Como la cosa va para largo, al comienzo de GH 13 me refiero, y por medio tendremos y tenemos realitys a tutiplén en "plena concupiscencia" hasta el empacho. ¡Uy perdón! quería decir en "plena concurrencia o coincidencia" (en qué andaré yo pensando), pues que sigo en mis trece, para no variar: hibernando y desconectado.
La realidad es que con tanta saturación de realitys que nos invaden sin piedad ni descanso, uno tras otro o superpuestos en el tiempo: Acorralados, Pekín Express, Granjeros buscando ¿esposa?... no tengo intención, fundamentalmente por falta de tiempo, de seguir ninguno salvo lo mínimo para saber de qué va la cosa, pero sin implicarme en ellos. Bueno, de vez en cuando veo algo para qué mentir, pero nada estable así que lo mejor es entrar y leer Gran Hermano Comentado, el blog vecino y amigo, para enterarme de todo de una forma resumida, divertida e inteligente disfrutando con las entradas y comentarios de Ácrata, Maltissa y ahora con la estupenda colaboración de Libre-Rebelde en el asunto de los granjeros.
Lo cierto es que además de aprovechar la ocasión para las excusas anteriores (me bastaba un comentario, lo reconozco) aún no tengo muy clara la razón de esta entrada (hablar por hablar supongo), pero tenía las esquinas la casa marula repletas de telarañas y necesitaba abrir las ventanas para que entrase el aire y se supiera por ahí afuera que sigo aquí, aunque no lo parezca, embutido en mi caparazón como espectador discreto entre los matojos. Pero ni eso. Menos mal que Sherezade, tan diligente y atenta como siempre, nos trajo a la anterior entrada el impagable y jugoso comentario sobre el tipo de contrato, leonino, que firman los "grandes hermanos": Un documento que Lis, la controvertida concursante de GH11 que tuvo que irse por piernas después de aquel famoso lío que se montó en la casa espía, ha sacado a la luz haciéndolo público en internet.
Es para llorar, la verdad, y semejante información supone verdadera munición, como decís, no tanto para cebarse en los "benditos" concursantes que lo firman, y que a lo mejor no leen a conciencia, como para tener una razón más de ser indulgente con ellos, aunque son mayores de edad y suponemos que saben en qué avispero se meten. Avisados están.
De todos modos, no es del todo cierto que no supiese de qué hablar y he de reconocer que tenía medio redactadas un par de cosas sobre diversos temas que se me pasaron por la cabeza últimamente, algunas para ser sincero, simples pajas mentales sobre chorradas al estilo de "las nubes que pasan, lo loco que está el mundo últimamente o cosas así". Bueno, la verdad es que el tema principal, para continuar con la línea de la entrada anterior y a cuento de otra lectura veraniega que me llevó a su vez a otras lecturas antiguas, como una cereza arrastra a las siguientes, trataba de nuevo sobre este mundo de frivolidad televisiva que nos tiene tan enganchados. Eso sí, salpimentado todo con algunos apuntes históricos que venían al caso y todavía más lecturas en las que ando metido cuando el trabajo me da un respiro. O eso creo yo. Pero tranquilidad, no voy a insistir de momento sobre lo mismo para no aburrir a todos los que tienen la deferencia de visitar el blog y además leerlo. Tal vez más adelante volveré a la carga. Es una forma de autoflagelo por este vicio que nos ocupa. Puro masoquismo producto de la culpa y los remordimientos que nacen de esta educación judeo-cristiana que forma parte del ADN personal para lo bueno y para lo malo.
La realidad es que con tanta saturación de realitys que nos invaden sin piedad ni descanso, uno tras otro o superpuestos en el tiempo: Acorralados, Pekín Express, Granjeros buscando ¿esposa?... no tengo intención, fundamentalmente por falta de tiempo, de seguir ninguno salvo lo mínimo para saber de qué va la cosa, pero sin implicarme en ellos. Bueno, de vez en cuando veo algo para qué mentir, pero nada estable así que lo mejor es entrar y leer Gran Hermano Comentado, el blog vecino y amigo, para enterarme de todo de una forma resumida, divertida e inteligente disfrutando con las entradas y comentarios de Ácrata, Maltissa y ahora con la estupenda colaboración de Libre-Rebelde en el asunto de los granjeros.
Lo cierto es que además de aprovechar la ocasión para las excusas anteriores (me bastaba un comentario, lo reconozco) aún no tengo muy clara la razón de esta entrada (hablar por hablar supongo), pero tenía las esquinas la casa marula repletas de telarañas y necesitaba abrir las ventanas para que entrase el aire y se supiera por ahí afuera que sigo aquí, aunque no lo parezca, embutido en mi caparazón como espectador discreto entre los matojos. Pero ni eso. Menos mal que Sherezade, tan diligente y atenta como siempre, nos trajo a la anterior entrada el impagable y jugoso comentario sobre el tipo de contrato, leonino, que firman los "grandes hermanos": Un documento que Lis, la controvertida concursante de GH11 que tuvo que irse por piernas después de aquel famoso lío que se montó en la casa espía, ha sacado a la luz haciéndolo público en internet.
Es para llorar, la verdad, y semejante información supone verdadera munición, como decís, no tanto para cebarse en los "benditos" concursantes que lo firman, y que a lo mejor no leen a conciencia, como para tener una razón más de ser indulgente con ellos, aunque son mayores de edad y suponemos que saben en qué avispero se meten. Avisados están.
De todos modos, no es del todo cierto que no supiese de qué hablar y he de reconocer que tenía medio redactadas un par de cosas sobre diversos temas que se me pasaron por la cabeza últimamente, algunas para ser sincero, simples pajas mentales sobre chorradas al estilo de "las nubes que pasan, lo loco que está el mundo últimamente o cosas así". Bueno, la verdad es que el tema principal, para continuar con la línea de la entrada anterior y a cuento de otra lectura veraniega que me llevó a su vez a otras lecturas antiguas, como una cereza arrastra a las siguientes, trataba de nuevo sobre este mundo de frivolidad televisiva que nos tiene tan enganchados. Eso sí, salpimentado todo con algunos apuntes históricos que venían al caso y todavía más lecturas en las que ando metido cuando el trabajo me da un respiro. O eso creo yo. Pero tranquilidad, no voy a insistir de momento sobre lo mismo para no aburrir a todos los que tienen la deferencia de visitar el blog y además leerlo. Tal vez más adelante volveré a la carga. Es una forma de autoflagelo por este vicio que nos ocupa. Puro masoquismo producto de la culpa y los remordimientos que nacen de esta educación judeo-cristiana que forma parte del ADN personal para lo bueno y para lo malo.
Además, teniendo en cuenta que las vacaciones fueron hace nada aunque uno tenga la sensación de que pasaron siglos, y mientras esperamos por GH 13, también me apetecía mucho hablar algo sobre viajes, en concreto sobre los países del otro lado del charco, de Ámerica. Por supuesto me refiero a países hispanoamericanos. Esos que denominamos desde España con cierto paternalismo y también mucho cariño, nuestros países hermanos. Quería contar la maravillosa sorpresa que supone conocerlos y al mismo tiempo esa sensación extraña y reconfortable que uno percibe cuando viaja a alguno de ellos como México, Argentina o Cuba de sentirse en casa y bien recibido en general por sus gentes. Es como encontrarse al otro lado del espejo, tan diferente y fascinante pero al mismo tiempo tan próximo y cercano. El reverso de una misma moneda. Estoy convencido de que en una gran parte del resto de los países sudamericanos la sensación debe ser muy parecida, e incluyo a Brasil, un país que como gallego siento también muy próximo por su lengua y afinidad cultural. Al leer alguna de las novelas de una de sus mejores escritoras actuales, Nélida Piñón, que es de orígenes gallegos como tantos americanos en general, esto último se hizo mucho más evidente. En concreto hablo de su su libro "A república dos sonhos" (La república de los sueños). Un día de estos me extenderé sobre el tema de las relaciones con la otra orilla del Atlántico. Seguro.
En fin, ya veis, como quería cambiar de tercio me doy este respiro hablando de todo sin hablar de nada. Eso sí, para rematar la faena de esta mezcolanza de asuntos, me gustaría dejaros un pequeño poema de cosecha propia al hilo del título de la anterior entrada e inspirado en los personajes y la triste historia de la novela "Nunca me abandones". Es evidente que sigo todavía con la cantinela del tema en mente. ¡Lo que ha dado de sí!
NUNCA ME ABANDONES
Cuando las últimas columnas que sustentan
nuestras verdades se desmoronen,
como viejos imperios antes invencibles
de los que sólo nos queda el eco y la ruina.
Cuando la esperanza sea tan sólo
una quimera imposible de alcanzar,
y el falso crédito que nos regala la vida
se cobre al fin, de golpe, todos sus intereses.
Cuando ya no quede nadie para recordarnos
que un día tuvimos sueños e ilusiones,
y se rompan las gruesas cadenas que nos atan
con fuerza a nuestras pasiones desbocadas.
Cuando me levante una mañana
con la certeza de que voy a perderte
y que el único refugio de verdad
estuvo siempre entre tus brazos.
Cuando el poco tiempo que nos queda se consuma
y descubra con pesar que olvidaste mi nombre,
difuminados nuestros besos de tantas noches
en la nada y el extravío del desamor.
Cuando llegue ese momento, en la derrota,
aunque sepa de antemano tu respuesta,
suplicaré sin dudarlo por última vez
que por favor, nunca me abandones.
El Forastero Marulo
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