Mal empezamos con las dichosas tarjetitas solidarias que se han sacado de la manga este año las mentes pensantes de GH. Como el tema de los SMS va de capa caída con la generalización de los puñeteros "whatsapp" no se les ha ocurrido mejor idea que recurrir al tradicional rasca y gana de toda la vida, el de los supermercados, para que uno se haga la ilusión de colarse como concursante en Guadalix sin pasar previamente por el casting.
Reconozco que han vuelto a sorprenderme, y van muchas, con algo tan sencillo como eficaz. Lo último que nos quedaba por ver: ir al kiosquero de la esquina, comprar la tarjeta y a probar suerte. Además, para lograr la cuadratura del círculo apaciguamos de paso nuestra conciencia, porque al comprar la tarjeta colaboramos dejando un porcentaje, algo mísero la verdad, de los tres euros que cuesta para una buena causa. Bien mirado hay peores formas de gastarse los cuartos y no pongo ejemplos. También mejores, como ingresar directamente todo el dinero y bastante más en la cuenta de la Cruz Roja. Así que poco consuelo.
Sé que no viene a cuento ponerme en plan exquisito con tales menudencias porque si hablamos de dilapidar y llevárselo calentito por la cara, con la que está cayendo en estos momentos deberíamos estar curados de espanto. Si ya lo decía Quevedo en su archifamoso poema "Poderoso caballero es don dinero".
Reconozco que han vuelto a sorprenderme, y van muchas, con algo tan sencillo como eficaz. Lo último que nos quedaba por ver: ir al kiosquero de la esquina, comprar la tarjeta y a probar suerte. Además, para lograr la cuadratura del círculo apaciguamos de paso nuestra conciencia, porque al comprar la tarjeta colaboramos dejando un porcentaje, algo mísero la verdad, de los tres euros que cuesta para una buena causa. Bien mirado hay peores formas de gastarse los cuartos y no pongo ejemplos. También mejores, como ingresar directamente todo el dinero y bastante más en la cuenta de la Cruz Roja. Así que poco consuelo.
Sé que no viene a cuento ponerme en plan exquisito con tales menudencias porque si hablamos de dilapidar y llevárselo calentito por la cara, con la que está cayendo en estos momentos deberíamos estar curados de espanto. Si ya lo decía Quevedo en su archifamoso poema "Poderoso caballero es don dinero".
Madre,
yo al oro me humillo,
Él
es mi amante y mi amado,
Pues
de puro enamorado
Anda
continuo amarillo.
Que
pues doblón o sencillo
Hace
todo cuanto quiero,
Poderoso
caballero
Es
don Dinero.....
Una gran verdad antes, ahora y siempre. El vil metal. Tan necesario para tener autonomía e independencia como capaz de corromper y contaminar todo lo que toca. Por eso guardo en la memoria esta primera estrofa del poema que aprendí a recitar de niño en la escuela. Unos versos escritos en el siglo XVII, hace 400 años, pero tan actuales y apropiados hoy como lo eran entonces . O más quizás.
Aún sabiendo que cometo sacrilegio literario estoy seguro que si resucitase hoy el insigne escritor de nuestro Siglo de Oro, comprobando como está el percal en su amada España cuatro siglos después, con la ambición y el latrocinio de los mismos de siempre corrompiendo y hundiendo el país casi como entonces, podría añadir, entre otros, un par de versos semejantes a los que siguen para completar su primera estrofa. Eso sí, con la inspiración y la maestría que a mí me faltan intentando imitarlo de forma tan burda:
Dicen también que el amor mueve el mundo, pero el dinero debe ser su gasolina. Comento esto por aquello de que el 14 de febrero, día de San Valentín, no es más que un invento tal como aseguran los más críticos con este tipo de celebraciones un tanto impostadas y artificiales. Un cuento del capitalismo occidental, al parecer, si hacemos caso, para llenar la caja y vender más a cuenta de nuestros sentimientos. Otra forma de crear nuevas necesidades y casi una obligación a los que aman a alguien, están enamorados o tienen pareja. Por los rumores que corren parece que GH 14 comienza precisamente ese día, apuntándose al carro de la celebración de los corazones y el color rojo inundando nuestras vidas como los belenes y los turrones invaden la Navidad. Y todo gracias a la coincidencia con el número 14. Lo dicho, éstos de Telecinco se las saben todas y no dan puntada sin hilo.
Si son ciertas tales especulaciones, menuda manera de crear un conflicto de pareja cuando uno de ellos es tan fan de GH que corra el riesgo de dejar de lado a su compañero o compañera en una noche tan especial, por culpa de la irresistible tentación de no perderse la primera gala de esta nueva edición del programa. Ganas de liarla innecesariamente, digo yo. Ya me imagino a más de uno, o una, dando el regalito del día de los enamorados a su amor delante del televisor al tiempo que mira de reojo como entran los nuevos concursantes en Guadalix, mientras la Milá, con su vena más trascendente y litúrgica se pasea por el plató con un corazón rojo estampado en la solapa felicitando a los enamorados del mundo mundial. Ella a si misma la primera, desde luego, si sigue saliendo con el dueño del celebrado y velludo torso que nos mostró en su blog.
Porque la cosa está muy cruda y poner ahora una demanda de separación, o como se llame, cuesta un pico y un ojo de la cara con la nueva ley (y si me equivoco que alguien me corrija) sino a buen seguro que no serían pocos los que ante semejante desconsideración de su pareja se plantasen delante del juzgado más cercano con una justificada petición de divorcio al día siguiente. El que avisa no es traidor.
Y a ver quién lo discute. Si todo esto es más viejo que Matusalén. Respecto a como está el mundo, y nuestro país en concreto, sólo hace falta estar al tanto de las noticias del día a día, y eso que sólo conocemos la punta del iceberg para saber lo qué de verdad, salvo honrosas excepciones, interesa al personal: el poderoso caballero don dinero como decía don Francisco Quevedo. Cazos vergonzosos, mordidas indecentes, paraísos fiscales con oscuros maletines repletos a rebosar, nepotismo descarado e inmoral, estafas millonarias... En fin, llevárselo crudo por la cara y todo el mundo lavándose las manos como Pilatos. Da igual casi el color político o el nivel del cargo que se haya ostentado, y cobrando además sueldos estratosféricos a nuestra cuenta, porque aquí nadie es responsable de nada ni aún pillándolos con las manos en la masa; y el "yo no he sido" o "a mí que me registren" cínico y descarado, escurriendo el bulto, de todos los que han manejado el cotarro hasta no hace mucho está al orden del día.
Aún sabiendo que cometo sacrilegio literario estoy seguro que si resucitase hoy el insigne escritor de nuestro Siglo de Oro, comprobando como está el percal en su amada España cuatro siglos después, con la ambición y el latrocinio de los mismos de siempre corrompiendo y hundiendo el país casi como entonces, podría añadir, entre otros, un par de versos semejantes a los que siguen para completar su primera estrofa. Eso sí, con la inspiración y la maestría que a mí me faltan intentando imitarlo de forma tan burda:
Poderoso caballero
Es don Dinero.....
Que bajo su fulgor regio
Medran duques em-palma-dos
Cambiando de tercio, aunque no demasiado, decía Marx que "la religión es el opio del pueblo" y haciendo una comparación ridícula, casi odiosa (menudo día llevo apostillando a escritores y sabios), podemos afirmar que Gran Hermano es nuestra droga, no sé si para narcotizarnos completamente y que traguemos con lo que sea tapándonos la nariz para no percibir lo mercantilizado que está todo en el concurso, o para que, de paso, miremos a otro lado mientras descuidamos lo qué de verdad ocurre a nuestro alrededor, en la calle y en el mundo, fuera de esa pantalla catódica que nos hechiza. Un divertimento que permite evadirnos de una realidad triste y angustiosa mientras nos asomamos al adictivo microcosmos humano en que se convierte la casa de Guadalix cada edición. No importa que allí, alimentado desde fuera, medre a veces el hastío y el desencanto como un hongo dañino y narcótico que atrapa nuestro espíritu.Dicen también que el amor mueve el mundo, pero el dinero debe ser su gasolina. Comento esto por aquello de que el 14 de febrero, día de San Valentín, no es más que un invento tal como aseguran los más críticos con este tipo de celebraciones un tanto impostadas y artificiales. Un cuento del capitalismo occidental, al parecer, si hacemos caso, para llenar la caja y vender más a cuenta de nuestros sentimientos. Otra forma de crear nuevas necesidades y casi una obligación a los que aman a alguien, están enamorados o tienen pareja. Por los rumores que corren parece que GH 14 comienza precisamente ese día, apuntándose al carro de la celebración de los corazones y el color rojo inundando nuestras vidas como los belenes y los turrones invaden la Navidad. Y todo gracias a la coincidencia con el número 14. Lo dicho, éstos de Telecinco se las saben todas y no dan puntada sin hilo.
Si son ciertas tales especulaciones, menuda manera de crear un conflicto de pareja cuando uno de ellos es tan fan de GH que corra el riesgo de dejar de lado a su compañero o compañera en una noche tan especial, por culpa de la irresistible tentación de no perderse la primera gala de esta nueva edición del programa. Ganas de liarla innecesariamente, digo yo. Ya me imagino a más de uno, o una, dando el regalito del día de los enamorados a su amor delante del televisor al tiempo que mira de reojo como entran los nuevos concursantes en Guadalix, mientras la Milá, con su vena más trascendente y litúrgica se pasea por el plató con un corazón rojo estampado en la solapa felicitando a los enamorados del mundo mundial. Ella a si misma la primera, desde luego, si sigue saliendo con el dueño del celebrado y velludo torso que nos mostró en su blog.
Porque la cosa está muy cruda y poner ahora una demanda de separación, o como se llame, cuesta un pico y un ojo de la cara con la nueva ley (y si me equivoco que alguien me corrija) sino a buen seguro que no serían pocos los que ante semejante desconsideración de su pareja se plantasen delante del juzgado más cercano con una justificada petición de divorcio al día siguiente. El que avisa no es traidor.
Y a ver quién lo discute. Si todo esto es más viejo que Matusalén. Respecto a como está el mundo, y nuestro país en concreto, sólo hace falta estar al tanto de las noticias del día a día, y eso que sólo conocemos la punta del iceberg para saber lo qué de verdad, salvo honrosas excepciones, interesa al personal: el poderoso caballero don dinero como decía don Francisco Quevedo. Cazos vergonzosos, mordidas indecentes, paraísos fiscales con oscuros maletines repletos a rebosar, nepotismo descarado e inmoral, estafas millonarias... En fin, llevárselo crudo por la cara y todo el mundo lavándose las manos como Pilatos. Da igual casi el color político o el nivel del cargo que se haya ostentado, y cobrando además sueldos estratosféricos a nuestra cuenta, porque aquí nadie es responsable de nada ni aún pillándolos con las manos en la masa; y el "yo no he sido" o "a mí que me registren" cínico y descarado, escurriendo el bulto, de todos los que han manejado el cotarro hasta no hace mucho está al orden del día.
Hablando ya de lo nuestro, por insistir en el tema, vienen ahora los de Telecinco y nos cuentan lo de la tarjetita para concursar con su porcentaje correspondiente para la buena obra, y nosotros recelosos con la escopeta cargada esperando por dónde nos la quieren meter esta vez. Aún recuerdo el fiasco del año pasado en GH13 con la entrada de Arístides, que se pagó el derecho a entrar en Guadalix en una historia que acabó fatal, como el rosario de la aurora. Por lo menos la Cruz Roja salió beneficiada en la puja que ganó el vasco para entrar al concurso, una de las pocas respetadas instituciones que sostienen la solidaridad sin pedir el carnet ni la filiación a nadie en un país como el nuestro en que das una patada a una piedra delante de cualquier ministerio y aparecen debajo tres o cuatro sinvergüenzas. Y eso que aquello, lo de Arístides, comparado con esto, la tarjetita solidaria, parece "pecata minuta". No escarmentamos ni a palos.
Siempre hemos debatido y comentado que GH es ante todo un negocio. Vale, lo tenemos asumido y forma parte del juego, pero con el paso del tiempo esta realidad se lo ha tragado todo, y es tan descarado que no sólo llega con la publicidad y otras fuentes de ingresos que es necesario explorar caminos revestidos de supuestas buenas intenciones. No sé quién lo dijo ni si la frase es exactamente así, pero los cementerios están repletos de buenas intenciones. De acuerdo, soy tal vez un exagerado pero es que lo veo venir y me pongo en guardia ante lo que pueda pasar. En posición de prevengan. Si alguno es militar o tuvo el honor de hacer la mili, o la desgracia según los casos, sabe a qué me refiero.
En fin, lo cierto es que estamos tan escaldados con todos y con todo que cuesta creer en el nuevo pelaje del programa vendiéndonos la moto de que van de hermanitas de la caridad. Muchos ya peinamos algunas canas para que, a estas alturas y tal como está el patio, convertido en un lodazal inmundo, nos creamos y traguemos sin más según qué cuentos. Ojalá nos demuestren que estamos engañados con tanto recelo y desconfianza.
Hace unos días fui al cine a ver los Miserables, el estupendo musical basado en el novelón de Víctor Hugo que tras triunfar tantos años como tal en teatros de medio mundo por fin lo llevaron a la gran pantalla. No viene al caso hacer aquí la crítica de la película pero diré que disfrute mucho con ella a pesar de que en algunos aspectos deja bastante que desear. Lo que me entusiasmó, además de escuchar esas estupendas canciones y disfrutar de la magnífica fotografía y decorados, fue recordar lo hermoso y necesario que puede resultar en momentos determinados de la historia rebelarse contra la injusticia y convertir la desesperación y el resentimiento en esperanza.
Hoy también, llegado al punto en que están las cosas sólo nos están dejando dos opciones: lanzarnos a la lucha gritando con rabia - ¡A las barricadas! - como hacen el enamorado e idealista Marius y sus amigos revolucionarios en los Miserables aunque les cueste la vida, o escabullirse a codazos entre "cadáveres" para salvar el culo con la consigna egoísta pero pragmática del ¡Sálvese quién pueda!.
Llegado el momento, cada uno que elija la suya.
Forastero Marulo