Bueno, ya estamos en el 2020, estrenando la
tercera década del siglo XXI con el mundo patas arriba y hecho unos zorros. No
digamos ya en este bendito país, con el regalo de reyes que el pasado martes 7 de enero nos hemos llevado los españoles con el nuevo gobierno de coalición que se alcanzó después de
una trifulca monumental en el congreso de los diputados; y lo que
nos espera todavía los próximos meses a nivel político con semejante panorama y el personal asilvestrado
o subido a la parra. Como dice el dicho a la tercera fue la vencida, por fin, pero no
sé si la que va a quedar vencida y finiquitada es España, o sabe Dios cómo, después
de este largo año que empezó con una moción de censura que apeó a Rajoy del
poder y dos elecciones generales más para lograr este parto. Más o menos lo que dijo con un puntito de cachondeo el rey don Felipe a Sánchez cuando éste fue al palacio de la Zarzuela a comunicarle oficialmente la buena nueva: “Ha sido rápido, el dolor viene después”.
No niego que haya sido ocurrente e
irónico el monarca con la frase si tenemos en cuenta que el hombre ha estado en boca de todos en las intervenciones y debates del congreso durante la investidura, unos para denostarlo o censurarlo y otros
para lanzar los “vivas” correspondientes y oportunistas a la monarquía, pero rápido lo que se
dice rápido el proceso para llegar hasta aquí tampoco ha sido. Más bien ha sido todo una agonía y más larga que un
día sin pan. Aunque nunca se sabe, claro, porque la fiesta no es cómo
empieza sino cómo termina. Lo cierto es que la cosa no pinta bien lo miremos por
donde lo miremos. En fin, que no quiero hablar mucho más de política porque se me
revuelve el estómago y aún lo tengo fino, el pobre, después de tanto exceso
navideño y lo que te rondaré morena, porque el mundo por ahí fuera se está
poniendo calentito y pintan bastos, por no decir bombazos y tambores de guerra.
Lo del título de esta entrada - más luces que sombras - va
por otro lado, fundamentalmente por el tema personal, el que más me interesa, que por ahí no hay queja y
que dure porque es lo importante. Además si hablamos de luces
esta Navidad, y también la anterior, aquí en Vigo vamos sobrados, como
imagino que media España y también media humanidad ya sabrá si hacemos caso a
nuestro magnífico y mediático alcalde que nos tuvo la ciudad hecha un primor y
petada hasta los topes en estas fechas. No voy a engañarme, el tipo es un poco populista y parece que no
tiene abuela el hombre, de lo sobrado que va y lo mucho que presume, pero hay
que reconocer que es un crack y la verdad da gusto ver una excelente gestión de
los recursos públicos generando ilusión, optimismo y resultados espectaculares y palpables en
todos los campos, no sólo el del lucerío navideño, y además con deuda cero. Que
sí, que nuestro prócer socialista está un poco pagado de sí mismo, un vanidoso
adicto al trabajo que disfruta de la fama y las cámaras más que un niño con una
piruleta a la puerta de un colegio; pero quién no tiene defectillos, porque
visto el percal de lo que se cuece en general entre nuestra miserable clase
política tanto a izquierda como a derecha cuando aparece un personaje preparado
e inteligente como Abel Caballero, con su impostada vena populachera y todo, yo lo tengo
muy claro: ¡Que Dios nos lo conserve muchos años y a ser posible con mayorías
absolutas!.
Hablando ya de lo nuestro, de GH, el de
los anónimos por supuesto, debo confesar mi satisfacción por no haber seguido ni
comentado desde aquí la última edición del programa, la que terminó hace dos
años en diciembre de 2017. Visto a toro
pasado parece que juego con ventaja después del escándalo, que extiende sus
tentáculos hasta la actualidad, de la supuesta violación de una de las concursantes del programa por parte de un compañero en una noche de fiesta y borrachera durante el
concurso. Como desconozco el tema y éste al parecer se encuentra en manos de la justicia no voy a comentar nada sobre el asunto,
sólo recordar las razones que me llevaron ese año a no implicarme en el GH
Revolution (GH 18 para mí). En una entrada del blog de aquel septiembre comentaba
mi renuncia a seguir una edición que había calificado como “Pandemoniun GH 18” tras
confesar que no me sentía con fuerzas para seguirlo ni con ganas de perder el tiempo en lo que me
parecía un despropósito. También comentaba que una intuición me empujaba a
desconectarme del todo ante las malas vibraciones que me produjo la gala de
presentación y que atribuí en parte al poco entusiasmo que me provocaba Jorge
Javier Vázquez, su presentador. ¡Bendita
intuición!.
Respecto a los demás concursos marca de la casa como
supervivientes y GH Vips ni flores, como siempre. Me consta que han tenido y tienen un
éxito brutal, hasta el punto de que algunos conocidos que durante años censuraron de alguna
forma que un tipo como yo siguiese Gran Hermano, están ahora tan enganchados
a estos formatos con sus famosetes de medio pelo que me preguntan con cierta
frecuencia mi opinión sobre algún concursante, o por situaciones del programa
que se hacen virales, dando por supuesto que yo me lo trago todo al ser un fan
declarado del GH original. Menuda decepción se llevan cuando les digo que nanay, que no los sigo ni sé de que me hablan; aunque respeto totalmente a aquellos que los siguen porque entiendo que son programas mucha enjundia y entretenidos. Pero no son para mí, no puedo con ellos.
El caso es que los mandamases de Telecinco andan preocupados de que el tinglado se les venga abajo por culpa de no haber intervenido cuando debían en el feo asunto de la violación, teniendo en cuenta el boicot de algunas empresas que se publicitaban en sus concursos aunque el número de espectadores no decaiga. Al fin y al cabo los ingresos de las empresas publicitarias pagan el fiestón y es necesario tratarlas con mimo, aunque se comporten como ciertos roedores que abandonan los primeros el barco podrido y a la deriva cuando éste se va a pique. Recalcando que no estoy puesto en el tema de esta polémica, lo curioso es que a lo largo de la historia de GH (hablo del de anónimos) se produjeron situaciones de sobra que todos conocemos como para sacar también la tarjeta roja a Telecinco, y con amagos de boicot y protesta por parte de los espectadores. Entonces se dejaban pasar algunas cosas que hoy pondrían al personal en guardia o en pie de guerra a la mínima, y desde la prepotencia de la cadena se pasaban todas las críticas por el forro con la seguridad de que, además, las polémicas mas controvertidas suponían un aumento de espectadores. Hoy GH camina en el alambre y la cadena ya no es tan dueña de hacer y deshacer a su antojo sin el peligro de que le toquen al bolsillo, que es donde más duele.
El caso es que los mandamases de Telecinco andan preocupados de que el tinglado se les venga abajo por culpa de no haber intervenido cuando debían en el feo asunto de la violación, teniendo en cuenta el boicot de algunas empresas que se publicitaban en sus concursos aunque el número de espectadores no decaiga. Al fin y al cabo los ingresos de las empresas publicitarias pagan el fiestón y es necesario tratarlas con mimo, aunque se comporten como ciertos roedores que abandonan los primeros el barco podrido y a la deriva cuando éste se va a pique. Recalcando que no estoy puesto en el tema de esta polémica, lo curioso es que a lo largo de la historia de GH (hablo del de anónimos) se produjeron situaciones de sobra que todos conocemos como para sacar también la tarjeta roja a Telecinco, y con amagos de boicot y protesta por parte de los espectadores. Entonces se dejaban pasar algunas cosas que hoy pondrían al personal en guardia o en pie de guerra a la mínima, y desde la prepotencia de la cadena se pasaban todas las críticas por el forro con la seguridad de que, además, las polémicas mas controvertidas suponían un aumento de espectadores. Hoy GH camina en el alambre y la cadena ya no es tan dueña de hacer y deshacer a su antojo sin el peligro de que le toquen al bolsillo, que es donde más duele.
Lo que no deja de sorprenderme a lo largo
de todos estos años es comprobar como algunos ex concursantes
de GH, los más mediáticos sobre todo, cuando logran entrar en la nueva categoría
de famosetes y famosillos de medio pelo después de pasar por el programa vuelven
a participar sucesivamente en otros formatos como GH VIP o Supervivientes. Por poner dos ejemplos
significativos entre los últimos y sin ir más lejos, tenemos a Adara Molinero (GH
17) que acaba de ganar en diciembre el último GH VIP y a Sofía Suescun (GH 16)
que ganó el supervivientes de 2018. En
estos casos siempre me acuerdo de una entrada del año 2011 en el blog, titulada “Nunca me abandones”, donde ya entonces reflexionaba sobre esta cuestión argumentando como este tipo
concursantes de GH acaban perdiendo de alguna manera el alma al entregarnos una
y otra vez parte de sí mismos cuando encadenan participaciones en este tipo de
programas, y para explicarlo hacía una comparación de esta situación con la triste historia de los
protagonistas de la novela y película del mismo nombre que el título de la entrada cuya desgraciada existencia
de clones consistía en donar sus órganos hasta que "cumplían" el cometido para el que habían sido creados y morían.
Volviendo al tema de nuestro concurso, al final llego a la triste
conclusión de que si ya no tenía ganas de sumarme desde aquí, como en últimos años, a la aventura de seguir y comentar una nueva edición de GH, lo que ha
pasado deja herido de muerte al programa original y puede que desaparezca de la parrilla, o que lo
dejen en el congelador durante un tiempo esperando a que escampe la tormenta y
lleguen tiempos mejores. A lo mejor, lo
que ocurre es que el GH de los anónimos simplemente ha dejado de ser rentable
para Telecinco en comparación con los formatos que incluyen famosos. Y no hay
más cera que la arde.
Al final me quedo con mis luces (muchas o pocas, según se vea) y dejo las sombras en puntos suspensivos....
Al final me quedo con mis luces (muchas o pocas, según se vea) y dejo las sombras en puntos suspensivos....
Forastero marulo