1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

viernes, 11 de octubre de 2013

GILDA SANTANA, LA GUIONISTA DE GH


    Debo reconocer que lo mismo que me pasa casi siempre con otros productos audiovisuales (cine, documentales, series...) y es muy injusto, lo sé, no había reparado casi nunca en los guionistas de GH. Me refiero por supuesto al plano personal, es decir a saber quiénes son con nombre y apellidos. Y cuando tengo que despotricar contra el programa y cargarme a alguien si las cosas pintan mal las tortas en primera instancia se las lleva generalmente la Milá, siempre tan a mano, que a veces parece que le encanta e incluso nos provoca; y en segundo lugar voy a degüello con aquéllos que supongo llevan las riendas del asunto en la sombra y a quiénes suelo denominar de manera eufemística como "gerifaltes" o simplemente "la dirección del programa". 

    Este pecado, por cierto, es algo generalizado y aunque el guión y los guionistas son parte fundamental para que un producto audiovisual funcione y alcance el éxito, de ellos no se acuerda ni el tato y aparecen normalmente de rondón tan sólo en los créditos finales. Sólo algunos privilegiados, muy pocos, alcanzan la fama y son conocidos por el gran público en un plano similar al director o a los protagonistas principales, por ejemplo.

    La realidad es que la mayoría de los fans y seguidores del programa en diversos foros y blogs, entre los que me incluyo, sólo acostumbramos a mencionar en general a estos profesionales sin rostro ni nombre para criticar su trabajo cuando no estamos conformes con lo que deciden mostrarnos del día a día del concurso, sobre todo en las galas, a través de los vídeo montajes sobre los concursantes y sus historias.  Algo que ocurre a menudo cuando creemos, según siempre nuestro subjetivo pero apasionado criterio, que la orientación que se le da al contenido en resúmenes y galas no refleja los hechos para nosotros imprescindibles centrando su atención en tramas o personajes carentes de interés o resaltando sólo lo negativo de nuestros favoritos, mientras que consideramos que favorecen y ensalzan, por el contrario, lo positivo y la cara amable de aquellos que odiamos o son oponentes de nuestros preferidos.  
    Me refiero por supuesto al valioso y difícil trabajo de editar vídeos diarios o semanales resumiendo en pocos minutos aquello que consideran fundamental para la trama y el programa tras ver y analizar tantas horas grabadas de la vida en Guadalix. La tediosa tarea de separar la paja del grano, y elegir después entre éste el mejor para que el pan salga bien cocido y sabroso del horno con el objetivo de alimentar nuestra hambre insaciable de entregados espectadores.

    Por eso los seguidores acérrimos del programa consideramos fundamental un 24 horas libre, gratuito y accesible que nos permita formar nuestra propia opinión y otorgar relevancia a aquellos sucesos o historias de los concursantes en la casa que creemos más interesantes o que atraen y llaman nuestra atención por las razones que sean; dejándonos así la posibilidad de contrastar después nuestro punto de vista con el criterio de la "dirección del programa", es decir con la visión de las cosas que los guionistas nos ofrecen y presentan con su trabajo. Una libertad que exigimos para nosotros independientemente de que el motivo para orientar de determinada manera los vídeos y elegir el material del programa que ellos deciden emitir, sea porque consideren que unos hechos son relevantes en sí mismos para mostrar a los telespectadores o porque pretendan incrementar la audiencia alimentando polémicas o incidiendo en situaciones conflictivas que supuestamente atrapan y gustan a la mayoría del seguidor tipo, si es que existe algo así, del programa.

    La cubana Gilda Santana fue una de esas profesionales durante las diez primeras ediciones de GH. La principal guionista de este invento; hasta el punto de que, a juicio de muchos, desde su marcha del programa la edición de vídeos y la forma de contarnos el concurso ya no volvió a ser la misma. Personalmente creo, sin dogmatismos ni verdades absolutas, que los que se quedaron, o los nuevos que vinieron, han seguido su estela y continúan reflejando de alguna manera la impronta que ella dejó en la forma de mostrarnos las historias que nacen, se desarrollan y mueren en Guadalix.

    Unos meses antes de comenzar GH 13, hace ahora dos años exactamente, en octubre de 2011, Gilda publicó el libro "Diez años de Gran Hermano. Diario de una guionista". Una aportación muy interesante, casi imprescindible diría, sobre esa apasionante experiencia de vivir GH desde dentro, analizando y guionizando para nosotros las vidas de los concursantes de un programa que se ha convertido en hito indiscutible de la televisión, sobre todo en España, donde lleva emitiéndose catorce ediciones consecutivas y que, salvo catástrofe o sorpresa inesperada, cumplirá seguramente otra edición al menos: la número quince.



    Su obra es sobradamente conocida y desde que se publicó todos los seguidores del programa hemos oído hablar de ella en mayor o menor medida. Mercedes Milá ayudó muchísimo a su difusión promocionando el libro en todos los foros y sobre todo durante aquella edición en cada gala. Como no podía ser de otra manera, con algo de atraso por cierto, el pasado verano me compré el libro por fin con la intención de leerlo durante las vacaciones. No voy a decir que me lo haya devorado, como nos confesó Mercedes que hizo ella el día que acompañó a Gilda en la presentación del libro en Barcelona, porque en mi caso preferí disfrutarlo sin prisas demorándome en cada uno de los capítulos que dedica a las diez primeras ediciones que ella vivió como guionista. Pretendía rememorar y contrastar mis recuerdos y sensaciones con la visión de la autora y de lo que supuso, en definitiva, vivir aquello desde su posición privilegiada dentro de la vorágine diaria del concurso. 

    Creo que todo entusiasta del formato y con más razón cualquier friki "granhermanero" como yo debería acercarse a esta obra y leerla, porque Gilda refleja con maestría en sus 360 páginas los mecanismos internos del reality más longevo y exitoso de la TV, destripando los entresijos de esta fábrica de ilusiones en la que tantas y tantas personas nos han regalado sus vidas como concursantes; en muchos casos por poco más que un plato de lentejas. Una historia de sueños y pesadillas, de felicidad y amargura, de triunfos y derrotas, de emoción, angustia, falsedad, amor, traición y avaricia que hemos compartido como espectadores privilegiados y también, como no podía ser de otra manera, como jueces implacables de sus vidas durante el concurso.

    Alguien decía que "vivir tiene consecuencias" y vivir en Guadalix tiene su cuota extra de consecuencias positivas y negativas marcadas a fuego en los rostros de los concursantes, en sus almas y en sus vidas. En el libro nos cuenta también esta parte, en muchos casos amarga para ellos, del programa. Y por supuesto también aparecemos nosotros, los seguidores fieles arrostrando nuestras propias consecuencias como parte indispensable y necesaria en el funcionamiento y en el éxito de todo este circo mediático y brutal en que se convierte el concurso cada año devorándolo todo. En sus páginas aparece reflejada y analiza nuestra creciente influencia en el programa a través de la vertiginosa aparición de internet en el concurso con la participación e implicación creciente de tantos seguidores a través foros, blogs, y más recientemente en twiter y faceboock. En definitiva las nuevas plataformas, las redes sociales, que al igual que en tantos órdenes de la vida, actualmente, han cambiado todo poniéndolo patas arriba.

     El libro se divide en tres partes bien diferenciadas. La primera parte, hasta la página 30, incluye además del prólogo de Mercedes una introducción y el relato del inicio de la aventura. En el inicio nos revela a modo de diario lo que supuso su aterrizaje en aquel impresionante reto de comenzar un programa tan polémico. Es la crónica emocionante de todos esos días de abril anteriores al Big Bang de la historia de GH en nuestro país. Ese 23 de abril de 2000 en que comenzó todo. 
    
    A lo largo de las casi 300 páginas siguientes, el "corpus" fundamental del libro, Gilda nos va desgranando, también a modo de diario, cada una de las diez primeras ediciones de GH.  Nos cuenta lo que allí  pasó y como lo vió ella desde su posición analizando los hechos que se vivieron y sus consecuencias. Se detiene y extiende particularmente en la primera edición, unas setenta páginas; aquella que se vivió en la casa de Soto del Real. Al resto les dedica sólo una media de veinticinco páginas cada una pero sin decaer en ningún momento el interés. Por simple curiosidad o por cubrir un vacío que yo tenía debo decir que leí con especial atención el relato de aquellas ediciones que por diversas circunstancias apenas seguí, y que son la cinco, la seis y la ocho.

    En la última parte del libro (no llega a las treinta páginas) comparte con los lectores sus reflexiones sobre el fenómeno que supuso el reality y aprovecha para responder a una serie de preguntas que frecuentemente le formulan sobre diversos aspectos del concurso. Se trata de una parte jugosa y esclarecedora en muchos sentidos. Podría mencionar varias cosas de lo que afirma y necesitaría una nueva entrada, o más, para tratarlas con la profundidad que se merecen; pero lo más interesante para mí es la reflexión que hace sobre nuestro papel y la importancia que ha tenido para el éxito y longevidad del programa. Después de los propios concursantes y los guionistas del programa, nosotros somos para ella el tercer guionista. Los espectadores.
 
    Para ilustrar lo anterior copio y pego un párrafo completo extraído de la página 338 del libro y que refleja a la perfección lo que muchos pensamos y hemos dicho con otras palabras por estos lares:   "Una de las preguntas que se repiten en casi todo lo que se escribe sobre Gran Hermano es por qué lo ve la gente, y una de las respuestas más frecuentes es que los espectadores son solo unos voyeurs que buscan fisgonear y satisfacer su propia necesidad de morbo y control sobre las vidas ajenas. Me parece una conclusión demasiado simplista. Gran Hermano gusta, entre otras cosas, porque es un concurso cuya dinámica es fácilmente comprensible, porque trata de historias cotidianas de personas comunes, porque permite la identificación con sentimientos y emociones universales, por el realismo de unas tramas despojadas de elaboraciones literarias y vividas por sus propios personajes-guionistas, y porque, aunque muchas veces no lo ejerzan, esos espectadores saben que pueden, cuando quieran, utilizar el voto para convertirse en coguionistas y decidir el rumbo de la historia".  Una realidad así de simple y así de grande.

    A continuación dejo un par vídeos para complementar la entrada.  En primer lugar una interesante entrevista que le hicieron a Gilda Santana en febrero de 2012, en Periodista Digital, para hablar sobre su libro.
    También añado para quien tenga tiempo - merece la pena - el vídeo de la conferencia completa titulada "Estás nominado" que Gilda impartió dentro de un Máster de la Universidad Oberta de Cataluña. Para que luego digan que el concurso sólo interesa a iletrados y espectadores ignorantes.
   

                Conferencia "Estás Nominado"_ Master d'entreteniment UOC-TV

 

 Forastero Marulo