1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

lunes, 31 de diciembre de 2012

CHAMPÁN Y FUEGOS ARTIFICIALES


    La noche de fin de año es un cúmulo de sensaciones sobre un decorado de imágenes y fiesta:  luces de neón y fuegos artificiales, petardos, matasuegras, litros de alcohol y mucho confeti... 

    Pero sobre todo es una larga madrugada que comienza a medianoche mientras me como las doce uvas con precisión de orfebre.  Una a una por cada campanada que marca el reloj de la Puerta del Sol de Madrid como si de esa exactitud dependiese mi vida y toda la suerte de un año nuevo que me espera.  Y también es, más que nunca, una copa de champán entrechocando otras copas con su tintineo chispeante de efervescencia engañosa. Un brindis con las personas que me rodean y acompañan esa noche en una conjunción unívoca de alegría y catarsis colectiva. Un sentimiento desatado, casi febril, que me emborracha de lúcida euforia, y aderezado, casi siempre, con unas gotas de punzante y densa melancolía que a veces lo empapa todo. Un relámpago de añoranza furtiva entre tanto alborozo por un tiempo que se fue y ya nunca volverá a ser. Con lo bueno y con lo malo.

    Una suerte de conjuro compartido con quién amas o aprecias, incluyendo a los que faltan pero están presentes igual a pesar de la distancia, para traspasar arropado esa línea imaginaria y convencional que marca las doce horas de la noche de cada 31 de diciembre. Un desvarío colectivo con la pretensión de aterrizar anestesiados y risueños en los brazos inciertos de un nuevo año que nos aguarda engalanado con su ración inquietante de sorpresas e ilusión. Un ritual universal para despedir algo que se acaba mientras celebramos con ansiedad disfrazada de buenos deseos y tantas promesas, que muy pronto olvidaremos, el inicio de otros 365 días sin saber muy bien qué palo de la baraja nos encontraremos en la alforja personal que llevamos para el camino.
    Y todo entre besos y abrazos. Esta noche es casi el único momento del año, salvo que te toque la lotería unos días antes, en que eres capaz de abrazar con efusividad a simples desconocidos, e incluso dar la mano sin rencor a aquellos que te odian o desprecian. Uno de los pocos días del año en que parece obligatorio sentirse bien, sonreír y divertirse a pesar de todo aunque lluevan chuzos de punta y vivamos entre ruinas.

    Ya sé que muchas cosas pueden resultar artificiosas y demasiado convencionales en un día como hoy pero a mí no me importa. Me gustan los rituales con todas sus contradicciones y salvo caso de fuerza mayor procuro disfrutarlos con dedicación, o por lo menos no amargar el momento a los que me rodean. Por eso esta noche intentaré ser uno más, entre millones, de los que despediré con ganas y alegría un año como éste (sobre todo como éste) esperando que el próximo sea mucho mejor.

    Por supuesto, el último día del año y con una edición más de Gran Hermano en la mochila, quiero transmitir mis mejores deseos a todos los que de alguna manera me habéis acompañado todo este tiempo en el blog. De forma especial a quienes habéis participado con vuestros comentarios y opiniones, pero también a todos aquellos que sólo nos visitaron y nos leen. 


    Para todos vosotros:  ¡Chin, chin y feliz Año Nuevo!   


PD: Hoy no diré nada de Gran Hermano, el motivo principal por el que existe este lugar y compartimos tantas cosas sobre este programa desde hace varios años. Tan sólo cumpliré lo prometido en la entrada anterior  poniendo la segunda parte del del vídeo homenaje a GH 13

Gran Hermano 13 en imágenes, segunda parte: una visión marula



Forastero Marulo
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miércoles, 19 de diciembre de 2012

SE ACERCA EL INVIERNO

    Se acerca el invierno y con él, en pleno 2013,  llegará GH 14 si los de Telecinco cumplen con su palabra.  De hecho el solsticio invernal ya está ahí, a la vuelta de la esquina, el 21 de diciembre, un par de días vamos, y lleva semanas anunciándose con sus temporales y el tiempo atmosférico revuelto como siempre por estas fechas. Pero además, el inminente comienzo de la estación fría del año nos tiene a todos más pendientes de sí llega o no el fin del mundo que de la Navidad, que era lo suyo y no esta agonía.  Una mediática espada de Damocles colgando sobre nuestras cabezas mientras esperamos si se cumple la dichosa profecía maya y todo este circo que tiene montado el ser humano, con nosotros dentro, se va de verdad  definitivamente a la mierda.  No caerá esa breva, claro, y tal como decíamos el año pasado en el blog por estas mismas fechas este jodido mundo seguirá girando, y no hago más que preguntarme quiénes son los listos que se están forrando con este asunto a cuenta de crédulos e incautos.

    De todos modos, para muchos la profecía sí que se ha cumplido, aunque sea a pequeña escala, y si no que se lo pregunten a los centenares de miles que se han quedado sin trabajo y a los que han visto volatizarse los ahorros de toda una vida engañados por la mala praxis de determinada banca con productos fraudulentos y una falta total de escrúpulos. O lo que es peor todavía, casi, que se lo pregunten a los que han perdido su casa embargada, el techo de su familia, y se han quedado además pagando durante años lo que les queda de hipoteca de una vivienda que ya no es suya engullidos por la gigantesca burbuja inmobiliaria. Millones de pequeñas apocalipsis caseras y personales que son las que realmente importan y de alguna manera acaban afectándonos a todos directa o indirectamente.

     En fin, que el mundo no se acabará en el sentido estricto de la palabra, seguro, pero sí podemos hablar de un invierno en el sentido más amplio del término. Una dura estación que nos afecta o afectará en casi todas las facetas de nuestra vida.  Millones de personas con todo congelado: nuestro dinero, nuestras ilusiones y tal vez nuestras esperanzas.

    "Se acerca el invierno".   Una frase que viene al pelo para lo nuestro y que hizo fortuna gracias a esa magnífica serie de novelas fantásticas de G.R.R Martin: Canción de hielo y fuego, y nos espera un largo camino hasta que los brotes verdes, esos de los que hablan tantos politicastros con ligereza, crezcan de verdad proclamando la primavera. El anticipo, esperemos, de un largo y cálido verano. Por fin.
    Me imagino que algunos estaréis pensando que me he despachado a gusto aprovechando la coyuntura pero es que necesitaba soltar lastre. Como todos supongo.  Es lo que tiene de positivo ser el administrador de esta casa marula. Y eso que no me enredo despotricando contra la miserable clase política que sufrimos (toda en general) aunque los que mandan ahora se están cubriendo de gloria y se llevan la palma.

    Bueno, a lo que iba, que llega el invierno y comenzará en febrero de 2013 la próxima edición de Gran Hermano en España (con permiso de las profecías mayas, por supuesto). Y con ésta ya van catorce ediciones, que se dice pronto. Espero que la casa de Guadalix, gracias a sus futuros habitantes, nos proporcione de forma generosa momentos de alegría y entretenimiento para sobrellevar mejor esta época aciaga que vivimos.  Claro que no todo será un camino de rosas, como siempre, que para nuestra desesperación el programa suele ponernos también a prueba con sus tejemanejes y desvaríos.

    No sé qué ánimos tendré entonces, dentro de un par de meses, para iniciar otra vez la aventura de comentar desde este blog una nueva edición de GH.  Ni siquiera estoy seguro a día de hoy si me pondré por la labor.  El tiempo y mis circunstancias lo dirán.  Pero lo que sí quiero con esta entrada es cerrar definitivamente GH 13.   Una edición que se desarrolló completamente durante este año tan especial a punto de terminar, y que desde mi punto de vista fue la mejor de todas hasta ahora .

    Durante varios meses intenté reflejar en el blog a lo largo de 42 entradas lo mejor que pude y supe mi personal visión de GH 13.  Una perspectiva en la que primó por supuesto la palabra escrita. Ahora, para cerrar el ciclo, pretendo dar primacía a la imagen mediante un vídeo construido con las instantáneas que logré capturar mientras duró el programa. Aquellas que me impactaron o sedujeron. De hecho, una parte imprtante de ellas salpican e ilustran cada una de esas entradas para complementar y resaltar lo escrito pero sin sustituir la palabra.   Al menos esa era mi intención

    Como no tengo mucha experiencia en esto me costó horrores descartar imágenes para el montaje definitivo, y eso a pesar de dejarme en el tintero casi tres cuartas partes del material que tenía. Aún así me di cuenta de que quedaba larguísimo por lo que decidí dividir el vídeo en dos partes.   Hoy publico la primera parte que va desde el comienzo de GH 13 hasta la expulsión de Noemí, uno de los momentos álgidos de la edición. Para otra entrada, a lo mejor en esta misma añadiéndolo más adelante, dejaré el vídeo de la segunda parte que va desde ese día hasta la gala final con la victoria de Pepe.

    Predominan los primeros planos, las miradas y los gestos congelados en el tiempo y evidentemente salen más aquéllos concursantes y situaciones que llamaron mi atención.  Al final se trata, en definitiva, de un homenaje a todos los concursantes de GH 13 sin excepción, porque sin ellos y su bendita locura de entrar en Guadalix para regalarnos una parte de sus vidas nada de esto sería posible.

Gran Hermano 13 en imágenes, primera parte: una visión marula.





Forastero marulo

viernes, 31 de agosto de 2012

LA VIDA DESDE DENTRO Y DESDE FUERA

    Ya sé que la esencia de GH consiste en que ellos, los concursantes, vivan su experiencia en la casa lo mejor que sepan y puedan, que ya después nosotros los espectadores decidiremos salvar o expulsar con nuestros votos a quién nos dé la real gana, ejerciendo como "diosecillos" pequeños y déspotas que se creen omnipotentes.  La adictiva facultad de poner a cada concursante en su sitio en base a una supuesta justicia divina que nos pertenece por derecho propio, o eso creemos, y que en realidad no es más que un modo de acallar nuestras propias conciencias, de descargar frustraciones y sublimar hasta el extremo la simpatía y la química que tenemos con determinados concursantes con los que conectamos y a los que perdonamos casi todo en contraste con el rechazo, e incluso la repugnancia, que sentimos hacía otros. Un conjunto de sentimientos exacerbados que crecen en nuestros corazones de voyeurs empedernidos devorándonos sin remedio a medida que transcurre el concurso. 

    Lo tengo muy claro, y por supuesto tampoco me libro de esta dinámica demoledora aunque a veces procuro ser objetivo y equidistante con ellos. Pero tarde o temprano casi todos entramos en la lógica demencial y la vorágine de Gran Hermano y poco importa cómo se desenvuelvan los concursantes a lo largo del programa, porque siempre mueven sus fichas en un tablero cuyas claves y reglas sólo nosotros conocemos y controlamos desde fuera, y al final, si el programa no juega sucio, algo que pocas veces ocurre, seremos los encargados de corregir el devenir de los acontecimientos a través de adhesiones ciegas o rechazos viscerales, sin tener muy claro a veces si son objetivas o justas nuestras decisiones soberanas. Como la vida misma.

    Por eso la Revuelta, ese sucedáneo que nos endilgaron por aquello de alargar un poco más el negocio magnifico de GH 13, resultó sorprendente; y no lo digo porque siguiese demasiado el programa, que sólo vi algunas galas enteras y completé la información leyendo algo por aquí y por allá para no perder comba, sino por comprobar, con cierto distanciamiento y bastante asombro, como buena parte de aquellos que sí se implicaron de verdad en el invento se indignaban y sulfuraban al ver como el bacalao lo cortaban desde dentro de la casa los concursantes que se prestaron a participar en este nuevo concurso, y no ellos, espectadores acérrimos y puristas de GH que se encontraron con las manos atadas sin poder hacer nada de aquello a lo que estaban acostumbrados: votar como diosecillos vengadores para expulsar o salvar y de paso calmar su conciencia.  Fans de GH frustrados sin la posibilidad de castigar a los "malos" y echarlos junto a los que según su santo criterio no pintaban nada en Guadalix, para dejar dentro, como siempre, a sus preferidos, aquellos que consideraban con "luz propia" o carisma. Esas cualidades que abren la puerta del éxito a algunos gracias a unos extraños mecanismos que no acabo todavía de entender del todo después de tantas ediciones, mientras que con otros concursantes, por su ausencia o escasez, acaba todo en fracaso estrepitoso o con un rechazo casi generalizado de los que siguen el programa.
    La "Revuelta", que se trataba de otra cosa distinta a GH, algo que muchos no acabaron de aceptar, resultó entretenida e ilustradora en ese sentido como experiencia televisiva; y más cuando faltaron a la cita las dos estrellas indiscutibles de la edición: la canaria y el bailaor, que curiosamente acabaron de la mano llevándose, además de la fama, el premio final de GH 13.  Pepe el premio gordo, un maletín repleto de euros y Noemí, ausente en la final, un premio de consolación teñido por los sinsabores de lo que pretendía presentarnos como su particular venganza contra el programa y contra todos, pero que el fondo no fue más que una pírrica victoria con sabor de amarga derrota.  Lo digo porque al final, como acabo de decir, sin nuestra intervención externa, el asunto tuvo una deriva diferente a los deseos mayoritarios de los que seguían la convivencia desde fuera y las cosas se resolvieron en Guadalix, por primera vez en la historia, por lo que los concursantes decidían cada semana.  En consecuencia los acontecimientos se desarrollaron fundamentalmente en función de la vida desde dentro, y no por lo que pasaba y decidíamos fuera.

    Aunque lo seguí todo con cierta frialdad y a salto de mata porque considero que se trata de un formato carente de interés, el resultado final del experimento me agradó dejándome un buen sabor de boca. Me alegré sinceramente por la victoria del Alessandro Livi con Ochoa a su lado en la final.  Un premio de consolación para el italiano después de un concurso tan marcado por su tormentosa relación con Noemí durante GH 13.  Menos da una piedra.

    Teniendo en cuenta que todo había acabado para mí cuando Pepe ganó el verdadero concurso, reconozco que no pude resistirme a estar al tanto de lo que pasaba en la Revuelta y como un vulgar seguidor del tema rosa, lo admito, no desconecté del todo definitivamente hasta que supe que Pilar Ochoa dio el "sí quiero" a Rubén, su novio de siempre, ante el altar de la iglesia de su pueblo. Vale, seguramente no será más que sensiblería tonta de la que no consigo desprenderme cada vez que asisto a la boda de alguien que aprecio, aunque sea algo meramente virtual, y eso a pesar de ser testigo ya de tantos casorios de todos los pelajes a lo largo de mi vida; sobre todo cuando sabemos por experiencia que tal como está el patio en esto de las parejas de hecho y derecho, y por una cuestión de simple estadística, desgraciadamente (o gracias a Dios, claro) un porcentaje importante de matrimonios de hoy acabarán mañana o pasado mañana en separación o divorcio. Como no pretendo ser un cenizo agorero espero que no sea el caso, y le deseo a la riojana toda la suerte del mundo. Ya dije alguna vez por aquí, parafraseando la descripción que Valle Inclán hacía del Marqués de Bradomín, el protagonista de sus famosas Sonatas, que en el fondo no soy más que un tipo "marulo, católico y sentimental".

    Ahora, después de los meses transcurridos desde que acabó todo, con el verano llegando a su fin y a punto de cogerme por fin unas mini vacaciones, que tal como está el patio es todo un privilegio, todo lo que tiene ver con GH me parece tremendamente lejano.  Por lo visto en algunos blogs, últimamente, han seguido coleando las consecuencias del concurso con el tema de Pipi y Pepe a cuenta de su especial relación. Un claro indicador de que lo verdaderamente interesante y que engancha de este concurso son las relaciones humanas y todo lo que le rodea, fundamentalmente si tiene que ver con la posibilidad de que Cupido acierte a atravesar determinados corazones con sus flechas.  No hay nada que motive más a la gente que hablar de la gente, de su vida, de sus pasiones y más aún si hay amor por medio o la posibilidad de que lo haya, aunque se trate de puras elucubraciones o alucinaciones colectivas. Es un tema del que ya hemos hablado y debatido demasiadas veces pero que resulta siempre inagotable y renovador.

    No sé cuando empezará GH 14 ni siquiera si lo habrá, pero lo cierto es que este año no tengo "mono" del programa como en ocasiones anteriores.  Tantos meses de GH13 y sus derivados acaban por saturar a cualquiera. Al menos a mí.  Otra cosa es lo que pasará cuando escuche de nuevo la diabólica musiquilla del programa anunciando una nueva edición.  Tal vez entonces vuelva a sentir la atracción irresistible de todos los años por seguir la vida desde dentro de Guadalix fiscalizada y mediatizada desde fuera por nosotros.
 "Rocroi" - Augusto Ferrer Dalmau
    Lo cierto es que la vida fuera pinta mal, muy mal, para qué engañarnos, y uno tiene la sensación de que es un soldado más de ese enorme ejército de personas corrientes que avanzan apretadas hombro con hombro en columnas cerradas y suicidas hacia un futuro incierto, tal como lo hacían los soldados de aquellos ejércitos decimonónicos y antiguos marchando hacia un enemigo poderoso e implacable. Como ellos, a medida que avanzamos a pecho descubierto ante los cañonazos de la vida y sus despiadadas cargas de fusilería, vemos como a nuestro alrededor van cayendo cada vez más y más compañeros en esa injusta batalla contra fuerzas poderosas que en el fondo jamás nos tuvieron en cuenta.  Uno tiene la impresión de que nunca conseguiremos la victoria final, pero a pesar de todo no podemos dejar de huir hacia delante dejándonos la piel en el intento y lo que es peor, a muchos compañeros en el camino. Aunque ya no quedan casi esperanzas, y sólo saben pedirnos más y más sacrificios sin prometer ni ofrecernos nada a cambio, la última opción es rendirse, porque aún así esperamos sin apenas fe a que lleguen los "putos" refuerzos que nos ayuden por fin a dejar de ser lo que siempre sospechamos que fuimos, incluso durante la época de las vacas gordas: carne de cañón.  Lo triste es que no hay refuerzos que vengan a rescatarnos y ya hemos descubierto que sólo nos tenemos a nosotros mismos, como individuos y como colectivo, aguantando en nuestros rostros de pueblo llano las bofetadas que deberían ser para los verdaderos culpables. Esa es nuestra condena y también nuestra fuerza. La que nos queda. Y la dignidad, claro, que no da de comer pero reconforta.

    En ocasiones uno tiene la sensación, y la tentación, de sentirse un hombre de ninguna parte, como el título de una de las últimas canciones de Xoel López.  Un deseo que en el fondo es perfectamente compatible con sentirse un hombre del mundo, y acorde con aquel antiguo proverbio latino: "Hombre soy, nada humano me es ajeno" (Homo sum, humani nihil a me alienum puto).  Con la que está cayendo a lo mejor todo esto suena pretencioso, sobre todo si nos lee alguno de esos tipos estirados e intelectualoides que mirándonos por encima del hombro tiene una pobre y triste opinión de los que amamos y seguimos fervorosamente GH,  pero el proverbio latino nos va como anillo al dedo.

    Para terminar os dejo la canción que acabo de mencionar de Xoel Lopéz (Deluxe), mi paisano. Pertenece a su estupendo y último trabajo: "Atlántico".


Forastero marulo
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viernes, 1 de junio de 2012

UN BESO, LA REVUELTA Y DESPEDIDA


    Pepe Flores ha ganado el concurso, y desde que salió de casa los halagos son generalizados escuchando casi tan sólo coros angélicos alabando sus hazañas o sus encantos, mientras sus niñas emocionadas se agarran a sus brazos con fruición adolescente e intentan abrazar ese torso despechugado que muestra en todo su esplendor.  Además por fin la Milá con ese beso que ayer le arrebató en vivo y en directo ha constatado lo que todos sabíamos desde hace tiempo: la evidencia de que era su favorito y se pirraba por sus huesos.

    Durante la entrevista que Mercedes le hizo en la primera gala de "la revuelta", ese tinglado que se han montado para exprimir al máximo la edición, Pepe parecía inquieto y expectante, como esperando una sorpresa en cualquier momento y pendiente de adivinar por dónde le lloverían los palos esa noche.  Al final no fue nada, y en cuanto Mercedes le mostró efusiva y cariñosa su "amor" incondicional se relajó al fin dejándose llevar por la presentadora y luciendo al máximo su encantadora sonrisa muy a tono por cierto con su camisa floripondia y festiva.  Y como ahora, supongo, se la trae al pairo lo que digan o digamos algunos, y más con el maletín en la mano, la jugada de llevarlo ayer de visita a la casa durante unas horas para que deshiciese entuertos y arreglase no sé qué cuestiones pendientes desde la atalaya protectora de su premio me pareció un mamoneo de muy señor mío. Él, con mucho sentido, ha decidido no participar en esta aventura de futuro incierto y poco estimulante. Algo que le honra. Así que felicidades y adiós muy buenas.

    Precisamente por todas estas cosas, y porque el bailaor no mea colonia como dije por aquí un día, no estamos obligados a hacerle todos la ola ni a aplaudirle incluso con las orejas. Por tanto, aún asumiendo su justa victoria porque la audiencia soberana así lo quiso y éste es el juego,  no tiene porque librarse de las críticas correspondientes por su cara bonita. Además, como bien decía Góngoraande yo caliente ríase la gente”. O lo que viene a ser lo mismo: con el maletín en la mano lo que algunos opinemos, al bailaor se la resbala.   Lógico.  Así que fuera dramatismos por el hecho de que algunos no comulguemos con la ruedas de su molino a pesar de tan flamante victoria (beso de Merceditas incluido) y nos dediquemos a decir lo que realmente pensamos del bailaor. Deduzco que si él es como realmente presume ser, un tipo auténtico, le gustará la sinceridad en los demás aunque se le diga de todo menos bonito.

    No voy a continuar mucho con esto porque tampoco tiene demasiado sentido reivindicar a estas alturas el derecho a convertirse en el reventado del año o lo que uno quiera ser. Lo que pretendo decir es que Pepe no tuvo miramientos para decir o inventarse todo tipo de lindezas sobre los demás: cachoncur, cómprate una Biblia, mariposa a punto de salir del armario, bufón, etc.  Pongo algunos ejemplos pero la lista sería interminable, ya que él se despachó a gusto con mucha chispa y salero sacando a paseo y sin control su afilada media lengua cuando le dio la real gana, o colocando sus pullas desestabilizadoras cuando le interesó para lo suyo sin respetar siquiera a los que consideraba sus intocables. Y que no se me diga que lo hizo como defensa propia o que los aludidos se lo merecían justamente porque me entra una risa como la del pelma de Dani y luego no tengo forma de pararla: ¡ak, ak ak, ak, ak, ak!.

    Querría también aclarar alguna otra cosa cuando hablo de prejuicios porque no quiero que se mal interpreten algunas palabras de la entrada anterior. Sé perfectamente lo que es y lo que no es Pepe y en mi descripción sobre su aspecto no hay segundas intenciones aunque lo pueda parecer. Intenté simplemente ser sincero y no esconder las sensaciones que me provocaban sus cosas. Sin más.

    Vale, tiene un montón de virtudes y cosas "chulas" que tanto han enamorado y encandilado a algunas. Pues a mí no y punto. Y cómo en la mayoría de los blogs y foros se ensalza lo mejor del ganador de GH 13, me pareció oportuno expresar en estas crónicas, aunque fuese como contrapartida y asumiendo que puedo estar equivocado, una visión menos complaciente del bailaor.  La mía desde luego y con esto acabo.

    Ayer me tragué la gala de la revuelta por curiosidad y porque tenía muchas ganas de ver a algunos concursantes que para mí se fueron demasiado pronto durante el concurso. Tuve una extraña sensación, como de irrealidad, con toda la parafernalia que nos montaron; en particular ese graderío a modo de foro romano donde según entendí deberán discutir y solucionar casi todo juntos y a la cara. Me alegré de ver de nuevo a Ocho, Vero y a Marijoy dentro, fundamentalmente a las dos primeras, las concursantes que más eché de menos desde que las expulsaron.  El problema es que el asunto no me engancha, al menos no para escribir, y ya dije que el concurso como tal se acabó para mí desde el momento en que Pepe Flores agarró el maletín y salió corriendo a abrazar a Noemí en la calle.
    A partir de hoy hago "mutis por el foro" (nunca mejor dicho) y recupero parte de mi vida, todas las horas secuestradas por GH con mi consentimiento para volver a esas tareas que tenía medio abandonadas. De todos modos no me arrepiento en absoluto del tiempo dedicado a esta pasión por el concurso de GH a pesar de los momentos complicados y difíciles que he pasado por seguir en la brecha intentando mantener el blog abierto sin dejar de cumplir al tiempo con mis obligaciones. Misión cumplida.

    Probablemente, al igual que el año pasado, mientras esperamos GH 14 publicaré de vez en cuando alguna que otra entrada para no perder el hábito y dar signos de vida. No quiero resultar pesado ni repetirme pero ya sabéis que todo esto sería imposible sin vuestra comprensión y presencia.

Biquiños y gracias de corazón por todo.

Forastero Marulo
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miércoles, 30 de mayo de 2012

MADE IN SPAIN: PEPE FLORES

    Recuerdo perfectamente el momento en que fui consciente de que GH 13 sin duda alguna, con vueltas o sin vueltas, se lo iba a llevar Pepe Flores de calle salvo que cometiese uno de esos fallos imperdonables que no tienen remedio. Fue hace casi cuatro meses, el jueves nueve de febrero, cuando se jugó por primera vez la expulsión con Marijoy y Aristides.  Ese mismo día publiqué una entrada por la mañana en el blog dedicada en exclusiva al bailaor que titulé: “No habrá paz para los malvados: Pepe Flores”.   Aquello fue una excepción ya que normalmente suelo publicar sólo dos entradas a la semana, una el martes y otra el viernes. 

   Cuento esto ahora porque aquel día decidí escribir una entrada a mayores enrabietado y preocupado ante la convicción de que estaba a punto de asistir, con todas sus consecuencias, al nacimiento del mito Pepe Flores si superaba aquella nominación. Por eso necesitaba, como siempre hago en los momentos importantes del concurso, dejar claro mi parecer para que nadie se llevase a engaño, y porque tenía el oscuro presentimiento de que aquella gala supondría el pistoletazo de salida para una carrera cuya meta final se decidió ayer con la victoria del bailaor. Un largo recorrido con el corazón en una mano y el látigo de su autenticidad en la otra que culminó en el momento en que Laura, la "globulosa" ganadora de GH 12, le entregó el ansiado maletín.  Y no me equivoqué.
    A pesar de que ya entonces el bailaor no me convencía demasiado deseaba sin embargo que saliese expulsado Aris como así fue. Una expulsión merecida después de unos días de lamentable concurso tras el agrio enfrentamiento que protagonizó con Pepe y por otras razones que no vienen ahora al caso.  Como origen de aquella disputa la presencia ayer noche en el plató de la perrita Torso, tan preciosa y crecida, fue un símbolo que me hizo recordar, en plena vorágine de la final, la premonición que me angustió aquel día ya lejano de febrero. También se cumplió en aquella gala mi deseo de que el bailaor volviese a la casa tras pasar previamente por el plató después de Marijoy, porque temía, en caso de que se librase él en primer lugar, un regreso a Guadalix cargado de argumentos para seguir en sus trece. Aquella noche tenía el corazón dividido y Pepe me resultaba todavía simpático e ingenioso en ocasiones, aunque ya sabía que difícilmente tendría mi aplauso y que no ganaría mi corazón.

    Con la expulsón de Aris primero y con la vuelta del bailaor a la casa después de la filipina, aquella misma noche en la que todo se cumplió como deseaba supe que Pepe ganaría el concurso tras pulverizar a Aristidín en la entrevista. Ocurrió ante una Mercedes que se entregó sin reservas enamorada de su “arte” y su simpatía, mientras él comprobaba en directo desde el búnker que el plató enfervorizado aplaudía y reía cada una de sus gracias e intervenciones. Aquella información extra le dio alas porque confirmó que fuera gustaba su estilo directo, “a cuchillo”, y que estaba en el camino correcto. Allí puso el primer peldaño seguro y firme con destino a la final. Fue una noche contradictoria y agridulce porque supe que a partir de entonces todo el que se enfrentara con él saldría tarde o temprano y sin remedio de la casa. Después de aquella gala, tal como lo había reflejado en la entrada anterior, comprendí también que yo sería un "reventado" más durante los largos meses que nos quedaban de concurso. Algo muy semejante, que no lo mismo, a lo que me había pasado en GH 10 con Iván.
    Aunque más adelante apuntaré algo sobre el tema de Noemí como su acompañante más uno, y la probable influencia en su victoria, Pepe ha ganado el concurso de forma indiscutible y con autoridad metiéndose en el bolsillo a una parte importante de la audiencia, que se quedó con la parte luminosa y carismática de su personalidad obviando sus múltiples costuras y defectos.  Ganó ese tipo que suele ser el foco de la atención en cualquier fiesta o sarao. El príncipe del chascarrillo y la burla como dardo mortal. El maestro del insulto como obra de arte e ingenio. Un concursante que podría convertirse perfectamente en un icono más de la España de siempre. Como la botella de tío Pepe o el toro de Osborne, como Manolo el del bombo o la canción de Paquito el chocolatero. Ya veo su imagen, en jarras, mirándonos a todos con esos ojillos traviesos y pícaros desde cualquier valla de nuestras carreteras o desde las fachadas de plazas o calles de este santo país nuestro: Pepe Flores, de profesión bailaor y ganador de GH 13.  "Pa quitar el sentío" como el mismo exclamó entusiasmado e hiperbólico la noche en que probó aquel controvertido bizcocho de arroz y dos huevos que Pipi preparó a hurtadillas la famosa noche de autos.

    El bailaor tiene todas las virtudes y defectos de lo nuestro, del producto nacional sin adulterar. Así, en bruto. Made in Spain.  En él se adivinan esas esencias eternas del alma española. Lo mejor y lo peor de nuestro ADN. Como congelados en el tiempo he visto reflejado en sus actitudes, en sus gestos y en sus palabras lo sustancial de algunos tópicos que nos definen como lo que somos, y que nos ensalzan o encorsetan desde hace siglos. Desgraciadamente en mi visión de Pepe, al contrario que el año pasado con Laura, pesó más su parte negativa y rancia, esos tics y lugares comunes de los que siempre hemos pretendido desprendernos pero que renacen de nuevo a poco que se escarbe en la superficie de nuestra frágil modernidad.
    Una visión determinante cuando sólo veía intransigencia con los contrarios exigiendo lealtad sin límites a los suyos. Cuando veía que lo más importante era su reputación por encima de todo, cayese quién cayese, ese vicio tan español ligado a un orgullo exagerado y limitante. Cuando comprobé su vena rencorosa, vengativa e intimidatoria con la cuestión de las nominaciones. Cuando asistí a la continua desconfianza en sus compañeras a las que siempre tuvo bajo una sombra de sospecha constante respecto a sus intenciones a pesar del cariño incondicional que le profesaban. Cuando insistía, vendiéndose una y otra vez, en que él iba siempre de cara y con el corazón en la mano. Cuando echó balones fuera sabiendo que Pipi estaba hasta las cachas por él. Cuando de forma miserable se salvó a sí mismo de las nominaciones demostrando que lo que primaba en su concurso era la ambición por encima de todo. 

    Pepe siempre fue a su bola sin desviar jamás el rumbo que se había marcado. Ése era su juego, convenció y lo consiguió. A menudo observaba el panorama a su alrededor con cierto desdén calculado, como si todo le diese fatiga y fuese una chorrada que hay que hacer porque no queda otra. Es perfectamente consciente de que provoca atracción y derrocha magnetismo natural a raudales. Por experiencia sabe que en cualquier grupo de personas siempre habrá un número determinado de ellas, sobre todo chicas, dispuestas a bailar al ritmo que marquen sus palmas y rendidas incondicionalmente a sus encantos.  Él siempre ocupó el centro de la pista de baile de la convivencia en la casa, el lugar predominante donde se quedaba plantado con su postura torera de zapateado, como el maestro en la plaza que después de la faena extiende su brazo, montera en la mano, y se marca un saludo a la platea mostrándonos su sonrisa picarona y encantadora.  Con Pepe no queda otro remedio que seguir sus movimientos o no tienes nada que hacer, porque él jamás intentará probar otro baile ni seguir otro ritmo que no sea el suyo.
    Tal vez sea injusto con el bailaor pero tampoco ayudó para nada en mi visión adversa de lo suyo esa deriva flamenca ni sus taconeos. Tampoco esa pose de torero siempre plantado y orgulloso incapaz de reconocer nada bueno en el enemigo o contrincante, que para él sólo merece la estocada definitiva. Menos aún esa estética atemporal pero tan reconocible y cañí, con su melena de chunguito algo revenido y lolailo, con su uña larga del dedo meñique y sus trajes horteras de padrino en un bautizo de pueblo. Reconozco que esa falta de química con él descansa probablemente encima de una montaña de prejuicios y presunciones disfrazada a menudo con la coartada de los argumentos.  Tal vez. Todos los tenemos. Los que adoran al bailaor y han sabido ver y valorar en él todas sus virtudes haciéndolo justo ganador también han tenido, seguro, sus prejuicios con otros concursantes, y el listado sería interminable.

    Dicho lo dicho debo reconocer que Pepe ha sido, sobre todo, coherente en su conducta y muy ambicioso. La ambición de ir a por el maletín como objetivo inequívoco siguiendo la línea recta sin variar un ápice el rumbo marcado. Lo hizo sin titubeos y jugando sus bazas como nadie: simpatía, intuición, ingenio y mano de hierro para manejarse en las distancias cortas, pero sobre todo consiguió el dominio total del escenario controlando su esfera afectiva y evitando dejarse llevar por cualquier sensiblería que el denominaba simples mariconadas o calificaba de largometrajes.
    La decisión de elegir a Noemí como acompañante "más uno" fue su última apuesta. La jugada maestra orquestada por su amigo David y allegados que aceptó sin dudar y sostuvo los últimos días con pulso firme en la casa, asegurándose así además el  suculento caladero de votos de la canaria y manteniendo al mismo tiempo la adhesión inquebrantable hasta el final del clan del bizcocho como se demostró con la alegría de Pipi, Marta y una espléndida María cuando entusiasmadas se felicitaron de corazón por su victoria, tanto o más que si ganasen ellas.

   Al margen de toda esta apoteosis "pepista" me dolió especialmente el cuarto puesto de Aless, probablemente la mejor persona de la casa y la que más cariño y afecto suscitó en todos sus compañeros.  Ahora sé que estoy en lo cierto al considerar que fue un error en su día, de cara a ganar el concurso, que eligiese a Marta como acompañante "más uno" en vez de Noemí.  Aunque era una apuesta arriesgada teniendo en cuenta lo que pasó y vio en aquella gala de su falsa expulsión con ella delante, pensándolo fríamente hubiese sido la decisión más lógica ya que al final tuvo que cargar igualmente con la canaria, cuando ésta entró elegida por Pepe, en un difícil equilibrio que sólo sirvió para fulminar definitivamente sus opciones y regalando una parte significativa de los votos noemistas al bailaor, que apuntaló así todavía más su cantado triunfo. A pesar de saber perder con elegancia y mostrar un comportamiento exquisito con todos, la mirada triste y de decepción del italiano durante la entrevista no dejaba ningún lugar a dudas. 
    La gala en sí, con todas sus liturgias y su algarabía no me pareció perfecta. Un poco anodina quizás. Tan sólo los montajes de los vídeos de los concursantes resultaron magníficos y muy bien editados. La emoción nació más por ese enganche de adicto a GH que por otra cosa. Un subidón de sensaciones que sólo entendemos en toda su plenitud los que nos apasionamos sin medida con este programa. Una espiral vertiginosa e irresistible que nos lleva en volandas hasta el último día, en la final, después de todas las horas, días y meses compartiendo la pasión por este concurso con los nuestros. Una extraña fascinación en un momento tan especial repleto de alegría y también de muchos sinsabores. La satisfacción de un reto conseguido aunque el resultado final no fue el que hubiese querido después de tanto tiempo regalado al programa con generosidad y de haber pensado, a priori, que viviría la culminación de GH 13 con más frialdad de la deseada.

    A pesar de las veleidades y las trampas que nos regaló el programa fue un concurso maravilloso, fundamentalmente gracias a sus concursantes. Un grupo de personas verdaderamente anónimas, reales y cercanas que consiguieron que nos implicásemos con intensidad en sus vidas ganándonos el corazón después tantos meses entre esas cuatro paredes. El ganador, Pepe, no era evidentemente mi preferido, pero me conformo y doy por buena su victoria felicitando a todos y todas los que apostaron por el bailaor. En particular a las que lo habéis defendido aquí, en esta casa, con uñas y dientes de principio a fin.

    Como administrador del blog no sé como agradecer a todos los que habéis decidido acercaros a este lugar para compartir vuestras opiniones. Lo que más me enorgullece es comprobar que un año más, Crónicas Marulas, ha sido un lugar para hablar de GH a través del debate apasionado, el humor compartido y el diálogo inteligente. Un espacio acogedor donde reinó siempre el respeto y la complicidad por encima de todo lo demás, algo que no sería posible sin vuestra presencia y que tal como están las cosas en la red parece un milagro.

    Para terminar quiero felicitar también en esta última entrada sobre GH 13 a Ácrata y a Balzac, administradores de Gran Hermano Comentado y Gran Hermano Treze respectivamente, los dos blogs vecinos y amigos que han disfrutado y celebrado el triunfo de Pepe Flores, su concursante favorito. 

Forastero Marulo
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sábado, 26 de mayo de 2012

UNA FLOR ENTRE EL LODO NEGRO

   Estaba dándole vueltas a la gala del jueves con todo lo que pasó e intentando entender por enésima vez las cuestiones de la canaria y sin darme cuenta me encontré escribiéndole un mensaje personal. Unas letras que a medida que se alargaban acabaron por convertirse en carta. Mientras la redactaba es como si la viese sentada en el confesionario llorando a todo trapo en uno de sus muchos bajones contándonos lo malos que son todos con ella y que no la dejan vivir en paz. Me sentía como el súper y ante su estado lamentable mis palabras fluían a borbotones e incluso imaginaba que me estaba oyendo mientras hipaba desconsolada entre sollozos.....
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 ¡Querida Noemí!

    Desde que nos regalaste esa frase tan rotunda, como casi todas las tuyas aunque a veces a nosotros nos parezcan desconcertantes y fuera de lugar, en la que afirmabas que te sentías como una flor entre el lodo negro para explicar tu enfado e indignación por la despedida de Hugo cuando te dijo lo que te dijo y fuiste consciente de que también a él en su entrevista le habían enseñado tus vídeos de Brasil, y algunas otras cosas que obviaste, no hago más que pensar en qué pasa de verdad por tu cabeza, porque mi sorpresa cada vez es mayor con tus reacciones tan extrañas e imprevisibles y no me atrevo casi a juzgarte, sobre todo estos días en que estás de acompañante "más uno" del bailaor en la casa de los finalistas.

    Por supuesto, tú sabías perfectamente la razón por la que Pepe te eligió de la forma en que lo hizo y eso no debería llevarte a engaño. Sin saber muy bien con qué pretensiones y poniéndolo en un apuro, incluso  misma le pediste ante el resto de compañeros que explicase las razones de que te eligiese como acompañante para la final.  Lo cierto es que sus amigos y familiares compraron tus votos al dirigir su elección hacia ti, poniendo a su servicio con los cantos de sirena de un premio de consolación para su favorita a todo ese ejército fiel de carpeteras y noemistas que entregadas acompañan tu concurso, y que te rodean regalándote los oídos para que oigas sólo aquello que quieres oír, aplaudiendo con devoción todas tus actuaciones, sean las que sean, sin tener en cuenta que jamás se debería justificar todo simplemente porque una lo vale y ya está.  Todos debemos asumir errores pero no como algo superficial para salir del paso y cumplir un mero trámite, como es tu caso, cuando no vemos verdadero arrepentimiento y lo que en realidad piensas y además lo dices, es que en las mismas circunstancias volverías a hacer lo mismo.
    Sabiendo lo que había entraste en la casa de nuevo para enfrentarte con todos tus fantasmas y contradicciones anteriores. A pesar de saber que posiblemente tu intención era buena y por mucho que formalmente hubieses pedido disculpas, tus palabras y tus hechos a menudo te traicionaban y decían otra cosa, como ese convencimiento de que no debías arrepentirte de nada. Una postura que sólo te sirvió para caer en el pozo de la ansiedad y vivir un camino de sufrimiento que no siempre encajaba con tu postura vital y entusiasta de la que tanto presumes, y con la que tanto nos has desconcertado desde que te conocemos.

    La vanidad te pudo, no tanto por ti, lo sé, como por ese entorno que te elevó a los altares como representante de una serie de virtudes que sin dejar de ser ciertas fueron tu prisión y se convirtieron en tu peor defecto.  Te doy la razón en que es verdad casi todo lo que dices sobre la utilización abusiva por parte del programa de tu figura como concursante y de tus cosas con una finalidad mercantilista, y no niego que hayas sido, como aseguras, una especie de conejillo de indias para todos sacando un gran partido de tu paso por el concurso, como también es indiscutible que en demasiadas ocasiones tu historia y tu conducta se utilizó de hilo conductor para sostener muchas horas de programa y que la caja registradora funcionase a todo trapo. Nos consta que eres su producto estrella y que GH tiene también su parte de responsabilidad por tirar de tu personaje hasta el punto de haberte convertido casi en un juguete roto.

   Pero no te engañes, tu libertad, sobre todo después de que te expulsaran de la casa, te pertenecía y te pertenece, y pudiste negarte a entrar otra vez en ese circo o espectáculo que ayer tu madre decidió no aguantar cuando te llevó prácticamente a rastras del plató. No eres la única culpable de lo que te pasa pero sí eres responsable de una parte importante, por lo que debes mirarte al espejo y observar despacio todo tu paso de estos días por la casa, sin el ruido de fondo que te despista y confunde, para saber cuál es la cuota de responsabilidad que te corresponde a ti y cuál a los demás.

    Cuando veas con calma los vídeos te darás cuenta de lo bueno y de lo malo, pero sobre todo de tus excesos e incongruencias. También descubrirás quién te ayudó en realidad y a quién sólo le interesabas como complemento para lo suyo. A lo mejor al verte, y al verlos, sacarás conclusiones apropiadas y comprobarás que es verdad, como dices, que una flor crece y luce más hermosa entre el lodo negro o el estiércol, pero si dejas de centrarte sólo en el color llamativo y esplendoroso de tus pétalos descubrirás que no eres la única, y que a tu alrededor suele haber otras flores y que juntas formáis un jardín aún más hermoso.
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    Es increíble que a falta de cuatro días se le ponga tan de cara a GH la cosa con el tema de la audiencia porque después de todo lo que pasó ayer con la espantada de Noemí arrancada de las garras de GH por Lita, su madre, será una de esas imágenes que se nos quedarán grabadas para siempre en ese álbum que todos guardamos en el disco duro sobre este programa. Lo extraño es que esto no sucediese antes. Lo raro es que su madre no tuviese antes la determinación de prohibir a su hija expresamente que entrase el día en que Pepe la escogió como acompañante "más uno" azuzado por su familia y David, ese amigo victimista y tendencioso que lo representa en el programa.

   No voy a hacer sangre de la canaria, porque todo lo que dije hasta ahora sobre su concurso se resume en la certeza de que esa ola enorme y gigantesca en la que se montó desde el primer día sólo tenía una salida: la gloria o estrellarse contra las rocas de su propio destino. Y esta segunda opción, a pesar del enorme apoyo que tiene y quizás también por eso, es la triste realidad de su paso por GH.  Un juguete roto, como decía, por culpa de todos, en primer lugar de ella misma y su familia, después de la dirección de GH por usar a la concursante en una mayoría de tramas, conflictos o situaciones por intereses que ya sabemos, y en último lugar también de nosotros mismos, que alimentamos el espectáculo con nuestros votos y nuestra implicación para que la función principal del circo continúe hasta sus últimas consecuencias. Un hecho evidente cuando jaleamos y asistimos a su paseo de trapecista suicida por esa cuerda floja y sin red que constituye su estado anímico y seguramente psicólogico (expertos habrá que lo determinen). 
    Los últimos días de Noemí en la casa indicaban claramente que había algo que no estaba funcionando como debía. Una sucesión de cambios repentinos de humor, ciclotímicos, que se reflejaban en el paso de arrebatos eufóricos y fuera de control a un estado de tristeza preocupante con lloros desconsolados que dejaban totalmente preocupados a algunos de sus compañeros, especialmente a Aless que tuvo una paciencia infinita con ella, o a Ari, que renunció a entenderla pero intentó ayudarla sin negarle en ningún momento consejo y apoyo. A partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones. Blanco y en botella.

    Ayer pensaba en que hubiese pasado el año pasado si los los padres de Laura, la que luego fue ganadora de GH 11 por ejemplo, hubiesen decidido entrar en Guadalix cuando su niña se lió la manta a la cabeza y le hizo un corte de mangas a Samu, su novio, cuando lo dejó ante toda España en el confesionario con la mítica frase aquella de “es lo que hay, Samu” y se entregó sin restricción alguna en brazos del malaguita. Seguramente ganas no le quedarían de cogerla por una oreja, sacarla de Guadalix a empellones con un “tira pa casa nena que te voy a decir un par de cosas”.

    Como ya dije en anteriores ocasiones el verdadero problema es que Noemí se convirtió en el producto estrella de la edición, y ella lo sabe por muy desubicada que se encuentre. La expectación y el morbo está asegurado sin ninguna duda, y por supuesto nadie se querrá perder el desenlace de tanta vuelta y revuelta de GH 13. Lo dicho, el lunes en la gala final el seguimiento del programa volverá a superar cotas antes inimaginables con la competencia que hay y tal como está diseñado el asunto televisivo. Unos números que les darán la razón para continuar esa revuelta que nos “ragalan” de forma tan desinteresada (me da la risa floja sólo con pensarlo) hasta que comience la Eurocopa. 

    Además la Milá siempre tan didáctica y motivadora nos vende la película como la posibilidad de que se solucionen viejas heridas y rencillas o cuestiones pendientes entre ellos, asegurando así que responden a la petición continua de los fans de GH para que esta edición dure hasta donde se pueda o se pudra finalmente. Me imagino que será por lo que lee en uno o dos blogs que usa de guía y libro de cabecera

    Mi opinión es la contraria y hablo por mí, aunque creo que una mayoría estamos agotados después de tanto tiempo de programa por mucho que nos haya gustado (sobre todo el casting, claro). El caso es que estoy mareado y harto de tanto dale la vuelta para arriba y para abajo hasta el punto que ya no sé ni dónde estamos, ni quién va a ganar o lo que es peor (o mejor, depende), que tal como están las cosas ya me da igual quién gane.
    Así que se lleve el maletín cualquiera y que nos dejen en paz de una puñetera vez ya que al final conseguirán que acabemos renegando de unos concursantes tan estupendos en todos los sentidos y con los que hemos disfrutado y nos hemos emocionado a pesar de que GH la está liando hasta límites insospechados por pensar demasiado en la cuenta de resultados. 

    Y al final para mi desgracia el lunes ganará Pepe, claro, ese gran hombre con el corazón siempre en la mano que él se auto define para venderse como un ser transparente de amistades verdaderas. Un tipo que pasó de decir que a él no le gustan las mariconadas a calificar a Dani de mariposa y prestarse para ayudarle a salir del armario. Total le quedan tres días y su padre se lo dijo muy claro en su visita a la casa: "Pepe cógete el maletín y vámonos".

    Por supuesto que no voy a hablar de la cartita que Michi le dedicó a Ari y que ésta leyó en plena gala ante toda España sin sonrojarse. Debo ser muy frío o ya mayorcito para no emocionarme ante según qué muestras de sentimientos y menos aún cuando se producen en determinados momentos y escenarios.  Pero sí me quedo con el supuesto buen ambiente que se traen entre todos ellos, real y sincero, que se tradujo en esa especie de manteo que los demás hicieron al Poli, como esos compañeros del torero de turno que sacan al maestro en hombros después de completar una faena perfecta. Un ambiente aparentemente cordial y sereno que definió y define esta edición, demostrándose al final con creces que no es necesaria la mala educación, ni las faltas de respeto o broncas gratuitas para que este concurso consiga ser un éxito

Forastero Marulo
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miércoles, 23 de mayo de 2012

NEGRO SOBRE BLANCO


    Hoy es de esos días en que estoy totalmente ofuscado y desde que pude sentarme a escribir después de terminar con mis obligaciones no sé muy bien por donde empezar ni qué va a salir de todo esto. Son tantas las cosas que bullen en mi cabeza después de la gala de ayer que en estos momentos soy capaz de liarme la manta a la cabeza y echarme al monte.   No sé si para olvidarme de todo esto de una vez y desaparecer de la red de la misma forma que un día entré hace años para comentar GH por el gato, dejando siempre muy claro lo que pienso, o para terminar esto con dignidad y apostar en la semana que nos queda por la opción más inverosímil, la que más duela al programa y que al fin y al cabo sería la forma mejor de resolver una maravillosa edición que ellos mismos se han empeñado en complicar y adulterar. Una apuesta como venganza personal aunque a efectos prácticos no sirva de nada salvo para mi desahogo. Para que nadie se lleve a engaño quiero dejarlo por escrito como acostumbro y que no sean sólo palabras que se lleve el viento. Es decir bien claro y negro sobre blanco.

    Luego si puedo intentaré explicar de forma ordenada las sensaciones que me produjo el despropósito de ayer. Una sucesión de hechos que había pronosticado en mi entrada anterior cuando temía, y con razón por desgracia, que iba a ser una noche larga, dura y muy injusta para Sindi. Sólo al final pudo regresar a la casa pero por la puerta pequeña y de una forma que nunca debería haberse producido. Como me noto nervioso e incapaz de escribir nada de forma organizada y sensata empezaré por el final. Por las conclusiones que es lo que me pide el cuerpo.
    Me trae sin cuidado que me tachen de inconsecuente por lo que voy a decir, porque ya no soy un niño y me importa poco a estas alturas quedar bien con nadie. Así que teniendo en cuenta cómo se ha desarrollado el concurso ya me da igual quién quede el último, porque en el fondo ha sido un casting magnífico y hay cinco o seis concursantes que no me importaría que ganasen esta edición, aunque algunos ya estén fuera.  A lo que voy, en estos momentos lo único que deseo es que se lleve el gato al agua el finalista que menos contaba para ellos, de forma que se les fastidie el invento después de todas las vueltas que le han dado al programa intentando vendernos aquella historia o historias que les interesaban para lo suyo: la caja y la audiencia por supuesto. Y aunque Aless era para mí el finalista con más puntos para merecer el premio hasta hace poco, y sí lo gana incluso me alegraré, creo que ahora lo más higiénico, como escarmiento por toda la que han montado para llegar a esto, es que gane María. Y con ella Pipi.

    Ninguna de las dos estaba entre mis favoritas, como mucho Sindi por descarte y de tercera o cuarta en la lista, pero por rebeldía con el programa y aunque suponga simplemente un brindis ridículo al sol, lo que ahora me haría realmente feliz es que ganase la concursante que entró sustituyendo a David bien empezado el programa y con la que nadie contaba, ni siquiera los gerifaltes de GH.  La concursante que fue expulsada poco después por un alto porcentaje de votos en su lucha con Noemí y tras liarse con Hugo en la casa. La concursante que estando fuera y después de hacerse un interviú volvió a Guadalix para alimentar el morbo de su relación con el catalán, con el fantasma de Julia por medio y para que continuase su enfrentamiento con la canaria sabiendo todas las mentiras de ésta y la verdad de lo que ocurrió en Brasil; y todo gracias a una repesca que la Milá juró con toda solemnidad que este año no habría cuando comenzó la edición. 

    Quiero que gane la concursante que tras cuatro votaciones en las falsas expulsiones nunca fue elegida como finalista, y que después esa falsa final vergonzosa de la que iba a salir el cuarto y último finalista según nos prometieron, y que el jueves pasado ganaba Pipi por goleada según todas las encuestas, deciden prorrogar unos días más después de expulsar a Hugo para dar la oportunidad de nuevo a la audiencia morbosa para que se sumasen los votos de éste a los suyos para arrebatar la gloria a Sindi y lograr que la jerezana fuese la finalista tras escoger al Aranés como acompañante + 1 para la final. Una estratagema retorcida y tendenciosa. Una última y cruel vuelta de tuerca que suponía sacrificar a la mondarinas para alimentar la película que se tienen montada con la diosa Noemí y que el share no decaiga hasta el último minuto del último día.
    Ayer, esta chica guapa y “zoza”, la que “arraza por donde paza”, logró al quinto intento convertirse en la última finalista de GH 13 gracias a tanta carambola y a las triquiñuelas del programa.   Ella, incrédula, una concursante agradable de ver destinada a ser la decoración de algunos pesos pesados de la edición y a la que todo el mundo trataba como el florero de GH, supo aprovechar su ocasión al encontrarse en el momento justo y en el mejor lugar con un premio inesperado. Y esta chica más lista que otros estrategas que se han quedado por el camino, y tanto o más que algunos de los que están ya en la final y no contaban con ella ni en sueños, tomó la decisión más acertada. La que le pedía a gritos la mayoría de la gente en el plató. La más conveniente desde el punto de vista de su concurso y quiero pensar que también la que le pedía el corazón. Una elección que la honra y que hizo justicia a su compañera, y ahora amiga. Tampoco me importan demasiado sus verdaderas motivaciones porque sólo quiero ver nobleza en su gesto y en cualquier caso su decisión es perfectamente compatible con su condición de finalista, y ella tiene el mismo derecho a jugar que tuvieron los otros. Además María, que estuvo fuera expulsada y es bastante intuitiva, sabe que en el fondo está ocupando el lugar que le correspondía a Pipi por lo que sería tremendamente injusto su ausencia en la final. La jerezana con su decisión, mediatizada o no, ha reparado en una pequeña parte el atropello injustificable que se cometió con la mondarinas.

    Lo que ayer noche pasase con las ilusiones y los sentimientos de María y Pipi, fundamentalmente de la segunda, no importaba nada.   Esas dos andaluzas a las que dejaron solas y arrinconadas durante cuatro días en la casa pequeña después de haberlas engañado miserablemente en una falsa y denigrante final, apartadas del resto de sus compañeros finalistas mientras rumiaban como podían la decepción y la humillación a que las habían sometido con el único propósito de dilatar unos días más su lenta agonía, sabiendo que está vez una de las dos se quedaría fuera del juego mientras que la otra comenzaba prácticamente de cero teniendo que lidiar con toros de primera categoría. Dos piezas más a sacrificar en el altar que este año GH tiene dedicado a ese becerro de oro en que han convertido a Noemí, ese ídolo con pies de barro a quién suben una y otra vez al cuadrilátero que representa este espectáculo para que vuelva a enfrentarse a todos, contra todo y por encima de todo con el único objetivo de que la canaria, en las condiciones que sea, arrastre esta noria inmensa de engaños, vueltas y contravueltas hasta cotas de audiencia ya olvidadas que son irrenunciables para la cadena tal como están las cosas.

    Pero en el teatro de este trasunto de la vida que es GH se consumen por igual en una pira dantesca y fascinante personajes principales como Noemí y aquéllos que consideran secundarios, como Pipi, a quién no les importa robar sus sueños porque son el alimento necesario para que la inmensa hoguera no deje de arder. Ella es el combustible más a mano, barato y prescindible para inmolar en favor de la trama principal. La carta a la que se juega todo el programa.
    Pipi y María han forjado un vínculo especial durante estos días de exilio forzado e injusto en la casa pequeña, hasta tal punto que durante la gala parecían haberse mimetizado en cuanto a su aspecto y actitud conformista. Una convivencia constructiva y agradable a pesar de que se sabían rivales para un único puesto final, mostrándose siempre solidarias y animosas en su condición de relegadas por el programa. Ellas, que por unas cosas o por otras estaban acostumbradas a la humillación e incluso a un cierto menosprecio por parte de algunos compañeros, sobre todo de Pepe y Hugo, aguantando a menudo sus desplantes y una gran dosis de desconfianza hacia su comportamiento durante el concurso por la buena relación que mantenían en general con el resto de los compañeros. Abandonadas y ninguneadas, aunque no protestasen abiertamente, asumieron con dignidad y resignación su cruel destino de patitos feos burlados. Sólo a veces aparecía una queja tímida pero desesperada que se dejaba traslucir agazapada detrás de las palabras de Pipi en el confesionario cuando amargamente comentaba que se iban a reír de ella en su pueblo hasta el día que se muera. O esa crítica velada que deja caer cuando dice:
      -  ¡Qué chasco "zúper", de decirnos que podíamos ganar a decirnos que podernos irnos! -.
    Teniendo en cuenta la situación incómoda que les tocó vivir, lo cierto es que estos días nos han ofrecido un rostro amable y nada competitivo, el que mostraron casi siempre durante todo el concurso. Dos chicas aparentemente simplonas y de pocas luces pero que en realidad de tontas no tienen un pelo. Dos concursantes que independientemente de los defectos que tengan, y que no me apetece resaltar ahora, poseen la virtud de hacer agradable la convivencia a los demás, un mérito tan poco apreciado para este concurso pero fundamental para mí a la hora de valorar a una persona. Mientras ellas hacían lo que podían para pasar las horas lo mejor posible, como esos momentos impagables en que jugaban a preguntas y respuestas asumiendo que dejaban al descubierto su tremenda incultura, en la casa de los finalistas los acontecimientos y la lucha abierta o sibilina campaba a sus anchas con pullas constantes y el decorado de fondo de esa relación de Noemí y Aless que lo acapara todo.  

    No pienso entrar en el tema de la relación que se traen Noemí y el italiano porque ya está todo dicho en los comentarios y me produce cierto hartazgo la cuestión. Pensemos lo que pensemos y nos guste o no la canaria tiene gran parte de razón cuando viene a decir, con bastante cinismo también hay que decirlo, después de la estupenda despedida que le dedicó su papito Hugo el jueves pasado, que ella ha sido para el programa como un conejillo de indias (juego al que se presta gustosa desde luego porque no rechazó volver a la casa de la mano de Pepe) quejándose de que en toda entrevista a los expulsados aparece ella por medio o tienen que ponerles sus vídeos de Brasil venga o no a cuento.  Bueno, habría que recordarle que el día que expulsaron falsamente a Pepe a él no le mostraron nada de su lío en Brasil. Precisamente por eso, y gracias a los gritos de la grada y de los amigos del bailaor para que la eligiese como acompañante más uno, él se decidió por ella. Evidentemente este hecho no contradice en nada su teoría, la mía y la de muchos de que Noemí es oro pulido para GH este año, y en función de la conveniencia se utiliza su situación para lo que interesa.  No es nada descabellado afirmar que una gran gran parte de esta edición está hace tiempo organizado pensando en ella, por ella, con ella o contra ella.  Noemí es una concursante estrella convertida sin duda en el principal activo y "producto" del programa de cara a la audiencia, y todo lo demás se supedita casi siempre a su concurso.
    Pepe, más listo que el hambre como siempre, aprovecha cualquier ocasión para defender a su acompañante vendiendo motos que no se cree ni él, aguantando como puede cuando la canaria se le echa encima para montar uno de sus numeritos.  Mientras tanto se relame gozoso observando como la canaria le hace el trabajo de sucio de minar la moral y la integridad del italiano, su peor contrincante de cara a conseguir el maletín, que está cometiendo errores de bulto que le pueden costar el concurso porque no sabe muy bien a qué carta quedarse con ella.   El bailaor, ingenioso y mordaz para lo suyo, acusa a los demás finalistas de que la elección de sus acompañantes más uno no son más que complementos circunstanciales de tiempo. El tipo desde luego no tiene vergüenza y sabe gramática parda, la de la calle para entendernos, porque su acompañante también es un complemento circunstancial, pero de modo. De modo interesado claro. Incluso se presta a jueguecitos que en otras circunstancias criticaría, arrastrándose por los pasillos con los demás para espiar si en el sofá hay o no "chiringuito" entre Aless y Noemí.

    Para acabar voy a referirme a las entrevistas de las dos andaluzas con Mercedes. De la de María no diré demasiado, como mucho recordar que la presencia de Hugo confesando que ya habló con Julia vino a certificar su paso fracasado por el concurso y lo mal que jugó sus bazas, sobre todo al ver que la chica que le dio cariño en la casa y a la que consideraba poco más que un complemento agradable a su paseo triunfal hacia la final, fue la que se llevó el premio gordo y ni siquiera lo eligió a él como su acompañante más uno. Un premio de consolación que en cualquier caso sería bastante humillante para su ego.
    De la intensa y brutal entrevista a Sindi, decir solamente que era así como me la había imaginado. Incluso tuve la sensación de un "déjà vu" cuando ella se levantó de su silla indignada por la contestación desconsiderada de Sergio a su madre y se dirigió a él enfurecida para recordarle que una madre es una madre, algo sagrado por encima de todo, mientras un poco antes le pedía a Carmen que se tranquilizase, porque no quería por nada del mundo un espectáculo allí en el plató y ante toda España.  Toda una ceremonia que selló, supongo, el final definitivo de una historia que me sabe más amarga por el lugar y la forma en que se produjo. Con el espectáculo que sí quería, y tal vez buscaba el programa.  Las intervenciones hipócritas y políticamente correctas del papafrita de David dando lecciones en público al novio de Sindi en contraste con la aparición fulgurante e inesperada de Azu defendiendo a Sergio contribuyeron también a que todo pareciese aún más desorbitado y triste.

    Mercedes, como no podía ser de otra manera, contribuyó a incendiar los ánimos ayudando a prender la mecha cuando se lanzó a la yugular del novio de Sindi a la menor oportunidad que éste le dio acusándolo abiertamente de machista en un tono totalmente fuera de lugar por mucho que compartamos su opinión en muchos aspectos. En fin, una actuación lamentable para una profesional como ella desde mi punto de vista, aprovechando además de paso para dar estopa al danonino que esta vez no había dicho ni mu.
    Para terminar me quedo con la contestación de la mondarinas a la Milá cuando ésta le preguntó al inicio de la entrevista si era Pipi o Sindi, y ella sin vacilar le respondió: "Soy las dos".  Su respuesta lo resume todo.

Forastero Marulo
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viernes, 18 de mayo de 2012

LA NOCHE DE LOS INOCENTES



    - ¡Inocentes! ¡todos inocentes! -. Porque ayer noche todos fuimos inocentes. Ellos y nosotros. Sobre todo los falsos finalistas, claro, que daba verdadera pena verlos con sus miradas y gestos de emoción y desconcierto, sin saber muy bien por dónde se las daban pensando que estaban en la verdadera final. Allí plantados, con cara de pasmo, tan pardillos y confiados con toda la parafernalia que les habían montado para hacer creíble la película, haciendo ya sus cuentas de la lechera y sin saber lo que se les venía encima después de haber creído durante unos días que tenían al alcance de la mano el maletín y la gloria. 

    Y también inocentes los verdaderos finalistas con sus acompañantes "más uno", confusos con todo sin saber tampoco quién entraba o salía, o si esa noche se resolvería la final por fin (Pepe después de la gala se quejaba de que aquello no acababa y decía a algunos de sus compañeros, medio en broma medio en serio como siempre, que tenía unas ganas enormes de perderlos de vista de una vez) y Hugo, más pringado que nadie, despidiéndose por tandas de todos ellos, de las dos falsas finalistas que quedan, de los tres verdaderos finalistas y por último de los acompañantes "más uno". Esta última despedida fue la más jugosa por cómo se despachó con Noemí. Demasiadas despedidas que en aquel momento no acababa de entender muy bien a qué venían, aunque ahora lo tengo más claro, como recalcando en todas partes la evidencia de su absoluto fracaso y esa sensación de que había hecho el primo después de que se creyese el máximo estratega de la casa. Luego hablaremos de él.
    Por último, como dije, nosotros los espectadores, inocentes consentidos que asumimos conscientemente que nos la metan doblada una y otra vez. Porque entramos siempre en su juego y por mucho que protestamos y pataleamos seguimos montados en el carro con una vocación masoquista verdaderamente preocupante. Ni siquiera cerrando un poco los ojos y dejándose llevar (juro que lo he intentado las últimas semanas) consigue uno relajarse por culpa de esa mezcla adictiva y perfecta de repugnancia y fascinación que nos produce el espectáculo que nos venden. Apropiándome de una de las últimas frases de Noemí (sus dichos darían para un manual de supervivencia), y que por cierto supone una magnífica metáfora para lo mío, seguir GH 13 es como observar una maravillosa flor entre el lodo negro.

   - ¿Cuándo se acaba esto? - Se preguntó uno de los concursantes en algún momento de la noche al comprobar que ayer el asunto no terminaba. Tal vez fue Pipi pero no lo recuerdo. El caso es que anoté la pregunta en un papel totalmente identificado, y harto, porque estaba pensando en esos instantes exactamente lo mismo que ella al ver como se presentaba la noche, otra vez confusa, enmarañada y tramposa. Un nuevo giro y “retorcimiento” del formato intentando alargar el invento con no sé qué oscuras intenciones o intereses. Bueno, sí, hacer caja y tirar de la teta hasta donde se pueda. Supongo.

    Y todo este guirigay sin pies ni cabeza me duele fundamentalmente por Sindi, que vuelve a ser la máxima perjudicada de tanto dale la vuelta al programa y por la obsesión que tienen por exprimir el limón hasta la última gota. Ya no sé cuántas veces, la verdad, y siento repetirme, he dicho que a la mondarinas siempre le toca bailar con la más fea, convirtiéndose en la concursante peor tratada del programa con diferencia desde que le metieron por narices a su novio dentro. Lo de ayer fue simplemente un suma y sigue de despropósitos en los que Pipi sale siempre mal parada. Primero, el palo del engaño de la falsa final cuando ya acariciaba la posibilidad de ganar el concurso quedándose después con la sensación de haber hecho el ridículo y convertirse en el choteo de media España, tal como le confesaba resignada y visiblemente molesta a María, cuando ya se quedaron solas de madrugada en la casa pequeña. La certeza de encontrarse con la dura realidad, de que habían jugado con ellos y que no habían conseguido nada todavía. El amargo convencimiento, después de semejante tomadura de pelo al enterarse de la verdad y encontrarse con sus tres compañeros, los verdaderos finalistas, cuando les explicaron la inocentada, de que no les quedaba más remedio que tragar sapos y culebras y tirar con lo puesto. Y más cuando fueron conscientes de que ni siquiera ayer se resolvió si eran finalistas o no. Un vacile y un pitorreo en toda regla capaz de acabar con la paciencia y la fortaleza de cualquiera.

    Debe ser muy duro despertarse de un sueño, percatarse de que todo se ha esfumado en unos segundos y tienes que empezar de nuevo desde cero. Como un moribundo que va por el desierto agotado, casi ya sin fuerzas para dar un paso más, y comprueba que ese oasis que veía tan cerca, al alcance de la mano para su salvación, no era más que un espejismo. Y ahora toca sacar fuerzas de flaqueza después de semejante chasco y decepción, levantarse otra vez, poner buena cara y continuar caminando con los dientes apretados para no mandar todo el invento a toma por saco, con la frustración añadida de saber que los otros ya están en el oasis soñado descansando y cogiendo fuerzas. Al menos María, que entró sustituyendo a David y ya estuvo expulsada, no ha sufrido ni por asomo el desgaste de Pipi, que lleva desde el primer día dentro del programa aguantando carros y carretas. Sorprendentemente, a eso de las dos y media, Pipi le contó a María que una vez en el confe le pusieron, suponemos que por error, un vídeo en el que salían Pepe, Marta y el pichichi en una habitación. No pudimos acabar de oír la conversación porque las cámaras cambiaron inmediatamente de casa.
 
    Lo que no sabe ella es que ahora le han puesto otra piedra en el camino, alargando esto cuatro días más, con la posibilidad de que el morbo haga su trabajo y su compañera y contrincante en el concurso, la jerezana, le supere ahora en una partida que tenía ayer ganada según todas las encuestas gracias a alimentar ante la audiencia un posible encontronazo de María y Hugo, si lo elige de acompañante "más uno", con Noemí, la reina de GH. Una circunstancia perfectamente factible, e injusta, si se unen ahora los votos de los dos en contra de la mondarinas, que ni siquiera tendría la satisfacción de ser finalista, un puesto que siempre mereció con creces según mi opinión. Y si se cumpliesen estas negras perspectivas, como guinda del desastre, aún le quedaría el mal trago de una entrevista durísima donde tendrá por fin que desnudar sus sentimientos y explicar su controvertida relación con Pepe y capear, además, con el panorama que se encontrará fuera, con su madre y familia enfrentados con Sergio. Un triste e injusto final que espero no se cumpla.

    Tras la entrevista de Hugo confirmé aún más la opinión poco favorable que tenía de su paso por la casa desde el primer día. No voy a ocultar ahora que jamás fue santo de mi devoción porque su concurso me pareció siempre algo mezquino, poco claro y repleto de contradicciones. Tampoco cuestionaré sus afectos y menos la franqueza de sus amistades, que me parecen auténticas, pero creo de verdad que pecó en exceso de soberbia y de una manera u otra, con sus palabras y sus hechos, dejó bastante que desear.  No quisiera extenderme demasiado para incidir en lo negativo, sobre todo porque ayer, aunque le vino bien para rebajarle esos humos de cierta superioridad y arrogancia con algunos de sus compañeros, fue una víctima más, con Pipi y María, de la crueldad injustificable que cometieron con ellos en esa falsa final.  De todos modos como ya comenté en ocasiones anteriores, con el sistema tradicional de nominaciones estaría probablemente expulsado de la casa hace un par de semanas por lo menos.  Pero esa certeza no rebaja en absoluto mi censura total a la farsa y al juego inaceptable de hacerles creer que eran verdaderos finalistas.
    Me imagino que para él, orgulloso y convencido de que era uno de los favoritos, la humillación fue mayúscula y tuvo un efecto demoledor al conocer la triste realidad de que no era siquiera un segundón de lujo de cara a la audiencia. Un poso amargo que irá creciendo con las horas a medida que reflexione más despacio sobre lo sucedido. La primera consecuencia fue esa despedida excesivamente brusca, casi agresiva, con Noemí. Una reacción desmedida producto más de su orgullo herido por meter la pata con María, al no darle crédito alguno en su disputa con la canaria, que por otra cosa. Por la rabia de sentirse utilizado y apostar de forma errónea por aquélla que lo llamaba cariñosamente su papito en vez de confiar en la chica andaluza, esa amiga especial con la que calmaba sus ardores y que además tenía más apoyo que él entre los espectadores. Por la sospecha de que fue eso y no otra cosa el principal detonante para que él esté ahora fuera del juego.

    El verdadero problema del catalán fue su tratamiento demasiado injusto, incluso prepotente, con algunos de sus compañeros, especialmente con aquéllos que le mostraban una especial devoción, como Dani y María, compañeros que el consideraba de segunda fila y no primeras espadas. Pero su mayor error con diferencia, desde mi perspectiva, fue el día que se equivocó de puerta y en vez de elegir la de su madre compró una quimera, la de encontrarse con su novia. Y después, por supuesto, la incapacidad de entender el eco de Julia en su vida, tanto dentro como fuera de la casa. Al fin y al cabo, como muy bien reconoció ayer ante Mercedes, fue él quién "gritó" su nombre introduciéndola en Guadalix cuando quedó preso de aquellas palabras tan significativas de su vídeo de presentación. La importancia que daba a no aburrirse como vara de medir sus relaciones afectivas.

    Como siempre me quedan muchas cosas en el tintero, entre ellas comentar el tema estrella de la casa de los finalistas. El morbo de la noche, que no era más que saber en qué terminó esa conversación entre Noemí y Aless.  Un acercamiento que él propició dando el primer paso. Un encuentro que el programa nos escatimó hasta última hora y que sólo sirvió para ratificar que el italiano es un tipo admirable y peculiar, que sabe llevar las cosas con mucho aplomo y serenidad. Una serie de cualidades muy difíciles de encontrar hoy en día y que sin ninguna duda serían el perfecto equipaje para un espléndido ganador de esta edición. Entre otras muchas cosas, claro.  De lo demás, de las guerrillas y chorradas que se montan en la casa de los finalistas ya me iré explayando en los comentarios. 

    Para terminar, parafraseando el famoso eslogan de la campaña de Bill Clinton cuando le ganó las elecciones a Bush hijo en 1992, y a cuenta de la que nos está liando el programa, volví a repetirme una vez más ingenuo de mí, que tropiezo “chiquicientas” veces en la misma piedra, aquello de ¡Es por la pasta estúpido!.

Forastero Marulo
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