1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

martes, 28 de octubre de 2014

NADA ES VERDAD NI NADA ES MENTIRA

"En este mundo traidor nada es verdad ni nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira".

   Los famosos versos de Campoamor esconden una gran verdad, y en GH lo sabemos muy bien. De la misma forma que ocurre en la vida real, aunque observamos lo mismo de cada concursante a través del ojo de Gran Hermano, las mismas palabras y las mismas acciones, al final cada uno ve cosas diferentes e interpreta lo que se ve desde su particular punto de vista, desde el color de su cristal. Y donde uno ve azul el otro ve rojo. Es la riqueza de la pluralidad, la salsa de la vida, y aunque a veces parece que una gran parte de los espectadores van en una misma dirección, con una visión idéntica o muy similar de uno o varios concursantes, siempre caben matices que relativizan las cosas.  A través de nuestra opinión de los concursantes, de cuáles nos gustan o no, de la valoración que hacemos de lo que dicen y hacen nos retratamos de una manera fiel y más certera de lo que creemos, porque la metáfora del color del cristal desde el que miramos responde a la pregunta esencial de cómo somos, cómo pensamos y cómo sentimos.

    La elección de determinado favorito, la preferencia o el desagrado por determinados concursantes dice más cosas de nuestro carácter y de nuestra personalidad de lo que en principio parece, al menos así lo creo. Puede que sólo seamos un nick perdido en la inmensidad de las redes, pero con nuestro posicionamiento se percibe a veces con claridad el latido íntimo de nuestras emociones detrás de ese nombre y ese avatar que nos identifica ante los demás. Una verdad de Perogrullo, lo sé, que se hace más evidente con el paso del tiempo cuando uno descubre que con las personas que se adivinan detrás de algunos nicks y avatares, sin rostro ni voz real al que aferrarnos, se produce la mayoría de las veces una coincidencia en la forma de ver las cosas y los concursantes. La magia extraña de saber que se comparte el mismo color del cristal con que se ve la vida.  

  Todo este desbarre mental, que uno se puede permitir por aquello de administrar un blog, viene a cuento de la perplejidad que me invade todos los años, cuando el concurso avanza, al comprobar la diferencia tan abismal de apreciación que solemos tener entre unos y otros seguidores de GH ante un mismo concursante o unos determinados acontecimientos en Guadalix.  Algo de lo que fui consciente de forma nítida con la expulsión del Alfredo, y que se hizo más patente después del magnífico juego de la verdad que propuso el programa a los habitantes de la casa el sábado de madrugada.  Otra madrugada fantástica que nos ofreció nuevas perspectivas del concurso y que sirvió para que algunos concursantes saliesen de su letargo, como Azahara, o para que otros acabasen de retratarse del todo como Fran  e incluso algunos lograsen redimirse, aunque sólo en parte, de sus "pecados" durante el juego y en todo lo que pasó después.   Reconozco que disfruté con el dichoso juego porque dio mucho de sí para extraer conclusiones sobre las diversas tramas y relaciones abiertas en Guadalix hasta ahora y nos permitió la posibilidad de ver una faceta diferente o novedosa de algunos de los concursantes estrella del programa. También nos ayudó a corroborar que la edición, al menos para mí, de momento, tiene la altura aceptable que le presuponía.

    En primer lugar, en contra de mis opiniones anteriores, tengo que reconocer que tanto Paula como Omar volvieron a sorprenderme gratamente, aunque ella más tarde volviese a fastidiarla con Alejandra.  Omar, sin Lucía ni Alfredo, a pesar de que en su blog dijese que los echa mucho de menos, ha mejorado en todos los aspectos, se va soltando poco a poco y muestra una actitud cada vez más abierta. Creo que fue el que más disfrutó del juego mentira/verdad, contestó a todas las preguntas que se le hicieron, verdad o mentira, e incluso se atrevió a mediar con todos y a conducir el juego en algunos momentos.   El momento más interesante estuvo en sus respuestas a las preguntas de Paula, no sólo por lo que dijo, que abrió una puerta a futuros encuentros para tratar de lo suyo si continúan dentro, sino porque se le notó un tono afectuoso y comedido que agradó a la hawaiana hasta el punto que se iluminó su cara con una sonrisa cálida que mostraba bastante más que esa pequeña victoria moral que acababa de lograr con las contestaciones de Omar.
   Es evidente, al menos a mí me lo parece, que Paula sigue sintiendo atracción por él.  Ya se sabe, donde hay cenizas puede quedar la llama. Como acabo de decir era reveladora la forma en que lo miraba mientras él hablaba y contestaba de forma educada, con afecto incluso. Una mirada y una sonrisa que no tiene nada que ver, ni de lejos, con las que dedica a su "hermanito" el torero.  Omar puso también mucho interés durante el juego contestando con franqueza y una delicadeza impensable después de la bronca que mantuvieron por el episodio de la putanesca.  No pretendo pontificar ni pasarme de listo pero Omar, por mucho que disimule y diga lo que diga, se le escapan miradas hacía Paula que rezuman deseo y atracción. Él mismo reconoció que era verdad lo que dijo en su momento respecto a la relación especial que habían tenido, precisando que era algo que antes no había tenido con nadie. En el debate del domingo, cuando repitieron su contestaciones a Paula, Lucía desde el plató ponía cara de pocos amigos y reconoció a Jordi que no le agradaba nada este acercamiento.

    Es verdad, y lo sigo pensando, que la carpeta que montaron entre los dos las primeras semanas antes de que entrase Lucía, me pareció un montaje sobreactuado y apresurado por salir en la foto y ganarse al público que casi le cuesta la expulsión a Paula.  Pero con el paso del tiempo y después de todo lo que pasó, creo que sin dejar de ser cierta esa afirmación, la relación entre ellos era química pura, aunque de cara al exterior traslució de forma determinante por encima de ese sustrato de atracción real, el deseo de montar la historieta para ganarse el favor de determinado público con veleidades y querencias carpeteras que suele ser muy activo en las votaciones del programa.  Además, como creo que dije ya en algún momento, los dos tienen mucho en común, son dos almas gemelas y heridas por circunstancias de la vida con situaciones familiares desestructuradas y complejas con un denominador común  que en última instancia es la falta de afecto.  Los dos buscan desesperadamente protagonismo y sobre todo que los quieran y acepten sin medida. Un objetivo por el que están dispuestos a hacer casi cualquier cosa. Una bomba de relojería teniendo en cuenta su impulsividad y el carrusel de emociones en el que viven embarcados la mayoría del tiempo.  Paula confesaba a Luis el fin de semana que ella necesita estar siempre haciendo algo. No soporta aburrirse. Y las personas que no saben convivir con la rutina y disfrutar de los momentos muertos que nos da la vida,  son a menudo marionetas de sus propios caprichos y pueden convertirse fácilmente en rehenes de sus emociones.
   Cada uno de ellos ha reaccionado y se ha defendido ante el lastre que suponen las carencias afectivas de su infancia y adolescencia, ante los conflictos que han determinado esas etapas esenciales de su vida, desarrollando personalidades contradictorias, impulsivas y muy reactivas a cualquier estímulo ambiental.  Son vidas que transcurren en paralelo con la construcción de personalidades excesivas, incluso histriónicas, con ansias desmesuradas de protagonismo con el ego siempre en lo más alto en busca de la aprobación de los demás y con mucha falta de autocontrol y contención.  El adoptó como coraza y defensa esa prepotencia y chulería que lleva por bandera y ella juega a seducir adoptando y compatibilizando de forma contradictoria el papel de niña buena con vocecita de Campanilla mientras usa sin restricción sus armas de mujer de forma exagerada y fuera de lugar.

    Paula tiene muchos defectos, algunos los hemos resaltado con profusión, aquí también, y en el cómputo global me desagrada como concursante y no está en mi lista de posibles ganadores, pero hay que reconocer que es valiente, tal vez porque su vida no le ha dejado otra opción que encararse a los problemas con determinación, independientemente de que la forma de hacerlo sea la equivocada, y en la casa cuando es necesario enfrenta las cuestiones de frente, sin medias tintas, y eso es de agradecer. Este fin de semana lo ha hecho de distintas maneras, de forma acertada con las preguntas directas a Omar en el juego de la verdad, con resultados positivos, en la intervención después de la gala del jueves con Fran, cuando le dijo lo qué pensaba de la despedida de Alfredo con él, y el sábado de madrugada al darle la razón a Azahara en la agria discusión que ésta mantuvo con el apoderado, reprochándole a Fran que no tenía razón en atacar de esa manera a la rubia antitaurina. En otras situaciones, sin embargo, vuelve a conducirse de manera desacertada, la principal el nuevo encontronazo con Alejandra, sin razón alguna, reavivando la inquina que le tenía por celos cuando vivía totalmente entregada al “muero de amol” con Omar desvinculada del resto de la casa y la prima era un estorbo imaginario para aquella relación tan sobreactuada.  En sus virtudes están sus defectos, porque es tal vez la que tiene más claro que está concursando y casi todos los días hay algo que añadir al guión de su vida en Guadalix, y sin contradecir lo anterior es al mismo tiempo la que vive todo con más intensidad que nadie y parece real. Una realidad sublimada pero una realidad al fin y al cabo.

  Paula es capaz de cambiar de registro y parecer la persona más inteligente, lista y madura de la casa como a la hora siguiente montar un numerito de lo más ridículo e histriónico que dan ganas de apagar el 24 horas en cuanto aparece en pantalla. Además estoy convencido de que no se quedó resignada con la espantada de Omar, cuando la dejó la famosa noche por Lucía. Seguro que no se ha dado por vencida y creo que si puede intentará de alguna manera que él vuelva a comer en su mano demostrando que era verdad lo suyo con ella. Por experiencia, tengo claro que una mujer difícilmente se da por vencida cuando la pisotean y se siente humillada en temas de amor, e intentará por todos los medios a su alcance restaurar su dignidad perdida, sino toda al menos en parte, y Paula no parará hasta que Omar repare de alguna manera el daño que le ha hecho ante toda España.  Otra cosa diferente es que ella también tuviese gran parte de responsabilidad en todo aquello, pero seguro que su orgullo herido buscará de alguna forma, ya veremos cómo, obtener cumplida satisfacción. Gracias al juego de la verdad ya ha conseguido que Omar dé el primer paso con el reconocimiento por su parte de que le debe una conversación y que no se portó bien con ella.  Sólo hace falta que no salga expulsada este jueves y que la historia continúe. Y la cadena amiga, Telecinco, encantada.

     Es verdad  que son dos concursantes que al principio critiqué con saña, pero aún no siendo mis favoritos les concedo el beneficio de la duda. Simplemente por una razón que para mí es fundamental en este programa: los dos, cada uno a su manera, están evolucionando. Y también porque se implican en las cosas de la casa, a veces con acierto y otras cagándola hasta las cejas, pero tienen la virtud de que a través de ellos puedo conocer a otros concursantes que me interesan o me gustan más.  A día de hoy no quiero que gane ninguno de los dos pero me gustaría verlos dentro más tiempo, el suficiente para ver el proceso de transformación y crecimiento que se vislumbra en ellos. Puede ser una evolución positiva o negativa, pero al menos no se esconden y sé a qué atenerme con ellos. Para mí el concursante ejemplo de todo lo contrario es Hugo. Me duele decirlo porque es mi paisano, pero evita siempre implicarse en temas importantes, se moja sólo de modo muy tangencial y tiene una forma de ver y vivir las cosas muy básicas que no me interesa en absoluto. Ahora ni la cabra me hace gracia. La noche del juego de la verdad, en medio de la bronca de su compañera Azahara con Fran, estuvo un rato al lado de su compañera pero cuando la cosa continuó se abrió del asunto y sólo Juanma, y una sorprendente Paula, estuvieron allí apoyándola y dando la cara.
    La bronca entre Fran y Azahara sólo era cuestión de tiempo.  Ella sabe, de forma injusta, por la información de la pelota que su novio lanzó al jardín, cómo se se percibe fuera al apoderado, y también evidentemente, como todos, por la despedida de Alfredo y la reacción del público.  Así que en cuánto Fran se fue a por ella en la discusión que el provocó deliberadamente para desestabilizarla, Azahara sacó por primera vez en todo el concurso sus garras abandonando el papel de mujer zen y elevada que se ha montado en la casa.  La discusión nació después de las preguntas que se hicieron entre Azahara y Luis, y después con el apoderado en el juego de la verdad.  En primer lugar cuando ella contestó negativamente a  la posibilidad que le planteaba Luis de ser amigos, y más adelante cuando Fran le contestó negativamente a la pregunta que ella le formuló de sí entendía que le hiciese daño su profesión de torero. A partir de ahí comenzó una agria discusión en la que Fran se lanzó a un ataque en lo personal contra Azahara cuestionando su fobia social teniendo en cuenta su tipo de trabajo, y los dos se enzarzaron en un cruce de acusaciones desagradable. Una bronca en la que según mi opinión el apoderado perdió toda razón por la evidente intención provocadora que sostuvo en todo momento. 
    El hombre que jamás discutía, después de saberse cuestionado y en la picota, ha comenzado una estrategia de ataque y desestabilización de aquéllos que tiene en el punto de mira. La primera fue Azahara. Una chica otra vez. Pero el tiro le salió por la culata y sigue cargando de razones a la audiencia para que el día que esté nominado acabe en la calle con un porcentaje de votos de récord.  Al día siguiente, en esta nueva táctica de huida hacia adelante, decidió que él no comería su parte de la comida que ganaron los chicos por ser ellos los que superaron la prueba.  Adoptó la postura cínica de que él no comería por respeto a las chicas y que por educación no dejaba sus restos para nadie. A pesar de que los demás intentaron convencerlo de lo ridículo de su posición, y que cada uno apartaría la mitad para ellas, él siguió en sus trece dándoselas de caballero.   El que más se enfadó con él fue su compañero Luis, que no logró hacerle desistir de su decisión.  Lo cierto es que por culpa de los últimos acontecimientos, la bronca con Azahara y ahora su bochornosa actuación con el tema de la comida, los dos se han distanciado bastante.


   Azahara después de la agarrada con el apoderado estuvo toda la noche compungida y superada llorando por las esquinas, pero ahí estuvo Juanma siempre a su lado, infatigable para ayudarla a pasar tan mal trago hasta que al final consiguió sacarle una sonrisa.  El juego de la verdad ha tenido la virtud, gracias a la torpeza de Fran, de sacarnos a la superficie a otra Azahara, para mostrarnos su carácter y para que podamos conocer cómo afronta y se maneja en las discusiones y los conflictos directos.  Evidentemente saltan al ruedo, nunca mejor dicho, todas sus contradicciones y costuras, y todavía no sabemos del todo cuál es su verdadero juego.  A estas alturas lo único que resaltaba, además de su evidente belleza, era su habilidad para pasar desapercibida con una implicación muy tangencial en los conflictos de la casa.  Algo manifiesto si comparamos la actitud de Paula, que sin tener nada que ver en el asunto, se puso de su lado en la discusión con Fran, con la suya, que no se posicionó el día de la putanesca cuando Omar insultó a la hawaiana. Cada vez tengo más claro que es la típica mística que si ahora mismo brilla algo en la casa se debe a la relación que mantiene con Juanma, una relación bastante adulta con recorrido en la que existe una evidente tensión que tengo interés, la verdad, por saber cómo se resuelve.  Del resto nada.


   Dicen por ahí que Joni es el primo tonto, pero yo no me creo nada.  Él está jugando a dos bandas, por un lado usa a la “personita” de fuera como excusa para no tirarse de cabeza en los brazos de la prima y evitar perder el control de la situación. En primer lugar porque Yoli no le disgusta (algo muy es diferente de gustarle) pero no lo suficiente como para quemar las naves todavía. Al mismo tiempo él sabe que la tontería que tienen entre ellos gusta fuera y que las primas deben tener bastante apoyo - ellas llevan varias nominaciones y siempre vuelven las primeras a casa -, y romper la relación con ella del todo podría acarrearle consecuencias. Así que de tonto nada, sabe a lo que juega y sin alguna historia dentro que le dé protagonismo es consciente que de mueble vistoso de Ikea tiene poco futuro.  De todos modos no me parece mal tío pero tiene toda la razón Yoli en enfadarse con él, por muy pesada e insistente que se ponga a veces, al recriminarle sus contradicciones, sobre todo después de lo que dijo en el juego de la verdad ante todos asegurando que le gusta la prima y que dudó entre lo que tiene dentro y la “personita” de fuera.  Ayer mismo hubo una especie de reconciliación, pero es una forma de ganar tiempo y dar cuerda al bucle para que siga teniendo un papel en la casa de cara a nuestro juicio. Todo se verá.
   No voy a ocultar que cada día que pasa las primas me gustan más. Todos las temen y todos las utilizan teniendo en cuenta su empatía y lo bien que encajan casi todo en la casa aunque se enfaden y lloren. Al final la realidad es que se convierten todas las semanas en el comodín y el recurso fácil para nominar o para montar una bronca a costa de ellas. Algo que ocurre desde el principio.  Vitín por ejemplo, que nunca estuvo nominado, recriminaba esta semana a Yoli que no le haya dado un punto en positivo cuando ni se plantea que él hizo lo mismo con ellas que llevan varias nominaciones y Alejandra lo está esta semana.  Otro ejemplo de lo que digo es la contestación de Loli a Shaima, tras quejarse ésta de que no le diese ningún punto en positivo, diciéndole que tome ejemplo de las primas que no se enfadan cuando las nominan.  El lamento de Yoli en pleno brote con Jonathan, después de reprocharle que ella no va a ser segundo plato de nadie, ilustra muy bien su situación, y la de su prima, cuando dice que “ella siempre es la última mierda”. Y precisa después: “La última mierda para todos en la casa”.   Una amarga conclusión fruto de la frustración del momento pero que de alguna forma refleja la realidad.

Forastero marulo 

viernes, 24 de octubre de 2014

LAZOS DE SANGRE

   Durante la entrevista con Alfredo, por primera vez en mucho tiempo me sentí identificado con Mercedes. Para ser más exactos creí entender las sensaciones que traslucía detrás las pocas ganas de ir a a por él sin contemplaciones. Pecó de desidia, y lo trató casi con delicadeza, como si hincar el diente al expulsado no tuviese sentido alguno a estas alturas después de tantas guerras vividas por una mujer como ella contra una sociedad patriarcal y machista en la que nació y se crió. Debe ser muy duro constatar que en la sociedad que uno cree más evolucionada, moderna e igualitaria de repente, ella tan guerrera y contestataria, se encuentra con tipos como Alfredo, que por edad podría ser su nieto, defendiendo en su puñetera cara ante millones de espectadores unas ideas respecto a la mujer, el matrimonio, etc tan antiguas y rancias.  Y lo que es peor, ni siquiera disimulan sus ideas intentando parecer políticamente correctos, las proclaman a los cuatro vientos y cuánto más jóvenes con menos prejuicios.  

    No se trata como piensan algunos de que se le pueda excusar por su cultura y tradición gitana, dos términos que él usó una y otra vez - ¡Mi cultura es mi cultura y no la vais a entender! - y detrás de los que se escuda para defender sus ideas orgulloso y convencido de su verdad a pesar de que las contradicciones afloraban en cuanto la presentadora rascaba un poco y metía el estoque sin mucha convicción. Eso es lo alucinante, que la Milá lo trató de forma comedida e incluso con cierta consideración y ni siquiera reaccionó, quedándose callada, cuando él se puso incluso algo chulo en un momento determinado para tomar la palabra por las bravas - "¡Ahora hablo yo!" - y se oyeron murmullos de desaprobación entre el público presente por su reacción.  Ya quisiera ver yo a la Milá de otros tiempos cuando toreaba con mihuras de más porte en plazas más difíciles llevándose las dos orejas y el rabo de trofeo.  Sería porque ayer noche iba vestida de rosa y eso tendrá efectos que desconozco. Digo yo, porque no me lo explico. O sí. Yo me entiendo.

    Una de las virtudes del pueblo gitano y su cultura es la importancia que le dan a la familia, algo que España en general se ha perdido bastante, y los lazos de sangre son sagrados, un vínculo poderoso que se respeta por encima de todo y les obliga y cobija por partes iguales. Por eso Alfredo llevó el tema de Omar con mucha cautela y procuró no utilizarlo abiertamente como argumento a su favor en el concurso. Contestando a una pregunta de Mercedes sobre Omar y su parentesco, aseguró que lo considera como un gran amigo pero para hablar de hermano en su cultura - otra vez la palabra, que vale para todo - hay que convivir juntos y mamarlo desde pequeño.  De cualquier manera es evidente que se ha creado entre ellos un lazo muy especial, respetándose en todo momento y Alfredo lo apoyó siempre sin cuestionar jamás ninguna de las conductas de Omar a pesar de que perjudicaron a su grupo. Un apoyo más incondicional que el de Vitín que solo se explica por la solidaridad incuestionable que determinan los lazos de sangre.

    Respecto a su concurso en concreto, no me queda mucho que decir, mantuvo una relación correcta e incluso excelente con los compañeros masculinos de la casa y todos sus problemas, los que tuvo, fueron con chicas, especialmente con Yolanda y Paula.  Desde mi punto vista en ambos casos se equivocó tanto en el fondo como en las formas y curiosamente la mayoría de sus conflictos se produjeron después del famoso fin de semana en que Lucía llegó a la casa.  Para terminar con este asunto quiero pensar, al acordarme de aquel concursante agradable y educado de las primeras semanas que rezaba todos los días dando las gracias a Dios, que Alfredo se vio superado por el estrés de estar encerrado en Guadalix y así como se abandonó a las fiestas y se fue soltando poco a poco a partir de determinado momento, no supo manejar de forma adecuada sus conflictos de convivencia.  
    La noche anterior, el miércoles de madrugada sobre las dos y media, mientras todos sus compañeros, excepto Fran y Loli, tenían montada en una especie de fiesta en la que todos se travestían en el sexo contrario, Alfredo y Omar dormían plácidamente en la habitación.  Nada que ver con aquella fiesta desmadrada alrededor del jacuzzi la noche en que Lucía recuperó a Omar. Entonces Alfredo estaba hipermotivado y se metió en el jacuzi con Hugo de los primeros, y al final su medio hermano también acabó dentro. Vale que la fiesta de los travestidos era un poco forzada pero la imagen de los dos en brazos de Morfeo mientras el resto de la casa estaba a otra cosa, incluso Vitín, me pareció una alegoría de su encuentro en GH 15.

     El día que salió expulsada Maika, su hermana, comenté que a partir de ese momento el objetivo de Loli consistía en llegar lo más lejos posible en el concurso porque cada día dentro supondría una victoria y un buen dinero para llevarse a casa. Cuántas más semanas aguantase en la casa, ahora en solitario, más dividendos y beneficios supondrían para esa especie de sociedad fraternal Omaitas S.A. que tienen montada las cordobesas de Puente Genil. Todo lo que fuese salirse de ese camino firmemente marcado en el que estaba en juego el pan de sus hijos había que descartarlo.  Lo primero que hizo fue seguir a medias el último consejo que Maika le dejó en su despedida desde el plató - dejar el mando de la cocina – y buscar otras sendas para ganarse la confianza y las voluntades del resto de los concursantes.  Continuó ejerciendo de “mami” de circunstancias para los más jóvenes y usó sus artes adivinatorias hasta conseguir convertirse en la pitonisa imprescindible de una especie de oráculo de Guadalix, como lo era el oráculo de Delfos para los antiguos griegos, a la que acuden una parte importante de los habitantes de la casa para consultar su futuro o conocer lo que les deparará el destino antes de tomar cualquier decisión.
   
Ayer la suerte puso en sus manos el destino de su concurso y también el de los demás, al quedar de última para nominar en positivo y aprovechando al máximo la ventaja la inmunidad conseguida al ser ella la que encontró el libro de Pedro García Aguado, el de Hermano Mayor.  Decía en la entrada anterior que como buen gallego soy algo supersticioso, y no pude evitar el pensar en un conjuro cuando ella encontró el libro que Pedro había colocado en el baño prácticamente a la vista y debajo de su toalla después de que varios concursantes pasaran antes por delante sin verlo.   Y Loli dinamitó el concurso con una jugada maestra que nos dejó a todos desconcertados por tener que elegir entre tres nominadas que la mayoría no deseábamos tenerlas ahora en el punto de mira, librando contra todo pronóstico a Omar y Vitín de una nominación segura si está fuese secreta y en negativo. Estoy molesto y frustrado, como muchos supongo, porque la cordobesa rescató de nuestras garras a Vitín salvándolo de una expulsión segura cuando ya nos relamíamos con la posibilidad de mandarlo a la calle el jueves que viene.

    A pesar de perder la oportunidad de tener a Vitín a tiro, con la frustración de una fiera a la que se escapa la presa en el último momento después de tenerla acorralada, me saco el sombrero con el inesperado golpe de mano de Loli, un hachazo al concurso muy favorable para sus intereses que ha puesto patas arriba la perspectiva de expulsión con la que contábamos desde fuera. Pero esto es GH en estado puro aunque nos duela, y esta es una sensación familiar que conocemos perfectamente por haberla vivido ya en numerosas ocasiones, la desgracia de tener que elegir para expulsar a quién dejaríamos dentro todavía mientras que han logrado librarse los que de verdad queremos ver en la palestra. Loli, con la información que tenía de toda la situación esperó paciente a nominar de última y eligió la mejor opción para sus intereses. 
    Ella sabe perfectamente que tiene muy pocas posibilidades de ganar el concurso, por no decir ninguna, por lo tanto, con la inmunidad ganada, estaba en sus manos que se jugasen la expulsión concursantes con los que ella llevaría las de perder en caso de salir más adelante nominada con ellos, sacándose así del medio a estas alturas un posible rival mientras que gracias a sus votos deja dentro a los que cree que tienen peor cartel fuera garantizándose mayores opciones de salvarse si posteriormente coinciden con ella en una futura nominación.  En el primer caso están Alejandra - entre las dos primas llevan tres nominaciones y siempre han regresado las primeras de la sala de expulsión -, Shami, que se ha salvado ya de tres nominaciones y Paula, que también se salvó una vez y entiende como buena seguidora del programa que por los últimos acontecimientos debe tener bastante apoyo fuera. Sin embargo si coincide en la palestra con Omar, Vitín o incluso Fran, atendiendo a la información última que ya manejan todos, tendría muchas posibilidades de salvarse y asegurar un mes más en el concurso.  En cualquier caso su estrategia ha sentado mal dentro y fuera de la casa, eso seguro, pero al menos actúa con las armas del juego de manera mucho más inteligente que el apoderado, cuyo prestigio cae aceleradamente a mínimos peligrosos como la bolsa y las acciones en octubre.

    Con toda su parafernalia de improperios y gestos de contrariedad, Shami se quejaba amargamente después de la gala de que sus compañeros no la hubiesen apoyado, de que no la quieran y que sólo las primas le concediesen un punto. Sobre todo mostraba su decepción con la “mami” - Loli -, y con mucha razón,  porque no entendía como era capaz de dar dos puntos a Omar y Vitín, con lo mal que se han comportado con todos y a ella nada, cero patatero. La ceutí no quiere darse cuenta de que está en un concurso y que Loli, además de acordarse seguramente de que ella fue la culpable de la expulsión de su hermana, no viene allí sólo a jugar, porque sus hijos de verdad están fuera y debe procurarles las habichuelas. Ni siquiera aspira, supongo, como muchas grandes hermanas a una portada en Interviú, aunque visto lo visto en algunos casos la pitonisa saldría mejor parada y seguro que tendría su público fiel. Como mucho, después de hacerse conocida gracias a GH y de la fama de “bruja”, lo suyo sería que la contratasen en uno de esos canales nocturnos de su Andalucía natal para ejercer de adivina y echadora de cartas.

    Al contrario que Shami, afectada y cabreada con su nominación, Vitín y Omar no se acababan de creer que se habían librado de las nominaciones. La cara del primero era un verdadero poema cuando vio regresar a Yoli salvada de primera, y ya con la expulsión de Alfredo entendió el mensaje y se veía en la calle el jueves que viene cerrando los ojos con esa expresión que la gente suele poner cuando piensa que la ha cagado a fondo. En Omar las emociones parecían otras, en primer lugar de sorpresa con la decisión del público como si no se lo esperase, pero su mirada lo que de verdad reflejaba era una inmensa tristeza por la expulsión de su hermanastro (o medio hermano si nos ponemos puristas). Tal vez porque se sentía el verdadero culpable del veredicto de los espectadores al pertenecer Alfredo a su grupo. Después respiró con alivio al verse librado aunque sabía que el que se iba a exponer era su amigo, y ahora disponía como mínimo de tres semanas más en la casa.  Tal como están las cosas eso es un mundo y la vida da muchas vueltas, y más en Guadalix.  Además como premio Paula está nominada, aunque creo que en el fondo no quiere que se vaya, porque no es tonto y sabe que su continuidad en el programa depende del morbo de la audiencia por verlos juntos dentro de la casa. 

    No tenía intención de cargar las tintas en Fran, el apoderado, porque ahora, descubierto su juego dentro y fuera de Guadalix, es fácil darle en los morros hasta cansar.  Es un concursante que me disgusta desde el principio, cuando algunos celebraban su concurso de estratega construido de maquinaciones calculadas y dejando minas de explosión retardada a su paso, lo mismo que Shaima pero con estilo, como un gentelman del sur embaucando a todos con su voz de radiofonista frustrado y un vaso siempre en la mano.  Cuando se definió al principio como el hombre que nunca ha discutido con nadie en su vida, pensé que sólo había dos posibilidades: o era un santo varón o un hipócrita templagaitas. Evidentemente no es lo primero, y como mucho le concedo lo de un tipo tranquilo y diplomático de salón.   Aún así es lícito su juego y su presencia nos sirve de contraste con el nivel de cinismo de otros habitantes de la casa, y aunque me gustaría verlo fuera lo más pronto posible, sobre todo por ver a Luis actuando sin su sombra permanente detrás, me molesta muchísimo la forma en que se ha descubierto su doble juego. Tanto por una de las famosas pelotas de tenis lanzadas al jardín de la casa por el novio de Azahara, de lo que en principio no podemos culpar al programa, como por el descuido de todos los años al permitir que los concursantes escuchen a veces los abucheos o los aplausos de público cuando el concursante expulsado se despide de la casa. Y esto sí que pueden remediarlo porque suele dejar tocado al aludido cuando a uno le toca en negativo y ofrece información externa para los demás.
    Fran comenzó ayer su campaña para neutralizar en la casa la información que todos tienen ya de que en el exterior se le ve como un falso. La mayoría se la guardan y en su momento la utilizarán como arma arrojadiza o en su beneficio. Otros sin embargo se lo han hecho saber directamente. Paula, la primera, inmediatamente después de la gala. Sinceramente, la hawaiana me ha sorprendido gratamente en esta ocasión, comportándose como una persona lista de verdad y utilizando un tono de voz normal alejado del que usa tan a menudo de niña tonta y ridícula que realmente no es, y no ha esperado nada en acercarse al apoderado para decirle que ella interpretó que había ironía en la despedida de Alfredo con él, corroborado luego con los aplausos y las risas del público de fondo en el plató.  Empezaron a hablar en el pasillo y luego continuaron en el jardín. Él intento de todas las maneras posibles recurriendo a su palabrería explicar todas sus decisiones y nominaciones que le afectaban a ella, también intentó dar una interpretación diferente a las palabras de Alfredo, con una discusión sobre el término - legal – y el tono que utilizó para referirse a él en la despedida.  Paula se dejó llevar pero es evidente que no se cree nada, y tampoco Fran se cree su propia versión, seguro, el argumento de que todo fue porque él supo guardarle a Alfredo el secreto que le había confiado de que Omar era su hermano. Un secreto a voces, por cierto, que la misma Paula conocía y la mayoría sospechaba. 
    En fin, que al apoderado le queda a partir de ahora un concurso a remolque con el San Benito de falso que le han colgado gracias a informaciones externas, que encajan perfectamente con las sospechas que ya muchos de sus compañeros tenían de su doble juego sembrando la discordia en algunos conflictos de la casa como muy bien apuntó Alejandra, con el tema en concreto de la putanesca, cuando dijo que el apoderado fue el que rió y celebró maliciosamente la palabra “putanesca” que utilizó Paula en la cocina refiriéndose a Lucía.

    Respecto a las nominaciones, tengo bastante claro que debería irse Shamy para desgracia del concurso, pero el juego es así. Bueno ese es mi deseo, en primer lugar porque Alejandra es una de mis favoritas y porque Paula debe continuar como elemento esencial de esta edición. Debería hablar también de la situación de Azahara y las dichosas pelotas de tenis que al parecer mandó su novio ante el miedo evidente de perderla al comprobar el acercamiento que está teniendo con Juanma, el primo mayor.  Una relación de la que hablé por aquí hace unos diez días y por lo visto no andaba muy desencaminado.

Forastero marulo

miércoles, 22 de octubre de 2014

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

    Tal como están ahora las cosas en la casa después de los últimos acontecimientos con la bronca entre Omar y Paula a cuenta de si la hawaiana insultó a Lucía el otro día usando con intención o no el término putanesca, entre otras cosas, no me queda más remedio que volver la vista atrás hasta el domingo pasado para entender en dónde estamos y confirmar de paso lo dicho en semanas anteriores que no hay mucho que rascar con los debates, y que de algún modo, en su mayor parte, este último fue una repetición - o una continuación embarullada e innecesaria - de la gala de jueves para dejar patente, otra vez, lo equivocado del concurso de Lucía y la decepción que supuso su paso por Guadalix para aquéllos que creímos ingenuamente que sería una concursante distinta y esperanzadora de cara al programa y que cumpliría su misión siguiendo el lema "nadie dijo que fuera fácil" tatuado en su brazo.  

    Tal vez después de la lógica reflexión durante el fin de semana en su casa, Lucía se presentó en el debate del domingo admitiendo que le fallaron las formas pero sin renunciar en ningún momento al fondo de la cuestión.  Ahora mismo después del episodio que está en el candelero del posible insulto, malintencionado o simplemente una broma, que Paula le dedicó al comentar en la cocina a cuenta de la pasta que la "putanesca" está fuera de la casa, algunos estarán dándole ahora la razón convencidos de que el papel de santita sufridora que para muchos representó la hawaiana mientras ella estuvo en casa no era tal. 

    Volviendo con la entrevista que le hacía Jordi el domingo en el debate, y asumiendo que va a ser difícil como vemos cerrar capítulo con este triángulo amoroso y aún no estamos, me temo, ni a la mitad de la historia; surgió de nuevo la pregunta de cómo fue capaz de arrastrarse de esa manera ante Omar después de lo visto desde casa y de que había confirmado a la Milá en el plató el mismo día que entró en el concurso que ella se presentaba para cumplir su sueño de estar en GH y ganarlo si era posible, y tras afirmar con aparente seguridad en aquel momento que no quería saber nada de su ex. Ella volvió a repetir que entró con esa idea, pasar de Omar, pero en cuanto vio que podía recuperarlo sus sentimientos pudieron más y no se lo pensó dos veces asegurando sin asomo de duda que por verdadero amor (lo que ella entiende por amor, claro) sí es capaz de arrastrarse y lo que haga falta. Como así fue.  Explicó además que a Paula le pediría disculpas por lo del confesionario cuando saliese del concurso, y ante la pregunta de Jordi de porqué no lo hizo en la despedida el día de su expulsión, negándose incluso al generoso e interesado ofrecimiento del presentador para que se disculpase en ese mismo momento en una conexión en directo con la casa, argumentó con mucha razón y sentido que hacerlo ahora perjudicaría a Omar y a Alfredo en su concurso.
   Lo mismo que en la gala del jueves, para contraponer el argumento de que Omar parecía reflejar más ilusión y se había mostrado más apasionado con Paula que con ella, ilustrando el programa esta afirmación con una serie de vídeos comparativos de cómo eran los encuentros con una y con la otra, un difícil órdago para cualquiera en esa situación, ella insistió en la idea de que ellos habían roto unos días antes y no eran pareja cuando él entró en la casa. Al final obtuvo una pequeña victoria con los resultados de la encuesta que Jordi dio a conocer respecto a la pregunta que se planteó a los internautas al comienzo del debate sobre si Omar volvería a caer con Paula o seguiría fiel a Lucia ahora que ella estaba fuera del concurso. Ganó la opción de la fidelidad del de la gorrilla con un cincuenta y tantos por ciento a favor. Ella, como si fuese una señal, sonrió con satisfacción ante la primera vez en que las cosas se mostraban con viento favorable a sus tesis.  Siempre claro, que Omar sea capaz de dominar el furor de su entrepierna y cumpla sus promesas eternas de amor a la que será, esta vez parece que sí, la futura madre de sus hijos. Unas promesas que viniendo de quien vienen y después de ver que es muy dado a prometer el cielo y la gloria a las primeras de cambio con hechuras de galán de telenovela barata de sobremesa, no creo que haya nadie con dos dedos de frente, y su novia la primera por mucho que asegure confiar en su novio, que se atreva a poner la mano en el fuego por él en estos temas. Algunos, y no pocos, no la ponen ni por sí mismos. 

    Además, y ahora viene lo bueno teniendo en cuenta entre otros el episodio con el término putanesca dirigido a la novia de Omar por parte de hawaiana y el duro enfrentamiento de éste con ella al enterarse de lo ocurrido, las cámaras nos muestran desde el jueves pasado a una Paula que sin Lucía dentro como enemiga íntima ha vuelto poco a poco a las andadas, y ya no puede aprovechar el viento favorable que suponía jugar con el papel de víctima.  Irónicamente la expulsión de Lucía, su mayor deseo, y sólo hay que ver su indisimulada satisfacción cuando ella se marchó de Guadalix, puede convertirse en el mejor argumento para que la hawaiana se aleje del premio final, porque al desaparecer el foco en negativo de la expulsada con su actitud censurable y constante hacía ella mientras estuvieron juntas en la casa, vuelven a resaltar en primer plano muchos de los defectos que mostraba Paula antes de entrar Lucía y por los que estuvo bastante cerca de ser expulsada la primera semana cuando compartió nominación con Paco.  Y no sólo hablo del supuesto insulto a Lucía con la dichosa palabreja, un desliz que tarde o temprano cometería desde la seguridad engañosa de sentirse triunfadora y sin poder disimular como dije su alegría exaltada desde que su enemiga salió expulsada.  

    El momento más delicado en las batallas de la vida, y también en las de verdad, se produce por no saber gestionar convenientemente los beneficios de la victoria, cuando emborrachado de vanidad y confianza el triunfador suele bajar la guardia y corre el peligro de dar pasos en falso que le impidan al final ganar la guerra, que es lo importante. Ahora sería el momento de controlarse y no entrar al trapo a Omar, que pierde toda razón con su reacción desproporcionada - a lo mejor es lo que busca -, pero al mismo tiempo ella debería cuidar esos detalles, en las cosas que dice y hace, que dependiendo del tono utilizado y del momento puedan parecer provocadores de cara a los compañeros y a ojos de la audiencia. Sobre todo teniendo en cuenta que en la casa hay expertos en avivar, como pudimos comprobar de nuevo con los de siempre - Fran, Shaima o Vitín - cualquier pequeña llama para que se declare un incendio de grandes proporciones imposible luego de apagar, y que el terreno ganado se quedé en nada.
    Curiosamente otro de los beneficios de la entrada, y posterior expulsión de Lucía, es la transformación de Omar. Dejando a un lado la explosión contra Paula, y también la rajada con Yoli acompañando como escudero de lujo a Vitín y Alfredo en el ataque desproporcionado e injusto a la prima rubia, los tres a la vez, cuando acabó la gala del jueves, Omar había suavizado su actitud y mejorado en general su relación con los compañeros. Por supuesto me refiero a todo lo que un personaje como él puede suavizar su convivencia, claro, que todavía colea en nuestros oídos el comentario de “¡cuánto puterío!” refiriéndose a Paula en sus acercamientos con Luis, o curiosamente la última bronca con ella por insultar esta supuestamente a Lucía teniendo en cuenta el comentario anterior.  Resumiendo, que en esta vida no hay mal que por bien no venga o viceversa, y la ausencia de Lucía aleja a la hawaiana del maletín final al no tener nadie a la contra para que empaticemos con su desdicha y ahora vuelve a ejercer ese protagonismo con voz impostada - ¡muero de amoool! - que tanto molestaba a una parte importante de los telespectadores y a algunos de sus compañeros.  Y sin embargo, hasta el día de la bronca con Paula por el insulto a su novia, parecían aumentar las posibilidades de que Omar aguantase más tiempo en el concurso, en gran parte por el morbo de comprobar si volverá a haber tema con ella, no nos engañemos, lo que sería una condena segura para los dos, sobre todo para Paula, y porque hasta ahora mismo hay otros en la casa que nos urge mandar junto a Mercedes cuanto antes, entre ellos y en cabeza su compañero de trío Vitín.

    Vitín cada día que pasa sube un peldaño más en el podio de la animadversión de los espectadores camino de alcanzar el primer puesto, y para colgarse la medalla al mérito del concursante más patético de este año. Y si nada lo remedia, ni falta que hace, después de Alfredo, que tiene todas las papeletas para irse esta semana, tiene muchas posibilidades de ser el próximo en la lista para que tenga la oportunidad de imitarse a sí mismo en el plató de telecinco.  Tengo unos deseos enormes de ver como se hace un autorretrato cara a cara con la jefa Milá.  Todo esto lo digo, y lo vaticino con tanta seguridad al estilo pitonisa Loli, porque pasado mañana en la gala del jueves el trío del gran Omar se convertirá en pareja si se va Alfredo, y volverán a estar nominados salvo que consigan la inmunidad o nos cambien el sistema de votaciones. Lo lógico, si esto ocurre, es que en esta ocasión se exponga Vitín, siempre que el sobrado de Omar no decida tomar una decisión tipo “¡Olé por mis huevos!” y exponerse él, cosa que no creo. Así que el Carlos Latre de Guadalix tendría un pie y medio fuera excepto que ocurra algo extraordinario y que otros posibles nominados, Paula o Shaima por ejemplo, metan la pata hasta el cuello, o incluso Fran si sale a la palestra, algo que dudo.

    Aunque me tengo por persona racional, como buen gallego soy supersticioso en algunas cosas, y como dicen en mi tierra acerca de las meigas, "creer no creo pero haberlas hailas”. Así que tengo mis reservas con el tema esotérico y no me cuesta reconocer que suelo seguir, divertido y con cierto interés, los temas de brujería, magia y espiritismo que en la casa surgen con frecuencia alrededor de la pitonisa Loli, como la otra noche en que algunos estaban sentados en el jardín mientras hablaban de estos temas como en una mesa redonda al estilo Quinto Milenio y la cordobesa, entre otras muchas cosas, aseguraba  sin género de dudas que en mi tierra, Galicia, existen todavía aquelarres de brujas (meigas precisó ella) en las noches de luna llena.   
    Lo de mis reservas con estos temas lo digo por la forma retorcida en que enfoqué el episodio del espejo roto por las primas cuando asistía entretenido al agobio que pillaron por hacer cuanto antes un conjuro para evitar la posible maldición que caería sobre ellas, sobre todo al contemplar la angustia de Alejandra, que se sentía responsable de romperlo al lanzar unas pinzas y por culpa de este hecho veía en peligro de expulsión a su prima el próximo jueves. Sobre todo después de que la pitonisa Loli, a quien creen ciegamente en estas cosas, les confirmase que romper un espejo traía mala suerte y consecuencias negativas si no hacían algo por remediarlo.  Ella les explicó cómo hacerlo y se fueron las dos al confesionario a solicitar al súper que les ayudasen a realizar el ritual que les había aconsejado Loli para evitar la maldición, y que consistía en envolver los trozos rotos de cristal en un paño y tirarlos a un río. O algo así. Como estaban las dos muy nerviosas, sobre todo Alejandra, temiendo por la mala suerte de su prima a causa de su torpeza, no fueron capaces de hacerse entender demasiado bien sobre los pormenores del asunto. Más tarde, como experta, fue Loli al confesionario para explicar al súper con precisión la manera de realizar el ritual.  En ese momento fue cuando pensé que la maldición del dichoso espejo roto, en cuanto se resolviese el conjuro a favor de las primas, se trasladaría al trío de Omar y serían éstos los que sufrirían sus consecuencias después del comportamiento impresentable que tuvieron con ellas, en concreto con Yoli, después de la gala del jueves.  Es lo que hay.
   Antes de acabar y teniendo en cuenta el tema este de los conjuros y que se va Alfredo el jueves con mucho merecimiento, salvo sorpresa mayúscula, un concursante que se pone muy nervioso con esto de las supersticiones y la brujería, no quería dejar pasar por alto su actitud en el confesionario con Yoli cuando está intentó como pudo disculparse con él. En ningún momento le dio la mínima oportunidad, y al revés, la acusó de hacerse la buena para dejarlo a él en mal lugar mostrando una reacción impresentable que dice mucho del personaje y muy alejada de aquélla actitud beatífica de los primeros días. Pero en realidad a quien quería rebatir es a los que piensan que la prima no debió someterlo a esa presión, pobrecillo, que había que dejarle su espacio y su tiempo.  Ella accedió a buscar este encuentro no sólo por como es ella, nada rencorosa, sino en gran parte empujada por la presión de varios de sus compañeros que le aconsejaron en plan "buenrollista" que lo solucionase con él dialogando.  Es increíble lo cegados que pueden estar algunos compañeros con este tema, y el caso es que Yoli, con toda la razón, lloraba y se quejaba en el confesionario de que en la noche que tuvo que enfrentarse prácticamente sola al trío salvaje no tuvo la compañía y la ayuda de sus compañeros cuando ella sí lo había hecho en otras ocasiones con los demás.

Forastero marulo
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sábado, 18 de octubre de 2014

AMOR DEL BUENO

 
   Ayer, con la expulsión de Lucia, se cerró uno de los capítulos más increíbles de la historia de Gran Hermano en España. Catorce días inolvidables en todos los sentidos que comenzaron con un tsunami emocional que arrasó Guadalix a partir de lo que sucedió durante esas horas espectaculares que vivimos "peligrosamente" el sábado de la madrugada del cuatro de octubre y que ha tenido su punto final ayer, al menos de momento, con la novia de Omar rindiendo cuentas ante Mercedes en un plató dispuesto a condenarla en juicio sumarísimo. La carga de las pruebas acusatorias era de tal calibre que sólo quedaba callar y asistir a una de esas entrevistas en las que la Milá suele lucirse para bien o para mal. Sólo necesitaba ponerla delante del despropósito inmenso que supuso su concurso desde la noche en que recuperó a su novio.  

    A partir de ahí fue recibiendo y encajando uno tras otro, como bofetadas de realidad, los vídeos perfectamente editados donde se reflejaba con precisión cruel y fascinante la transformación de aquella mujer luminosa que nos encandiló a todos durante sus primeras horas en la casa, en esa otra Lucía oscura, barriobajera, audaz y controvertida, ejerciendo las veinticuatro horas del día el papel de inquisidora implacable con Paula. Una estrategia demoledora en la que intentaba demostrar que lo suyo era amor del bueno, como aseguró ufana a Mercedes durante la entrevista, en contraposición al desahogo pasajero que según ella Omar tuvo con Paula. Un proceso en el que eximió a su novio equivocadamente de casi toda culpa y centró en ella todo su despecho y su rencor. Necesitaba creer y aferrarse a esa idea porque la menor sombra de duda en los demás le quemaba en las entrañas, y para conseguirlo fue necesario centrifugar a su novio a su alrededor como un títere con gorra al que de vez en cuando le permitía soltar cuatro inconveniencias y al mismo tiempo procuraba desprestigiar sin límite a la hawaiana. Una postura tan radical y desacertada que consumió todo su concurso de tal manera que desembocó al final en la amarga condena de encontrarse ella en la calle y Paula en lo más alto de las apuestas conviviendo dentro con Omar.


    En los días previos a la gala, con la seguridad de que se iba ella, no dejé de darle vueltas al asunto del triángulo amoroso intentando encontrar explicaciones al concurso suicida de Lucía. Con amarga decepción me acordé entonces de Arístides, o Aristidín, el vasco aquel de GH 13 que tras ganarse el billete en una puja que le costó un dineral destinado a la Cruz Roja, entró en Guadalix como un elefante en una cacharrería realizando uno de los concursos más nefastos de toda la historia de GH. El hombre se quedó sin la pasta y en la calle después de una semana nominado prácticamente por todos. Sin llegar a esos niveles lo de Lucía me recuerda mucho a aquel concursante, porque es difícil hacerlo tan mal. Ni siquiera entrenando. Me sorprende que una persona tan fan como ella del programa haya metido la pata de esa manera, como sí al entrar en la casa sufriese una extraña distorsión de la realidad interpretando las cosas sistemáticamente de manera sesgada y contraria a la percepción que tenemos nosotros fuera. No pretendo buscar excusas a su comportamiento, pero sé que algunas personas delante de unas cámaras, o en presencia de público, pierden la noción de las cosas y se desubican por completo. Puede ser su caso. No sé. 

    Aunque nunca me creí que su concurso pudiera ser un montaje preparado de antemano, siempre cabe la posibilidad de que todo haya sido un papelón jugando a ser la mala de la película para luego en el exterior sacar réditos al triángulo amoroso que ha protagonizado buscando estirar el chicle de su historia hasta que explote el globo. Pero lo dudo mucho y más aún después de la gala de ayer.  Lo cierto es que ha conseguido confundirme y espantarme con su pertinaz impulsividad y sus maneras de choni incontrolable de barriada, al comprobar decepcionado como de un día para otro se abandonó a sus peores instintos y decidió mostrarnos que ése era su verdadero manual de estilo, y quizás su verdadera esencia. Lo más triste es que con su postura consiguió elevar a Paula paradójicamente  a los altares, al convertirla a ella en el chivo expiatorio de todas sus frustraciones. Independientemente de que la hawaiana no sea esa niña inocente e inmaculada que algunos pintan, fue un error garrafal centrar su rencor en la persona equivocada, atacándola sin descanso, incluso en lo personal, y menospreciando la veracidad de su dolor por la actitud de Omar al abandonarla tras regresar con ella.
    Mercedes entrevistó a Lucía con sumo cuidado, lo mismo que una cirujana diseccionando con el bisturí su concurso pero entrando a fondo a través de la herida abierta, sin prisas ni anestesia, para sacar a la luz todas sus vergüenzas y contradicciones, y mostrarlas al fin en esa plaza pública de España en que se convierte a veces el plató de Telecinco. La presentadora actuó con extraña frialdad para lo que acostumbra en casos similares pero con mucha dureza, desmontando poco a poco la coraza de altanería y aparente soberbia de la concursante expulsada con el objetivo último de hacerla claudicar y bajarla del pedestal en el que vivía instalada con la falsa creencia de que estaba haciendo un concurso diez.

   El primer golpe se lo llevó cuando descubrió que Paula tenía razón y que era verdad que no había llamado perro en el confesionario a su novio como ella y el trío del gran Omar aseguraron contra viento y marea, Alfredo el primero, que estaba dispuesto a jurar encima de la Biblia que el insulto era cierto y que lo había escuchado con sus “mismísimos” oídos. Al descubrir y ver en la pantalla que sobre todo ella había atacado injustamente a la hawaiana, siempre a degüello, por un motivo que no era verdad, comprendió que la noche iba a ser aún más larga de lo que esperaba y que el tono de la entrevista no sería precisamente amable. Además, dijese lo que dijese en el confesionario, Paula estaba en su derecho a que respetasen su intimidad y ellos quedaron en evidencia por usar en su contra una información que obtuvieron de manera fraudulenta.  Una manera muy torpe de hacer todavía un poco más víctima a la hawaiana entre todos. Un empujoncito más ayudando a su peor enemiga para que consiga el maletín como destino final.
   No soy quién para juzgar qué hay de verdad o no en los sentimientos entre Lucía y Omar, en eso le doy la razón a la Milá, y lo respeto. Otra cosa es que al exponer en el concurso la relación tan tormentosa que tienen entre ellos, y después de lo vivido en Guadalix estos días, sí podemos permitirnos el opinar y hacer nuestras valoraciones sobre el tema porque el asunto es “vox populi”.  La presentadora no tuvo piedad con ella y siguió presentando y contraponiendo vídeos de la relación que tuvo Omar con Paula, y después los suyos con él después de recuperarlo. Al mismo tiempo, además de las imágenes, tuvo que escuchar frases y declaraciones de su novio y Paula que no conocía. También pudo comprobar como vivieron los otros la famosa madrugada del sábado que lo cambió todo.  
  
    Mercedes completó su trabajo y continuó sin tregua el desenmascaramiento y derribo de Lucía y para ello utilizó todas las armas a su alcance, algunas un tanto rastreras, como el rejoneador cuando clava la lanza en el lomo para ablandar al toro antes de rematarlo. Primero lo hizo aireando un tema privado que no venía a cuento y sin contrastar como era la posible relación que pudo tener ella con Aitor, el amigo que defiende a Omar en las galas. Tuve la impresión de que, además de cobrarse cumplida venganza con Aitor por dejarla en evidencia la semana pasada por el comentario inapropiado que hizo sobre la dentadura de Omar, la presentadora pretendía hundir aún más a Lucía. Ella no negó esa relación, pero aseguró que fue antes de salir con su novio y que Omar lo sabía. Después le preguntó con bastante mala uva qué creía ella que pensaría su madre después de su comportamiento en el concurso, una contestación que la Milá ya conocía porque Claudia, su hermana, ya le había confesado antes en el plató que la relación con Omar no estaba bien vista por su familia. 
    Lucía fue encajando todos los golpes con relativa firmeza, aguantando sin caerse todavía de rodillas en la lona después de cada asalto, pero poco a poco fue bajando el tono de seguridad en sus palabras, y con su mirada huidiza unas veces y con sus muecas de desconcierto en otras fue asumiendo la triste realidad de su derrota.  Sólo se desmoronó casi al final cuando la Milá ejerció de Shaima, pero con imágenes de prueba, para demostrarle que el amor del bueno que dice tener con Omar, y del que tanto presumía en la casa para restregárselo en los morros a Paula, no ha calado en la opinión de la gente. La puntilla llegó en el momento que Mercedes hizo públicos los resultados de la opinión de los internautas a la pregunta de con cuál de las dos, Lucía o Paula, ha sido más apasionado Omar.  Más de un 90%, se decantó de forma abrumadora por Paula y ahí Lucía se rindió definitivamente. Fue el golpe decisivo.  Más tarde, mientras ella se despedía amablemente de toda la casa, excepto de Paula, a quién ignoró y por cierto no pidió disculpas por lo del confesionario; sorprendido por las lágrimas de Fran, me acordé de lo que hace unos días el apoderado le dijo a Lucía en una de esas intervenciones suyas que uno no sabe si le salen del corazón o se trata de una carga de dinamita para sacarse contrincantes del medio en el juego. Una frase que suscribiría cualquiera y que dejó caer como una pregunta retórica que seguramente no buscaba respuesta: “Viendo lo que has visto, cómo lo has perdonado”.  

    No estoy seguro de que la respuesta correcta a una pregunta de esa naturaleza sean las palabras de Lucía durante la gala y que dan título a esta entrada, y tampoco me atrevo a juzgar que alguien tan joven confunda un sentimiento que califica de manera tan rotunda con lo que desde fuera se adivina como una relación viciada y tóxica con fecha de caducidad. El tiempo lo dirá, sólo querría cerrar el tema de esta chica reconociendo que irrumpió en el concurso como un fenómeno telúrico, un cometa para iluminar el cielo de Guadalix y cambió GH 15 para siempre. Esa generosidad que nos ha mostrado, entregándolo todo con la audacia de la inconsciencia a pesar de sus múltiples errores, merece nuestro respeto y agradecimiento eterno de adictos al programa. Espero y deseo que su paso por Gran Hermano no suponga un lastre nocivo y difícil de sobrellevar en su vida real a partir de ahora, 
    Antes de terminar quisiera hablar de los tres nominados de la semana - Alfredo, Shaima y Yolanda - y de cómo veo la cosa respecto a este tema.  De Shaima no voy a hablar pero recurriendo los mismos argumentos de hace dos semanas, cuando estuvo nominada con Maika y se salvó, después de Yoli prefiero que se quede ella. Tenía a Alfredo en estado de observación máxima y a medida que se va soltando me gusta cada vez menos su forma de actuar. Para no extenderme pondré dos ejemplos de lo que digo y que se reflejaron en la gala de ayer, en primer lugar su actitud con el tema de lo que dijo Paula de Omar en el confesionario y segundo con lo que paso después de la gala por su reacción tan intransigente con la prima nominada.  Pues nada, si Alfredo quiere saber lo que de él opina España, no hay problema, le enseñamos la puerta y el camino hasta los brazos de Mercedes para que le dediqué sus piropos y hablen de sus cosas y de su nuevo hermano.
     Por cierto, es muy curioso el concepto que tiene Alfredo de lo que significa ser chivato, acusa a Yoli de serlo y resulta que no se acuerda de lo que hizo él, con Lucía y Omar el otro día cuando estuvieron tras la puerta del confesionario espiando y escuchando lo que decía Paula para ir después a contárselo a todo el mundo. Al fin y al cabo si buscamos en el diccionario, revelar lo que alguien dice en privado con la intención de mantenerlo en secreto, justamente lo que hacía Paula hablando con el súper en el confesionario, para hacerlo público sin su autorización y con el agravante en este caso de que es una información que obtuvieron por poner la oreja detrás de una puerta, se acerca más a lo que entendemos todos por chivato. Es lo que se llama utilizar un doble rasero, o pensando en lo religioso y creyente que es Alfredo, alguien debería recordarle lo que dicen los evangelios: "Ver la paja en ojo ajeno y no ver la viga en el propio". Amén.

    Inmediatamente después de la expulsión de Lucía los ánimos se encendieron en la casa y el trío del gran Omar se lanzó a degüello contra Yoli, y todo por una expresión sincera e inocente en la sala de expulsión que no merece la pena ni mencionar. Una excusa perfecta para justificar, por diferentes motivos, un ataque de los tres a la prima como una jauría de lobos detrás de una presa que consideran fácil. Alfredo nos mostró con su postura intransigente la faceta más siniestra al negar el pan y la sal a la prima. - ¡No pienso dirigirte más la palabra hasta el final, para mí no existes o estás muerta! - Le dijo más o menos. Pero la actuación más ridícula y fuera de lugar fue la de Vitín, interpretando el papel de ofendido por la prima en su falso orgullo de cartón piedra, y con Omar detrás de palmero jaleando las embestidas de sus compañeros a Yoli, aprovechando que no traga a las primas desde el principio del concurso herido en su vanidad, cuando Alejandra pasó de él totalmente y no se rindió a sus supuestos encantos. A Vitín ayer sólo le faltó pedir una tienda de campaña al súper y montarla al pie de las camas de las primas en plan indignado con un tenderete al lado para pedir firmas de apoyo a su reclamación por las ofensas imaginarias que supuestamente Yoli ha cometido con él. Una postura patética cuando sabemos como la ha vapuleado y denigrado a la menor ocasión por puro despecho y resentimiento desde que la prima rubia se decanto claramente por Jonathan.

Forastero marulo