1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

viernes, 8 de julio de 2016

SALIR DEL FUEGO Y CAER EN LAS BRASAS

   Debo confesar que desde las últimas dos o tres ediciones de GH llevo especulando, e incluso fantaseando, con la posibilidad de que Mercedes Milá dejase definitivamente el concurso, hasta el punto de que durante GH 16, visto lo visto, llegué a considerar que su marcha se había convertido en una necesidad imperiosa no sólo en beneficio del programa sino que también, por qué no decirlo, por el propio bien de la presentadora que se la veía incómoda y sin disfrutar como antes.  Su pasotismo, su desgana y su falta de implicación durante las galas me parecía tan evidente que toda su forma de actuar no vaticinaba otra cosa que no fuese una agónica y triste despedida, un adiós que cuanto más se alargase más duro sería el final. Lo digo porque el anuncio de que se va por fin, algo tardío quizás, es una decisión que debió tomarse hace tiempo y el concurso estaba pidiendo a gritos.

   Por lo que ha dicho Mercedes sobre su abandono en alguna entrevista durante estos días, no me queda muy claro si en la negociación con la cadena sobre las condiciones para continuar presentando el programa la próxima edición había por su parte verdadera intención de mantenerse o, por el contrario, igual que pasa muchas veces en la vida cuando se quiere romper definitivamente con algo o con alguien, exigió a propósito unas contrapartidas tan elevadas a la parte contratante para que éstas fuesen inadmisibles y por tanto el acuerdo imposible de aceptar.  A lo mejor simplemente la han despedido, y teniendo en cuenta los servicios prestados de la Milá después de tantos años entregada a la causa de GH le han dejado la salida elegante de cara a la galería de que es ella la que renuncia a seguir presentando el programa porque no le dan todo lo que les pide. ¡Cualquiera sabe!.

   En una de las primeras entradas de este blog, antes de comenzar GH 12, le dediqué una entrada específica a Mercedes - Lo que le sale del bolo - en la que me explayaba a gusto, para lo bueno y lo malo, sobre la eterna presentadora de nuestro concurso y hacía un repaso sobre su trayectoria desde sus comienzos en la profesión como reputada y prometedora periodista hasta que se hizo cargo del concurso más famoso e influyente de la televisión en quince ocasiones. Una relación tan estrecha que en España la asociación entre la Milá y GH llega casi a la metonimia, de manera que decir GH nos lleva indefectiblemente a pronunciar su nombre y viceversa.  A modo de conclusión en el párrafo final de aquella entrada escrita hace seis años, y que reproduzco a continuación, apostaba todavía por la continuidad de Mercedes al frente del programa, algo que por supuesto ahora mismo no suscribo:
"Para terminar diré que hay algo indiscutible, creo, y en lo que casi todo el mundo está de acuerdo: GH en España, con sus miserias y grandezas, se habría agotado como fórmula y tampoco llegaría a ser el programa más longevo de todos los países donde se ha emitido sin Mercedes Milá como presentadora.   Así que, a pesar de los pesares, lo cierto es que no me imagino GH12 sin ella al frente. Apasionada y parcial. Visceral y excesiva. Incluso sabiendo que algunos días la “odiaré”, me enfadaré y me acordaré, por momentos, de toda su noble y aristocrática familia” (9 de junio de 2010)
   El caso es que una vez confirmada su salida del programa, definitiva o temporal, que eso ya lo veremos, porque también lo dejó en GH 3 – aquella edición de tan mal recuerdo que presentó Pepe Navarro – y luego volvió para quedarse las siguientes trece ediciones, la sensación que me queda es agridulce. No tanto porque se vaya, que como dije su tiempo al frente del concurso es una etapa agotada, como por la solución de recambio que nos propone Paolo Vasile y Telecinco: Jorge Javier Vázquez.

   Desde luego pensar en JJV, el pequeño general de la cadena amiga, como nuevo presentador del concurso más longevo y emblemático de la televisión, y padre putativo de todos los demás realitys que vinieron y vendrán, es una opción que me repatea los hígados, por no mencionar aquí otras partes más nobles y sensibles del cuerpo. Una solución que me hace recordar uno de los muchos dichos y refranes siempre oportunos que mi sabia abuela utilizaba para tantas cuestiones de la vida diaria y que en está ocasión me viene “a huevo” para el tema: “Salir del fuego y caer en las brasas”.

   No voy a mentir, porque los que por aquí me leen saben de qué pie cojeo, pero esta noticia me ha sentado fatal, como un jarro de agua fría que de momento apaga las ilusiones que tenía, agarradas con pinzas eso sí, de comentar la edición número diecisiete de GH que previsiblemente empezará el próximo otoño. Hasta el punto de que esta decisión de “la cadena amiga” de elegirlo a él como presentador me hace replantearme muy en serio, a dos o tres meses vista de que vuelvan a abrirse las puertas de la casa de Guadalix, si merece la pena seguir en la brecha comentando el concurso una edición más. 

   No quiero profundizar ni desgranar las múltiples razones de este rechazo visceral, porque se trata sobre todo de una cuestión de piel. Pura química. Lo cierto es que tengo una alergia tremenda a JJV, y si va en pantalones cortos sufro unos ataques tan terribles de ansiedad que apago la tele para no caer en la tentación de romperla cuando el susodicho aparece en pantalla. Y eso no tiene cura.  Su risilla cínica, su tono de voz, su forma torticera a mi modo de ver de presentar los programas me resulta insoportable y no puedo con él. Sé que es un valor seguro para la cadena, un genio en lo suyo capaz de sacar oro mejor que nadie revolviendo sin mancharse la basura más pestilente que nos ofrecen todos esos personajes que pululan por sus programas, pero es la última persona que quisiera ver como conductora y presentadora de Gran Hermano. Resumiendo, que quería y deseaba que se fuese la Milá pero esperaba otro sustituto o sustituta. De Guatemala a guatepeor, como diría también un cursi.
   Como muy bien dice Ácrata en la última entrada de su blog - Gran hermano comentado - haciendo un paralelismo genial con la serie Juego de Tronos, sin darle tantas vueltas como yo, de una manera más sencilla, directa y con la clarividencia y la sorna mediterránea a la que nos tiene tan acostumbrados, con la llegada de “Jorgeja” a nuestro querido concurso en GH 17 el invierno ha llegado, lo que supondrá el final del programa que conocemos para convertirse, probablemente, en otra cosa distinta y poco edificante. El estoque final, tal vez, de un concurso que se ha ido desvirtuando a lo largo del tiempo y perdiendo poco a poco aquel espíritu original que nos encandiló y nos enganchó a todos hace tantos años y del que tanto hemos hablado y debatido.

   Siguiendo con el paralelismo de Juego de Tronos y la llegada del invierno, probablemente Guadalix y el plató de Telecinco acabe invadido de caminantes blancos, concursantes sin alma manejados por los hilos del pequeño gran prestidigitador de la telebasura que arrasarán con todo a su paso para mayor gloria de las arcas de la cadena y se acabará por fin con los últimos reductos de los antiguos reinos de poniente que a pesar de sus muchos defectos y de una presentadora, que estaba ya para otra cosa y fuera de lugar, todavía resistían aunque a duras penas manteniendo algunas de sus esencias primordiales.  Y nosotros con ellos.

Forastero marulo
P.D. Mucha suerte para Mercedes Milá y que le vaya bien en su próximo destino. Gracias por todos estos años