1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

sábado, 29 de enero de 2011

OTRA VUELTA DE TUERCA

    Sinceramente, GH 12 me trae un poco por el camino de la amargura y hay momentos en que no sé qué pensar ni a qué carta quedarme. Esto tiene su parte atractiva y un punto de emoción imprescindible pero siempre te quedas con cara de tonto y a la expectativa  pensando por dónde nos van a salir las próximas horas los personajes de Guadalix.  Día sí y día no, le dan un revolcón al concurso como si se volviese a comenzar de cero la partida, barajando de nuevo y repartiendo otra vez las cartas y obligándonos, qué remedio, a reinterpretar por enésima vez la jugada.  Otra vuelta de tuerca que produce un giro de 180 grados en la trama y las relaciones entre los concursantes que nos deja con el culo al aire o con el pie cambiado a todos los que intentamos interpretar y escribir sobre el asunto con un mínimo de coherencia y seriedad cada semana.   Por ejemplo, esta semana  con el cambio de tercio inesperado que ha trastocado el guion que habíamos  escrito y predestinado la semana anterior cuando salió expulsada Patricia y todos contábamos con que los supuestos nominados de ayer serían Therry o Catha, Dámaso y Lydia, y después de una semana de infarto las cosas han cambiado radicalmente.

    Tengo la sensación de repetirme, lo sé, pero tras la gala de anoche no pienso rasgarme las vestiduras hablando de piedras en el camino, ni de esas con las que tropezamos y nos complican la vida, ni mucho menos de las que ayer, sospechosamente, no conseguían encontrar algunos pulgarcitos de Guadalix en ese escenario de cartón piedra, nunca mejor dicho, de un Templo Maldito con un guión tan chusco e improvisado para vergüenza de la historia de GH.

    No hace mucho ya comenté, a propósito de las putadas y las trampas que el programa supuestamente nos hace este año con extrañas expulsiones y sus correspondientes porcentajes (ayer podría ser una más), que para mi salud mental como espectador adicto a GH no pensaba pararme demasiado a hurgar en las heridas; sobre todo después de lo que pasó en GH10 (los que soléis leerme ya conocéis mis neuras y mis ralladuras de antiguo reventado), cuando todo esto fue tan evidente, e  incluso antes. No olvido como preparaban y organizaban a veces las nominaciones con el objetivo de chafar los cálculos de los entonces “reventados” para mayor gloria de Iván y sus “secuaces”. Tal vez, en aquella edición, la cosa era más sutil pero no por eso menos polémica. La diferencia de entonces con lo de ahora era que fuera crecía imparable una marea ivanista enfervorizada, aplaudiendo y jaleando desde la platea con furor e inquietante sintonía con los intereses del programa.
    
    Por tanto, entiendo que lo de ayer fue una de tantas y ya van varias. Una pedrada en toda regla. Vale. Y podría ahora argumentar mil razones para denunciar otra estafa, una chapuza intolerable o las dos cosas. Pero como todo está bien dicho en todas partes y esta semana el asunto de las piedras y las nominaciones traerá cola, hoy voy a ser cínico y diré que menos da una piedra.  Como dirían los franceses que son más rococós y estirados:
Ne te moques pas de moi, si je t'offres une fleur,
Tu merites un jardin, mais c'est mieux que rien.
                      Que traducido viene a decir:
                                        No te burles de mí, si yo te ofrezco una flor.
                                        Tú mereces un jardín, pero es mejor que nada.

    Aunque no justifica el montaje burdo y chapucero de ayer, estoy casi seguro de que si las nominaciones siguiesen el esquema clásico en el confesionario, con tres, dos, un punto y razones, los resultados serían muy similares o idénticos.

    No voy a negarlo, estoy bastante satisfecho con los resultados de la gala de ayer, y en varios sentidos. En primer lugar porque tal como pronosticamos aquí, fue expulsada Catha y no Therry. La expulsión de la canaria que se daba por hecho en los mentideros de internet no se produjo, fallando de forma estrepitosa los oráculos que todo el mundo consideraba infalibles. Como ejemplo, el del pulpo Paul, la carallada esa que se tenían montada en los debates de GH, que ha finiquitado la carrera de comentarista de Arturo que el martes pasado se comió, por fin, el último mejillón. De todos modos hubiera preferido, como saben los que leen estas crónicas, la salida de Dámaso, que ayer como muy bien apuntó jocosamente Laura, siempre ocurrente y sembrada, volvió a entrar en el armario camino del templo maldito y por poco casi nos lo desgracian en la rueda giratoria de las nominaciones. Este chico está rayando lo patético y volverse a su pueblo hubiese sido lo mejor sin duda.

    En segundo lugar,  tras observar el magnífico recorrido de las chicas por el templo maldito y obviando posibles manipulaciones, una vez más se confirma lo que llevo diciendo desde el principio; que este concurso debe tener nombre de mujer y apostaría ahora mismo con los ojos cerrados por una final totalmente femenina. Ayer ellas demostraron con creces, cada una a su manera, que están muy por encima de los tipos que tienen por compañeros. A años luz, diría yo. Especialmente Therry que con un valor y una voluntad de hierro, e independientemente de la idea que tengamos cada uno de ella, demostró que merece estar ahí con todas las de la ley.  Ayer, salvada después de su semana horribilis, estaba exultante y capaz de cualquier cosa, la muestra evidente de que no hay nada más poderoso que una mujer decidida que cree y tiene fe en lo que hace o en lo que ama. Ella, más lista que el hambre, sabía que todo sería posible si lograba quedarse después de la movida de la parejita, particularmente de la "cagada" de Marcelo.   

    Y por supuesto mí espléndida Sirenita que digáis lo que digáis sigue ganando enteros cada día que pasa. Podrá gustar o no, pero ella, con Therry y tal vez Laura, es de las pocas personas que ha sido siempre coherente en esa casa siguiendo una línea sin traicionarse a sí misma ni a nosotros. Cuando todo el mundo esperaba escojonarse de ella en el templo maldito, lo mismo que el primer día cuando la dirección del programa de forma miserable la obligó junto a Patricia a subir sus maletas por aquella rampa de tierra, Lydia ayer, asombrando a propios y extraños, estuvo inmensa demostrándonos que es capaz de arrastrarse con eficacia entre culebras, bichos y fango manteniendo la compostura y la coquetería sin perder en ningún momento la dignidad. Una crack. Genio y figura.

    Por último y en tercer lugar, la noche fue perfecta porque ayer subieron a la palestra con todo merecimiento Yago y Marcelo.  Algo lógico después de una semana nefasta de los dos tras la bronca del Malaguita con Laura y la intervención interesada y absurda del modelo en el conflicto de la pareja. Como decíamos en la entrada anterior a éste le salió el tiro por la culata: Fue a por lana y salió trasquilado.  
    Ahora ya está moviendo el culo y usando sus artimañas para involucrar en sus tejemanejes a una Marta anulada, subyugada e incapaz de reaccionar sensatamente cuando Yago está por medio; o arrimándose a una Therry ansiosa por cobrarse justa venganza (aún recuerdo sus palabras cuando dijo que la venganza se sirve en plato frío) y dispuesta a todo, incluso a pactar y aliarse con el diablo, con tal de derribar al totito de la de Parla.

    A Marcelo, amargado por su inmenso error, con la espada de Damocles encima y todas las papeletas para salir el jueves que viene salvo un milagro carpetero, no le queda otra que remar contracorriente y seguir atado emocionalmente a Laura toda una semana interminable si quiere tener alguna posibilidad de salvar el pellejo. Un justo castigo por dejarse embaucar por los cantos de sirena de Yago que le vendía un sueño de victoria y que acabará posiblemente en naufragio por su torpeza y su vanidad, justo ahora que la tierra prometida de la final, con sus riquezas, estaba al alcance de su mano.
    No quería olvidarme de que ayer se fue Catha, la chica venezolana de bonitas piernas y sonrisa restringida. Una mujer inteligente con voz de seda y tono monocorde que aguantó más de 100 días dentro de la casa invitada como secundaria de relleno. Intentó ser protagonista en algunos momentos, sobre todo al principio, pero no cuajó su pretensión y optó por pasar desapercibida y evitar complicaciones y broncas. Siempre me llamó la atención que era la única que se persignaba y porque besaba su medallita de la Virgen cada vez que se libraba de las nominaciones o de una expulsión, y eso me gustaba.

    No voy extenderme demasiado hablando de su entrevista en el plató con Mercedes, ni tampoco sobre la polémica de su trabajo en un teléfono erótico o algo por el estilo. Cada uno curra donde le sale de los huevos pero es algo que debió comentar en su vídeo de presentación antes de entrar en la casa. Me imagino que calló pensando que con tal confesión no la elegirían para el concurso, pero para nosotros sí era importante que dijese la verdad; al menos cuando ya estaba dentro pudo hacerlo como mal menor. Evidentemente no exculpo al programa que ya saben lo que hay y este año fue mucho.

    Para terminar, me quedo con la imagen luminosa de Laura saliendo de la ciénaga con sus tres piedras en el bolsillo. En ese momento me acordé de la princesa Leia de Star Wars, cuando se le acercó el encapuchado de negro para llevarla a la rueda giratoria y ella le dijo, con su desparpajo natural de siempre - ¡Ojito, que corra el aire!.  Ante esa imagen, tuve un un extraño presentimiento que interpreté como una alegoría del lado oscuro que a través de la agresividad, el odio y la ira, desde dentro y desde fuera, intentará apartarla de la luz y del lado positivo de la fuerza.   Poco después, de vuelta a la casa, con la fortaleza y la convicción de una dama Jedi, mostró claramente sus intenciones a un atribulado Marcelo cuando le confesó, con esa franqueza tan suya, que le había encasquetado a Yago tres puntazos como tres pedradas en sus nominaciones.
    
    ¡Que la fuerza la acompañe hasta la final!.

Marulo
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martes, 25 de enero de 2011

MATAR DOS PÁJAROS DE UN TIRO

    El problema de Yago es que nos lleva enseñando mil y una caras desde que empezó el concurso y todavía no sabemos cuál de ellas, si es que existe, es la verdadera. Lo cierto es que a mí no me la pega y a lo mejor lo único que tiene es simplemente mucha cara. Sé que tipo de persona es, uno de esos especímenes que tanto abundan en la fauna local y galaica, cuya estrategia consiste en el vacile continuo, la supuesta ironía de barra de pub de moda y postureo escondiendo siempre las cartas.  

    Juega con la ventaja de una personalidad atrayente y seductora que consigue mantener a los demás siempre pendientes de sus movimientos y a la espera de recibir ansiosos su beneplácito y su bendición. Ese es su juego, hacerse el importante (ser importante es otra cosa) seduciendo a todos manteniendo las distancias desde un calculado desdén y ayudado por su atractivo físico e imponente presencia.  Al final consigue que todo gire a su alrededor ofreciendo sonrisas prometedoras y poco más, dejando que el otro, entregándose todo, se confíe con el objetivo consciente o inconsciente de dominar y subyugar.  A cambio él no ofrece nada. Tal vez sólo compañía y el discutible privilegio de ser admitido en su círculo para formar parte de su séquito de admiradores y aduladores. Lo que ahora mismo es Marcelo y antes lo fueron otros.

    Le gusta fomentar la duda y el misterio haciéndose el interesante, el duro, y provocando esa sensación en los demás de que él tiene en todo momento la sartén por el mango y la clave de todo. Una táctica que surte un efecto demoledor en muchas féminas, gracias también a ese toque canalla y frívolo, que caen rendidas a sus encantos deseando asaltar y conquistar una fortaleza que parece inexpugnable. Da siempre una de cal y otra de arena. Hoy te presta atención y eres un diez y mañana pasa de ti por el motivo más nimio y te ignora olímpicamente.  Le gusta desconcertar y con él nunca puedes dar nada por sentado.

    Estoy convencido de que en estos momentos ni el mismo sabe muy bien a qué coño juega. Ha abierto la caja de los truenos, digan lo que digan, en el tema de Laura y Marcelo; de forma que no está muy claro si está dinamitando la relación o ayudando a restablecerla. O las dos cosas. Primero una y luego la otra, como el bombero aquel, pirómano perdido, que se dedica a prender fuego y cuando se forma un incendio de tres pares de cojones aparece con la manguera ofreciéndose como salvador y héroe.  La realidad, sea cual sea su puñetera jugada, es que el resultado parece el mismo: matar dos pájaros de un tiro.  De forma que al final siempre queden múltiples lecturas de los hechos para interpretar o venderlo en los platós.  
    Y digo esto porque él sabe perfectamente que se convierte en más protagonista interponiéndose (o al menos así se interpreta dentro y fuera de la casa discutiéndose sobre ello) en la vida de la pareja.  De modo que pueden pasar dos cosas: la primera, que uno de ellos o los dos “totitos” metan la pata de forma estrepitosa por culpa de la situación y prácticamente se autoexpulsen antes de llegar a la final. Supuesto en el que Yago tendría entonces un puesto casi asegurado entre los tres finalistas. Y segunda, que quede como salvador y promotor de la reconciliación  de la pareja, con la posibilidad también de colarse con ellos dos en la final y con muchas papeletas de llevarse el maletín con el premio gracias a la fuerza de sus supuestos apoyos externos frente a los votos de la pareja divididos entre los dos.

    Desde luego de Yago no me creo nada de amistades desinteresadas y generosidades varias. En él no. Y menos viniendo de un tipo que en el concurso nunca se implica de verdad ni muestra lo que verdaderamente siente. Supongo, además, que todavía tiene otras vías para acercarse a la final; como utilizar a una Lydia que lo adora y que se ruboriza como una niña cada vez que él la piropea o se le insinúa. O a Marta, que queda en la reserva hasta el final como la última baza.  Un par de ases en la manga que espero no se atreva a utilizar si va de farol, sobre todo en el caso de mi entrañable Sirenita. Sería una putada imperdonable.
 
    En cualquier situación podría salir ganando y me da que ha escogido la peor, porque el berenjenal en que se ha metido le puede pasar factura de inmediato, y cuando se juega con fuego lo normal es quemarse. Ya quiso jugar antes con nosotros y le abrimos la puerta. Ahora puede ocurrir de nuevo. Así que hablando de tiros y resumiendo, pueden darse dos situaciones: Lo dicho, “matar dos pájaros de un tiro”; o lo contrario, “que el tiro le salga por la culata”. Que es lo más probable. 

Marulo
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sábado, 22 de enero de 2011

TODOS FUIMOS LA REINA DE CORAZONES

    Difícilmente volveremos a encontrarnos con una concursante tan entregada con la letra y el espíritu de GH como mi querida locatis.   Ahora que está fuera de juego puedo confesar que Patricia llegó a cansarme y a sobrepasarme, y por tanto a desear que saliese de una puñetera vez  de la casa, pero jamás dudé de ella ni de la veracidad de lo que veía, por eso siempre interpreté sus “cosas” con bastante indulgencia y en contadas ocasiones incluso con simpatía.  

    Ella es así. Un ser ajeno al mundo que no ha madurado todavía eludiendo por decreto enfrentarse a la cruda realidad. Y así vive en su país de “Nunca Jamás” repleto de canciones y personajes de Disney, anhelando matrimonios construidos en sueños de casas de muñecas a la orilla de playas idílicas y conejitos blancos que nunca formarán parte de un buen guiso ni la llevarán como a Alicia a caerse por el agujero de acceso al país de las Maravillas. Aún así todos sentimos el grito unánime de una audiencia convertida en cruel reina de corazones - ¡que le corten la cabeza! -  y a la que (mea culpa) alguna vez también me sumé de forma frívola y jocosa.
    Era verdad. Ella tenía razón. Su vida es ésa y daría lo que fuese por continuar siempre en la casa de Guadalix. Patricia jamás fue tan feliz ni se encontró mejor que entre esas cuatro paredes rodeada de "frikis" como ella, que por mucho que algunos de sus compañeros la tachen de rara, ellos no le quedan a la zaga por meterse ahí, en el mismo cubículo, rodeados de cámaras para que los observemos como ratoncillos de laboratorio esperando el ansiado queso mientras dan vueltas sin fin en la rueda giratoria del programa.

    GH se convirtió para Patri en el escenario sublimado de una vida que le robaron en su momento, de esas páginas en blanco de su biografía que quedaron sin escribir cuando correspondía: en la clases de su instituto o en las calles de su barrio con la pandilla que jamás tuvo. Ámbitos donde no pudo experimentar la satisfacción de forjar amistades eternas que jamás se olvidan, donde aprender las reglas de la vida lidiando con los primeros enfrentamientos, con las angustias y los sinsabores que son preludio de la madurez. Todas esas emociones que sólo son posibles en la adolescencia, ese periodo crucial para el desarrollo sano de cualquiera marcándonos de por vida y haciéndonos como somos. Una etapa que ella se perdió.

   Entrar en el concurso suponía la oportunidad, arriesgada y preocupante, de enterrar por fin una época oscura y triste de su pasado en la que se sintió rechazada y excluida por todos y por todo. Esos largos años en que decidió encerrarse sola en su cuarto, rodeada por un muro de incomprensión y buscando refugio en cuentos de princesas y en la música; donde su única y más firme compañía era su prodigiosa imaginación.  

    Por eso GH significó su liberación, para ella y también para una familia que en determinados momentos no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. El marco ideal de un sueño inesperado en el que sentirse protagonista total.   Un lugar paralelo a la vida exterior que, como tierra abonada y propicia, permitió al fin que brotase, creciendo y manifestándose en mil formas, su verdadera personalidad: contradictoria, controvertida y única. El territorio en que al fin escribió las páginas que faltaban en el diario de su vida. Vivió, sufrió, rio, lloró, fue buena y mala, intrigó, ayudó, cantó, tuvo amigos de verdad y enemigos crueles.  Incluso al final, como al principio, resurgieron su viejos fantasmas, cuando Marcelo, un tipo de corazón cada vez más mezquino y rencoroso, atacando como siempre a la parte más débil y fácil, la llamó estiércol y mala.

    Patri no me gustaba como concursante a pesar de que siento curiosidad y debilidad por las chicas raras y locatis, pero como veterano seguidor de este programa tan magnífico y cabrón me saco el sombrero ante ella, le doy las gracias y le deseo toda la suerte del mundo. Prueba superada.
    Para acabar, como punto final sobre la expulsada, me gustaría lanzar una pregunta al viento: ¿Hasta qué punto la dirección del programa tenía claro el nivel de su fortaleza psicológica o era consciente de su probable vulnerabilidad?.

    Repecto a los nominados de esta semana y dejando a Therry para otro día, que merece una dedicatoria completa, me gustaría decir un par de cosas de los otros dos.  Seguramente se irá Catha, una concursante que no me produce frío ni calor, aunque por supuesto no comparto la animadversión de una parte importante de la audiencia hacia ella. La venezolana ha hecho su concurso y bastante lejos ha llegado teniendo en cuenta su bajo perfil y su tendencia a pasar desapercibida, o a procurar apartarse de la línea de tiro evitando implicarse abiertamente en los fregados.  Ahora está en la palestra y ella, de las más inteligentes de la casa, sabe que se va casi seguro.  De todos modos prefiero la expulsión de Dámaso, que se ha convertido en una peonza que gira descontrolada de un lado a otro alrededor de los demás.  Su ciclo se ha agotado y su historia no da más de sí.  Aunque esta última semana, por fin, escogió bando y lo ha pagado muy caro con la nominación. 
     Con la repesca de Yago y Rubén mejoró un poco su ánimo y recobró algo de chispa, pero desde hace bastante tiempo vive su salida del armario con la voz más apagada que nunca, deambulando por la casa de un lado a otro como un espectro difuminado y sin alma.  Es como si hubiese perdido el entusiasmo, la ilusión y tomara la decisión de dejar pasar las horas y el tiempo como una hoja de otoño esperando que el viento la zarandee de aquí para allá. Sin rumbo ni destino.
    Es un concursante "aplastado" por el programa y totalmente diferente a aquel chico rarito y trajeado que entró al principio cantando canciones de Manolo Escobar, cuando decía que que quería ser cura y finalmente cantante de coplas, o presumía de estar afiliado al PP.  Ahora ni eso, incluso se molesta y le parece mal que le llamen “coplas” cuando al principio le encantaba. ¡Llamadme Dámaso! - exige ahora a sus compañeros con cierta contundencia y mucha candidez.   Pena que ese nombre suyo hermoso y rotundo, tan de pueblo y antiguo, case tan mal con su nuevo loock y su recién estrenada identidad sexual proclamada "urbi et orbe" desde la casa de Guadalix.

     No pienso comentar nada sobre la gala ni el resto de los concursantes y menos aún sobre la pantomima que se han montado con el tema de la "relación" entre Rubén y Marta. No me merece ni una línea. Sólo decir que el nuevo loock  totalmente pelado del "novio" de España, y que no hace más que regodearse en los mil euracos que cobrará por estar una semana más en el concurso, representa la última muestra de su falta de personalidad.

Marulo
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jueves, 20 de enero de 2011

CARPE DIEM

    Tengo un problema terrible con las carpeteras (dicho todo, desde luego, con mucho cariño), esa marea incontenible que pulula por internet y progresa “in crescendo” anegándolo todo a su paso, como un tsunami “quetepés” e implacable que arrasa y se lleva por delante a quien se atreva a rechistar o alzar la voz contra el rencoroso y superguapo de Marcelo (¡que cielo de niño!) o a cuestionar lo más mínimo a la divina y excesiva Laura. Y hablo de un problema porque estoy de acuerdo y sintonizo con esta especie de “quinta columna” virtual que suspira y flipa con ellos, en la mitad de la pareja, o sea que comulgo con la adoración a la sindicalista de Parla y si hace falta me rompo el “gepetto”, como diría ella, por defenderla allí donde sea menester.  A mis entradas anteriores me remito.

    En el interesante debate que estamos teniendo estos días en el blog sobre esta pareja, y más en concreto en lo que se refiere a las diferentes reacciones que provoca en nosotros la actitud de Marcelo, se están confrontando dos posturas claras y contrapuestas. Por una parte se defienden las virtudes y el perfil de posible ganador del estudiante de historia malagueño aportándose argumentos de peso que merece la pena considerar, en sintonía con la corriente carpetera que bascula más hacia el lado masculino de la pareja “quetepés”; y en el otro lado, en el que me incluyo, estamos los que apuntamos sus miserias y resaltamos más bien sus defectos considerando que vive y medra, con matices, a la sombra de Laura, desde que se apuntó a caballo ganador. Probablemente nadie tenga la razón del todo y tampoco quiero pontificar mucho más sobre este asunto, pero sí me parece oportuno sacarlo a colación para fijar posiciones, independientemente de que después podamos o no cambiar de opinión. 

    Es algo que considero necesario a estas alturas del concurso teniendo en cuenta que esta relación y las acciones de sus protagonistas marcarán seguramente, salvo catástrofe manifiesta en  una parte o en el conjunto, la final de GH 12.  Por eso, con las reservas  oportunas de toda opinión y por muy lejano que parezca, quiero dejar constancia de que para mí hay un antes y un después en la actitud del Malaguita tras la famosa expulsión de su admirado Joaquín en aquel mano a mano con Laura.  Aquel desenlace lo dejó  totalmente descolocado y mucho más boquiabierto de lo que ya normalmente suele estar, comprendiendo desde entonces, siempre intuitivo e inteligente, que quedaba fuera de la partida si no se subía en condiciones a ese tren.   Además, la chica le gustaba y le atraía físicamente un huevo, así que el sacrificio era relativo porque se trataba de encamarse o enchocharse con ella, que el sexo despeja las neuronas y alegra el cuerpo, y dejarle claro en todo momento que aquello no significaba comprometerse de cara al futuro ("un amor de verano en pleno invierno" como él mismo le acaba de espetar en su carta) y ya de paso comprobar sobre la marcha si esa era o no la ola buena que lo llevaría directo al premio gordo. 
    Si estoy en lo cierto se trata, desde luego, de un planteamiento perfectamente lícito y totalmente compatible con el  lema “carpe diem” que lleva tatuado en la piel de su espalda e inscrito dentro en una especie de sol o estrella.  Un latinajo que refleja perfectamente su filosofía hedonista de la vida y que no es más que la de disfrutar y vivir el momento sin preocuparse por lo que vendrá.  Evidentemente me parece una opción poco arriesgada pero perfecta a sus años, y aunque resulta un poco pretencioso el modo de vendérnosla nada tengo que alegar en alguien tan joven que tiene toda su vida por delante.  Y ella, la otra cara de la moneda, se ha prestado al juego sabiendo que las palabras de Marcelo ponen fecha de caducidad a una relación que ven sin futuro, pero pensando y aferrándose a la creencia de que esos sentimientos que fueron naciendo y creciendo poco a poco en su corazón tarde o temprano atraparán también a su jovenzuelo Romeo por simple y pura reprocidad.

    Mi problema es que entiendo la lógica de las cosas y la normalidad de su estrategia pero por la razón que sea no me fío del malaguita. Una cuestión de piel, supongo, y de detalles. Me gustaría equivocarme pero es lo que hay.  El caso es que está en GH y a la “tierna” edad de 20 años tiene el mismo derecho que los demás a ganar el premio (300.000 euros, no nos olvidemos) por lo que no encuentro objeción alguna para que no seamos sumamente críticos con él, e incluso implacables; procurando, eso sí, lo mismo que con los demás, no faltar al respeto ni pasar ciertos límites.  Al fin y al cabo esto no es más que un concurso y la que es verdaderamente implacable es la vida. Esa no permite concesiones y acaba poniendo siempre a todo el mundo en su sitio.

    Por otra parte, Laura, jugándose el todo por el todo con una valentía suicida y la inconsciencia pueril de quién no mide jamás sus impulsos, optó por quemar sus naves lo mismo que Hernán Cortés quemó las suyas antes de conquistar México. Lo hizo cuando fue consciente de que no había vuelta atrás y sus allegados (familia, novio, etc) le dieron a entender mediante señales claras que debía comportarse según lo prometido o abandonar la aventura y rendir cuentas en casa.  Con semejante apuesta sólo cabe una posibilidad: la victoria y el amor o la humillación y la derrota. 
     A él, alucinado, y en el mismo lado de la orilla, no le quedó más elección que dejarse llevar de forma inteligente por la estela fulgurante de la sindicalista de Parla, o buscarse a otra para el edredoning con la que darse arrumacos y sobrellevar con alegría y bien servido lo que le quedase de estancia en Guadalix, cumpliendo con el objetivo confesado de emular, o incluso superar, a su ídolo Arturo Requejo. Una muesca más en la culata de su pistola.

    Lo cierto es que no me importaría verlo en la final antes que a Yago o a Rubén, siempre que estén en ella, además de Laura, Marta o LydiaComo ya he dicho por activa y por pasiva GH12 merece tener nombre de mujer, por eso me costaría muchísimo soportar un HOLOCAUSTO CARPETERO y que ganase Marcelo en detrimento Laura, que es lo que me temo que puede pasar si llegan juntos a la final.

Marulo
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viernes, 14 de enero de 2011

HASTA QUE LLEGÓ SU HORA

     Ayer llegó la hora de José Ramón García, alias Jhota.  El lo sabía, y si alguna esperanza tenía de que su destino no estuviese ya marcado, la entrada de Rubén, justo antes de su expulsión, fue la confirmación definitiva de que su aventura “a mil de bien” en el concurso se había terminado y de que debería rendir cuentas de sus asuntos ante la jefa suprema, Mercedes, la verdadera “caudilla” de GH y no lo suyo, que ejerció de cacique de cuarta en su reinillo de taifas y que eso sí, supo mantener cohesionado y unido con mano de hierro, mucha gorra y colorín prácticamente hasta el final. La organización buscó este encuentro con el novio de España con toda la intención del mundo, algo que pudieron haber evitado esperando a que el expulsado se fuese antes del regreso de los dos repescados, como hicieron con Yago. Una estrategia más del programa que confirma lo que siempre hemos pensado, que no dan puntada sin hilo a la hora de manipular los tiempos a su antojo y dosificar los acontecimientos en función de sus intereses más espurios, procurando alimentar cumplidamente nuestro morbo insaciable aunque luego se la cojan con papel de fumar rasgándose cínicamente las vestiduras, al criticar la mala educación de los “chicos” cuando saben que fomentar y provocar  guerras de guerrillas entre ellos es lo que produce mayores réditos. 

    Así que no deberíamos escandalizarnos de casi nada con ellos, porque todo tiene su objetivo en el lucro inmediato fomentando un espectáculo lo más efectista posible para que la caja registradora suene sin descanso y la audiencia aumente, o no decaiga, pendiente de la casa de “GuaRRalix”, que era y es en lo que se ha convertido en los últimos tiempos, y me refiero tanto al asunto de la limpieza y aseo del lugar en el que viven, como al lenguaje chabacano y a las actitudes mostradas por una parte importante de sus moradores. Es decir, una casa guarra en el fondo y en la formas de sus habitantes. Pero se supone que es lo que nos gusta.

    Jhota sabía que su paso por la casa era un despropósito en muchos aspectos y fue consciente de lo que le esperaba cuando poco antes de su expulsión, como ya dijimos, se disolvió acogotado al encontrarse de nuevo a Rubén dentro de la casa. Un palo difícil de asimilar en tan poco tiempo y reflejado en la cara de pasmo que le quedó al volver de fumarse el último cigarro con el que intentó calmar la ansiedad que le corroía, preludio de una noche que el mismo auguraba larga y junto a Mercedes, como así fue.

    Bastante bien librado salió del envite apoyado por su familia, por sus colegas y toda esa peña numerosa y vociferante que acudió al plató para arroparlo con vítores y aplausos (me recordó mucho al ambiente  que se vivió en el plató cuando expulsaron a Toscano en GH11 el año pasado).   Para confirmar todo lo anterior resultó curioso el asomo de rifirrafe que tuvo con Chari, que acababa de llegar como descartada de la repesca y se encontró con semejante petate,  propiciado con evidente mala intención por la Milá, y que no venía a cuento. Ninguno de los dos entró al trapo porque estaba claro que el asunto no tenía más recorrido y se trataba de un episodio menor de los muchos que se vivieron en la casa, y que allí mismo resolvieron los dos en directo dando una lección a quien correspondía.  La gaditana, sin embargo, no supo parar luego la lamentable riña de familia que libró a cara de perro con su “suegra”. Una trifulca en riguroso directo a la que otra vez, la Milá, supo dar el fuelle apropiado para alimentar la hoguera.

   Siguiendo con el expulsado de la noche lo más interesante, a mi modo de ver, fueron sus reacciones ante los vídeos que le iban presentando.  Resultó significativo observar como su cara se iluminaba con mucho más agrado cuando mostraban su relación con Patri o con Lydia que ante el montaje que habían preparado de su controvertida relación con Therry. A lo mejor fueron imaginaciones mías, pero me pareció ver cierta indiferencia y bastante distancia más allá de sus palabras correctas y medidas hacia su compañera canaria, la habitante con el alma más torturada de esta edición. Una sensación que pareció confirmarse definitivamente en su despedida de la casa cuando no tuvo palabras especiales para la persona con la que mantuvo durante toda su estancia en GH una relación más estrecha, esa mínima atención y deferencia que merecía sobradamente la que fue su amiga incondicional y más devota, además de estar emocionalmente “trabada” con él. 

    En fin, capítulo final para el tipo de la gorra, del retroreggaeton y demás historias.  No lo echaré en falta dentro de la casa y estoy seguro de que algunas de sus “chicas” volarán mejor sin él al verse liberadas de su extraño “caudillismo” de cacique de barriada.  Podría decir aquello de que algo tendrá el agua cuando la bendicen pero no me romperé más los cuernos analizando a este personaje que tantas veces, y ahora no me desdigo de mis palabras, me irritó con sus movidas y con ese aspecto tremendamente ridículo. Posiblemente se trate de una percepción producto de una distancia generacional y cultural insalvable, injusta y poco acertada, por eso quiero resaltar algo que sí considero totalmente positivo en él comparándolo con otros: jamás recurrió al sexo ni a la seducción con Therry cuando, visto lo visto, tuvo ocasión y oportunidades. Y eso que el Moha, el amigo que lo visitó en la casa, bien que le dijo en aquel encuentro surrealista de “primo a muelte” en Navidad que todo estaba bien pero que por favor hiciese edredoning.

    Todo lo contrario de lo que hicieron Joaquín y sobre todo un engreído y cada vez más soberbio Marcelo, que se apuntó sin mucho entusiasmo a la propuesta suicida y valiente de Laura de jugárselo todo, su pasado y su futuro, en una entrega emocional y afectiva sin límites ni medida, con esa inconsciencia superficial y arrebatadora que sólo se vive en una adolescencia tardía y fuera de lugar, uniéndose a una persona tan egoísta y pagada de sí misma como el malaguita. No sé, tal vez me haya abandonado la vena romántica con el paso del tiempo, si es que alguna vez la tuve, y tenga embotadas y fuera de frecuencia las antenas de la sensibilidad y la afectividad para captar la autenticidad de las emociones amorosas dejándome llevar normalmente por el escepticismo. 

    El caso es que no veo nada, o casi nada en Marcelo, más allá de la posibilidad de satisfacer con regularidad sus instintos sexuales y algún cariño sin demasiado compromiso que nace del roce y de estar en el mismo barco. Se ha metido en un embolado emocional y sexual pensando que no habría demasiadas contraprestaciones por su parte, y ahora sabe que la ola en la que va montado al lado del ciclón de Parla es tan grande que si se tira en marcha se ahoga sin remedio. Ni siquiera el ejército de carpeteras que ven un niño mono y guay podrían salvarlo.  Él jamás acepta de buen grado las contrariedades, sobre todo aquello que afecta a su ego inmenso y con él, desde el primer día, tengo la sensación de que jamás hace las cosas de manera gratuita y generosa. Le falta verdad en sus ojos y claridad en sus intenciones.  La semana que viene se irá casi seguro Patricia pero a quien me gustaría de verdad ver en el plató el próximo jueves es a Marcelo, para que viese y oliese el “estiércol” desde fuera. Desde otra perspectiva.

PD: Lo que para muchos era un deseo y para algunos un sueño convertido en realidad, la vuelta de Yago y Rubén a la casa después de la repesca se ha convertido para mí en una pesadilla. Pensar que uno de estos dos pueda llegar a la final, e incluso ganarla, me produce sarpullidos. Pero esta es otra historia que acaba de comenzar. 

Marulo
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martes, 11 de enero de 2011

¡ QUÉ DRAMÁTICA, DE VERDAD !

    Después de una gala como la del jueves, de autocomplacencia para la dirección del programa y con Mercedes más “profesional” que nunca del “qué buenos somos, qué bien lo hacemos y lo cojonudo qué es todo”, me gustaría resaltar alguna cosa que considero de especial interés y que por diversos problemas logísticos no había podido comentar hasta ahora.  Todo lo demás está dicho y comentado con bastante profusión por todas partes. 

    Está claro que son bastantes las cosas que están en el candelero y más ahora que los acontecimientos se precipitan a cada hora que pasa como consecuencia de la última gala. Pero lo que verdaderamente me apetece ahora es hablar de una Lydia renovada y reforzada en su papel de princesa del “papel couché” y súpermegaguay tras la vuelta a la casa después del intercambio. Un regreso repleto de autoestima mal disimulada (no es para menos) y explicándonos sus experiencias en Oriente Medio de esa forma tan peculiar que sólo ella sabe: con mucha pose, mucho gesto y regalando sonrisas, pero siempre concisa y sin alardes lingüísticos. Es decir, todo súper, súper, súper. 
    Nunca dudé que habría un regreso triunfal a pesar de los recelos que despertó en gran parte de los blogueros su elección para representarnos en GH Israel. Todo el mundo especulaba entonces con quién sería el habitante de la casa para el intercambio, que si éste que si el otro o el de más allá, y eligieron a nuestra sirenita. No podía ser de otra manera y no me cabe otra que felicitar a la organización del programa por la elección aunque sólo sea por esta vez y sin abusar.

    Tampoco me extraña su éxito en Tierra Santa ya que les enviamos a la diosa de la tranquilidad, la chica con mejor karma de España y parte de sus islas. Un oasis de buen rollo para dar y regalar, donde perderse y olvidarse de que el mundo real es una quimera, un mal sueño que es necesario adornar y edulcorar para hacerlo digerible.   Nuestra princesa del sosiego capaz serenar al más furibundo y relajar al más fiero.  Paz, sonrisas y poses de calendario que hipnotizan y embaucan a los incautos, resabiados y dramáticos seguidores como yo, aliviando temporalmente la ansiedad y el estrés que respiramos día a día por cada poro de piel.  
     La seguridad social debería tomar nota y psícólogos o psiquiatras deberían prescribir de manera obligatoria un chute de Lydia para relajar la mente y el espíritu.  Una tía que ha conseguido milagrosamente que un tipo como Jhota jamás le haya levantado la voz o que un ser absolutamente fuera de la realidad como la locatis de Patri la adore sin remedio. Por favor, que se lo cuenten a Paulo Coelho, que le digan que existe un ser así, tan etéreo y corpóreo a la vez, como un dibujo animado hecho mujer.  Ella podía representar perfectamente una de esas pin-up americanas de los años cuarenta del siglo pasado. Una reina en los calendarios kitsch de aquella época que se hizo carne para nosotros a través de un extraño hechizo, ingenua y divina, sensual y surrealista, como un espectro de la feminidad sublimada e idealizada con una pizca de coquetería y cuatro filosofías de andar por casa copiadas de un libro de autoayuda.
 
    Volviendo ya a la actualidad de la casa, menudo toma y daca que se ha montado en un plis plas. Están todos desatados y algunos verdaderamente fuera de control en una escalada que sólo puede tener final en la cima de la estupidez. Es lo que tiene eso de preguntar a la gente si a uno lo han nominado o no, y la manía de estar recordando todo el día viejos agravios, que si tú me dijiste fea y yo a ti subnormal.  Las chorradas esas de instituto, en el fondo intrascendentes, que desembocan sin remedio en griterío y la sarta de animaladas que se sueltan por esas boquitas salvajes como macarrillas o chonis deslenguadas de la peor especie y sin educación alguna.  Pero eso sí, qué importa nada de eso si ellas tienen un corazón más grande que la casa de Guadalix y ellos lealtad y principios a prueba de bomba. Mientras tanto los hermanos mayores en la otra casa a lo suyo, poniendo la oreja y alucinando con el espectáculo acústico que les llega a través de las paredes pero con la sonrisilla y regocijo que les da saber que pueden entrar el jueves y pescar a río revuelto.

    Qué queréis que os diga, a estas alturas yo también suscribo eso de qué  dramáticos somos, de verdad. Más o menos lo mismo que la Sirenita le soltó a Laura con más razón que un santo en la gala del jueves. Más de una ya lo había apuntado en sus comentarios por aquí o por allá, al asegurar que algunos lo vemos todo de forma un tanto exagerada y que sacamos las cosas de quicio más de lo que deberíamos. Posiblemente sea así la cosa, no digo que no. Son temporadas y hoy me da por "escojonarme", sin más.

    Volviendo con mi tema predilecto de hoy, ya sé que la niña de su papi ha asomado definitivamente la patita, pero es que mi Lydia lo tiene súper claro (siempre lo ha tenido), y ahora mueve ficha más jugadora que nunca cuando afirma, a propósito del mosqueo de la de Parla, que esto no es más que un concurso y tampoco hay porqué tomarse las cosas a la tremenda; al fin y al cabo tarde o temprano habrá que nominar a los supuestamente intocables.  Sobre todo, y esto lo digo yo, cuando el premio comienza a vislumbrarse al alcance de la mano y todo el personal quiere formar parte del trío final y aquí el que no corre, vuela.   

    La sirenita de otra cosa no sabrá pero de estar en la palestra nominada tiene dos carreras y un máster, sobre todo después de aguantar estoicamente durante muchas semanas numerosas nominaciones, bastantes de ellas a la cara (algunas de Laura por cierto); y no le dio jamás por salir corriendo a reprochárselo a nadie, ni mucho menos se le ocurrió pedir explicaciones en plan humillada y ofendida. Dolida sí, evidentemente, que aunque tiene alma marina también tiene su corazoncito y eran épocas en que la mayoría la usaban de comodín fácil, encasquetándole los puntazos sin despeinarse con el cuento aquél de si era un mueble más o menos decorativo y tenían poca relación con ella o con la excusa de que comía mucho.  Aún no me olvido de la frase aquella del Feroz, tan famoso y popular el chico, cuando la calificó como “Lydia don nadie”.  Él, con motivos o no, pero torpe donde los haya, lleva meses fuera de juego mientras que ella acaba de regresar de Tierra Santa hecha un pincel y convertida en una diva como quién vuelve de recoger un óscar de Hollywood. ¡Manda carallo, como son las cosas!.

     El caso es que cada uno es como es y visto así el percal, con la casa de colorines recién estrenada a partir de Reyes con los repescados (un buen regalo) y en la otra, la de los nichos, con el personal alterado, trabado o a navajazo limpio, me molestaría un huevo que esta edición se la llevase un tío por el morro. Como ya no cuento con Jhota que se irá, espero, con viento fresco el jueves que viene a regaetonear con su amigo el Moha (- ¡a muelte primo! -), sería tremendamente injusto que se llevase el botín uno de los que quedan, Marcelo por ejemplo, o Rubén y Yago si superan la repesca y logran meterse en la carrera final. Todos ellos, en mayor o menor medida, han vivido siempre a la sombra de una o varias de las chicas, intentando subirse como malos surfistas y aficionados de tercera a las imponentes olas que se forma en GH cada año, pero sólo ellas han sabido cogerlas arriesgando el tipo de verdad para llegar hasta la playa triunfantes o destrozadas. Sin término medio.

    Tengo totalmente claro que  este año, con lo ocurrido hasta este momento y lo que parece que se avecina, el premio de GH12 debería tener nombre de mujer independientemente de quien la gane, y candidatas hay varias.  Ellas son las que han marcado siempre la pauta, el ritmo vital de esa casa y son infinitamente mejores que ellos para lo bueno y para lo malo. En conjunto no hay comparación posible y les han robado todo el protagonismo acaparando la pantalla con fruición y emoción. Otra cosa será como las juzguemos.

    Yo tengo cuatro nombres para la gloria y con cualquiera de las cuatro, unas más que otras, quedaría razonablemente satisfecho y por ahora el orden no importa: Chari, Lydia, Laura o Marta.

P.D.: Estoy seriamente preocupado por un tema. Ahora que falta Anup esa casa se convertirá en pocos días en un estercolero. Menos mal que por el 24 horas sólo nos llegan las imágenes. Un alivio para nuestras pituitarias.

P.D.2: Para finalizar, que se me olvidaba, le dedico a la Sirenita  una canción de la Casa Azul que le pega como anillo al dedo: SUPERGUAY

Marulo
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miércoles, 5 de enero de 2011

CUESTIÓN DE FE


    Me gustaría tener ahora el entusiasmo suficiente para hablar del jaleo que se vive en la casa y que apenas oculta las verdades subterráneas que nos llevan ya hacia la final, de lo que pasó desde que se fue Chari y celebraron fin de año, desde que Lydia se fue a conquistar Oriente Medio con sus trikinis imposibles y la misión secreta de hacer temblar los cimientos de Tierra Santa (sobre todo me gustaría hablar de ella, para trasladarme un rato a ese mundo naïf y superguay donde ella flota con su sonrisas de calendario para camioneros y donde todo son luces de colores y nubes de algodón). Me gustaría explayarme destripando con saña y mala leche las sempieternas movidas de gritos, discusiones y espumarajos que salpican a diestro y siniestro la casa de Guadalix sin saber muy bien cuál es la diana. O sí. 

    Me gustaría haber seguido de cerca a Jackie, el camarero hiperactivo Israelí y sus idas y venidas, radiar su dolor de muelas mientras asistíamos a los ensayos de la canción eurovisiva que deben interpretar los habitantes de la casa. Un asunto que a nadie, por lo visto, le importa una mierda. Me gustaría diseccionar el improbable derrumbe de Marcelo tras caminar tambaleante al borde del abismo después de su brindis al sol, su pueril intento de harakiri de cara a la galería mientras los caprichos y el fulgor de Laura siguen  inundándolo todo.
    Me gustaría estar centrado en el futuro inmediato y probablemente imperfecto de GH, que escribirá su siguiente capítulo en la próxima gala como un regalo envenenado el día de Reyes
    Aunque me gustaría ponerme a la faena, y estoy en ello, no seré capaz mientras no digiera el debate del domingo y llegue a una conclusión razonable a la que agarrarme con la pareja.

    En ocasiones las evidencias o las dudas razonables hacen que se tambalee, y al final se derrumbe sin remedio, la confianza que depositas cada año en la limpieza y en la veracidad de las actitudes y en el compromiso de cumplir las reglas que se les supone a las personas que  eligen para entrar en GH. Sabemos y asumimos que ahora, salvo extrañas excepciones, los concursantes entran resabiados y teniendo claro a lo que juegan, donde está el verdadero negocio y lo hay que hacer para sacar más o menos réditos del circo en función de la moral personal o del umbral que marcan los escrúpulos de cada cual; y aún así no escarmentamos porque siempre aguardamos lo mejor ansiando la entrada de mirlos blancos sin contaminar que nos ilusionen. Pero la la pasta siempre es la pasta.

    Con todo, sabiendo que la mayoría nos cuenta en sus vídeos de presentación milongas y películas para vendernos la moto, uno siempre confía en que, una vez dentro, el concurso pueda con ellos, les arranque la careta y desmonte su papel aprendido “ad hoc” consiguiendo que acabe saliendo su verdadero yo, su carácter real y los desnude ante nosotros más allá de las apariencias, mostrándolos finalmente como son, por mucho que disimulen o quieran vendernos una versión edulcorada o intencionadamente falsa de sí mismos y sus motivaciones.

    A cuenta de todo esto he estado repasando lo que había escrito de Chari y Rubén en todas las entradas publicadas desde que empezó en programa, en las que expresaba mis dudas y mis impresiones a través del análisis que hacía de la evolución personal de cada uno y como pareja. Ha sido una buena terapia para entender mi postura defendiendo a Chari, sobre todo después de la salida de Rubén y definitivamente tras su expulsión el jueves pasado.

Y lo que al final me queda claro es que, independientemente de la valoración que hagamos de la pareja, es necesario resaltar la connivencia de la dirección del programa con todo este asunto, ya que de alguna forma los eligió con la intención de convertir su relación en uno de los ejes centrales de la edición de este año, en su leit motiv, como decía en alguna de mis entradas. Lo cierto es que si ellos no contasen  lo de su supuesta ruptura cuando hicieron los castings probablemente no los habrían elegido para entrar en la casa. El caso es que la mentira que dijeron en su momento para conseguir sus propósitos se convirtió en un hecho cierto poco antes de empezar GH 12 y al ser Rubén elegido para entrar.  Algo que usó siempre el programa en su propio beneficio.

    En el fondo no son más que dos pardillos que buscaron entrar contando o exagerando aquello que creían que podía beneficiarles en este propósito como hace, supongo, la mayoría. Como ejemplo tenemos a nuestra disposición una gran parte de los vídeos de presentación de todas las ediciones de GH, películas irreales y fantasmagóricas de exaltación egocéntrica que tantas veces nos venden humo y luego se desmoronan como un castillo de arena en cuanto llueve un ratito. Ejemplos hay tantos, por no decir la mayoría, incluso en esta edición, que cualquiera puede echar un vistazo a la hemeroteca o a la propia memoria para verificarlo.

    La dirección del programa asumió la apuesta contando con que de alguna forma su historia de ruptura se convertiría en uno de los dramas de la edición. Como así fue. Creo de verdad que a la pareja todo se le fue de las manos y que lo vivido dentro de la casa fue real por múltiples razones: la veracidad del papel de sus madres en toda la historia, la autenticidad del lenguaje gestual que nos ofrecieron, visto por supuesto desde una óptica subjetiva, sus reacciones emocionales tan creíbles y difíciles de simular ante las cámaras y en situaciones a las que no están acostumbradas personas de la calle que no son profesionales, como por ejemplo las lágrimas sin consuelo de Rubén. Nadie con dos dedos de frente querría dar esa imagen patética de lloriqueos continuos salvo que fuesen emociones verdaderas e incontrolables o que se tratase de un actor excepcional.

    Lo que pase fuera a partir de ahora ya no me interesa demasiado pero les deseo lo mejor. Me gustaría ver dentro a Chari en la repesca sin la rémora que supondría entrar con Rubén y que volase sola. Porque creo que lo vale. Aunque eso será otra historia que escribiremos a partir del jueves. Así que al tajo con lo que hay. Punto.

    Respecto a lo que pasa dentro de la casa podría volver a escribir lo mismo que en la entrada anterior comentando la gala, cuando pronosticábamos el previsible guion que ahora se está cumpliendo: los alegres de primera reforzando sus grupos, pactando y sumando fuerzas, y los demás, los alegres de 2ª, arrimándose a uno de los bandos o a la expectativa, lo mismo que Marta, la última de los tristes.  Otra cosa son los pormenores del día a día que sólo hacen adornar este marco general que se dibujará con precisión tras la gala del jueves, cuando sepamos quién es el expulsado y el verdadero alcance de las nominaciones.

    ¿Y la repesca?. Pues asumir que no queda más remedio que jugar con ella y con sus consecuencias. Algo que para bien o para mal depende todavía de nosotros y podría ser un buen regalo de Reyes.  Que la estrella de Oriente nos guíe coincidiendo con la vuelta de nuestra sirenita.


Marulo
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