, convirtiéndose en la más longeva de todas en la historia de Gran Hermano, seguida muy de cerca por GH 11.
No sé si el hecho de desarrollarse el concurso durante un periodo inédito en la historia de Gran Hermano forma parte de lo que la dirección del programa califica como darle la vuelta, pero de lo que sí estoy convencido es de la influencia de las estaciones en el estado de ánimo y en la vida de las personas, por tanto una edición que evolucionará en su mayor parte durante el frío y crudo invierno, con sus días gélidos y cortos en plena sierra de Guadalix, éste no formará sólo parte del decorado sino que determinará de alguna manera el devenir de los acontecimientos. Además, una previsible final en plena primavera con sus brotes y alteraciones en la conducta humana será un plus interesante para una edición novedosa en este sentido.
Un regalo de Reyes decía al principio: el oro del premio para los concursantes, el de la audiencia para Tele 5 y el del puro entretenimiento de un buen concurso para nosotros (esperemos). Y la mirra y el incienso como recurso aromático y purificador para acompañar los buenos momentos, auténticos y "espirituales", que ojalá nos regale el programa; o llegado el caso para enmascarar el tufo inconveniente si la cosa se tuerce y deriva hacia derroteros poco recomendables.
En manos de Gaspar lo pongo, mi rey favorito.
Forastero Marulo
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Un regalo de Reyes decía al principio: el oro del premio para los concursantes, el de la audiencia para Tele 5 y el del puro entretenimiento de un buen concurso para nosotros (esperemos). Y la mirra y el incienso como recurso aromático y purificador para acompañar los buenos momentos, auténticos y "espirituales", que ojalá nos regale el programa; o llegado el caso para enmascarar el tufo inconveniente si la cosa se tuerce y deriva hacia derroteros poco recomendables.
En manos de Gaspar lo pongo, mi rey favorito.
Forastero Marulo
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