1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

sábado, 26 de febrero de 2011

DOBLES PAREJAS

    No lo había pensado pero después de lo que pasó ayer, la crónica de una expulsión cantada y de unas nominaciones previstas que todos sabíamos como iban a desarrollarse, la casa quedó suspendida en una suerte de extraño y sugerente equilibrio; que lo sería más si los capitostes del programa no hubiesen tenido la genial idea de regalar la final en bandeja a Yago, desnivelando la relación de fuerzas entre los últimos supervivientes del concurso desde la semana pasada y condicionando las nominaciones para el cuarto puesto (el peor de todos, como sabemos). Una situación favorable para el modelo a corto plazo pero comprometida como veremos y que lo perjudicará seguro de cara a la final. De lo que en el fondo me alegro.

    Mientras comentábamos la gala en vivo y en directo en Gran Hermano Comentado, el blog vecino y amigo de Ácrata, apostamos y predijimos (estaba chupado) como nominarían los cuatro concursantes que quedan en la casa. No había lugar para sorpresas y todos sabíamos que saldrían nominados los tres que salieron: Laura, Marta y Marcelo, y además con esos puntos. Desgraciadamente Yago no tuvo los arrestos necesarios para ahorrar a Marta el agobio de estar en la palestra con la pareja totita, evitando nominar a la cara al malaguita, su colega y perro fiel, en vez de nominar a Laura como hizo. Esa sería, creo, la mejor manera de facilitar las cosas a su paisana, la que fue siempre su apoyo en esa casa según sus propias palabras, y convirtiendo la expulsión del jueves que viene en cosa de dos: Marcelo y Marta. Y con el totito más a tiro.
    Ahora quedan ellos cuatro en la casa, entrelazados en una madeja de hilos evidentes pero también con los más invisibles y sutiles que conectan a estas dos “parejas” con fuerza en lo positivo y lo negativo. Una pareja de "enamorados" a palos y la otra convertida en ejemplo de amistad sublimada por una Marta arrebolada y entregada totalmente a su “amigo”. Dos parejas que nos muestran mil facetas y múltiples aristas mucho más complejas de lo que parece, de tal manera que la interrelación entre los cuatro se establece como mínimo en seis planos diferentes, que llenan de matices y connotaciones únicas a cada uno de ellos como concursantes independientes y en relación con los demás.

    Por un lado nos encontramos con la percepción y la valoración que hacemos de las parejas en sí, su definición como tales, su funcionamiento y desarrollo como entes con vida propia. La relación tormentosa, apasionada y excesivamente desequilibrada entre lo que aporta cada uno de los totitos por un lado y esa especie de amistad asimétrica entre mis dos paisanos, en la que ella hace tiempo que cruzó la raya de la mera fraternidad de colega y paisanaje para entregarse sin concesiones ni cuestionamiento alguno a los dictados y consignas de Yago; mientras que por parte de él sólo distinguimos un aprecio cuya intensidad desconocemos sumado al asombro que seguramente siente de que Marta le profese esa devoción tan exagerada, total y sin condiciones. Una actitud servil de la coruñesa que está lastrando su concurso y que le puede impedir su acceso a una final, que hace unas semanas tenía casi totalmente asegurado, por renunciar a ser ella misma.
    Aparte de estos planos, el del totis love intenso e imposible tantas veces comentado y el de la "amistad forever" entre gallegos, sostenida ésta sin lugar a dudas por el acatamiento sumiso de Marta al yugo indiscutible de la voluntad egocéntrica del vigués, y que posiblemente enmascare, como veremos, otro tipo de sentimientos, también nos encontramos con otras conexiones enmarañadas y cruzadas entre estas dobles parejas que serán determinantes, probablemente, para el desenlace definitivo del juego.
    Dos planos complementarios a los anteriores que están conformados por las relaciones repletas de desencuentros, animadversión y rencor entre Marcelo y Marta por un lado y de Yago y Laura por el otro. Enfrentamientos que nacieron y crecieron por motivos coincidentes en los dos casos.  Laura, que desconfía y tiene calado al rubiales, como ella lo llama, porque siempre sospechó de sus intenciones de instigar y contaminar a Marcelo contra ella, sobre todo después de aquella primera gran bronca en la que los dos estuvieron separados. Y el caso de Marta y Marcelo, no tan evidente pero igual de enconado, con él acusando a Marta de meter cizaña entre la pareja, cuando en la realidad es Laura quien busca a la gallega para desahogarse y que le den la razón en sus cabreos periódicos con el totito porque necesita que la escuchen cuando se pelea con él.

    Y por último los dos planos de amistad paralelos a las dobles parejas: entre ellas dos por un lado y la de ellos por la otra. La amistad entre las chicas es más equilibrada y tal vez más compleja, con sus altibajos y sus momentos de desconfianza porque ha sido torpedeada varias veces por los otros. Las dos son abiertas, francas, y en las distancias cortas son cercanas y generosas en los afectos. La camaradería entre ellos ya la he comentado varias veces. Es la historia de un maestro y su alumno aventajado, la de un discípulo, Marcelo, subyugado por la autoridad moral que el mismo adjudica a su profesor en el máster de cómo ser un macho diez y moverse con soltura por el mundo del famoseo,  y al que deja que se entrometa en su vida sentimental inconsciente de que su mentor y maestro tiene una estrategia calculada en la que considera al malaguita un simple alfil de la reina negra a la que pretende dar el jaque mate cuanto antes. 

    Resumiendo, que nos quedamos con una partida más rica y compleja de lo que yo mismo me esperaba y en la que sólo hubiese cambiado al totito por la sirenita. Un envite que daré por bueno a corto plazo si el malaguita se va de cuarto como merecedor de una larga entrevista en una gala para él solo, ya que tiene muchas cuentas pendientes que resolver en el plató. En definitiva un tramo final con:

Dos dobles parejas (una de enchochamiento y otra de amistad incondicional entregada y asimétrica).
Dos dobles parejas construidas de antipatía y desprecios.
Dos dobles parejas de camaradería, de compañerismo sincero e interesado por partes iguales.
Seis dobles parejas cruzadas, cuatro concursantes, tres finalistas y un único maletín.

    A continuación me gustaría hablar de Marta, una concursante a la que casi no he dedicado tiempo alguno, o muy poco, en estas crónicas.  En todas las entradas de esta edición, salvo contadas ocasiones, apenas la suelo mencionar, de refilón como mucho, y no hay una razón convincente para explicar semejante hecho, porque la verdad, no la considero precisamente un mueble y ha sido condimento de casi todas las salsas.  Ella fue siempre el refugio de los parias y desheredados de las sucesivas escisiones de los diferentes grupos. Sobre todo se especializó en acoger bajo su manto de mamá leona (como ella misma se definió) a miembros de las parejas que por separación forzosa o voluntaria necesitaban una cura temporal o definitiva a sus heridas emocionales y morales.
    Por eso no tiene explicación ni disculpa este desinterés por mi parte. Ella se muestra siempre transparente (o eso parece) y próxima a los demás, sin embargo, de forma paradójica, me siento incapaz de comprender su visión de las cosas y sus discursos aparentemente sensatos y políticamente correctos de cara a la galería. Con ella se cumple esa máxima, algo rancia y desfasada, de que por mucho que convivas con una mujer nunca tendrás la certeza de conocerla.  Marta me parece una superviviente nata y al tiempo una mujer poliédrica envuelta en mar de contradicciones.  A pesar de esa tristeza y ese discurso cansino que le achacan y censuran, ella siempre tiene una sonrisa que ofrecer y una palabra amiga para regalar.  Incluso consejos no solicitados que no siempre se aceptan de buen grado. Junto a Chari es de las más agradables y empáticas de la edición en las distancias cortas, y su conversación y su trato siempre es cercano y afable. Todo su carácter y su escasa agresividad se le muere en la boca y casi nunca pasa del confesionario ni del comentario confidencial.  Hasta que llegó Yago de nuevo a la casa supo nadar a contracorriente durante semanas, superando nominaciones en contra de tirios y troyanos, y cuando su grupo desaparecía acababa siempre encontrando una salida digna (ya se sabe, cuando una puerta se cierra otra se abre). Lo hacía con cierta elegancia y oportunidad, ofreciéndose y aportando el apoyo necesario, como dije, a los parias o  refugiados de los grupos desaparecidos o escindidos.

    Pero esa Marta cariñosa, acogedora y concursante con todas las posibilidades desapareció, en gran parte, hace tiempo.  Hay una Marta anterior y otra posterior a la repesca de Yago. Con la vuelta a la casa del modelo, gracias a los votos de la audiencia, surgió una Marta más apagada que decidió desactivarse para jugar un papel secundario a la sombra de Yago. Siempre me costó entender esa dependencia y fascinación que siente por él. Un deslumbramiento de tal intensidad que provoca en una mujer como ella, supuestamente moderna y autónoma, una dependencia casi enfermiza que la anula y la disuelve hasta convertirse en una persona sojuzgada y sometida a una lealtad extraña y auto impuesta que ni el mismo Yago acaba de entender. Me imagino al modelo, alucinado, desde su narcisismo y su perspectiva autocomplaciente de las cosas pensado que su capacidad de seducción no tiene límites, o pontificando desde su atalaya de macho alfa que no hay Dios que entienda a las mujeres.

    La otra explicación, la más plausible, es que desde el momento en que se encontraron por primera vez en la casa de colorines se produjo un flechazo inmediato por parte de Marta y se quedó colgada de él para siempre. Recuerdo perfectamente que sus ojos la traicionaron cuando se iluminó su mirada al verlo por primera vez. Yago, desde ese concepto tan curioso del respeto que según él le deben los demás por ser quién es, la rechazó y la despreció porque interpretó como una desconsideración imperdonable una frase de Marta, sacándola fuera de contexto, cuando ella le dijo que allí mandaban ellas al encontrarse los dos por primera vez en la casa. Luego siguieron caminos diferentes sin puntos de intersección, a él lo expulsaron y ella se lió con Joaquín.

    Esa historia, la de Marta con el maduro gaditano, un poco sórdida y carente de alicientes  para mí como espectador, fue lo que menos me gustó de ella. Una relación forzada que tanto perjudicó a Joaquín y que está donde se merece por juzgarla demasiado a la ligera después de todo lo que ella le dio. 
Tampoco me convenció demasiado la imagen que nos vendió en su vídeo de presentación, tan diferente a lo que vemos en la casa en muchos aspectos. Pero éste es un pecado menor o venial, con su disculpa, porque está bastante generalizado entre todos los concursantes en sus presentaciones, donde intentan sorprender a la audiencia y a los que hacen la selección en el casting. De cualquier manera esa declaración tan comentada, de que ella se siente un hombre dentro de un cuerpo de mujer, si lo dijo por lo liberal que es en sus relaciones con el sexo opuesto, aunque discutible, lo doy por bueno; pero casa fatal con ese rol sumiso y de obediencia ciega a un hombre como Yago que en realidad es lo que estamos viendo.

    Tampoco he hecho comentario alguno sobre la polémica del idioma gallego a cuenta de unas declaraciones desafortunadas de Marta y que tanto se han comentado por aquí en Galicia a nivel local y también en internet. Como gallego tengo mi opinión sobre el asunto, por supuesto, pero me la reservo, ya que para lo concerniente al concurso el tema no interesa aunque me dé pistas sobre su forma de pensar y otras cosas.

    Ni que decir tiene, como supondréis si habéis leído las entradas anteriores, que mi deseo es verla en la final con Laura y Yago. Prometo que en esta entrada no voy a hablar del totito, a ver si así se va de una puñetera vez y dejo de gafarla.

    Para terminar me gustaría comentar que la gala de la expulsión del nuevo “Dama de Almoradiel” me pareció un esperpento en toda regla. Esa es la verdad. Todo en el plató estaba a más revoluciones de lo normal, como si hubiesen esparcido un par de bolsitas de coca a través del aire acondicionado y todo el mundo se hubiese descontrolado con la entrada estelar del coplas que redimido y renacido, dentro de su nueva identidad sexual, regresaba a la vida real alegre como unas castañuelas, nunca mejor dicho, y más eufórico que nunca.  Un chute de notoriedad exagerado y casi grotesco.  Una escena que ya quisieran para una de sus películas Almodóvar o un Berlanga.  El caso es que todo el mundo estaba fuera de sí: la familia, los amigos del nuevo gay, los espectadores y unos compañeros expulsados que estuvieron especialmente desbocados durante la gala, sobre todo el momento de la entrada, cuando le hicieron ese pasillo de la fama a Dámaso, aplaudiendo todos en pie como quien recibe al torero aquel de la copla de Manolo Escobar.  Resultó un espectáculo entrañable y  a la vez tremendamente ridículo. El momento de gloria de un buen chico que necesitó un programa como GH para destapar su verdadera esencia. Espero sinceramente que sea por bien.
    Y esta vez no me podía olvidar de la Milá, ni del modelito tan provocativo, o disuasivo, según se vea, que le tocó vestir esta semana, plantificándonos toda la noche sus generosos pechos a través de la pantalla, hasta el punto de que por un momento casi me acongojo cuando se acercó a la cámara para recriminarnos y retarnos, a los de los blogs, para que denunciemos donde corresponda si creemos que de verdad existió tongo con lo de Yago.  En ese instante pensé que nos fulminaba y me acordé de Afrodita, no de la diosa griega del amor, ¡no!, sino de la novia de MazingerZ. Sólo le faltó decir aquello de  ¡pechos fuera!

Marulo
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jueves, 24 de febrero de 2011

CUANDO RUGE LA MARABUNTA

    Teniendo en cuenta que la caldera está que arde y se masca la tensión en todos los rincones de internet dedicados a GH12, el personal bloguero bulle indignado y cabreado o dispuesto a sumar fuerzas para dar la última batalla alrededor de su favorito o favorita fijando cada uno sus posiciones a pocos días de la final.  Unos despotrican contra la marea carpetera que pretende plantar en la final a los totitos por pelotas y por votos, que es en definitiva lo que manda, empeñados en mantenerlos y salvarlos juntos para desgracia de todos aquellos que pretenden otro ganador, fundamentalmente los de la peña yaguista que enarbola la bandera del modelo sin demasiada fe pero pensando que es la mejor opción o la única que queda ante una victoria prácticamente anunciada.

    Mientras ruge esta especie de marabunta mediática en tierra de nadie pululan otras posiciones intermedias o diferentes que intentan, sin demasiada fortuna por ahora, encontrar una resolución alejada o matizada de estos dos bandos principales y contrapuestos.

    Aquellos que leéis el blog y seguís sus comentarios conocéis de sobra mi postura, y aunque más adelante volveré sobre ella para que quede constancia definitiva, ante la proximidad de la final, como hago siempre, de quién es mi favorita y porqué, no quiero dejar pasar la oportunidad de comentar, recurriendo al pasado más o menos reciente, la polémica que ha vuelto a surgir en los blogs y en los foros sobre el tema de las plataformas de seguidores que se crean para defender a tal o cual concursante y sobre sus discutibles métodos. Este año en concreto se está criticando y atacando a las célebres “carpeteras”, un término que incluye a las seguidoras (al parecer son sobre todo mujeres, o eso dicen, y la mayoría adolescentes) de los dos totitos, Laura y Marcelo, como conjunto indivisible.

    Es curioso observar como personas muy significadas y pertenecientes en su momento a la famosa plataforma Ivanista de GH10, la gran madre y el modelo de todas las plataformas de la historia de GH tanto por tamaño como por poder, influencia y unanimidad en su momento, se encuentran ahora en bandos diferentes y muchas veces enfrentados. Desde diversos foros algunos de ellos, entusiastas entonces del pirata Iván y de su escudera Chiqui, critican con saña o simplemente lamentan la estrategia carpetera de votar en masa para salvar a sus totitos y reniegan ahora de prácticas que antes apoyaban con apasionado frenesí cuando el viento soplaba a favor de su elegido poniéndose, incluso, en primera línea de combate enardeciendo a las masas o reformateando la realidad. El Gato el primero.

    Lo que ahora ocurre con las dichosas carpeteras, lo mismo que el movimiento indhirista de GH11, que quedó en nada y nunca sabremos en que acabaría aquello gracias a un bendito vaso de agua lanzado a destiempo, son juegos infantiles comparado con lo que pasó en GH10 y aquel movimiento pirata. Los pocos que intentamos plantar cara abiertamente a aquella fiebre, que se desató y se vivió fundamentalmente desde el blog del Gato Encerrado, intentando argumentar sin fortuna posturas “antivanistas” sabemos realmente en nuestras propias carnes virtuales la dimensión increíble que alcanzó todo aquello y tenemos adjudicada, con todo el derecho del mundo como decía en mi anterior entrada, la medalla de “reventaos insignes” de este programa. Por eso, al menos yo, estoy curado de espanto y me da un poco la risa floja al ver como determinadas personas montan un "pifostio" de tres pares de cojones ahora que reciben su propia medicina ante algo que ni de lejos ha adquirido las proporciones de la movida ivanista de la que formaron parte entonces en mayor o menor medida.

    He de reconocer que el jueves pasado, como comenté en la anterior entrada, volví a sentir un poco aquellas viejas sensaciones de “reventao”, cuando las carpeteras echaron a mi Lydia con cajas destempladas y con un porcentaje desproporcionado de votos, dejando dentro a un totito indefendible que ya vemos como se las gasta y con las consecuencias graves para Laura que llevo advirtiendo hace ya bastante tiempo en este blog.

    Decía que en GH10, en el momento álgido del fenómeno ivanista, aturdido por los cañonazos piratas y las borracheras de ron y victoria de la numerosa tropa que defendía a Iván, allá por enero de 2009 y a pocos días de la final, no tuve mejor idea que intentar analizar aquel movimiento que había medrado como una hidra devorando todo a través de blogs y foros temáticos en internet. Perplejo e hipnotizado, y con el objetivo de gastar mi penúltimo cartucho con la idea de contrarrestar un poco aquella locura pensando que aún había una oportunidad para que ganase Orlando (debo confesar que era un incauto y un pobre ingenuo) publiqué en el Gato Encerrado un largo comentario en el que bautizaba aquel fenómeno como MARABUNTA IVANISTA. Como no tengo copia del escrito y entrar en el blog del gato intentando localizar algo por allí se convertía en tarea imposible desde que eliminaron la función de “mostrar todos”, y menos con entradas como aquellas que tenían entonces muchos miles de comentarios, se me ocurrió recurrir a San Google y ver que pasaba. Mi sorpresa fue tremenda cuando me encuentro dicho escrito citado en algunos lugares.
    Por si alguien tiene el interés de saber mi opinión sobre como se gestó en GH un fenómeno “...ISTA” llevado hasta las últimas consecuencias como lo fue aquél y poder compararlo con el movimiento carpetero actual de GH12, os dejo el enlace de uno de los lugares donde lo encontré:  PLATAFORMA IVANISTA GH10.  

    Volviendo a la actualidad de la casa después de mi decepción del jueves por la expulsión de la sirenita, todo se convierte otra vez en un REPLAY acostumbrado de los totitos, confirmándose una vez más mi teoría de siempre: Marcelo es el peor enemigo de Laura dentro de la casa, y también de sí mismo. Hasta el extremo de que volvería a utilizar los mismos argumentos, punto por punto, de TOTIS LOVE, la penúltima entrada del blog que publiqué justo unas horas antes de la gala del jueves pasado y en la que pedía, una vez más, la expulsión del malaguita por el bien de Laura sobre todo y también de los dos. Sí alguien quiere leérsela de nuevo, sigue teniendo ahora la misma vigencia pero con más razones y argumentos que hace seis días. Con el agravante de que a causa de ese empecinamiento y  tozudez carpetera de mantenerlos juntos salvando otra vez al impresentable de Marcelo hemos estado a punto de perder a Laura. Y ha llegado la hora de decidirse, independientemente de que estén o no de nuevo follando o haciéndose arrumacos para cumplir el guión establecido y repetido por enésima vez, justo antes de la gala de mañana y con uno de ellos en peligro, en concreto Laura.

    Mi opinión sobre esto está clara desde hace meses en el blog: Laura debe llegar sola a la final sin el lastre peligroso del totito para evitar que se hunda con él, o lo que es peor, para impedir que se ahogue mientras lo sostiene y lo salva para colocarlo a un paso del maletín, generosa como siempre. Mi petición, por llamarlo de alguna manera, es para los Lauristas de verdad, para ese sector carpetero que auxiliaba a Marcelo por ella. Ahora que el odio exterior hacia la de Parla crece a medida que se acerca la final, consecuencia en parte de esa situación de humillación constante que ella misma permite al malaguita, es necesario tomar medidas drásticas a la vista de los acontecimientos. Y no dejarse engañar por los cantos de sirena que nos venden una final con Marcelo al lado y dan por normal esta relación tan dañina y nada ejemplar. Tal vez entre las carpeteras, al rebufo del tirón innegable de Laura, se escondan muchas marcelistas a las que verdaderamente sólo les interese que gane el totito, y cuando llegue la hora de la verdad se decidirán por él, cuando la realidad es que Marcelo, como un buen surfista, está donde está por subirse a la buena ola. La ola estelar y fulgurante del ciclón de Parla.

    En el debate del domingo (fue muy lamentable, por cierto, la burla fácil y de pésimo gusto que se montaron con Lydia a cuenta del pony Tato) veíamos como Laura lloraba y se lamentaba en el confesionario diciendo:
- La culpa la tengo yo por arrastrada desde el principio, por no ponerme en mi sitio. ¡El desengaño que tengo!.
    A continuación Jordi pidió a la Sirenita su opinión sobre la situación de la pareja. Ella, juiciosa comos siempre, le contestó que Laura ya se está quitando la venda de los ojos, porque está cegada. ¡Ojalá sea cierto! pero tengo muchísimas dudas.
    Con todo ella es la única, de los que quedan, que merece alcanzar el premio. Ella es la concursante con mayúsculas de esta edición. Ella es GH12 con sus luces y sus sombras. No tengo ninguna duda y ella es mi favorita, lo fue desde el principio, aunque tenga que soportar ese error tan evidente, desde mi perspectiva, que supone el que siga encadenada emocionalmente a Marcelo

    Hablando de mi paisano, de Yago, me llama poderosamente la atención no leer a nadie de sus seguidores criticando abiertamente ese pase directo de su favorito a la final gracias a la increíble pantomima de la búsqueda de la cápsula del tiempo que se sacó de la manga la organización del programa. No quiero pensar lo que se diría si fuese otro u otra la privilegiada con tal prerrogativa y con el poder, además, de nominar y decidir con sus votos quién debe estar en la palestra. Un escándalo de cojones, seguro. Demasiados privilegios para alguien que en estos momentos del concurso se ha encontrado con el inaudito regalo de estar en misa y repicando.

    Ya he dejado claro, por activa y por pasiva, lo que pienso de él: un concursante que desde el minuto uno jamás me ha gustado. Tanta estrategia insolidaria y una ausencia de implicación real en el programa es motivo suficiente para rechazar su forma tramposa de concursar. No ha sido leal con nada ni con nadie, solamente con el objetivo de aguantar lo más posible para llevárselo crudo saliendo el último. Ha engañado y traicionado a todos amedrentando, vendiendo humo y poco más; ni siquiera su supuesta simpatía y las risas que nos echamos con él gracias a sus bromas pesadas y a sus coñas constantes son suficientes para redimirlo de nada, sobre todo cuando sus burlas suelen ser unidireccionales, reaccionando de forma abrupta y contrariado cuando se las gastan a él. Resulta demasiado patética esa pretensión que ha tenido siempre de pedir respeto a los demás cuando él, en tantas ocasiones y por sistema, no ha hecho lo propio.

    Estoy totalmente de acuerdo con la opinión de que su verdadera obsesión es Laura. Inmediatamente después de la gala del jueves, tras tanta euforia presuntuosa y autofoto complaciente para la posteridad al saberse finalista, comenzó de forma descarada su intento de jaque mate final a la reina indiscutible de totilandia. En uno de sus múltiples ejercicios de cinismo nos pretende vender a Dámaso, vamos, casi a canonizarlo, ensalzando las virtudes del coplas en su blog para que tomen nota sus seguidores de a quién hay que salvar. Si no fuese porque sabemos que ha comenzado la batalla definitiva e intenta asegurarse una final al lado de los más débiles para llevarse el maletín, a lo mejor habría picado algún pardillo. De todos modos como él no está en la lucha, gracias a la  injusta inmunidad que goza por encontrar la cápsula del tiempo, y muchos de sus seguidores se van a ahorrar la pasta ahora, pensará el muy avispado que es bueno que las carpeteras y/o los lauristas se desgasten de cara a la finalísima y agoten el saldo de sus móviles en esta escaramuza menor. ¡No sabe nada el pavo!.

    Y no digamos de la continua labor de zapa que ejerce con un subyugado y cada vez más decepcionante Marcelo que come de su mano como un cabrito manso. Cuánta razón tiene la de Parla cuando afirma consternada, en su último brote de estos días, que mientras el totito a ella le grita y le falta al respeto ante Yago siempre baja las orejas.
    Dicen que pisar mierda trae suerte, y el jueves pasado en la gala Laura pisó, y bien a fondo, la mierda del Tato mientras buscaba descalza la cápsula del tiempo durante esos ocho minutos más inútiles y fraudulentos de toda la edición. Esperemos que sea un buen augurio. 
   
    Para finalizar, como homenaje a la última expulsada, aquí os dejo un enlace con el vídeo de la  ENTREVISTA A LYDIA fuera ya de la casa. Estáis eximidos del castigo, por supuesto, todos aquellos que no comulgáis con la buena decoración o que pensáis que no es suficientemente estimulante para vuestro intelecto. 

Marulo

sábado, 19 de febrero de 2011

EL ÁNGEL DE LA CASA

    Ayer noche se esfumaron varios de mis sueños. El principal, la posibilidad de disfrutar de esa final femenina tan deseada por este Marulo veterano que figura por méritos propios, o deméritos, en el cuadro de honor de reventados insignes de este programa cabrón que me tiene "abducido" desde hace 11 años, y que visto lo visto, después de seguir cuatro meses de interminable convivencia en GH12, me parecía la resolución más ecuánime y apropiada para esta edición.
    Todo eso se rompió hecho añicos en la gala del jueves y por dos motivos, a cada cual más injusto. El primero, por el fraude que supone meter directamente en la final precisamente a Yago, mediante una prueba aparentemente preparada “ad hoc” para el modelo y que consistía en esconder aquella cápsula del tiempo que Ángel nos dejó con mensaje grabado el día de su victoria en GH11, un conejo sacado de la chistera por la organización, tan forzado y polémico, que ha generado enormes suspicacias y multitud de críticas justificadas en miles de seguidores del formato y que, particularmente en lo que a mí se refiere, hace que me sienta totalmente estafado.  Y segundo, por supuesto, por tener que asistir a una de las expulsiones más injustas y crueles, a mi modo de ver, que he vivido en 12 ediciones de GH; y no tanto por la expulsión en sí, que conozco perfectamente el mecanismo del programa y ya he vivido esto anteriormente, conociendo por tanto lo que significa una marea o movimiento acabado en “ista” de lo que sea (ivanista, indhirista, y ahora laurista), sino por ese abultado porcentaje totalmente inmerecido con el que se va Lydia, el ángel de esa casa.
    Y no lo digo sólo yo, porque este calificativo atribuido a la Sirenita, según confesó Mercedes durante la gala, es la opinión que le transmitieron en nombre de todo el equipo técnico del programa que trabaja a pie de obra en la casa de Guadalix.  Ellos son los que viven a diario con los concursantes soportando durante 24 horas sus glorias y sobre todo sus miserias; registrando y observando aquello que vemos y todo lo que no vemos. Por eso, sus palabras de disgusto por la expulsión de Lydia tienen un valor tan especial: “no hay derecho a que nos quiten el privilegio de ver este ángel”.
    No voy a descubrir nada nuevo, pero el caso es que los entiendo perfectamente y me imagino a todo ese equipo humano, currando y soportando la visión continua del personal que tienen ahí dentro, contrariado por perder la posibilidad de disfrutar, al menos, de la única persona con una sonrisa amable siempre en los labios, constantemente dispuesta a facilitar la convivencia, o cuando menos, a no contribuir al deterioro de la misma, e intentando esforzarse sin descanso en mantener unas mínimas reglas de urbanidad, con educación y civismo, mostrándonos su cara amable sin perder nunca las formas, ni tan siquiera en las situaciones más prosaicas y cotidianas. Eso se agradece y aunque no haya sido un volcán de emociones de cara a la galería, ni haya estado en el ojo del huracán en todo momento, ha sabido mostrarnos lo mejor de sí misma; su personalidad estable y serena sin traicionar jamás sus principios. La coherencia ha sido su principal bandera.
    Decía que comprendo al equipo técnico de la casa porque a mí me pasaba algo parecido con ella. Lydia se había convertido desde el inicio del programa en uno de los pocos alicientes de la casa, y ahora no tengo el privilegio de encender el 24 horas y verla a ella siempre tan divina súper, súper, súper. Sólo con su presencia llenaba la pantalla ejerciendo, como confesé hace ya mucho tiempo, cuando se fue a Israel, un puro magnetismo, regalándonos un chute de tranquilidad desde la corrección y la serenidad que transmite en un evidente y fuerte contraste con los excesos en las formas, con la incongruencia e incluso con la zafiedad, según los casos, de muchos de sus compañeros.
    Lydia ha tenido, además, el detalle y la decencia de ahorrarnos falsos sentimentalismos y todos esos encuentros teatrales rozando la histeria y el ridículo que suelen producirse en los reencuentros con los familiares. Antes con su padre, en la casa, cuando éste entró vestido de Papá Noel en la visita navideña, y ahora con su madre y los amigos cuando se encontró con ellos en el plató. Todos esos montajes dramáticos al uso durante el recibimiento de los expulsados, o en las visitas especiales de familia y amigos a Guadalix que suelen acompañarse con reacciones desorbitadas por parte de los concursantes, tan fuera de lugar, como si volviesen de la guerra del Vietnan cuando llegan al plató y la puerta de GH se abre para ellos; o como si se tratase de una visita a un preso en el corredor de la muerte cuando les permiten un encuentro en la casa. La visita de la mujer de Anup, por ejemplo, que se salvó por los pelos de que el indio se la tirase allí mismo delante de toda España gracias al cristal de seguridad que los separaba, me recordó muchísimo, pero en versión chusca, a aquella conmovedora visita de la novia del protagonista de la peli “El expreso de medianoche” en una siniestra cárcel turca. Nada, que lo prefiero así, con esa moderación contenida y respetuosa de la sirenita antes que las patochadas excesivas de la mayoría que esconden, las más de las veces, cierta sobreactuación culpable y desproporcionada que en muchas ocasiones sólo produce vergüenza ajena.
    Son muchas las cosas que me gustan de Lydia y que compensan con creces sus evidentes limitaciones. Lo primero, como dije, su fuerte personalidad y la coherencia en su actuación, porque ella se ha mostrado siempre igual, sin fisuras. No ha pretendido darme gato por liebre. Y sobre todo me tiene encandilado, precisamente, porque muestra muchas cosas que a mí me faltan. Su capacidad de no perder los estribos y enfrentarse a las cosas, incluso a aquellas complicadas para ella, con calma y sensatez; algo que suele confundirse con la frialdad y no es lo mismo. Para mí son otros los fríos y los calculadores pero no pienso decir nombres. Cada uno que haga su lista.
    También comprendo perfectamente lo que quiso decirnos con lo de la barrera de protección ante la pregunta intencionada de Mercedes sobre su supuesta frialdad.  Ayer, en el plató, encajé la última pieza que me faltaba del rompecabezas. La respuesta la encontré en sus ojos, en una mirada levemente triste que apenas disimulaba detrás de su eterna sonrisa.  Ayer, digo, descubrí su alma herida por fin, cuando descubrió decepcionada, al ver los vídeos que le pusieron, en qué acabó el Feroz y observando a Yago desde fuera. Ayer descubrí una chica vulnerable al cariño y algo ingenua con ganas de querer y la quieran, y que ha sufrido seguramente por esto varios desengaños. Tal vez son especulaciones mías exageradas pero todo en su mirada, triste y prudente, encaja perfectamente con su historia personal. La historia de una mujer que fue madre muy joven pero de una madurez tan rotunda dentro de la aparente simpleza de su discurso y la falta de profundidad en sus respuestas.

    Además estoy encandilado por esa capacidad que tiene de llevarse bien con personas tan dispares y opuestas a ella, personas de carácter conflictivo o que se mueven en el ámbito del frikismo y en las orillas de la marginalidad. Por eso la admiro aún más, y por la virtud de dar cancha y mejorar a tipos tan impresentables en cuanto a su actitud como antes lo había conseguido con Feroz y últimamente con Yago, haciéndolos más humanos y cercanos, pero siempre celosa de mostrarnos sus emociones y moviéndose con cautela en las arenas movedizas de los sentimientos.

    Para acabar diré que entiendo sus defectos y carencias, como dije antes, pero al revés de lo que piensa mucha gente creo que no es una chica fría y que detrás de esa máscara de frivolidad y apariencias existe una persona sensible con una vida, a sus años, más compleja de lo que parece. Una mujer legal y leal. Una excelente persona.

    Al final ya sólo me queda Laura.   Pero eso ya es otra historia.

Marulo 
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jueves, 17 de febrero de 2011

TOTIS LOVE

    Por más que lo intento no soy capaz de sentir ni una pizca de emoción con esta historieta de amor, o como quiera llamársele, entre la chica de Parla y el totito de Málaga. Un REPLAY casi diario de morreos, broncas, gritos, desprecios, faltas de respeto, y de nuevo reconciliación, polvazo y vuelta a empezar en un bucle infinito que se ha vuelto omnipresente hasta el hartazgo absorbiendo GH12 en su último tramo. Cada uno tendrá su verdad y su manera de ver y juzgar las cosas pero a mí, particularmente, me chirría la versión edulcorada y pretendidamente romántica de un amor invernal con resolución y futuro imposible como el sueño, o pesadilla, de una noche de verano entre la princesa quetepés y el malaguita.
    No dejo de sorprenderme cuando leo tantos comentarios elogiando a esta pareja como tal. Blogueras entregadas, adolescentes, jóvenes o maduras, que expresan conmovidas la emoción que les provoca esta relación sentimental (por llamarla de alguna manera) y nos cuentan encandiladas, desde esos rincones de internet donde se agrupan y se animan, como están viviendo lo que consideran unos sentimientos nobles de Marcelo, ese niño grandote, caprichoso y consentido que según ellas no nos quiere enseñar su corazón, por vanidad y orgullo de joven cachorro; y las tribulaciones una Laura enamorada y apasionada que desesperadamente se amarra a su verdad. La verdad de un amor en el que cree a pies juntillas el universo carpetero, defendiéndolos a capa y espada hasta el final.
   Aunque respeto mucho sus opiniones, como el año pasado respetaba a las Indhiristas, no puedo evitar sentir desilusión y cierto desagrado por una visión tan positiva que no comparto en absoluto. Hay por el medio demasiadas frases que me dan escalofríos: ¡no vales para nada! ¡me das asco!. Palabras gruesas, faltas de respeto y actitudes soeces y groseras que considero inadmisibles. Humillaciones innecesarias que por mucho que digan que son ahora el pan nuestro de cada día entre la gente joven y no tan joven, no por eso dejan de ser intolerables. Entiendo que en una relación sana son lógicas las discusiones, incluso aquellas subidas de tono en un momento determinado, pero otra cosa muy distinta es acostumbrarse desde los primeros momentos al insulto por sistema y a la descalificación continua. Por mucho que se intente jsutificar tales excesos por el encierro y la ansiedad del concurso, son conductas que minan y destrozan cualquier relación, salvo que sobrevivan en una interdependencia enferma que de todos modos siempre estará herida de muerte.
 
    Para rematar está desazón, porque a mí, como sabéis, desde el principio me gusta Laura como concursante y a pesar de todo creo que debe llegar a la final y si es posible ganarla, está el convencimiento de una falta total de magia en esta especie de TOTIS LOVE descafeinado que están viviendo la pareja quetepés en Guadalix. Prácticamente todo en su relación me resulta tremendamente vulgar, mecánico, repetitivo y aburrido. Había más intensidad en una mirada tierna y turbadora escondida tras las gafas y la sonrisa de Sabrina o en un beso robado de Ángel en GH2 que en todos los abrazos y morreos de tres meses entre Laura y Marcelo.  Había más magnetismo y pasión en un sólo encuentro entre Desi y Nacho en GH 4 que en 30 polvos de los totitos.
    No quiero seguir, pero tengo la sensación de asistir a uno de esos romances excesivos en las formas y de mucho escaparate tan típico de dos adolescentes de 14 o 15 años con las hormonas desaforadas. Tal vez me esté volviendo un escéptico empedernido y con los años haya perdido la sensibilidad para captar y vibrar ante tantas evidencias que el carpeterismo entiende como profundo cariño y porque no, ellas se lo creen, de amor auténtico y verdadero. Lo cierto es que sólo veo a una chica de barrio imperfectamente magnífica que necesitaba amar, recibir cariño e incluso enamorarse para romper con las cadenas que la atenazaban en el corazón y en el alma, tal como yo contaba emocionado en una de las entradas del blog que le dediqué hace ya tantas semanas que parecen siglos. El problema, entiendo, es que la persona elegida por Laura y a la que se ha aferrado como un clavo ardiendo, la persona que cree que ama y necesita hasta el final para soportar el terror que siente a las consecuencias de su decisión valiente y suicida, esa persona, no está a la altura de las circunstancias.
    El peor problema de Marcelo es que destila rencor, incluso odio, por todos los poros de su piel y es demasiado joven para tener tanta rabia y resentimiento acumulado dentro, corroyendo sus entrañas.   No estamos hablando de la típica mala leche y actitud adolescente de estar contra el mundo y contra todo. Estamos hablando de un estilo, de un rasgo de su carácter, complicado y complejo, que si no sabe dominar y mantener controlado le traerá bastantes problemas a corto y medio plazo.  Ojalá me equivoque. Pero esto es un concurso y se trata de opinar sobre los ratoncillos de Guadalix y su convivencia, por eso pienso que la mejor lección, en este caso, para que se dé cuenta el malaguita de que en esta vida no todo vale y que ciertas conductas suyas dejan bastante que desear, es un correctivo sereno pero ejemplar. Una lección: su inmediata expulsión mañana. De lo contrario creerá que mantener cierto tipo de actitudes, tan negativas y nada modélicas, tienen siempre premio a muy bajo coste.
    El totito es muy egoísta en lo cotidiano. Discute con ella por una miserable patata, por un puñado de macarrones o por lo que sea. Sólo tiene estima y admiración por los compañeros que cree de personalidad fuerte y un supuesto carácter recio. Ante estos, que suelen ser aquellos que considera superiores, acostumbra a agachar la cabeza y ahuecar el ala, intentando ganarse sus favores y convertirse en su pupilo. Él mismo lo escribía en su blog enumerando a sus mejores amigos en la casa: Óscar, el Feroz, Yago, Joaquín, Julia. Demasiado significativo si se sabe leer entre líneas. Ante ellos, sobre todo ante los tíos, veteranos de mil batallas, necesita homologarse como macho joven para ser admitido en el club de los machotes y obtener la cualificación apropiada y su aplauso tras colgarse las medallas pertinentes. Él, que fue y es tan sumiso y condescendiente con ellos como intransigente, crítico e intolerante se muestra con los demás, con aquellos que cree inferiores. Ahora, una vez más, como siempre ha hecho y dentro del juego, carga de forma descarada, más de lo conveniente, contra aquellos que están en la palestra . Y en concreto le toca a Lydia. Siempre que Marcelo ha estado nominado, en vez de hablar de su vida en los confesionarios, de cómo piensa y cómo se siente, se ha dedicado demasiadas veces a destacar los defectos de los oponentes.
    En fin, incluso esta semana que los dos saben o creen que se la juegan como pareja, después del desgraciado e intolerable descuido de la organización permitiendo que Laura escuchase los aplausos del plató al comunicarle la Milá su nominación el jueves pasado (estoy convencido de que él cree que es Laura la que se pira si uno de los dos tiene que abandonar la casa) Marcelo sigue sin convencerme. Es tanto el descrédito que el totito me merece a estas alturas que sus palabras defendiendo a Laura en el confesionario, por ejemplo, me suenan huecas y fingidas, cuando intenta persuadirnos, a la súper y a muchos de nosotros de algo que ya sabemos: que Laura es la mejor.
- ¡Suuuper me daaa muchaaa peena Lauura. Es taaan bueeena!. (no es exacto, pero más o menos)
    De lo demás no tengo demasiadas ganas de hablar, sólo que Lydia ha vuelto a ganarse mi respeto poniendo a Yago en su sitio. Cuando mi paisano se pasa, ella a su manera le pone los límites y le da a entender claramente donde está la línea. Y otra cosa, me hacen una gracia tremenda las críticas y los argumentos contra mi Sirenita. Dicen que está subidita, que se lo tiene muy creído, hay incluso quién dice que es un mal ejemplo para la causa feminista mostrándose siempre en plan mujer objeto, preocupándose tan sólo de su aspecto, su pelo y sus uñas. No voy a entrar por ahora en tales valoraciones pero eso es confundir la velocidad con el tocino.
    Lo que tengo claro, por ahora, es que Lydia aún no ha perdido todavía la dignidad ahí dentro. Yago ha llegado incluso a disculparse con ella, algo que no había hecho hasta ahora con nadie, creo. Y si ella enseña lo que enseña con sus minishorts imposibles, sus escotes de vértigo y su increíble trikini rojo es porque puede y punto. Sin embargo nadie dice nada sobre Marcelo, por ejemplo, que se pasa el día en calzoncillos por la casa adelante rascándose los huevos y revolviéndome el estomago cuando tengo puesto el 24 horas. Y Yago más de lo mismo. Pero claro, ella es mujer. Faltaría más.
    También le agradezco, francamente, que no nos haya vendido, recurriendo a nuestra vena sentimental de padres, como han hecho tantos otros, la historia de su hija. Lo prefiero así, aunque tenga que pagar el peaje de que tantos la cataloguen de insensible y dar un argumento a sus detractores para resaltar la supuesta frialdad de un corazón de hielo. ¡Nada más lejos de la realidad!.
    Sinceramente, la quiero en la final con Laura y que gane después cualquiera de las dos. Para eso es necesario que mañana se vaya Marcelo. Me urge.
Marulo
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sábado, 12 de febrero de 2011

LAS COSAS CLARAS

    Me está costando muchísimo redactar esta entrada. Y es curioso porque siempre me pasa lo contrario cuando estoy indignado y cabreado con el programa y sus derivas, de forma que si los hechos y los acontecimientos me sublevan me amarro al teclado y no paro de escribir durante bastante rato, de forma compulsiva y a lo bestia. Luego, más calmado, pasado el furor y el brote, vuelvo a lo escrito, retiro los excesos y procuro dejar lo esencial. Un simple y puro proceso de filtrado y decantado que casi nunca consigo del todo pero que me deja como nuevo.

    Y no lo entiendo porque la noche de la última gala comenzó bien, con Rubén expulsado tal como yo deseaba, desmontando las teorías y predicciones de algunos dentro de la casa, y con un Yago exultante que se regocijaba con un resultado esperado por él, tan convencido de que se iba el de Cádiz por la campaña que hizo en su contra a raíz de la supuesta traición del ex novio de España, tras aquel puntito que le había endiñado.  No acaba de sorprenderme el nivel de cinismo y soberbia de mi paisano, censurando a un pobre y triste Rubén por algo que hace él constantemente y a lo grande. La noche del jueves, sin ir más lejos, el modelo, más falso que un Judás, nominó con saña y alevosía a la Sirenita endosándole el punto imprescindible para que ella saliese a la palestra; una miserable puñalada precisamente a la compañera que trata ante los demás y en el confesionario de mujer 10, contándonos que es la tía que mejor le cae en la casa; traicionando a alguien que lo trata de puta madre, que le regala sus cigarros y le alegra la vida en Guadalix prestándose a sus juegos y flirteos haciéndole su estancia mucho más agradable. O eso nos vende con su cinismo de siempre. 

    Esa acción es de lo más infame que he visto en GH desde hace mucho tiempo, sobre todo teniendo en cuenta la incongruencia de criticar previamente a Rubén por lo mismo. Pensar que ahora pueda pasar a la final directamente gracias a sus sucias artimañas, al convertirse en el menos nominado gracias a engaños, mentiras, manipulaciones y dobles y triples traiciones, es como una patada en la boca del estómago. Sólo me reconforta saber que difícilmente será el ganador mientras esté en esa final Laura, Marta o incluso Lydia. Esa certeza me tranquiliza y me da fuerzas para seguir sin reventarme un poco más cada semana aguantando sus maquinaciones y su enorme deslealtad con la persona, que además de Marta, le profesa más devoción para mi disgusto. Que no me hablen de estrategias y de argucias de gran jugador. Aunque sea lícito utilizar casi cualquier cosa para conseguir el maletín no todo vale, y como decía acertadamente Sherezade en uno de sus comentarios de estos días en el blog será un buen jugador pero un pésimo concursante, y por sus actitudes en la casa deja mucho que desear incluso como persona. 

    Al revés que en la primera parte del programa, cuando todas sus maniobras y tácticas deleznables fallaron y por eso acabó en la calle, ahora parece que está tocado por una varita mágica, y ha sabido usar información privilegiada que tenía de fuera y su evidente capacidad de seducción para confundirlos a todos provocando enfrentamientos e indisponiendo a unos contra otros con absoluta desvergüenza y falta de principios.  De modo que al final sólo debía recoger los frutos de su “cosecha”.  Justo lo que está haciendo ahora. Y además sabe o cree que lo aplauden en su papel de villano simpático y caradura. A veces parece que todo le sale de chiripa, con la suerte de cara que antes le fue tan esquiva. 

    Ahora, como decía, se vanagloria de ser el causante de la expulsión de Rubén, y por eso alucinaba ante la despedida tan cabal y bien intencionada que le dedicó el hijo de Carmen desde el plató. Lo mismo que a los demás, que salvo las palabras que dedicó a Marta y Dámaso, más previsibles, también se sorprendieron de su despedida con ellos; pero de eso hablaremos a continuación.
    No quiero extenderme demasiado en el tema de la pareja y el espectáculo deplorable que nos ofrecieron con esa gresca entre Chari y la familia al completo del niño. Algo verdaderamente bochornoso y de vergüenza ajena. El muchacho, enrojecido y totalmente consternado ante la que había montada en el plató, acentuó aún más si cabe esa cara de pasmo y "alelamiento" que constituyó su sello más personal durante todo el concurso. Al final todos sentimos pena por él y muchos pensamos que mejor le hubiese valido no haber entrado en la repesca. Demasiadas humillaciones para tan poca ganancia. Y claro, como toda la gala fue un monográfico de sus cuitas amorosas y familiares, con un repaso grotesco y penoso de lo que ocurrió fuera de la casa, en bolos y programas de la caspa, lo único que le pusieron de Guadalix fue la colección de imágenes supuestamente comprometidas de su relación con Marta dentro de la casa para estirar un poco más la cansina polémica de los celos de Chari y escenificar la que venden como definitiva ruptura. Nada más.

    Lo más triste es que toda esta farándula que nos trae sin cuidado a nosotros acabó hurtándole la posibilidad de conocer de primera mano, como debiera haber sido, las imágenes de su convivencia en la casa, para que supiese de verdad las causas de su expulsión:  Los vídeos con sus cobardías, los del desprecio y el ninguneo a que lo sometieron Yago y Marcelo a pesar de su actitud mendicante y sumisa con ellos para hacerse perdonar el punto que les había endiñado la semana anterior, y que ellos le devolvieron con creces posteriormente con tres puntos poniéndolo en el disparadero.   Todos esos datos le faltaron, por dedicarse su entrevista casi en exclusiva al tema de su relación con Chari y al tremendo follón entre ella y su familia, de forma que a la hora de despedirse de sus compañeros sin esa información esencial, dedicó a todos palabras amables y de agradecimiento en lo que fue unas de las despedidas más patéticas, surrealistas y fuera de lugar que se recuerdan. Sólo había que ver las caras de sorpresa e incredulidad de Yago, Marcelo, Laura y Lydia, que no entendían nada de nada.

    Aunque Rubén se merece algunas de las cosas que le han pasado por su torpeza e incompetencia, la gala de su expulsión se convirtió en una de las más lesivas y perjudiciales para un concursante de GH que yo recuerde. Aparte del marrón con el que se encontró en el plató, con toda esa basura y bronca monumental entre su ex novia y familiares (un plato de  tan mal gusto que no se lo desearía ni a mi peor enemigo), el programa le dejó en bandeja una despedida perfecta para rematar la noche y la faena haciendo el más espantoso de los ridículos. Al final, en vez de regocijarnos ante la expulsión de un concursante que nos ofreció tan poco después de su repesca, una oportunidad que fue incapaz de aprovechar; acabamos sintiendo pena y lástima por él. Es lo peor que que le podía pasar.

    Los errores no acabaron ahí, aunque ya no nos sorprenda otro fallo clamoroso del programa, una vez más, permitiendo que Laura escuchase a la panda de energúmenos que aplaudían en el plató mientras Mercedes le comunicaba que sí estaba nominada. Estamos tan acostumbrados a este tipo de situaciones injustas y contrarias a todas las normas del concurso, la primera de ellas mantenerlos aislados del mundo exterior para preservar la pureza del mismo, que tendríamos que ser muy ingenuos para comulgar con ruedas de molino. Porque aceptar estas equivocaciones en momentos tan transcendentales sería admitir la falta total de profesionalidad y pericia por parte de los técnicos, y sobre todo de quienes los dirigen y coordinan el cotarro.

    De todos modos, con las repescas, como hemos comprobado hace tiempo, se ha desvirtuado el espíritu original del programa con el objetivo, según parece, de reavivar el concurso en momentos determinados cuando pierde fuerza y languidece por la expulsión de aquellos concursantes más polémicos e impresentables pero que, no nos engañemos, son los que interesan porque ayudan a mantener el morbo y la tensión, y en resumidas cuentas a aumentar la caja, al subir la audiencia y conseguir que se hable en todas partes de GH.  No importa que haya dejado de ser un concurso convivencia hace ya bastante tiempo, ni que se haya convertido, demasiadas veces, en un instrumento para ensalzar, encumbrar y premiar actitudes indeseables y tramposas (robos, engaños, traiciones, mentiras, manipulaciones, la mala baba y el mal perder...) bajo la cínica justificación de que son lícitas estrategias y tácticas de los concursantes para lograr sus objetivos, pasando por encima de los tontainas e ingenuos que se merecen, por eso y por su buena fe, ser pisoteados y desplumados.

    En este país se sigue idolatrando, en el fondo, al canalla simpático y caradura, que se lo lleva crudo sin dar palo al agua. Al estafador de tres al cuarto, al defraudador listillo, al corrupto que sabe vivir tocándose los cojones a cuenta de los pardillos. Y lo que más me molesta, profundamente, es que parece que si no gritas, insultas, voceas, gesticulas un huevo y montas un pollo de muy señor mío pero luego te arrepientes, eres un falso o poco auténtico. ¡Lo que hay que oír!. Como si no se pudieran decir las verdades del barquero con la misma contundencia  y eficacia sin levantar la voz y sin la necesidad de herir innecesariamente a alguien. Entonces, eres un bloque de hielo y una maquina sin sentimientos ni emociones. Así que niego la mayor. Ya lo sé, estoy mezclando churras con merinas en un batiburrillo sin sentido, pero necesito dejar claras ciertas cosas para analizar correctamente el estado de las cosas en la casa y sentar exactamente lo que pretendo decir.

    No quiero repetirme pero ayer me quedaron las cosas muy, pero que muy claras. Ahí dentro sólo tres personas, y me ratifico, merecen llegar a la final. En primer lugar Laura. Porque sigue siendo la mejor, sin género de dudas, aunque contradiga lo dicho anteriormente y sea más bruta que un arado en las formas; pero son tantas sus cualidades que incluso le perdono y la eximo de lo que me parece peor de ella: que haya perdido, como mujer, la dignidad ante un tipo tan impresentable, egoísta y maleducado en todos los aspectos como Marcelo. Eso es lo que más me duele de ella, que se haya embarcado en una relación sentimental, como le pasa tantas veces a las mejores, con la persona más inadecuada. El que la gente, sobre todo muchas mujeres, carpeteras o no, sean incapaces de ver y percibir las constantes faltas de respeto que ese niñato tiene con ella, me subleva. La edad no justifica nada, y ya empieza a molestarme de verdad ese argumento, y algún otro. Lo asumo como parte de todo esto y porque tengo que admitir el debate en buena lid y uno puede estar equivocado, sin más, pero usando el vocabulario de hoy en día empieza a “rallarme” más de lo que desearía.

    Todo esto lo digo porque creo que hay que estar muy ciego para no ver la actitud mezquina de Marcelo en la gala del jueves, otra vez entre tantas. Ocurrió justo después de escuchar todos los aplausos de la peña ante la nominación de Laura (el prácticamente no oyó los suyos, bien que se preocupó Yago, como siempre de aclararle que sólo fue una persona o dos) cuando pasó de ella dejándola sola con su tremenda “ralladura” y se fue a preparar su cena, que parece es lo único que le importa: comer y follar, y a comentar después la jugada con Yago con esa puñetera risilla que algunos califican de nerviosa y que yo por prudencia no quiero calificar de carroñera, aunque cerca le anda. La realidad es que piensa que la cosa no va con él, y que en todo caso se irá primero Laura, y si no es así, Dámaso o Lydia. Estoy seguro de que está elucubrando ya con entrar en una final junto a Yago y Marta, ellos tendrían los votos divididos y el sumando todo el voto carpetero.

    Sigo convencido de que Marcelo es el peor enemigo de Laura. De largo. Una relación que no la quisiera ni en pintura para alguien que quisiese de verdad. No acabo de entender que no se vea así, pero es lo que hay. Si esto que escribo es sumarme a esa campaña contra el malaguita que algunos venden por ahí, pues me sumo y me pongo de primero en la fila. Pero creo que no se enteran de la misa la mitad. Si Laura tiene que llevarse el maletín lo celebraré de todo corazón, pero será mucho más maravilloso para mí si Marcelo lo está viendo desde el plató. No soportaría la visión de la de Parla con el premio, (no me imagino a otra salvo que sea Lydia), gritando de alegría con el totito al lado, restándole protagonismo, y haciendo promesas de compartir parte del botín, desde su alma generosa, con alguien que no lo merece.

Marulo
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miércoles, 9 de febrero de 2011

LOS PECADOS DE LAURA

    Me duele tener que decirlo pero se están confirmando, según mi punto de vista claro, los oscuros presagios que anticipaba para Laura en el caso de que se salvase Marcelo.  Un concursante, su totito, cada vez más lamentable y al que se le empieza a caer del todo la harina de las patitas poniendo al descubierto su verdadera naturaleza depredadora, algo que ya presentí hace tiempo dejando constancia de ello en las entradas del blog. 

    El caso es que he dejado pasar unos días de calma y reflexión, rumiando las consecuencias de la última gala, leyendo vuestros interesantes comentarios aquí y en GH Comentado, observando como se desarrollan los acontecimientos en la casa con el nuevo estatus creado sin la presencia de esa Terry que fue tan omnipresente para lo bueno y lo malo en la convivencia de Guadalix, y con la esperanza de estar equivocado para dar la razón a los que colocaban a la canaria en el centro de todas las tormentas exculpando y justificando lo injustificable del “Romeo” de Málaga. Resulta que no, que no se cumplió el vaticinio interesado e hipócrita del malaguita, de que ahora sin la “fea”, la “jibia” y demás cumplidos que él le dedicó, todo sería una balsa de aceite.  Él mismo se ha encargado, “malmetiendo” y avinagrando a su enamorada, de demostrar la falsedad de su aseveración.

    Desgraciadamente, como decía y auguraba en la entrada previa a la última gala, la presencia de Marcelo se está convirtiendo en un lastre enorme para el futuro de Laura y ahora estoy más convencido que nunca de ello. Pesa demasiado su influencia perniciosa, implicándola en sus intrigas y haciéndola partícipe de sus rencores y miserias, transfiriendo a la de Parla ambiciones desbocadas e imposibles de disimular que condicionan y acaban resintiendo, en definitiva, la relación de ella con los demás. Está consiguiendo en pocos días que Laura saque lo peor de sí misma y olvide esas referencias que la convirtieron en esa concursante atractiva, fresca y natural para un sector importante de los espectadores entre los que me incluyo. Está logrando que  pierda puntos a pasos agigantados dejándola a los pies de los caballos. Evidentemente no quiero ser tan maniqueo y debo decir que ella tiene también gran parte de responsabilidad en el asunto; pero lo cierto es que allí donde Marcelo mete los fuciños (hocicos) la cosa acaba en gresca o se convierte en un problema de convivencia. En eso se parece un huevo a Yago, su colega, pero se queda en aprendiz. Posiblemente sea yo un antiguo y todo eso, pero por todo lo dicho y  por la complacencia con que el totito nos regala cierto tipo de costumbres poco edificantes de carácter fisiológico (hasta en eso pretende imitar a su ídolo: Arturo Requejo) habría sido mil veces más positivo, para los dos, que ahora él estuviese expulsado

    No lo puedo evitar, pero me “inrita” y me molesta profundamente que una tía como Laura, que sola se llevaría esto de calle, esté dejándose arrastrar por un tipo como el; renunciando a ser ella misma y plegándose o dejándose intoxicar por las consignas que la mente preclara del malaguita propone y dispone. Es una pena y siempre me pasa igual, sufro horrores cuando veo una tía que vale un montón, me da lo mismo que sea a nivel profesional o como persona, y por culpa de un enganche emocional mal entendido se limita a ser la actriz de reparto cuando podía ser la protagonista dejándose embaucar en el juego tramposo y letal de la persona que supuestamente quiere hasta llegar casi a la humillación.
    La de Parla me está decepcionando y mira que me cae bien. Me agrada su naturalidad y su desparpajo, y sigue teniendo todavía ese “ángel” que me ganó desde el principio sin remedio, a pesar de sus bocinazos y los "monstruitos" verbales que nos regala, a pesar de los errores de libro en los que está cayendo por un cariño mal enfocado con fecha de caducidad probable el mes que viene.  Me sigue gustando su capacidad de reaccionar y darse cuenta de sus meteduras de pata, su capacidad de regalar cariño y estar con quien lo está pasando mal.  Me enternece que una tía tan borrica a veces, capaz de blasfemar como un carretero, se acerque a un atribulado Dámaso, en la picota, para interesarse por su diurnal y sus oraciones y se ponga a rezar con él. Y yo me la creo.
 
    Me enfurece que no entienda a mi divina Lydia y que le reproche, con una reacción desproporcionada de despecho, que no le haya correspondido con una carta a la misiva que ella le escribió, demostrando así lo endeble de los sentimientos que allí reflejaba al menor contratiempo,  cuando la sirenita, como llevo asegurando desde hace meses, es la única que está siendo coherente desde el principio y no se vende a nadie.  La única que pone en su sitio a Yago aunque se pirra por sus huesos, la que amansó e hizo de Feroz un concursante magnífico la semana que el boxeador se arrimó a ella y la que ha sido leal a los suyos, siempre, y lo sigue siendo incluso ahora que se la juega y ellos están en la calle. La que no entró en el paripé de las cartas para vender palabritas huecas y falsas de cara a la galería cuando la mayoría la tienen entre ceja y ceja para usarla de monigote a quién encasquetar los puntazos en las próximas nominaciones si se queda.  
    Me enfurece y me entristece que Laura no lo vea.  La realidad es que Marcelo nunca soportó a Lydia y siempre la despreció de alguna manera como concursante. Una razón de peso para crucificarla a las primeras de cambio. La movida de los cigarrillos robados con la bronca que intentó montar Laura haciéndose la aludida y ofendida con Lydia, y que ésta resolvió con la maestría que siempre muestra sin entrar al trapo, pasando de ella al tiempo que se contoneaba al ritmo de la música, es una de las escenas con mayúsculas de esta edición.  No quiero ni imaginar que habría pasado si esto mismo ocurriese con Terry
    Estaré expectante. Lo prometo. Porque si se va este jueves Rubén, ¡ojalá!, estará más cerca de cumplirse mi final deseada, la que que llevo anhelando hace semanas, la de las tres chicas: Lydia, Laura y Marta. No quiero decirlo muy alto porque sería un sueño demasiado perfecto y no quiero que se me estropee. Una final apasionante y poderosísima con todo el morbo por medio, sobre todo ahora que Marta también está enfadada y molesta con Laura, que en un nuevo error e incitada en el fondo por el de siempre, el malaguitaconfesó a Yago que pensaba nominar a Marta para salvar el culo a su totito una vez más. Mi paisano y vecino, incrédulo por su suerte, no tardó un minuto en ir a soplárselo a la coruñesa, contribuyendo a segar la hierba a los pies de la que considera su máxima rival para conseguir el ansiado maletín.  Por cosas como estas considero que jamás debemos hacer ganadores a los repescados. Juegan con demasiada ventaja.

    No estoy muy seguro, pero si expulsan a Rubén el jueves puede batir un récord del programa sumando dos expulsiones a la primera nominación (aunque tengo la duda si hay un precedente en GH9 con Amor).  Si esto ocurre, y tiene bastantes trazas de que sea así salvo furor carpetero contra Lydia por plantar cara a Laura para ponerla en su lugar, peor imposible para el novio más patético y pusilánime de España. Es difícil encontrar a otro jugador en la historia de GH que haya desperdiciado tantas oportunidades. Ni siquiera con el viento a favor ha sido capaz de agarrar el timón con firmeza. Su actuación cobarde en las últimas nominaciones y su falta de dignidad bailando el agua a dos tipos como Yago y Marcelo, que lo desprecian olímpicamente y lo humillaron ignorándolo, merece la expulsión. Sin paliativos.

Marulo
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