1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

jueves, 1 de diciembre de 2016

ELOGIO A LA EMPATÍA


   Supongo que este jueves en la gala aprovecharán para mostrarnos al completo esa sesión nueva de terapia que el súper llevó a cabo en el confesionario con los seis concursantes supervivientes que nos quedan en la casa.  Lo que vamos sabiendo de lo que allí les dijeron es gracias a sus reacciones y a lo que ellos mismos van contando sobre el tema, y también por cómo han influido en la convivencia de estas últimas horas esos nuevos ejercicios espirituales para restablecer la empatía entre ellos. El diccionario de Real Academia Española, define la empatía como la identificación mental y afectiva con el estado de ánimo de otra persona; lo digo para que tengamos una idea exacta de la idea clave que al parecer intentaron inculcarles  para que dejasen de mirarse el propio ombligo y que cada uno se pusiese en el lugar de los demás.  Otra ayuda, pobrecillos, para que puedan aguantar este último tramo del concurso, que se les está haciendo casi tan largo a ellos como a nosotros seguirlos desde fuera, sin que llegue la sangre al río y no haya que cerrar el chiringuito porque acaben a tortas unos con otros.  Lo increíble es que esta última explosión de adrenalina, rabia y enfrentamientos salpicados de gestos y palabras subidas de tono se ha producido tras la visita de los familiares, que contrariamente a lo que se pudiera pensar en vez de darles fuerzas y ánimos para calmar nervios y ansiedades lo único que se ha conseguido, con la gala más esperada para ellos, es que se haya emponzoñado todo mucho más todavía.  Lo que da que pensar, y mucho, desde luego.

    Hace más de un mes, exactamente el 21 de octubre, publiqué una entrada en el blog – Terapia de choque – con la pretensión de comentar con bastante guasa aquella intervención del programa intentando también apaciguar los ánimos exaltados que ya entonces dinamitaban la convivencia. Y no se les ocurrió mejor idea que llevar a varios concursantes por parejas (los más implicados entonces: Adara, Bárbara, Clara, Fernando y Miguel) a la sala de expulsiones con la intención de leerles la cartilla a cuenta del nivel inaceptable al que habían llegado por las broncas continuas y las discusiones fuera de tono que se sucedían a diario en la casa.  Un burdo montaje de la dirección del programa fingiendo rasgarse las vestiduras de cara a la galería para descargar su conciencia y trasladar la mayor parte de la culpa de lo que pasaba en Guadalix a los propios concursantes.
     Aquello fue un ejercicio de puro cinismo, como dije entonces, cuando decidieron que había llegado la hora de cogérsela con papel de fumar después de cizañar a conciencia desde todos los frentes posibles a los concursantes, tanto animando a ejercer el poder de los privilegios y las decisiones arbitrarias que debían tomar los afortunados miembros del club cada semana, que afectaban normalmente a aquellos compañeros con los que se llevaban mal o les resultaban indiferentes, como a través de los alegatos, contralegatos y posicionamientos cara a cara que se sucedían varias veces a la semana consiguiendo aumentar las tensiónes ya existentes y favorecer las rencillas y el resentimiento mutuo.  Una manera de incitar a la competitividad extrema hasta lograr que algunos días el ambiente en la casa se convirtiese en irrespirable.
   
    Y esto sin contar por supuesto con las constantes contradicciones en las que cae el programa desde hace tiempo y que algunas vienen de años anteriores. Por ejemplo, el tema de dejar los micrófonos abiertos cuando se comunican con la casa desde el plató. No recuerdo ahora exactamente, tendría que verlo, en qué edición se comenzó con esta costumbre cuando conectaba Mercedes con la casa, de manera que los concursantes podían oír los abucheos, los gritos y los aplausos del público del plató cuando la presentadora se dirigía a ellos para comunicarles el nombre de los nominados de la semana o cualquier otra cosa.  Antes era algo que se cuidaba mucho, el tener a los concursantes aislados de lo que pasaba en el exterior para no hacerles daño y también para que no influyese en su concurso dentro dentro de la casa. Ahora da igual, reciben información a chorros por todos los lados y pueden escuchar cada semana como respira el público del plató y se quedan tocados especulando horas y días con lo que oyen o dejan de oír.  Un despropósito. 
  
    Por eso resulta totalmente disparatado e incoherente que en la misma gala poco después adviertan al expulsado de turno que tenga cuidado al despedirse de los que hasta ese día eran sus compañeros con no pasarles información del exterior ni decirles determinadas cosas para evitar hacerles daño.   Si esto no es un absurdo, o peor aún un acto de hipocresía pura y dura que venga alguien y me lo explique porque yo no entiendo nada.  Bueno, miento, sí que lo entiendo, porque encaja a la perfección con todo lo que llevo diciendo en lo que llevamos de concurso, y si el programa hace todo lo posible para enemistarlos y enfrentarlos casi sin tregua, y para mas inri la recompensa es que se salvan de la expulsión cada semana aquellos más belicosos y polémicos en la casa a juicio de los que viven dentro, lo normal es que al final estallen y pierdan la paciencia la mayoría. 

    Y claro luego vienen los lamentos de cara a la galería y sale el súper o ése que presenta a apagar los fuegos que ellos mismos iniciaron. Una cosa de locos, porque visto lo visto con lo que sucedió después aquel primer intento no les sirvió prácticamente para nada, al contrario, y a pesar de que se fueron tres de aquellos cinco señalados en la primera terapia, digamos oficial, y sólo quedan Adara y Miguel, las broncas continúan y se han vuelto más viscerales sumándose nuevas elementas al cotarro, como Bea y Meritxell.  Lo más significativo es que ahora el súper ha tomado las riendas de la terapia sustituyendo a ése que presenta y que fue el que había llevado la batuta la vez anterior en aquel intento cutre y cínico de mediar con ellos, que si somos sinceros su interés principal era el morbo de enfrentarlos de dos en dos con la excusa de solucionar sus desavenencias. Otra de las modificaciones, además del cambio significativo de terapeuta, es el método de rehabilitación elegido para esta ocasión optando esta vez por una terapia de grupo con todos reunidos en el confesionario chupando un rapapolvo en toda regla del súper. No podemos olvidar que entremedias se produjo aquel injusto castigo disciplinario general para todos los concursantes por el mal comportamiento y que acabo pagando Noelia con su expulsión.

   Una cosa curiosa y a la vez muy cachonda, al comprobar que todo lo hacen para dar ejemplo ante la audiencia, o eso dicen, cuando los espectadores se mueven a la hora de votar en las expulsiones valorando aparentemente otros parámetros muy distintos a los que asegura promover oficialmente el programa: El rollito de la convivencia y todo eso. Ya se sabe.  Algo imposible entender cuando nos dan la oportunidad de echar a uno de los culpables en teoría de tanto grito y falta de respeto y no se nos ocurre otra cosa que echar a Noelia, la pobre, esa concursante ejemplo de virtudes que no levantaba una voz sobre la otra aunque las matase callando.  Y si además resulta que Adara y Bea son las dos principales favoritas al parecer de las redes y sobre todo de la selva desmadrada, sinvergüenza y oportunista de twiter donde todo vale, pues apaga y vámonos.
 
    Si no fuera por lo grotesco y lamentable que resulta todo, tanto cinismo y descaro, sería para echarse a reír y no parar en todo el día. Todo se ha convertido en una guerra para demostrar cuál de las dos la ha montado más gorda o tiene la actitud más impresentable. Una guerra a cuchilladas sin cuartel en las redes que me tiene bastante alucinado, hasta el punto que me estoy quedando de mero espectador a la espera de lo que pase este jueves, con la curiosidad distante de ver en qué queda esta nueva tomadura de pelo del juego de los porcentajes que se llegaron a igualar durante el debate del domingo, otra vez, para aumentar la expectación de la masa talifana de unos y otros. Además, como guinda del pastel asistirá Bárbara a la gala después de todo lo que pasó con su salida de la casa por la grave enfermedad y el desgraciado fallecimiento posterior de su padre, y cualquiera sabe cómo condicionará su relevante presencia la evolución del programa y si lo que ella diga o haga influirá en la expulsión de la noche teniendo en cuenta los ajustados porcentajes entre dos de los concursantes para salir de concurso.

   Podría hablar también de los concursantes y de su momento actual, pero creo que la terapia lo condiciona todo. Es difícil quedarse indiferentes ante el brote de ira y la pérdida de papeles de la naranjita, apenas contenida por Rodri, en sus discusiones con Meri o Adara, y menos aún  pasar de puntillas ante los vaivenes emocionales de una azafata que ahora llora y parece que se desmorona en el confesionario y después en plenos alegatos el domingo por la noche carga sin venir a cuento contra Alain mientras éste contestaba amablemente a las palabras de apoyo de Clara desde el plató en el alegato a su favor.  Nunca como esa noche fue tan evidente la arbitrariedad y la sinrazón de Adara, un ejemplo de lo llevamos diciendo desde hace varios meses, cuando ella aprovecha el directo en galas y debates para calcar una vez más su estrategia de ataque sin motivo alguno a la persona que está nominada con ella. No digamos ya sus ataques de ira, como en el club, dando golpes encima de la mesa y tirando la silla de muy malos modos, los mismos que sacó a pasear cuando se lanzó contra Miguel la noche aquella después que Pol le confesara que el modelo se le había declarado en el contraclub. 
   Tampoco la cosa está para tirar cohetes con la autoterapia del mismo Miguel después de la interpretación del siglo cuando quemó su peluquín ante todo el país, proclamando con toda solemnidad su recobrada libertad, y asegurando que en esa casa se había encontrado a sí mismo. Un ejercicio al que no quiero restar veracidad pero que tiene un tufo terrible a ficción e impostura. En estos momentos si sabe mover bien sus fichas puede beneficiarse de la polarización de la talifanada exterior centrada en una lucha sin cuartel entre Bea y Adara, pero temo que esas dosis excesivas de egolatría y autocomplacencia acaben perjudicando su candidatura a llegar a lo más alto en la final. Como a partir de este jueves las votaciones finales se plantearán en positivo, dependiendo de quien salga expulsado podría pasar cualquier cosa porque la única verdad es que todos en mayor o menor medida están cometiendo errores a mansalva.  De Meri y Alain no espero prácticamente nada pero su bucle interminable puede acabar por fin este mismo jueves para alivio del francés si sale expulsado, porque el tipo cada vez se embarra más en esa relación viciada que mantienen los dos incapaces de salir de ella hasta que uno de ellos se vaya de la casa, y además me temo que sin el argumento que le proporcionaba Alain para lo suyo, la pantera perderá parte del fuelle que tenía y de paso gran parte de sus posibilidades. A ver qué pasa y que esto acabe pronto por favor.

Forastero marulo

3 comentarios:

  1. Qué larga se me está haciendo esta edición, qué larga. Lo de la charlita en el confe es una muestra más del cinismo del programa pero reconozco que viéndoles estos días, inmersos en esa falsa paz recién instaurada, me da pena pensar que las cosas podían haber sido de otra manera. Qué gusto verles hablar como personas y no como energúmenos. Y qué fácil podían haber hecho la convivencia porque como digo siempre, no tienen ninguna razón de peso para estar todo el día chillando y de brote en brote. Estoy tan cansada de esto que ahora sueño con una edición tranquila y con buen rollo. Aunque sé que no la habrá porque ni los responsables del programa querrían algo así ni la mayoría de la audiencia tampoco. Yo sí, que conste.

    Es más, estoy tan agotada de la mierda que nos han dado este año que a pesar de que las mujeres han tenido mucho más peso, si pudiera pedir un imposible pediría que ganara uno de los chicos. Miguel concretamente. Pero no me importaría que ganase un Alain o un Rodrigo de la vida. Y que las tres piradas se coman los mocos. He terminado como Adara, en cuanto las veo en pantalla a cualquiera de las tres empiezo con la misma monserga "sinvergüenzas, falsas, malas personas". Qué manía les he cogido.

    Meri me parece una petarda. Que la aguanten en su casa. Insoportable y egoista hasta el infinito y más allá. Adara no es más tonta porque no entrena. Una persona vacía y sin fundamento ninguno. Esas imágenes en el confe gritando "no aguanto mássss" y dando saltitos en el sofá como una niña de cinco años dan miedito, de lo más desagradable que he visto. De Bea ni sé que decir. Sus actitudes la descalifican totalmente y por mucho que se empeñen en convertirla en favorita, no cuela de ninguna manera. Aparte de que la miro y no la reconozco. No parece la misma chica que entró en la casa. Está feísima y tiene cara de matona de barrio o algo así. Aunque voy a decir una cosa en su favor. De vez en cuando Bea dice cosas que me chocan porque me parecen de persona inteligente y sensata, incluso bien expresadas. Y esto es más de lo que puedo decir de las otras dos, que no dicen más que gilipolleces todo el tiempo, sumidas en una estultucia sin fisuras, da igual que esten de buen rollo que de malo. En fin, que no las aguanto. Y hoy tendremos de nuevo a Barbara, la que faltaba. A ver si la dejan un rato en la casa y se dan de hostias las cuatro. Por mi como si se matan.

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  2. :-) Maltissa, está claro que esta edición está logrando superarnos de verdad. Si entrenan no lo hacen peor en el asunto de la convivencia. Lo triste es que me quedo con la sensación de que es todo muy impostado, como si hubiese prendido la idea en algunos de ellos de que en realidad esto se trata de montar broncas por lo que sea, no vaya a ser que en caso contrario les cuelguen el cartel de muebles oficiales dispuestos a ser empaquetados. Es lo que hay pero ya sabemos que de aquellos polvos estos lodos y aquí nadie escapa de su parte de responsabilidad. Ya sabes que no soy muy amigo de los gritos y las salidas de tono y que me gusta ver a los concursantes ir evolucionando poco a poco, conocerlos a través de cómo se relacionan y cómo se tejen las alianzas y las enemistades, pero todo dentro de un orden, y en esta edición eso ha sido algo prácticamente imposible de conseguir enterrado bajo un manto de agresividad exagerada y sobreactuada, y ahora no hay marcha atrás posible. A ver cómo finiquitan esto con un mínimo de dignidad, que tengo mis dudas.

    A mí tambien me fastidia, creo que ya lo he dicho en otras ocasiones, sobre todo de Adara y de algunos otros, que el día en que se comportan de forma natural y tranquila da gusto seguir el directo de la casa sin que pierda interés el concurso. Tal vez, y estoy convencido de ello, el problema es que nos han robado entre todos ese otro GH más genuino que pudo ser y no fue sin renunciar por eso a sus dosis de tensión y polémica normal en una convivencia tan larga y con un suculento premio en el horizonte. Y tal como lo argumento en la entrada la culpa principal la tiene la dirección del programa.

    Es una pena, tú lo dices, aunque las chicas tienen más garra y sangre en las venas que ellos en general han traspasado el límite de lo admisible con su comportamiento inmaduro, caprichoso e insoportable hasta el punto de que a mí también se me han atragantado. Y las tres que quedan se llevan la palma. El problema es que los tres chicos supervivientes, si dejamos a Miguel aparte que es harina de otro costal, es cierto que han sido más educados y han sabido manejarse con más templanza y sentido común en los conflictos pero los veo tan flojos y con tantas costuras en otros aspectos de su concurso que difícilmente me hago a la idea de tenerlos como favoritos, y menos aún para que ganen la edición. Miguel, con todas las reservas, porque es un peliculero de primera categoría, y tal como está el percal no me importaría que se llevase el maletín pero desde luego lo vería con mucha frialdad o indiferencia.

    No recuerdo, desde GH 11, un tramo final con seis finalistas que me tuviese tan desenganchado como este año. Echo de menos no tener ahí a alguien como la maravillosa Niedziela del año pasado por la que luchar hasta el final, o la autenticidad y empatía (de la de verdad) que rezumaban las primas finalistas de GH 15, o por ejemplo a Aless, el gran tipo italo-gallego de GH 13. Es una pena pero desde que se fue Clara, mi última esperanza aunque no me entusiasmase demasiado, asistir a lo que nos queda de concurso se está convirtiendo en un puro trámite que hay que pasar y punto.

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  3. Creí era la entrada correspondiente a la gala pero tras leerte, no, aún no ha legado :-)

    Leyéndote, observo que haces hincapié en el hacer de los que "mandan" (mandábamos los espectadores se nos decía, se nos dice, pero se nos dirá?, ja!) haciéndonos ver que si se desmandan sus nenes no son por influencias de ellos sino que su desquicie lo llevan de serie... y vaya que no!, tal y como dices con la información les pasan día sí y día también los chicos entienden que se les pide tal o cual cosa, siendo los "más mejor" mandados los que no reflexionando se tiran a la piscina sin mirar siquiera hay agua en ella.
    Y llegados a esta altura de concurso (y digo concurso porque en eso están) creo, considero, que no saben actuar de otra manera; todas, absolutamente todas las señales les han llegado les indican que los gritos y malas formas están bien vistos, así que, ¿por qué esforzarse y poner interés en dar otra cara a la que se pide por más sería a todas luces más lógica entre personas a las que les toca convivir?...
    Tal es así que, en base a esto y siendo tres ayer, hoy ya dos, las chicas que siguen en concurso, me gustaría fuera un chico el que se alzara con el premio; y no es que les vea méritos de más, pero ante las dos (ayer tres) desquiciadas y con feos feos gestos y actitudes... pues eso, mal menor porque mal ya es. Y sí, coincido con vosotros dos, maltissa y Forastero prefiriendo a Miguel (quien me lo iba a decir a mí si recuerdo lo que me provocaba este chico a su entrada con aquel pose de sabelotodo) ante el mismo Alain quien de entre todos los chicos siempre lo tuve como el mejor.

    No paso por alto el histrionismo de Miguel que además de resultarme exagerado a veces, otras me ha sonado a falso, pero que a estas alturas Alain no haya sabido zanjar la historieta que ha tenido con Meri cortando por lo sano me supera; y es que al margen ella aprovecha verdades, medias verdades y mentiras para seguir subida a su chepa y así seguir siendo protagonista, al margen de esto, digo, él debería hace mucho tiempo haber encontrado la forma de quitársela de encima, porque aunque se lo haya dicho por activa y por pasiva (tela ella aguantando semejante desprecio y aún así insistiendo) no ha sido todo lo contundente que debería. No es No y ya que ella no atiende (que sí entiende) hay que dar un paso más y si fuera menenster enfadarse con ruptura de toda relación, por más eso fuera mal visto fuera.

    Me espero a que llegue la entrada sobre la gala y se comente el paso de Bárbara por el plató ( a mí me sorprendió)

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