1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

miércoles, 27 de abril de 2016

AQUEL BARCO PIRATA Y OTRO POEMA


    No tenía la intención de remover el pasado bloguero que afecta a una gran parte de los que por aquí andamos, una historia íntimamente relacionada con el blog del Gato en GH 10, cuando éste perdió su libertad y en aquella edición acabó contratado por Telecinco y "El gato encerrado" pasó a formar parte de la poderosa máquina mediática de la "cadena amiga" para comentar el concurso de Gran Hermano con el apoyo de toda su infraestructura vendiendo de alguna manera su alma al diablo. En alguna otra entrada de este blog, en párrafos salpicados por aquí y por allá, y sobre todo en muchos comentarios a lo largo de todos estos años comentando el concurso en cada edición, venga al caso o no, volvemos de forma recurrente y cansina a lo que ocurrió entre GH 10 y GH 11, con el ascenso y caída de la plataforma ivanista - la madre de todas las batallas blogueras que cimentó desde el Gato la victoria de Ivan Madrazo en aquella edición - y posteriormente con la guerra definitiva a lo largo de GH 11 en la gatera que acabó con la espantada y el exilio de la mayoría de los que por allí escribíamos para esfumarnos o recalar en los nuevos espacios que fueron naciendo, creciendo y algunos desapareciendo al poco tiempo, como hongos, para comentar el programa con más libertad y buscando una bocanada de aire fresco.

    Algunos eran y son lugares pequeños e íntimos como esta casa, otros sin embargo se convirtieron por méritos propios en nuevos foros para comentar el concurso con un éxito arrollador superando con creces, en ocasiones, a la casa original de Telecinco que nos "parió" a la mayoría. Cíclicamente se producen nuevas escisiones y pequeñas revoluciones, que reajustan al personal que se va ubicando donde se siente más cómodo y en consonancia con sus gustos, sus intereses, y en función sobre todo de la sintonía con el administrador o administradores, y con los comentaristas del lugar en cuestión elegido. Es decir como la vida misma, con sus dosis de dolor y alegría, de afectos y desengaños que cimentan aún más los lazos previos o siembran el camino de "cadáveres" virtuales.

     Decía que no era mi intención abrir el baúl de los recuerdos, pero tras leer estos últimos días los magníficos comentarios en el blog de Jota Katu rememorando estos asuntos del pasado, y al rebufo de los acontecimientos últimos en los espacios de opinión comprobando como hay situaciones que se repiten en el tiempo de forma parecida aunque con matices diferentes, se me despertó la vena nostálgica y me sumergí en la hemeroteca personal. Ese lugar donde guardo olvidados y cubiertos de polvo, como el arpa aquella del poema de Bécquer, algunas opiniones propias y comentarios de aquellos tiempos en el Gato Encerrado que conseguí rescatar por casualidad porque alguien tuvo la extraña y sorprendente ocurrencia de interesarse por algunos de ellos y enlazarlos o reproducirlos en otros foros.

    Con el pensamiento de que en la vida no es posible explicar lo que somos si no entendemos lo que fuimos, intervine en la conversación para mencionar un comentario que publiqué en el Gato entre GH 10 y GH 11 donde me explayaba desde la orilla opuesta, y una visión marula muy particular, sobre lo que significó el naufragio de aquella todopoderosa plataforma ivanista después de conseguir el triunfo de Iván Madrazo, su pirata.  Para mi sorpresa, Maltissa comentó que se acordaba de ese comentario y me pidió que lo rescatase. Prometí que lo haría y como acostumbro a cumplir mis promesas me percaté además, al releerlo, que cambiando nicks y situaciones aquel escrito del barco pirata que se hunde en una guerra fraticida no es más que una alegoría perfectamente aplicable a situaciones que se repiten con cierta frecuencia en estos mundos virtuales cuando hablamos de nuestro concurso.

    A lo que voy, pocos días después de llevarse Iván el premio y descolgarse triunfante por aquella tirolina para salir el último de la casa de Guadalix, y tras la catarsis que supuso la famosa intervención de Karla la Guerrera en el debate final de la edición, leyéndole emocionada en pleno directo durante la gala una carta de la plataforma que se creó para defenderlo y llevarlo en volandas hasta la victoria, aquel barco pirata al que se subieron la mayoría de los ivanistas empezó a resquebrajarse y se convirtió en la casa de tócame roque y un sálvese quién pueda.  Después vino GH 11, y el tema de Tatiana para dar la puntilla, pero es otra historia.

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EL GATO ENCERRADO

6454. Publicado por: marulo | 15 Febrero 2009 a las 02.59

    Te lo digo a ti compañero troll de siempre, pero en realidad es para todos, incluso para la tripulación numerosa y entusiasta de ese barco pirata enemigo que surcó la red bombardeando sin compasión nuestras pequeñas pero recias barcas no ivanistas.

    Con munición renovada y constante, pertrechados y armados hasta los dientes, unieron sus fuerzas comandados siempre por la ahora innombrable capitana guerrera (al menos así me lo pareció a mí, su liderazgo) y recibieron todo el apoyo logístico posible bajo la luz incontestable de su pirata jefe, Iván, su mascarón de proa.   Ese Jon Silver “el largo”, con parche y loro incluido y su lugarteniente Chiky como apoyo principal, cual pata de palo siempre a su lado, en pos del tesoro prometido.

    Todas las noches, sobretodo las de los martes después de la gala, sufríamos sus ataques y embestidas poderosas al tiempo que escuchábamos sus gritos enardecidos y arrogantes. Después, en la borrachera victoriosa de cada noche soportábamos estoicos su canciones entonadas con voz ronca y arrogante: - ¡Rooon, rooon, ron, la botella de rooon! -
Siempre que oigo esta canción me acuerdo del maravilloso libro y la estupenda película de la “Isla del tesoro” http://www.youtube.com/watch?v=9nEsIFLRZko

    Nosotros éramos pocos, y fuimos menos todavía a medida que la “patente de corso” adquiría las proporciones gigantescas de una marabunta mediática que nos arrollaba sin compasión en este blog y en otros foros, inundando los mares de la red con su irrefrenable plataforma.  Una contienda desproporcionada y brutal, en la que cada semana los bucaneros y filibusteros del cántabro conquistaron al abordaje, una a una, nuestras embarcaciones, hundiéndolas y derrotándonos.

    Sólo una pequeña barca con los últimos trolls valientes y orgullosos resistió hasta la batalla final en el mar del Gato.   Algunos piratas fueron caballerosos, contrincantes nobles dentro de semejante despropósito que fue y sigue siendo todo desde nuestra perspectiva “orca”, y fue posible confraternizar con ellos en tierra de nadie llegando incluso, en muchos casos, al afecto sincero.

    Hoy, amontonados en las austeras pero cómodas balsas construidas con los maderos y restos del naufragio, algunos trolls nostálgicos y derrotados navegamos como podemos rumbo al próximo programa, mientras tanto echamos la vista atrás y observamos entristecidos, al menos yo, como el barco pirata, antes poderoso y enemigo, navega a la deriva por nuevos mares procelosos y traicioneros.  Dentro, a lo lejos, se oyen gritos, el ruido escalofriante de las dagas desenvainadas y los espantosos disparos a quemarropa de los mosquetones vengativos entre juramentos imposibles de reproducir.

    Alguien dijo en alguna parte que el momento más peligroso de vivir entre piratas, es siempre justo después de la victoria. La hora del reparto del botín.  Desde los prismáticos que nos quedan contemplamos asombrados la deserción de muchos piratas, como saltan con lo puesto por la borda huyendo de la quema, y en los palos de la vela mayor se ven cadáveres colgando de algunos ajusticiados.

    La famosa luz que los guiaba se ha convertido en una pira horrenda y fraticida donde arden con estrépito y decepción los egos y las ilusiones robadas de un sueño que ganaron.  El humo se ve a lo lejos colándose entre las velas llenándolo todo, de proa a popa, de babor a estribor. Pequeñas chalupas de salvamento se echan a la mar, se alejan como pueden del barco y aparecen por doquier repletas de piratas convertidos en una nueva estirpe de trolls que ya navegan remando a nuestro lado sin fijarse en nosotros. Unos van apretando los dientes ensimismados, otros con lágrimas y los más, mascando su rabia y resentimiento.  Algunos de ellos, cómplices, nos miran y sonríen tristemente ensayando un tímido saludo.

Vamos todos con el mismo rumbo. Destino a GH 11.

Marulo
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     Para terminar aprovecho la ocasión para colar el poema también prometido. Un capricho personal. Hablo de otro poema porque es el segundo de cosecha propia que publico en el blog en todos estos años.
                                    
LÁGRIMAS EN LA LLUVIA

Tus lágrimas se perderán en la lluvia

diluidas entre los ríos infinitos del mundo

y nada quedará de tus recuerdos ni tu dolor.

Cuando el sol vuelva con fuerza

y se evapore todo

la emoción de los días del pasado

será como el eco ínfimo de una gota

inmersa en medio del océano.

Y las palabras que tenían tanto sentido

arañando tu corazón hasta sangrar

serán como el roce leve de una pluma

perdida en medio de la tormenta.

Nada. Sólo un suspiro.

Un deseo sin retorno.

Una mota de polvo suspendida

en algún lugar del universo.

Un sueño dentro de un sueño

donde creías que lo tenías todo.

La calidez de una mirada.

La ternura de un beso.

Una sonrisa.


Forastero marulo

viernes, 22 de abril de 2016

¡CARMIÑA, OYE, DEJO ESTO!


   Igual que en años anteriores no he seguido GH VIP 16 ni seguiré tampoco Supervivientes, que acaba de empezar. Ya he explicado varias veces las razones de porqué sigo sólo el GH normal, y como no me quiero repetir sólo diré que ya es complicado estar al pie del cañón desde un blog durante los meses de duración del programa, tanto que acaba uno exhausto y con sentimientos encontrados al final de cada edición, como para tirarse a la piscina con los múltiples sucedáneos del GH original por mucho éxito que tengan y superen en seguimiento a su padre putativo, el de toda la vida, el de los concursantes anónimos para entendernos, como a mí me gusta.  Nunca me atrajo seguir las peripecias de determinados famosetes de medio pelo embutidos en concursos adaptados y preparados en general para remover sus porquerías y miserias personales o familiares con la intención de fomentar la polémica y captar la atención del público. Aunque entiendo perfectamente, y admiro por su valentía y aguante, a quiénes sí se enganchan con interés y lo viven apasionadamente. Reconozco que alguna vez lo he intentado pero se quedó en eso, en intento, porque no me compensa y no puedo con ello.

   Tal vez sea por incapacidad propia pero no estoy en condiciones de aguantar la dura prueba de pasar tantas horas pendiente de estos personajes y acabar de remate, como guinda del pastel, sin satisfacción y cabreado hasta límites insospechados por culpa de tanta adulteración y manipulación para mayor gloria de unos y de otros. Tanto de la parte contratante, la casa amiga, como de la parte contratada, los fulanos y fulanas en cuestión. Y en medio atrapados, voluntariamente eso sí, todos aquellos que intentan simplemente disfrutar y entretenerse con estos programas comentando la jugada e implicándose, la gran mayoría con intenciones honestas y de buena fe desde las redes y otros foros, aportando al producto una dignidad y una categoría que en verdad no se merece (qué buenos vasallos si hubiese buen señor). Con el agravante, además, de que por culpa del veneno que se destila en concursos tan viciados de antemano cabe la posibilidad de que personas magníficas, e incluso amigas entre ellas, pudiesen acabar enfrentadas o pasando un mal trago defendiendo posturas contrapuestas desde las redes sociales. Es cosa mía lo sé, pero por ahí sí que no paso. Ya tengo suficiente con la ración anual de frustraciones a cuenta de mi GH de siempre como para amargarme con otros realitys y no soy capaz de tomármelo como un simple divertimento para desconectar, que sería lo suyo. Sinceramente, para eso prefiero otras cosas.
   En definitiva, que con personajes diferentes este año pero con el mismo “modus operandi” marca de la casa, y sin verlo, volvería a suscribir gran parte de lo que comenté en la entrada que publiqué el año pasado por estas fechas, justo al terminar GH Vip 2015, aquél que ganó la princesa del pueblo y poco antes de que comenzase el supervivientes de la edición pasada: ¡¡Más madera!! se titulaba. Es decir que estoy en la misma situación que entonces pero más desenganchado que nunca, algo que lamento únicamente por no poder disfrutar a fondo de las entradas y los comentarios de los blogs de Ácrata y Jota Katu, y alguno más. 

    Para ilustrar un poco más el tema me gustaría contar una anécdota. Hace unos días aluciné en colores hablando con un amigo de Madrid que, conociendo mi debilidad por la casa de Guadalix, me contaba horrorizado que el centro de la capital estaba tomado por dos manifestaciones muy numerosas (ya quisieran para otras causas ese poder de convocatoria) y enfrentadas para apoyar la una a Laura Matamoros y la otra a Carlos Lozano. Tal como están las cosas en el país y ante su incredulidad me dio un ataque de risa incontrolable – por no llorar – hasta el punto que el hombre casi pilla un mosqueo en toda regla conmigo.  Tras pedir disculpas y darle las oportunas explicaciones y ante semejante espectáculo, y despropósito, me alegré de no saber prácticamente nada del concurso y más aún de no haberme implicado en el GH VIP de marras.

   En estas ocasiones me acuerdo del inefable Pazos, el mítico gánster gallego de la también mítica película de los noventa – Airbag – interpretado magistralmente por el actor Manuel Manquiña, que en la escena final, agotado y hecho unos zorros después de tanta aventura y tantos problemas para llevar a cabo su misión, llama a su mujer para decirle que lo deja, que no aguanta más:

- ¡Carmiña, oye dejo esto eh!. ¡Es muy estresante!
(Ella le contesta algo que no oímos)
- ¡Interesante no, mujer, estresante!

    Pues eso,  aunque no me sirva de nada y vuelva casi siempre a las andadas, todos los años al acabar Gran Hermano y después de escribir la última entrada de la edición me repito a mi mismo como un mantra la frase del diálogo de Pazos con su mujer al final de la película.  Pero un año de estos quién sabe...

Forastero marulo