ERA SU DESTINO

    Decía en la anterior entrada que la expulsión de Ariadna sería la mejor noticia para los partidarios de Pepe, una afirmación que se cumple con creces visto lo visto ayer, cuando la inmensa suerte del bailaor volvió a brillar una vez más después de que ella, en su despedida, le mostrase su aprecio disculpándose incluso por el problema que hubo entre los dos tras haberlo nominado hace unas semanas. Además le dijo que tenía un detalle para él debajo de la almohada. Un regalo personal.  Sólo este gesto, aunque en su concurso hubo mil detalles como ése y mejores, y con alguien que se mostró extremadamente rencoroso y vengativo con ella por la gran "afrenta" de nominar al príncipe intocable de GH, y más después de ver sus vídeos despotricando sobre ella durante la entrevista, explica todo su concurso y no sería necesario decir nada más en su favor.

    Tenía la intención de hablar sólo de ella y poco más pero antes de continuar, sumido en una gran decepción por la expulsión de Ari y porque no decirlo, con enorme tristeza, quería dejar claro que para mí, como para muchos de sus ex compañeros que esperaban impacientes en el plató, fue una gala amarga, incómoda y dolorosa ya que una vez salvado Dani, acabaría expulsado uno de mis dos favoritos.  Desgraciadamente le tocó a ella y ya toda la noche seguí lo que pasaba dentro de la casa a remolque y con desgana, aguantando sólo por verla en el plató y acompañando su entrevista hasta que Ariadna, como no podía ser de otra manera tratándose de ella, se despidió de la casa de esa forma magnífica y maravillosa.  De lo que pasó en Guadalix durante la noche, ya sin su presencia, sólo llegué a disfrutar, lo reconozco, cuando el payaso enano le estampó a alguno que yo me sé un buen tartazo en plena "jeta". Triste consuelo de reventado y nada edificante, lo reconozc.   Ahora me queda la esperanza, que es lo último que se pierde y jamás tiro la toalla, de ver a ese noble y caballeroso italiano medio gallego ganando la partida final.  

    Creo que el destino acaba por marcar nuestras vidas aunque no lo pretendamos, sin embargo dentro de ese camino aparentemente prefijado existe la posibilidad de modificar lo inevitable para bien o para mal. Por eso nuestro destino es lo que nosotros queremos que sea independientemente de que al final se convierta en otra cosa a veces muy diferente, y no por ello peor, de la imagen que nos hicimos de él y que tantas veces habíamos visualizado e imaginado. Lo importante, para que no quede en simple anhelo, es que debemos poner el máximo empeño por conseguirlo, todo nuestro entendimiento, corazón y voluntad porque al final siempre encontraremos un premio que viene de la mano de lo inesperado.  A veces algo mejor de lo que realmente esperábamos y que sin saberlo también habíamos buscado.

    Hago esta reflexión pensando en Ari porque todos en su entorno, su familia, sus amigos, muchos de nosotros e incluso ella misma, como reconoció con sinceridad ayer noche en la gala, creíamos que ganar GH era su destino. Una especie de aura alrededor de esta chica de aspecto extraño y estrafalario que produce cierta prevención a primera vista mientras no se la conoce lo suficiente, un halo que se fue apoderando sucesivamente del espíritu de casi todos sus compañeros y de parte de la audiencia como se apoderan de la playa las olas vivas, refrescantes y poderosas. Detrás de esa apariencia y estética tan particular se ocultaba el encanto de la sencillez y una proximidad amable y divertida. El hilo de Ariadna, como en el mito griego, el camino por el que se guiaron uno a uno casi todos los habitantes de la casa hasta el laberinto cálido y generoso de su corazón.  Estaba predestinada a algo grande, algo que ya estaba gravado en su cuerpo lleno de tatuajes, tantas marcas y señales que dan fe de sus ilusiones y de acontecimientos importantes en su vida. Un altar viviente donde desea reconocerse en todo lo que no está, y los que no están, pero que siguen de alguna manera a su lado amparándola en la eternidad.

    Todavía ahora me cuesta entender como me ganó está chica. A mí que aborrezco los tatuajes y que sólo los tolero en determinadas ocasiones, uno o dos como mucho y pequeños, por motivos rituales o personales muy fundamentados. Lo cierto es que la aversión a semejante estética con ella no me duró casi nada, porque desde el día dos me ganó con su forma de ser y supe que sería una de mis favoritas. Recuerdo perfectamente mi segunda entrada de esta edición, aquélla que titulé “un piano en el corazón”, donde además de analizar la casa en aquellos primeros momentos me enganché también al hilo de Ariadna hasta hoy, mientras contemplaba asombrado, entre otras muchas cosas, como empatizaba ya con personas tan diferentes y distantes con ella como eran Ochoa y el mismo cura, aunque después con Juan tuviese sus más y sus menos.

    Ya me encandiló entonces por el entusiasmo y la vehemencia con que nos explicaba el porqué de cada uno de sus tatuajes, en concreto lo que significaba aquel piano tatuado a la altura de su corazón.  Un libro abierto sobre su vida, una guía colorista, exuberante y algo ingenua para entender sus emociones, pero sobre todo me llamó poderosamente la atención, y gratamente, su inmenso sentido del humor, esa capacidad constante de reírse de sí misma incluso en aquellas circunstancias melodramáticas poco convincentes, tan patéticas por su torpeza y falta de amor propio, en las que se vio implicada. Esa capacidad de ver la parte humorística de las cosas la acompañó durante todo su concurso hasta el último día. Ayer noche mismo, por ejemplo, cuando contestaba irónica a Michael si es que ahora se va a estar enamorando después de confesar el poli que desde fuera empezó a sentir cosas por ella.

    Evidentemente no voy a poner demasiados reparos a su paso por la casa a pesar de sus fallos y errores, que los tuvo y bastantes, sobre todo ese empecinamiento en mendigar cariño a personas que no le llegaban a la suela del zapato; o cuando se encerraba demasiado en sí misma girando su vida sólo alrededor de sus interminables bucles y confesionarios, centrada en su propio ombligo y olvidándose a veces de quiénes de verdad la querían sin condiciones, como pasó con Ochoa, una de sus amigas imprescindibles dentro de la casa.  Todo eso queda minimizado o superado con creces gracias a su gran empatía, esa capacidad de percibir sus propias contradicciones y permanecer alejada de todo rencor como ayer demostró en la despedida de la casa, cariñosa con todos y especialmente con Pepe como ya dijimos, por su significación. En el fondo, como nos dejó escrito Maltissa en uno de sus comentarios en el blog refiriéndose a ella, el gran problema de Ari es que está enamorada del amor.  La necesidad de encontrar su "true love" (amor verdadero), esas dos palabras tatuadas en inglés en los dedos de sus manos.  Un espíritu poético incapaz de entender la vida sin dar ni recibir cariño. Una aspiración tan intensa que en ocasiones le lleva a caer en una dependencia afectiva, excesiva e insana, de personas que no lo merecen.

    Será muy difícil olvidar su entrada en el plató cuando la presentadora pronunció su nombre, con todos sus amigos y la mayoría de exconcursantes emocionados, y muchos llorando, por la incomprensible expulsión de una concursante tan querida y especial. Un recibimiento amargo y triste pero apoteósico con todo el público levantado y entregado mientras aplaudían de corazón para acogerla con un inmenso cariño.  Salvo que mi memoria, cada vez más selectiva, me juegue una mala pasada no recuerdo algo así en todos los años que llevo viendo este programa, momentos mágicos y emocionantes por los que sigo aferrado todavía a un concurso, tan cabrón e injusto a veces, como éste. Incluso Mercedes se sumó al espíritu que reinaba en el plató, convencida y contagiada, con una entrevista cálida y cordial a Ariadna . 

    Como dije al principio la mayoría de los que estaban en la gala, y muchos espectadores, pensábamos que Ariadana sería la ganadora de GH 13, pero como reza su tatuaje su destino era otro, una victoria mucho más importante, porque su destino somos nosotros y ella fue el nuestro durante varios meses.

Forastero marulo
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