1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

miércoles, 30 de mayo de 2012

MADE IN SPAIN: PEPE FLORES

    Recuerdo perfectamente el momento en que fui consciente de que GH 13 sin duda alguna, con vueltas o sin vueltas, se lo iba a llevar Pepe Flores de calle salvo que cometiese uno de esos fallos imperdonables que no tienen remedio. Fue hace casi cuatro meses, el jueves nueve de febrero, cuando se jugó por primera vez la expulsión con Marijoy y Aristides.  Ese mismo día publiqué una entrada por la mañana en el blog dedicada en exclusiva al bailaor que titulé: “No habrá paz para los malvados: Pepe Flores”.   Aquello fue una excepción ya que normalmente suelo publicar sólo dos entradas a la semana, una el martes y otra el viernes. 

   Cuento esto ahora porque aquel día decidí escribir una entrada a mayores enrabietado y preocupado ante la convicción de que estaba a punto de asistir, con todas sus consecuencias, al nacimiento del mito Pepe Flores si superaba aquella nominación. Por eso necesitaba, como siempre hago en los momentos importantes del concurso, dejar claro mi parecer para que nadie se llevase a engaño, y porque tenía el oscuro presentimiento de que aquella gala supondría el pistoletazo de salida para una carrera cuya meta final se decidió ayer con la victoria del bailaor. Un largo recorrido con el corazón en una mano y el látigo de su autenticidad en la otra que culminó en el momento en que Laura, la "globulosa" ganadora de GH 12, le entregó el ansiado maletín.  Y no me equivoqué.
    A pesar de que ya entonces el bailaor no me convencía demasiado deseaba sin embargo que saliese expulsado Aris como así fue. Una expulsión merecida después de unos días de lamentable concurso tras el agrio enfrentamiento que protagonizó con Pepe y por otras razones que no vienen ahora al caso.  Como origen de aquella disputa la presencia ayer noche en el plató de la perrita Torso, tan preciosa y crecida, fue un símbolo que me hizo recordar, en plena vorágine de la final, la premonición que me angustió aquel día ya lejano de febrero. También se cumplió en aquella gala mi deseo de que el bailaor volviese a la casa tras pasar previamente por el plató después de Marijoy, porque temía, en caso de que se librase él en primer lugar, un regreso a Guadalix cargado de argumentos para seguir en sus trece. Aquella noche tenía el corazón dividido y Pepe me resultaba todavía simpático e ingenioso en ocasiones, aunque ya sabía que difícilmente tendría mi aplauso y que no ganaría mi corazón.

    Con la expulsón de Aris primero y con la vuelta del bailaor a la casa después de la filipina, aquella misma noche en la que todo se cumplió como deseaba supe que Pepe ganaría el concurso tras pulverizar a Aristidín en la entrevista. Ocurrió ante una Mercedes que se entregó sin reservas enamorada de su “arte” y su simpatía, mientras él comprobaba en directo desde el búnker que el plató enfervorizado aplaudía y reía cada una de sus gracias e intervenciones. Aquella información extra le dio alas porque confirmó que fuera gustaba su estilo directo, “a cuchillo”, y que estaba en el camino correcto. Allí puso el primer peldaño seguro y firme con destino a la final. Fue una noche contradictoria y agridulce porque supe que a partir de entonces todo el que se enfrentara con él saldría tarde o temprano y sin remedio de la casa. Después de aquella gala, tal como lo había reflejado en la entrada anterior, comprendí también que yo sería un "reventado" más durante los largos meses que nos quedaban de concurso. Algo muy semejante, que no lo mismo, a lo que me había pasado en GH 10 con Iván.
    Aunque más adelante apuntaré algo sobre el tema de Noemí como su acompañante más uno, y la probable influencia en su victoria, Pepe ha ganado el concurso de forma indiscutible y con autoridad metiéndose en el bolsillo a una parte importante de la audiencia, que se quedó con la parte luminosa y carismática de su personalidad obviando sus múltiples costuras y defectos.  Ganó ese tipo que suele ser el foco de la atención en cualquier fiesta o sarao. El príncipe del chascarrillo y la burla como dardo mortal. El maestro del insulto como obra de arte e ingenio. Un concursante que podría convertirse perfectamente en un icono más de la España de siempre. Como la botella de tío Pepe o el toro de Osborne, como Manolo el del bombo o la canción de Paquito el chocolatero. Ya veo su imagen, en jarras, mirándonos a todos con esos ojillos traviesos y pícaros desde cualquier valla de nuestras carreteras o desde las fachadas de plazas o calles de este santo país nuestro: Pepe Flores, de profesión bailaor y ganador de GH 13.  "Pa quitar el sentío" como el mismo exclamó entusiasmado e hiperbólico la noche en que probó aquel controvertido bizcocho de arroz y dos huevos que Pipi preparó a hurtadillas la famosa noche de autos.

    El bailaor tiene todas las virtudes y defectos de lo nuestro, del producto nacional sin adulterar. Así, en bruto. Made in Spain.  En él se adivinan esas esencias eternas del alma española. Lo mejor y lo peor de nuestro ADN. Como congelados en el tiempo he visto reflejado en sus actitudes, en sus gestos y en sus palabras lo sustancial de algunos tópicos que nos definen como lo que somos, y que nos ensalzan o encorsetan desde hace siglos. Desgraciadamente en mi visión de Pepe, al contrario que el año pasado con Laura, pesó más su parte negativa y rancia, esos tics y lugares comunes de los que siempre hemos pretendido desprendernos pero que renacen de nuevo a poco que se escarbe en la superficie de nuestra frágil modernidad.
    Una visión determinante cuando sólo veía intransigencia con los contrarios exigiendo lealtad sin límites a los suyos. Cuando veía que lo más importante era su reputación por encima de todo, cayese quién cayese, ese vicio tan español ligado a un orgullo exagerado y limitante. Cuando comprobé su vena rencorosa, vengativa e intimidatoria con la cuestión de las nominaciones. Cuando asistí a la continua desconfianza en sus compañeras a las que siempre tuvo bajo una sombra de sospecha constante respecto a sus intenciones a pesar del cariño incondicional que le profesaban. Cuando insistía, vendiéndose una y otra vez, en que él iba siempre de cara y con el corazón en la mano. Cuando echó balones fuera sabiendo que Pipi estaba hasta las cachas por él. Cuando de forma miserable se salvó a sí mismo de las nominaciones demostrando que lo que primaba en su concurso era la ambición por encima de todo. 

    Pepe siempre fue a su bola sin desviar jamás el rumbo que se había marcado. Ése era su juego, convenció y lo consiguió. A menudo observaba el panorama a su alrededor con cierto desdén calculado, como si todo le diese fatiga y fuese una chorrada que hay que hacer porque no queda otra. Es perfectamente consciente de que provoca atracción y derrocha magnetismo natural a raudales. Por experiencia sabe que en cualquier grupo de personas siempre habrá un número determinado de ellas, sobre todo chicas, dispuestas a bailar al ritmo que marquen sus palmas y rendidas incondicionalmente a sus encantos.  Él siempre ocupó el centro de la pista de baile de la convivencia en la casa, el lugar predominante donde se quedaba plantado con su postura torera de zapateado, como el maestro en la plaza que después de la faena extiende su brazo, montera en la mano, y se marca un saludo a la platea mostrándonos su sonrisa picarona y encantadora.  Con Pepe no queda otro remedio que seguir sus movimientos o no tienes nada que hacer, porque él jamás intentará probar otro baile ni seguir otro ritmo que no sea el suyo.
    Tal vez sea injusto con el bailaor pero tampoco ayudó para nada en mi visión adversa de lo suyo esa deriva flamenca ni sus taconeos. Tampoco esa pose de torero siempre plantado y orgulloso incapaz de reconocer nada bueno en el enemigo o contrincante, que para él sólo merece la estocada definitiva. Menos aún esa estética atemporal pero tan reconocible y cañí, con su melena de chunguito algo revenido y lolailo, con su uña larga del dedo meñique y sus trajes horteras de padrino en un bautizo de pueblo. Reconozco que esa falta de química con él descansa probablemente encima de una montaña de prejuicios y presunciones disfrazada a menudo con la coartada de los argumentos.  Tal vez. Todos los tenemos. Los que adoran al bailaor y han sabido ver y valorar en él todas sus virtudes haciéndolo justo ganador también han tenido, seguro, sus prejuicios con otros concursantes, y el listado sería interminable.

    Dicho lo dicho debo reconocer que Pepe ha sido, sobre todo, coherente en su conducta y muy ambicioso. La ambición de ir a por el maletín como objetivo inequívoco siguiendo la línea recta sin variar un ápice el rumbo marcado. Lo hizo sin titubeos y jugando sus bazas como nadie: simpatía, intuición, ingenio y mano de hierro para manejarse en las distancias cortas, pero sobre todo consiguió el dominio total del escenario controlando su esfera afectiva y evitando dejarse llevar por cualquier sensiblería que el denominaba simples mariconadas o calificaba de largometrajes.
    La decisión de elegir a Noemí como acompañante "más uno" fue su última apuesta. La jugada maestra orquestada por su amigo David y allegados que aceptó sin dudar y sostuvo los últimos días con pulso firme en la casa, asegurándose así además el  suculento caladero de votos de la canaria y manteniendo al mismo tiempo la adhesión inquebrantable hasta el final del clan del bizcocho como se demostró con la alegría de Pipi, Marta y una espléndida María cuando entusiasmadas se felicitaron de corazón por su victoria, tanto o más que si ganasen ellas.

   Al margen de toda esta apoteosis "pepista" me dolió especialmente el cuarto puesto de Aless, probablemente la mejor persona de la casa y la que más cariño y afecto suscitó en todos sus compañeros.  Ahora sé que estoy en lo cierto al considerar que fue un error en su día, de cara a ganar el concurso, que eligiese a Marta como acompañante "más uno" en vez de Noemí.  Aunque era una apuesta arriesgada teniendo en cuenta lo que pasó y vio en aquella gala de su falsa expulsión con ella delante, pensándolo fríamente hubiese sido la decisión más lógica ya que al final tuvo que cargar igualmente con la canaria, cuando ésta entró elegida por Pepe, en un difícil equilibrio que sólo sirvió para fulminar definitivamente sus opciones y regalando una parte significativa de los votos noemistas al bailaor, que apuntaló así todavía más su cantado triunfo. A pesar de saber perder con elegancia y mostrar un comportamiento exquisito con todos, la mirada triste y de decepción del italiano durante la entrevista no dejaba ningún lugar a dudas. 
    La gala en sí, con todas sus liturgias y su algarabía no me pareció perfecta. Un poco anodina quizás. Tan sólo los montajes de los vídeos de los concursantes resultaron magníficos y muy bien editados. La emoción nació más por ese enganche de adicto a GH que por otra cosa. Un subidón de sensaciones que sólo entendemos en toda su plenitud los que nos apasionamos sin medida con este programa. Una espiral vertiginosa e irresistible que nos lleva en volandas hasta el último día, en la final, después de todas las horas, días y meses compartiendo la pasión por este concurso con los nuestros. Una extraña fascinación en un momento tan especial repleto de alegría y también de muchos sinsabores. La satisfacción de un reto conseguido aunque el resultado final no fue el que hubiese querido después de tanto tiempo regalado al programa con generosidad y de haber pensado, a priori, que viviría la culminación de GH 13 con más frialdad de la deseada.

    A pesar de las veleidades y las trampas que nos regaló el programa fue un concurso maravilloso, fundamentalmente gracias a sus concursantes. Un grupo de personas verdaderamente anónimas, reales y cercanas que consiguieron que nos implicásemos con intensidad en sus vidas ganándonos el corazón después tantos meses entre esas cuatro paredes. El ganador, Pepe, no era evidentemente mi preferido, pero me conformo y doy por buena su victoria felicitando a todos y todas los que apostaron por el bailaor. En particular a las que lo habéis defendido aquí, en esta casa, con uñas y dientes de principio a fin.

    Como administrador del blog no sé como agradecer a todos los que habéis decidido acercaros a este lugar para compartir vuestras opiniones. Lo que más me enorgullece es comprobar que un año más, Crónicas Marulas, ha sido un lugar para hablar de GH a través del debate apasionado, el humor compartido y el diálogo inteligente. Un espacio acogedor donde reinó siempre el respeto y la complicidad por encima de todo lo demás, algo que no sería posible sin vuestra presencia y que tal como están las cosas en la red parece un milagro.

    Para terminar quiero felicitar también en esta última entrada sobre GH 13 a Ácrata y a Balzac, administradores de Gran Hermano Comentado y Gran Hermano Treze respectivamente, los dos blogs vecinos y amigos que han disfrutado y celebrado el triunfo de Pepe Flores, su concursante favorito. 

Forastero Marulo
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sábado, 26 de mayo de 2012

UNA FLOR ENTRE EL LODO NEGRO

   Estaba dándole vueltas a la gala del jueves con todo lo que pasó e intentando entender por enésima vez las cuestiones de la canaria y sin darme cuenta me encontré escribiéndole un mensaje personal. Unas letras que a medida que se alargaban acabaron por convertirse en carta. Mientras la redactaba es como si la viese sentada en el confesionario llorando a todo trapo en uno de sus muchos bajones contándonos lo malos que son todos con ella y que no la dejan vivir en paz. Me sentía como el súper y ante su estado lamentable mis palabras fluían a borbotones e incluso imaginaba que me estaba oyendo mientras hipaba desconsolada entre sollozos.....
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 ¡Querida Noemí!

    Desde que nos regalaste esa frase tan rotunda, como casi todas las tuyas aunque a veces a nosotros nos parezcan desconcertantes y fuera de lugar, en la que afirmabas que te sentías como una flor entre el lodo negro para explicar tu enfado e indignación por la despedida de Hugo cuando te dijo lo que te dijo y fuiste consciente de que también a él en su entrevista le habían enseñado tus vídeos de Brasil, y algunas otras cosas que obviaste, no hago más que pensar en qué pasa de verdad por tu cabeza, porque mi sorpresa cada vez es mayor con tus reacciones tan extrañas e imprevisibles y no me atrevo casi a juzgarte, sobre todo estos días en que estás de acompañante "más uno" del bailaor en la casa de los finalistas.

    Por supuesto, tú sabías perfectamente la razón por la que Pepe te eligió de la forma en que lo hizo y eso no debería llevarte a engaño. Sin saber muy bien con qué pretensiones y poniéndolo en un apuro, incluso  misma le pediste ante el resto de compañeros que explicase las razones de que te eligiese como acompañante para la final.  Lo cierto es que sus amigos y familiares compraron tus votos al dirigir su elección hacia ti, poniendo a su servicio con los cantos de sirena de un premio de consolación para su favorita a todo ese ejército fiel de carpeteras y noemistas que entregadas acompañan tu concurso, y que te rodean regalándote los oídos para que oigas sólo aquello que quieres oír, aplaudiendo con devoción todas tus actuaciones, sean las que sean, sin tener en cuenta que jamás se debería justificar todo simplemente porque una lo vale y ya está.  Todos debemos asumir errores pero no como algo superficial para salir del paso y cumplir un mero trámite, como es tu caso, cuando no vemos verdadero arrepentimiento y lo que en realidad piensas y además lo dices, es que en las mismas circunstancias volverías a hacer lo mismo.
    Sabiendo lo que había entraste en la casa de nuevo para enfrentarte con todos tus fantasmas y contradicciones anteriores. A pesar de saber que posiblemente tu intención era buena y por mucho que formalmente hubieses pedido disculpas, tus palabras y tus hechos a menudo te traicionaban y decían otra cosa, como ese convencimiento de que no debías arrepentirte de nada. Una postura que sólo te sirvió para caer en el pozo de la ansiedad y vivir un camino de sufrimiento que no siempre encajaba con tu postura vital y entusiasta de la que tanto presumes, y con la que tanto nos has desconcertado desde que te conocemos.

    La vanidad te pudo, no tanto por ti, lo sé, como por ese entorno que te elevó a los altares como representante de una serie de virtudes que sin dejar de ser ciertas fueron tu prisión y se convirtieron en tu peor defecto.  Te doy la razón en que es verdad casi todo lo que dices sobre la utilización abusiva por parte del programa de tu figura como concursante y de tus cosas con una finalidad mercantilista, y no niego que hayas sido, como aseguras, una especie de conejillo de indias para todos sacando un gran partido de tu paso por el concurso, como también es indiscutible que en demasiadas ocasiones tu historia y tu conducta se utilizó de hilo conductor para sostener muchas horas de programa y que la caja registradora funcionase a todo trapo. Nos consta que eres su producto estrella y que GH tiene también su parte de responsabilidad por tirar de tu personaje hasta el punto de haberte convertido casi en un juguete roto.

   Pero no te engañes, tu libertad, sobre todo después de que te expulsaran de la casa, te pertenecía y te pertenece, y pudiste negarte a entrar otra vez en ese circo o espectáculo que ayer tu madre decidió no aguantar cuando te llevó prácticamente a rastras del plató. No eres la única culpable de lo que te pasa pero sí eres responsable de una parte importante, por lo que debes mirarte al espejo y observar despacio todo tu paso de estos días por la casa, sin el ruido de fondo que te despista y confunde, para saber cuál es la cuota de responsabilidad que te corresponde a ti y cuál a los demás.

    Cuando veas con calma los vídeos te darás cuenta de lo bueno y de lo malo, pero sobre todo de tus excesos e incongruencias. También descubrirás quién te ayudó en realidad y a quién sólo le interesabas como complemento para lo suyo. A lo mejor al verte, y al verlos, sacarás conclusiones apropiadas y comprobarás que es verdad, como dices, que una flor crece y luce más hermosa entre el lodo negro o el estiércol, pero si dejas de centrarte sólo en el color llamativo y esplendoroso de tus pétalos descubrirás que no eres la única, y que a tu alrededor suele haber otras flores y que juntas formáis un jardín aún más hermoso.
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    Es increíble que a falta de cuatro días se le ponga tan de cara a GH la cosa con el tema de la audiencia porque después de todo lo que pasó ayer con la espantada de Noemí arrancada de las garras de GH por Lita, su madre, será una de esas imágenes que se nos quedarán grabadas para siempre en ese álbum que todos guardamos en el disco duro sobre este programa. Lo extraño es que esto no sucediese antes. Lo raro es que su madre no tuviese antes la determinación de prohibir a su hija expresamente que entrase el día en que Pepe la escogió como acompañante "más uno" azuzado por su familia y David, ese amigo victimista y tendencioso que lo representa en el programa.

   No voy a hacer sangre de la canaria, porque todo lo que dije hasta ahora sobre su concurso se resume en la certeza de que esa ola enorme y gigantesca en la que se montó desde el primer día sólo tenía una salida: la gloria o estrellarse contra las rocas de su propio destino. Y esta segunda opción, a pesar del enorme apoyo que tiene y quizás también por eso, es la triste realidad de su paso por GH.  Un juguete roto, como decía, por culpa de todos, en primer lugar de ella misma y su familia, después de la dirección de GH por usar a la concursante en una mayoría de tramas, conflictos o situaciones por intereses que ya sabemos, y en último lugar también de nosotros mismos, que alimentamos el espectáculo con nuestros votos y nuestra implicación para que la función principal del circo continúe hasta sus últimas consecuencias. Un hecho evidente cuando jaleamos y asistimos a su paseo de trapecista suicida por esa cuerda floja y sin red que constituye su estado anímico y seguramente psicólogico (expertos habrá que lo determinen). 
    Los últimos días de Noemí en la casa indicaban claramente que había algo que no estaba funcionando como debía. Una sucesión de cambios repentinos de humor, ciclotímicos, que se reflejaban en el paso de arrebatos eufóricos y fuera de control a un estado de tristeza preocupante con lloros desconsolados que dejaban totalmente preocupados a algunos de sus compañeros, especialmente a Aless que tuvo una paciencia infinita con ella, o a Ari, que renunció a entenderla pero intentó ayudarla sin negarle en ningún momento consejo y apoyo. A partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones. Blanco y en botella.

    Ayer pensaba en que hubiese pasado el año pasado si los los padres de Laura, la que luego fue ganadora de GH 11 por ejemplo, hubiesen decidido entrar en Guadalix cuando su niña se lió la manta a la cabeza y le hizo un corte de mangas a Samu, su novio, cuando lo dejó ante toda España en el confesionario con la mítica frase aquella de “es lo que hay, Samu” y se entregó sin restricción alguna en brazos del malaguita. Seguramente ganas no le quedarían de cogerla por una oreja, sacarla de Guadalix a empellones con un “tira pa casa nena que te voy a decir un par de cosas”.

    Como ya dije en anteriores ocasiones el verdadero problema es que Noemí se convirtió en el producto estrella de la edición, y ella lo sabe por muy desubicada que se encuentre. La expectación y el morbo está asegurado sin ninguna duda, y por supuesto nadie se querrá perder el desenlace de tanta vuelta y revuelta de GH 13. Lo dicho, el lunes en la gala final el seguimiento del programa volverá a superar cotas antes inimaginables con la competencia que hay y tal como está diseñado el asunto televisivo. Unos números que les darán la razón para continuar esa revuelta que nos “ragalan” de forma tan desinteresada (me da la risa floja sólo con pensarlo) hasta que comience la Eurocopa. 

    Además la Milá siempre tan didáctica y motivadora nos vende la película como la posibilidad de que se solucionen viejas heridas y rencillas o cuestiones pendientes entre ellos, asegurando así que responden a la petición continua de los fans de GH para que esta edición dure hasta donde se pueda o se pudra finalmente. Me imagino que será por lo que lee en uno o dos blogs que usa de guía y libro de cabecera

    Mi opinión es la contraria y hablo por mí, aunque creo que una mayoría estamos agotados después de tanto tiempo de programa por mucho que nos haya gustado (sobre todo el casting, claro). El caso es que estoy mareado y harto de tanto dale la vuelta para arriba y para abajo hasta el punto que ya no sé ni dónde estamos, ni quién va a ganar o lo que es peor (o mejor, depende), que tal como están las cosas ya me da igual quién gane.
    Así que se lleve el maletín cualquiera y que nos dejen en paz de una puñetera vez ya que al final conseguirán que acabemos renegando de unos concursantes tan estupendos en todos los sentidos y con los que hemos disfrutado y nos hemos emocionado a pesar de que GH la está liando hasta límites insospechados por pensar demasiado en la cuenta de resultados. 

    Y al final para mi desgracia el lunes ganará Pepe, claro, ese gran hombre con el corazón siempre en la mano que él se auto define para venderse como un ser transparente de amistades verdaderas. Un tipo que pasó de decir que a él no le gustan las mariconadas a calificar a Dani de mariposa y prestarse para ayudarle a salir del armario. Total le quedan tres días y su padre se lo dijo muy claro en su visita a la casa: "Pepe cógete el maletín y vámonos".

    Por supuesto que no voy a hablar de la cartita que Michi le dedicó a Ari y que ésta leyó en plena gala ante toda España sin sonrojarse. Debo ser muy frío o ya mayorcito para no emocionarme ante según qué muestras de sentimientos y menos aún cuando se producen en determinados momentos y escenarios.  Pero sí me quedo con el supuesto buen ambiente que se traen entre todos ellos, real y sincero, que se tradujo en esa especie de manteo que los demás hicieron al Poli, como esos compañeros del torero de turno que sacan al maestro en hombros después de completar una faena perfecta. Un ambiente aparentemente cordial y sereno que definió y define esta edición, demostrándose al final con creces que no es necesaria la mala educación, ni las faltas de respeto o broncas gratuitas para que este concurso consiga ser un éxito

Forastero Marulo
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miércoles, 23 de mayo de 2012

NEGRO SOBRE BLANCO


    Hoy es de esos días en que estoy totalmente ofuscado y desde que pude sentarme a escribir después de terminar con mis obligaciones no sé muy bien por donde empezar ni qué va a salir de todo esto. Son tantas las cosas que bullen en mi cabeza después de la gala de ayer que en estos momentos soy capaz de liarme la manta a la cabeza y echarme al monte.   No sé si para olvidarme de todo esto de una vez y desaparecer de la red de la misma forma que un día entré hace años para comentar GH por el gato, dejando siempre muy claro lo que pienso, o para terminar esto con dignidad y apostar en la semana que nos queda por la opción más inverosímil, la que más duela al programa y que al fin y al cabo sería la forma mejor de resolver una maravillosa edición que ellos mismos se han empeñado en complicar y adulterar. Una apuesta como venganza personal aunque a efectos prácticos no sirva de nada salvo para mi desahogo. Para que nadie se lleve a engaño quiero dejarlo por escrito como acostumbro y que no sean sólo palabras que se lleve el viento. Es decir bien claro y negro sobre blanco.

    Luego si puedo intentaré explicar de forma ordenada las sensaciones que me produjo el despropósito de ayer. Una sucesión de hechos que había pronosticado en mi entrada anterior cuando temía, y con razón por desgracia, que iba a ser una noche larga, dura y muy injusta para Sindi. Sólo al final pudo regresar a la casa pero por la puerta pequeña y de una forma que nunca debería haberse producido. Como me noto nervioso e incapaz de escribir nada de forma organizada y sensata empezaré por el final. Por las conclusiones que es lo que me pide el cuerpo.
    Me trae sin cuidado que me tachen de inconsecuente por lo que voy a decir, porque ya no soy un niño y me importa poco a estas alturas quedar bien con nadie. Así que teniendo en cuenta cómo se ha desarrollado el concurso ya me da igual quién quede el último, porque en el fondo ha sido un casting magnífico y hay cinco o seis concursantes que no me importaría que ganasen esta edición, aunque algunos ya estén fuera.  A lo que voy, en estos momentos lo único que deseo es que se lleve el gato al agua el finalista que menos contaba para ellos, de forma que se les fastidie el invento después de todas las vueltas que le han dado al programa intentando vendernos aquella historia o historias que les interesaban para lo suyo: la caja y la audiencia por supuesto. Y aunque Aless era para mí el finalista con más puntos para merecer el premio hasta hace poco, y sí lo gana incluso me alegraré, creo que ahora lo más higiénico, como escarmiento por toda la que han montado para llegar a esto, es que gane María. Y con ella Pipi.

    Ninguna de las dos estaba entre mis favoritas, como mucho Sindi por descarte y de tercera o cuarta en la lista, pero por rebeldía con el programa y aunque suponga simplemente un brindis ridículo al sol, lo que ahora me haría realmente feliz es que ganase la concursante que entró sustituyendo a David bien empezado el programa y con la que nadie contaba, ni siquiera los gerifaltes de GH.  La concursante que fue expulsada poco después por un alto porcentaje de votos en su lucha con Noemí y tras liarse con Hugo en la casa. La concursante que estando fuera y después de hacerse un interviú volvió a Guadalix para alimentar el morbo de su relación con el catalán, con el fantasma de Julia por medio y para que continuase su enfrentamiento con la canaria sabiendo todas las mentiras de ésta y la verdad de lo que ocurrió en Brasil; y todo gracias a una repesca que la Milá juró con toda solemnidad que este año no habría cuando comenzó la edición. 

    Quiero que gane la concursante que tras cuatro votaciones en las falsas expulsiones nunca fue elegida como finalista, y que después esa falsa final vergonzosa de la que iba a salir el cuarto y último finalista según nos prometieron, y que el jueves pasado ganaba Pipi por goleada según todas las encuestas, deciden prorrogar unos días más después de expulsar a Hugo para dar la oportunidad de nuevo a la audiencia morbosa para que se sumasen los votos de éste a los suyos para arrebatar la gloria a Sindi y lograr que la jerezana fuese la finalista tras escoger al Aranés como acompañante + 1 para la final. Una estratagema retorcida y tendenciosa. Una última y cruel vuelta de tuerca que suponía sacrificar a la mondarinas para alimentar la película que se tienen montada con la diosa Noemí y que el share no decaiga hasta el último minuto del último día.
    Ayer, esta chica guapa y “zoza”, la que “arraza por donde paza”, logró al quinto intento convertirse en la última finalista de GH 13 gracias a tanta carambola y a las triquiñuelas del programa.   Ella, incrédula, una concursante agradable de ver destinada a ser la decoración de algunos pesos pesados de la edición y a la que todo el mundo trataba como el florero de GH, supo aprovechar su ocasión al encontrarse en el momento justo y en el mejor lugar con un premio inesperado. Y esta chica más lista que otros estrategas que se han quedado por el camino, y tanto o más que algunos de los que están ya en la final y no contaban con ella ni en sueños, tomó la decisión más acertada. La que le pedía a gritos la mayoría de la gente en el plató. La más conveniente desde el punto de vista de su concurso y quiero pensar que también la que le pedía el corazón. Una elección que la honra y que hizo justicia a su compañera, y ahora amiga. Tampoco me importan demasiado sus verdaderas motivaciones porque sólo quiero ver nobleza en su gesto y en cualquier caso su decisión es perfectamente compatible con su condición de finalista, y ella tiene el mismo derecho a jugar que tuvieron los otros. Además María, que estuvo fuera expulsada y es bastante intuitiva, sabe que en el fondo está ocupando el lugar que le correspondía a Pipi por lo que sería tremendamente injusto su ausencia en la final. La jerezana con su decisión, mediatizada o no, ha reparado en una pequeña parte el atropello injustificable que se cometió con la mondarinas.

    Lo que ayer noche pasase con las ilusiones y los sentimientos de María y Pipi, fundamentalmente de la segunda, no importaba nada.   Esas dos andaluzas a las que dejaron solas y arrinconadas durante cuatro días en la casa pequeña después de haberlas engañado miserablemente en una falsa y denigrante final, apartadas del resto de sus compañeros finalistas mientras rumiaban como podían la decepción y la humillación a que las habían sometido con el único propósito de dilatar unos días más su lenta agonía, sabiendo que está vez una de las dos se quedaría fuera del juego mientras que la otra comenzaba prácticamente de cero teniendo que lidiar con toros de primera categoría. Dos piezas más a sacrificar en el altar que este año GH tiene dedicado a ese becerro de oro en que han convertido a Noemí, ese ídolo con pies de barro a quién suben una y otra vez al cuadrilátero que representa este espectáculo para que vuelva a enfrentarse a todos, contra todo y por encima de todo con el único objetivo de que la canaria, en las condiciones que sea, arrastre esta noria inmensa de engaños, vueltas y contravueltas hasta cotas de audiencia ya olvidadas que son irrenunciables para la cadena tal como están las cosas.

    Pero en el teatro de este trasunto de la vida que es GH se consumen por igual en una pira dantesca y fascinante personajes principales como Noemí y aquéllos que consideran secundarios, como Pipi, a quién no les importa robar sus sueños porque son el alimento necesario para que la inmensa hoguera no deje de arder. Ella es el combustible más a mano, barato y prescindible para inmolar en favor de la trama principal. La carta a la que se juega todo el programa.
    Pipi y María han forjado un vínculo especial durante estos días de exilio forzado e injusto en la casa pequeña, hasta tal punto que durante la gala parecían haberse mimetizado en cuanto a su aspecto y actitud conformista. Una convivencia constructiva y agradable a pesar de que se sabían rivales para un único puesto final, mostrándose siempre solidarias y animosas en su condición de relegadas por el programa. Ellas, que por unas cosas o por otras estaban acostumbradas a la humillación e incluso a un cierto menosprecio por parte de algunos compañeros, sobre todo de Pepe y Hugo, aguantando a menudo sus desplantes y una gran dosis de desconfianza hacia su comportamiento durante el concurso por la buena relación que mantenían en general con el resto de los compañeros. Abandonadas y ninguneadas, aunque no protestasen abiertamente, asumieron con dignidad y resignación su cruel destino de patitos feos burlados. Sólo a veces aparecía una queja tímida pero desesperada que se dejaba traslucir agazapada detrás de las palabras de Pipi en el confesionario cuando amargamente comentaba que se iban a reír de ella en su pueblo hasta el día que se muera. O esa crítica velada que deja caer cuando dice:
      -  ¡Qué chasco "zúper", de decirnos que podíamos ganar a decirnos que podernos irnos! -.
    Teniendo en cuenta la situación incómoda que les tocó vivir, lo cierto es que estos días nos han ofrecido un rostro amable y nada competitivo, el que mostraron casi siempre durante todo el concurso. Dos chicas aparentemente simplonas y de pocas luces pero que en realidad de tontas no tienen un pelo. Dos concursantes que independientemente de los defectos que tengan, y que no me apetece resaltar ahora, poseen la virtud de hacer agradable la convivencia a los demás, un mérito tan poco apreciado para este concurso pero fundamental para mí a la hora de valorar a una persona. Mientras ellas hacían lo que podían para pasar las horas lo mejor posible, como esos momentos impagables en que jugaban a preguntas y respuestas asumiendo que dejaban al descubierto su tremenda incultura, en la casa de los finalistas los acontecimientos y la lucha abierta o sibilina campaba a sus anchas con pullas constantes y el decorado de fondo de esa relación de Noemí y Aless que lo acapara todo.  

    No pienso entrar en el tema de la relación que se traen Noemí y el italiano porque ya está todo dicho en los comentarios y me produce cierto hartazgo la cuestión. Pensemos lo que pensemos y nos guste o no la canaria tiene gran parte de razón cuando viene a decir, con bastante cinismo también hay que decirlo, después de la estupenda despedida que le dedicó su papito Hugo el jueves pasado, que ella ha sido para el programa como un conejillo de indias (juego al que se presta gustosa desde luego porque no rechazó volver a la casa de la mano de Pepe) quejándose de que en toda entrevista a los expulsados aparece ella por medio o tienen que ponerles sus vídeos de Brasil venga o no a cuento.  Bueno, habría que recordarle que el día que expulsaron falsamente a Pepe a él no le mostraron nada de su lío en Brasil. Precisamente por eso, y gracias a los gritos de la grada y de los amigos del bailaor para que la eligiese como acompañante más uno, él se decidió por ella. Evidentemente este hecho no contradice en nada su teoría, la mía y la de muchos de que Noemí es oro pulido para GH este año, y en función de la conveniencia se utiliza su situación para lo que interesa.  No es nada descabellado afirmar que una gran gran parte de esta edición está hace tiempo organizado pensando en ella, por ella, con ella o contra ella.  Noemí es una concursante estrella convertida sin duda en el principal activo y "producto" del programa de cara a la audiencia, y todo lo demás se supedita casi siempre a su concurso.
    Pepe, más listo que el hambre como siempre, aprovecha cualquier ocasión para defender a su acompañante vendiendo motos que no se cree ni él, aguantando como puede cuando la canaria se le echa encima para montar uno de sus numeritos.  Mientras tanto se relame gozoso observando como la canaria le hace el trabajo de sucio de minar la moral y la integridad del italiano, su peor contrincante de cara a conseguir el maletín, que está cometiendo errores de bulto que le pueden costar el concurso porque no sabe muy bien a qué carta quedarse con ella.   El bailaor, ingenioso y mordaz para lo suyo, acusa a los demás finalistas de que la elección de sus acompañantes más uno no son más que complementos circunstanciales de tiempo. El tipo desde luego no tiene vergüenza y sabe gramática parda, la de la calle para entendernos, porque su acompañante también es un complemento circunstancial, pero de modo. De modo interesado claro. Incluso se presta a jueguecitos que en otras circunstancias criticaría, arrastrándose por los pasillos con los demás para espiar si en el sofá hay o no "chiringuito" entre Aless y Noemí.

    Para acabar voy a referirme a las entrevistas de las dos andaluzas con Mercedes. De la de María no diré demasiado, como mucho recordar que la presencia de Hugo confesando que ya habló con Julia vino a certificar su paso fracasado por el concurso y lo mal que jugó sus bazas, sobre todo al ver que la chica que le dio cariño en la casa y a la que consideraba poco más que un complemento agradable a su paseo triunfal hacia la final, fue la que se llevó el premio gordo y ni siquiera lo eligió a él como su acompañante más uno. Un premio de consolación que en cualquier caso sería bastante humillante para su ego.
    De la intensa y brutal entrevista a Sindi, decir solamente que era así como me la había imaginado. Incluso tuve la sensación de un "déjà vu" cuando ella se levantó de su silla indignada por la contestación desconsiderada de Sergio a su madre y se dirigió a él enfurecida para recordarle que una madre es una madre, algo sagrado por encima de todo, mientras un poco antes le pedía a Carmen que se tranquilizase, porque no quería por nada del mundo un espectáculo allí en el plató y ante toda España.  Toda una ceremonia que selló, supongo, el final definitivo de una historia que me sabe más amarga por el lugar y la forma en que se produjo. Con el espectáculo que sí quería, y tal vez buscaba el programa.  Las intervenciones hipócritas y políticamente correctas del papafrita de David dando lecciones en público al novio de Sindi en contraste con la aparición fulgurante e inesperada de Azu defendiendo a Sergio contribuyeron también a que todo pareciese aún más desorbitado y triste.

    Mercedes, como no podía ser de otra manera, contribuyó a incendiar los ánimos ayudando a prender la mecha cuando se lanzó a la yugular del novio de Sindi a la menor oportunidad que éste le dio acusándolo abiertamente de machista en un tono totalmente fuera de lugar por mucho que compartamos su opinión en muchos aspectos. En fin, una actuación lamentable para una profesional como ella desde mi punto de vista, aprovechando además de paso para dar estopa al danonino que esta vez no había dicho ni mu.
    Para terminar me quedo con la contestación de la mondarinas a la Milá cuando ésta le preguntó al inicio de la entrevista si era Pipi o Sindi, y ella sin vacilar le respondió: "Soy las dos".  Su respuesta lo resume todo.

Forastero Marulo
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viernes, 18 de mayo de 2012

LA NOCHE DE LOS INOCENTES



    - ¡Inocentes! ¡todos inocentes! -. Porque ayer noche todos fuimos inocentes. Ellos y nosotros. Sobre todo los falsos finalistas, claro, que daba verdadera pena verlos con sus miradas y gestos de emoción y desconcierto, sin saber muy bien por dónde se las daban pensando que estaban en la verdadera final. Allí plantados, con cara de pasmo, tan pardillos y confiados con toda la parafernalia que les habían montado para hacer creíble la película, haciendo ya sus cuentas de la lechera y sin saber lo que se les venía encima después de haber creído durante unos días que tenían al alcance de la mano el maletín y la gloria. 

    Y también inocentes los verdaderos finalistas con sus acompañantes "más uno", confusos con todo sin saber tampoco quién entraba o salía, o si esa noche se resolvería la final por fin (Pepe después de la gala se quejaba de que aquello no acababa y decía a algunos de sus compañeros, medio en broma medio en serio como siempre, que tenía unas ganas enormes de perderlos de vista de una vez) y Hugo, más pringado que nadie, despidiéndose por tandas de todos ellos, de las dos falsas finalistas que quedan, de los tres verdaderos finalistas y por último de los acompañantes "más uno". Esta última despedida fue la más jugosa por cómo se despachó con Noemí. Demasiadas despedidas que en aquel momento no acababa de entender muy bien a qué venían, aunque ahora lo tengo más claro, como recalcando en todas partes la evidencia de su absoluto fracaso y esa sensación de que había hecho el primo después de que se creyese el máximo estratega de la casa. Luego hablaremos de él.
    Por último, como dije, nosotros los espectadores, inocentes consentidos que asumimos conscientemente que nos la metan doblada una y otra vez. Porque entramos siempre en su juego y por mucho que protestamos y pataleamos seguimos montados en el carro con una vocación masoquista verdaderamente preocupante. Ni siquiera cerrando un poco los ojos y dejándose llevar (juro que lo he intentado las últimas semanas) consigue uno relajarse por culpa de esa mezcla adictiva y perfecta de repugnancia y fascinación que nos produce el espectáculo que nos venden. Apropiándome de una de las últimas frases de Noemí (sus dichos darían para un manual de supervivencia), y que por cierto supone una magnífica metáfora para lo mío, seguir GH 13 es como observar una maravillosa flor entre el lodo negro.

   - ¿Cuándo se acaba esto? - Se preguntó uno de los concursantes en algún momento de la noche al comprobar que ayer el asunto no terminaba. Tal vez fue Pipi pero no lo recuerdo. El caso es que anoté la pregunta en un papel totalmente identificado, y harto, porque estaba pensando en esos instantes exactamente lo mismo que ella al ver como se presentaba la noche, otra vez confusa, enmarañada y tramposa. Un nuevo giro y “retorcimiento” del formato intentando alargar el invento con no sé qué oscuras intenciones o intereses. Bueno, sí, hacer caja y tirar de la teta hasta donde se pueda. Supongo.

    Y todo este guirigay sin pies ni cabeza me duele fundamentalmente por Sindi, que vuelve a ser la máxima perjudicada de tanto dale la vuelta al programa y por la obsesión que tienen por exprimir el limón hasta la última gota. Ya no sé cuántas veces, la verdad, y siento repetirme, he dicho que a la mondarinas siempre le toca bailar con la más fea, convirtiéndose en la concursante peor tratada del programa con diferencia desde que le metieron por narices a su novio dentro. Lo de ayer fue simplemente un suma y sigue de despropósitos en los que Pipi sale siempre mal parada. Primero, el palo del engaño de la falsa final cuando ya acariciaba la posibilidad de ganar el concurso quedándose después con la sensación de haber hecho el ridículo y convertirse en el choteo de media España, tal como le confesaba resignada y visiblemente molesta a María, cuando ya se quedaron solas de madrugada en la casa pequeña. La certeza de encontrarse con la dura realidad, de que habían jugado con ellos y que no habían conseguido nada todavía. El amargo convencimiento, después de semejante tomadura de pelo al enterarse de la verdad y encontrarse con sus tres compañeros, los verdaderos finalistas, cuando les explicaron la inocentada, de que no les quedaba más remedio que tragar sapos y culebras y tirar con lo puesto. Y más cuando fueron conscientes de que ni siquiera ayer se resolvió si eran finalistas o no. Un vacile y un pitorreo en toda regla capaz de acabar con la paciencia y la fortaleza de cualquiera.

    Debe ser muy duro despertarse de un sueño, percatarse de que todo se ha esfumado en unos segundos y tienes que empezar de nuevo desde cero. Como un moribundo que va por el desierto agotado, casi ya sin fuerzas para dar un paso más, y comprueba que ese oasis que veía tan cerca, al alcance de la mano para su salvación, no era más que un espejismo. Y ahora toca sacar fuerzas de flaqueza después de semejante chasco y decepción, levantarse otra vez, poner buena cara y continuar caminando con los dientes apretados para no mandar todo el invento a toma por saco, con la frustración añadida de saber que los otros ya están en el oasis soñado descansando y cogiendo fuerzas. Al menos María, que entró sustituyendo a David y ya estuvo expulsada, no ha sufrido ni por asomo el desgaste de Pipi, que lleva desde el primer día dentro del programa aguantando carros y carretas. Sorprendentemente, a eso de las dos y media, Pipi le contó a María que una vez en el confe le pusieron, suponemos que por error, un vídeo en el que salían Pepe, Marta y el pichichi en una habitación. No pudimos acabar de oír la conversación porque las cámaras cambiaron inmediatamente de casa.
 
    Lo que no sabe ella es que ahora le han puesto otra piedra en el camino, alargando esto cuatro días más, con la posibilidad de que el morbo haga su trabajo y su compañera y contrincante en el concurso, la jerezana, le supere ahora en una partida que tenía ayer ganada según todas las encuestas gracias a alimentar ante la audiencia un posible encontronazo de María y Hugo, si lo elige de acompañante "más uno", con Noemí, la reina de GH. Una circunstancia perfectamente factible, e injusta, si se unen ahora los votos de los dos en contra de la mondarinas, que ni siquiera tendría la satisfacción de ser finalista, un puesto que siempre mereció con creces según mi opinión. Y si se cumpliesen estas negras perspectivas, como guinda del desastre, aún le quedaría el mal trago de una entrevista durísima donde tendrá por fin que desnudar sus sentimientos y explicar su controvertida relación con Pepe y capear, además, con el panorama que se encontrará fuera, con su madre y familia enfrentados con Sergio. Un triste e injusto final que espero no se cumpla.

    Tras la entrevista de Hugo confirmé aún más la opinión poco favorable que tenía de su paso por la casa desde el primer día. No voy a ocultar ahora que jamás fue santo de mi devoción porque su concurso me pareció siempre algo mezquino, poco claro y repleto de contradicciones. Tampoco cuestionaré sus afectos y menos la franqueza de sus amistades, que me parecen auténticas, pero creo de verdad que pecó en exceso de soberbia y de una manera u otra, con sus palabras y sus hechos, dejó bastante que desear.  No quisiera extenderme demasiado para incidir en lo negativo, sobre todo porque ayer, aunque le vino bien para rebajarle esos humos de cierta superioridad y arrogancia con algunos de sus compañeros, fue una víctima más, con Pipi y María, de la crueldad injustificable que cometieron con ellos en esa falsa final.  De todos modos como ya comenté en ocasiones anteriores, con el sistema tradicional de nominaciones estaría probablemente expulsado de la casa hace un par de semanas por lo menos.  Pero esa certeza no rebaja en absoluto mi censura total a la farsa y al juego inaceptable de hacerles creer que eran verdaderos finalistas.
    Me imagino que para él, orgulloso y convencido de que era uno de los favoritos, la humillación fue mayúscula y tuvo un efecto demoledor al conocer la triste realidad de que no era siquiera un segundón de lujo de cara a la audiencia. Un poso amargo que irá creciendo con las horas a medida que reflexione más despacio sobre lo sucedido. La primera consecuencia fue esa despedida excesivamente brusca, casi agresiva, con Noemí. Una reacción desmedida producto más de su orgullo herido por meter la pata con María, al no darle crédito alguno en su disputa con la canaria, que por otra cosa. Por la rabia de sentirse utilizado y apostar de forma errónea por aquélla que lo llamaba cariñosamente su papito en vez de confiar en la chica andaluza, esa amiga especial con la que calmaba sus ardores y que además tenía más apoyo que él entre los espectadores. Por la sospecha de que fue eso y no otra cosa el principal detonante para que él esté ahora fuera del juego.

    El verdadero problema del catalán fue su tratamiento demasiado injusto, incluso prepotente, con algunos de sus compañeros, especialmente con aquéllos que le mostraban una especial devoción, como Dani y María, compañeros que el consideraba de segunda fila y no primeras espadas. Pero su mayor error con diferencia, desde mi perspectiva, fue el día que se equivocó de puerta y en vez de elegir la de su madre compró una quimera, la de encontrarse con su novia. Y después, por supuesto, la incapacidad de entender el eco de Julia en su vida, tanto dentro como fuera de la casa. Al fin y al cabo, como muy bien reconoció ayer ante Mercedes, fue él quién "gritó" su nombre introduciéndola en Guadalix cuando quedó preso de aquellas palabras tan significativas de su vídeo de presentación. La importancia que daba a no aburrirse como vara de medir sus relaciones afectivas.

    Como siempre me quedan muchas cosas en el tintero, entre ellas comentar el tema estrella de la casa de los finalistas. El morbo de la noche, que no era más que saber en qué terminó esa conversación entre Noemí y Aless.  Un acercamiento que él propició dando el primer paso. Un encuentro que el programa nos escatimó hasta última hora y que sólo sirvió para ratificar que el italiano es un tipo admirable y peculiar, que sabe llevar las cosas con mucho aplomo y serenidad. Una serie de cualidades muy difíciles de encontrar hoy en día y que sin ninguna duda serían el perfecto equipaje para un espléndido ganador de esta edición. Entre otras muchas cosas, claro.  De lo demás, de las guerrillas y chorradas que se montan en la casa de los finalistas ya me iré explayando en los comentarios. 

    Para terminar, parafraseando el famoso eslogan de la campaña de Bill Clinton cuando le ganó las elecciones a Bush hijo en 1992, y a cuenta de la que nos está liando el programa, volví a repetirme una vez más ingenuo de mí, que tropiezo “chiquicientas” veces en la misma piedra, aquello de ¡Es por la pasta estúpido!.

Forastero Marulo
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martes, 15 de mayo de 2012

EL ARCA DE NOÉ (CON NOE)

    Es difícil procesar tanta información y sobresaltos como vivimos ayer en la gala, lo mismo que resulta muy complicado lidiar una vez más con la dosis habitual de decepción y enfado a que nos tiene acostumbrados el programa, emociones perfectamente cruzadas y entremezcladas con la lógica expectación y deslumbramiento consciente con esos juegos de pirotecnia espectaculares que siempre nos ofrecen para que no apartemos ni un momento nuestra mirada de los trucos, sutiles o evidentes, que sustentan el escenario de un juego con algunas cartas marcadas de antemano. Un desfile interminable de sensaciones. Una exhibición desvergonzada y genial repleta de trampas como un regalo envenenado imposible de rechazar. Una ofrenda embaucadora con que compran nuestra fidelidad a pesar de los sinsabores y tanta crítica amarga que destilamos. Una ruleta demencial que al final sólo nos deja ese poso agridulce que queda cuando sabemos que alguien nos engaña y sin embargo no dejamos de disfrutar con su presencia.

    Ellos siempre lo consiguen, y revientan las audiencias porque saben lo que queremos, o por lo menos conocen la materia del oscuro objeto de deseo, de morbo y excitación, que busca esa audiencia enorme y sin rostro que los respalda y acompaña. Una propuesta fascinante y perturbadora de la que somos cómplices necesarios. Un juego de espejos repleto de engaños al que nos entregamos sin resistencia por mucho que protestemos porque saben que difícilmente apagaremos el televisor mientras nos arrastre el afán de comprobar, encandilados e indignados, a partes iguales, hasta qué altas cotas de desfachatez y magia serán capaces de llevarnos esta vez. Ellos jamás nos defraudan mientras juguetean como quieren con nosotros y los concursantes, utilizando esa receta antigua, infalible y perfecta del palo y la zanahoria.
    Ayer por la tarde dejaba en el blog un comentario premonitorio en el que hablaba de que en el aire se presagiaba la tormenta y que todas las señales, visibles e invisibles, recorrían la red para confluir en el punto culminante de la noche, cuando Pepe, al saber que era realmente finalista, abrió esos ojos enormes y expresivos donde se reflejan siempre con precisión sus glorias y sus miserias, y ante la pregunta de Mercedes, condicionado por los gritos y las inequívocas señales de sus amigos y familiares sobre lo que tenía que hacer, decidió la pareja que debía acompañarlo en el arca de los supervivientes de GH 13 camino de la tierra prometida. Y eligió a Noemí.

    La canaria se convirtió en el medio para lograr ese oscuro maletín que representa la llave que abriría muchos de sus sueños aunque traicione esos principios que tiene a gala cuando nos vende que él es todo corazón. Un objetivo imposible al comienzo de la noche cuando se despidió nervioso y emocionado en la sala de expulsiones de una Pipi llorosa, sin lágrimas, que con el alma encogida contemplaba como la furgoneta desaparecía camino del plató alejándolo de ella, y de ese refugio que fue la casa, tal vez para siempre.
    Al final Noemí, la reina absoluta de GH 13 y Pepe, el príncipe de Guadalix, los dos concursantes que estaban llamados a disputarse la gloria de esta edición, navegan juntos. Una extraña pareja de conveniencia. Ella, al lado ese mosquetero inesperado en el que jamás pensaría para que acudiese en su rescate, convertido en la tabla de salvación a la que subirse ahora para lograr su porción de gloria.  La posibilidad de redimir su pecado o formalizar su particular venganza volviéndose a equivocar. En cualquier caso una victoria pírrica si esta vez no logra controlar sus impulsos y sus desmesuradas ansias de protagonismo, perdiendo esta oportunidad que ahora se le ofrece, y que yo pedía ingenuamente el día de su expulsión, para que cierre con dignidad la herida abierta en Aless, aprovechando esta prórroga para tender un puente sincero que restablezca al menos las bases de una amistad sin rencor entre ellos.

    El programa se desarrolló sin concesiones y con un guion milimétrico ocultando a al bailaor, entre otras cosas, cualquier información sobre la verdad de lo que ocurrió en Brasil con la canaria, manejando los hilos y preparando el terreno, a punto de caramelo, para que se produjese esta elección.  Y como siempre la presentadora ejerció una vez más de perfecta maestra de ceremonias.
    A lo mejor son imaginaciones mías, pero me pareció que Mercedes se frotaba las manos después de la decisión del bailaor de elegirla a ella, incluso me pareció oír que se le escapaba un suspiro detrás de una sonrisa enigmática mientras bajaba las escaleras con sumo cuidado porque parecía tambalearse después de un trabajo tan intenso con la satisfacción del objetivo cumplido. Desde ese momento ya en el plató, ante una guapísima y solemne Noemí, que aceptó risueña y sin sonrojo alguno, curiosamente, volver de la mano de Pepe a Guadalix, todo lo demás perdió importancia o pasó a un segundo plano: las trifulcas de la grada y las acusaciones de Vero por la posible manipulación en la elección de la acompañante +1 por parte de Aless, la enésima gresca de la Milá con el danonino que lleva camino de convertirse en un clásico de esta edición, la misma entrevista de Pepe que se planteó de una forma que sólo se habló, fundamentalmente, de su relación con Sindi y sus consecuencias, y para lucimiento del bailaor presentando sus múltiples enfrentamientos por medio de vídeos y entrevistas sucesivas con los que se consideraban sus principales enemigos dentro de la casa .

    Una estrategia que consistía en traer uno a uno a sus detractores acérrimos hasta el búnker para que se despachase el hombre a gusto dejando a todo el que subía en evidencia, e incluso en ridículo, al no tener el bailaor nada que perder pensando que estaba ya expulsado, mientras que ellos, por el contrario, sí sabían que realmente no se trataba de una expulsión al uso sino de un método retorcido y tramposo para darle una serie de bazas gratuitas e innecesarias a Pepe de cara a la final. Por eso me pareció perfecto que el cura se negase a participar en semejante paripé independientemente de que nos gustase o no su actuación durante el concurso.
    Menos Juan fueron desfilando por el búnker aquéllos que se prestaron a la pantomima y supuestamente tenían cuentas pendientes con el bailaor. Primero subió Sergio dejando claro, bastante cínico y conformista, que contra él no tenía nada, al contrario, que lo suyo era sólo con Sindi, su novia, la única a quién tenía que pedir explicaciones. Pepe, echando balones fuera, puso mucho empeño en que Sergio lo eximiese de toda responsabilidad y en dejar bien claro ante la audiencia que él no tenía culpa de nada, lavándose las manos y sin aceptar siquiera que con su actitud de excesivo cariño y efusividad hacia la "mondarinas" pudo contribuir también a que la situación llegase hasta donde llegó.

    También pasó por alto y no le dijo nada al novio, o lo que sea ahora de su amiga, que en la última bronca que tuvo con ella, por aquello de que le llamó machista, le recordó a Pipi que los machistas eran otros y en el paquete incluía a Sergio. De cualquier forma él siempre fue consciente de la confusión de emociones y sentimientos de Pipi, pero aún aceptando que tiene por ella un cariño muy especial, cosa que nadie pone en duda a pesar de la caña que a veces le da, resulta que ahora la amistad consiste en meterse en la cama y dormir juntos, darse abrazos continuos, besos, etc. Qué me lo expliquen, aunque a estas alturas estoy dispuesto a que me vendan la moto y en cualquier caso acepto incluso "pulpo como animal de compañía".

    Después subió Cristian y acabó la cosa como siempre entre los dos. Dos cabestros enfrentados, cada uno a su manera, embistiendo bajo el influjo de la testosterona. Que si eres un bufón, un payaso y cómprate el libro de Garbancito le decía Pepe al danonino, mientras que éste acusaba al bailaor de cobarde y no dar la cara en la casa. La cosa llegó casi a tener su gracia cuando Pepe le achacó que en la repesca volvió a la Guadalix con la pretensión de comprar a los demás con regalitos mientras que él recurre como siempre a la grandeza de su corazón; a lo que Cristian replicó con evidente mala leche que lo único que a él le regalaría sería un corta uñas. En fin un enfrentamiento para olvidar y que la verdad sobraba.

    Pero antes de todo esto, mucho antes (el tiempo es tan relativo cuando se tiñe de emociones incontrolables) dejó a una Pipi desolada en el confesionario creyéndose finalista y huérfana. Y apenas unos minutos antes, que ya parecían años desde el momento en que el bailaor eligió a la canaria, se despedía de los tres ilusos y engañados que se quedaban en la casa vieja a punto de recibir sus números de teléfono de supuestos finalistas. Tes días interminables perdidos en una inmensa casa vacía y sin alma que ya casi a nadie interesa. El más cruel de los destinos, mientras que al lado, muy cerca, la vida renace con toda su intensidad.

    Esa sensación de que lo que queda atrás es historia se acrecentó todavía más cuando el bailaor entró en la casa nueva, esa especie de arca de Noé con Noemí dentro como mochila. Un refugio seguro que navega cara a la final repleta de extrañas parejas supervivientes formadas para la ocasión y que serían perfectamente intercambiables entre ellas, porque se respira la frustrante sensación de que cada uno está allí, en el momento más importante del concurso, con la compañía equivocada. Una casa llena de vida y renovado interés que asistió, en plena catarsis y con todos ellos conteniendo la respiración, a la entrada Noemí como si entrase la reina Cleopatra por las puertas de Roma. Y dentro estaba el italiano. Esperando.
    Ante la mirada y recibimiento frío de Aless a la canaria (no me vas a dar dos besos le dijo ella al italiano) el bailaor comprendió en un instante que debía apechugar con una decisión a todas luces incomprensible, pero que defenderá a muerte porque fue inducida por los suyos y que llevará como una pesada cruz en su calvario particular. El sufrimiento y la incoherencia de traicionar ese corazón que tanto nos vendió, que se reflejaba en la decepción de los ojos rasgados y la sonrisa entregada de Marijoi. Todo en favor de la gloria y de un maletín.
 
    A partir de ahora será muy difícil separar el concurso de Pepe de la mondarinas, porque entre los dos se produjo una extraña simbiosis difícil de entender para aquéllos que consideran que Pipi le debe al bailaor el despertar a un mundo diferente, el renacer de una situación personal enquistada que necesitaba abrir las ventanas y la puerta al mundo para que entrase el aire y hacerlo respirable.  No sé, no quiero juzgar nada de eso en estos momentos.  Sólo sé que Sindi merece un puesto en la final y sin Sergio a su lado.

Foratero Marulo
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viernes, 11 de mayo de 2012

ELEGIDO PARA LA GLORIA


    El benjamín de la casa y último en llegar, uno de los concursantes más gamberrillos y tocapelotas de la historia de GH, después de un inteligente y rocambolesco concurso en el que se ganó a pulso el papel de mosca cojonera, Pepito Grillo y muchas más cosas, todas a la vez, consiguió su pasaporte a la final de la forma que menos se esperaba.  Aunque se lo repitiese una y mil veces, ni él mismo en sus sueños más descabellados de rana friki que anhela convertirse en príncipe podría imaginar que lo lograría. La posibilidad de estar compitiendo a la altura de unos personajes que unas semanas antes tan sólo disfrutaba desde la distancia, e incluso adoraba, pegado a la pantalla del televisor de su casa, o robando horas al sueño y a sus estudios de primero de arquitectura enganchado como nosotros al 24 horas desde su portátil. Tantas horas que forjaron antes de entrar en la casa una particular y manifiesta adoración por el catalán, doble de Hugo Silva, con el que ahora vive una disputa continua; o el respeto y admiración por un tipo gracioso, algo déspota y carismático al que todo el mundo en la red conoce con el sobrenombre de bailaor.

    Dani no me entusiasma, y no lo digo sólo como concursante, pero debo reconocer que el chico se ha montando una película cojonuda, un largometraje de verdad como diría el bailaor que merece ganar el Goya a la comedia esperpéntica del año o como psicodrama intelectualoide algo pedantillo y sobreactuado tan del gusto de determinado cine francés o argentino.  La cosa empezó desde el día que entró en la caravana con Berta, aquella mujer hecha y derecha con título universitario de periodista y mucho mundo al parecer, a la que adelantó por la derecha sin despeinarse siendo apenas un adolescente extravagante y genial pero muy coñazo.

    Es un tipo de concursante que en general no me agrada ni interesa, fundamentalmente por su escasa edad y porque no acabo de conectar ni emocionarme con sus cosas a pesar de que reconozco, además de lo dicho, que el chaval tiene mucho mérito gracias a su capacidad de desquiciar a cualquiera con su intensidad inagotable de curioso impertinente y entrometido hasta revolucionar la casa y logrando seducir a una parte de la audiencia para hacerse un hueco con su estilo original e hiperactivo. Posiblemente todo su montaje sea en parte impostado y premeditado pero al menos no resulta indiferente a nadie, y las cámaras de la casa, tan sabias a veces, han seguido con fruición sus patéticas peripecias y ese plan sutil, picajoso y desestabilizador que ha desplegado en la casa.
    Hace bastante tiempo que este chico me satura, lo mismo que debió agotar a su asistenta "Soraida", a la que entiendo desde la distancia, pobre, aquella que según él nos contó sus padres despidieron por llevarse un radiador de la casa y que acabó llamándole, con cariño supongo y algo de razón, niño del demonio. Hugo, por ejemplo, al que despediremos nosotros y espero que no robe nada de la casa salvo el corazón de María, desquiciado también por Dani, lo llamó payaso con bastante mala uva en varias ocasiones, entre otras lindezas. 

    Contra todo pronóstico, sobre todo recordando el día en que lo vimos por primera vez en la caravana auscultando el careto de unos simples garbanzos y después de despacharse a gusto durante semanas en el confesionario con bravatas y soflamas publicitarias glorificándose o autoflagelándose a sí mismo, ahí lo tenemos tan flacucho, debilucho y vociferante como siempre pero elegido también para la gloria con la bruji Ariadna de escudera.   A un paso de arrancar la espada clavada en la piedra de Guadalix, como el jovencito Arturo de Disney, ante las narices de los otros aspirantes al trono. Unos príncipes mayores, tan guapos y poderosos que algunos incluso lo despreciaban, y en todo caso ninguno contaba con él ni en la peor de sus conjeturas, y menos para que compitiese con ellos por la posesión de esa Excalibur refulgente con forma de maletín que certificará al ganador del trono de GH 13 

    Milhouse llegó el último con su risa entrecortada e insufrible, con sus pajaritas aparatosas e imposibles, hurgando en las costuras y las debilidades de sus compañeros y dosificando la información que traía de la calle con astucia y eficacia. Enfrentándose sin arrugarse, a pesar de su aspecto de flemillas y cobardica chillón, a los pesos pesados de la casa; y lo hizo con bastante más valentía que otros aparentemente mejor dotados que sin embargo fueron desfilando antes que él.
    Ayer al programa le salió todo a pedir de boca. En primer lugar otra gala dirigida magistralmente por la Milá, y ya van tres, en esa línea divertida y esperpéntica que ella domina de cabo a rabo cuando le sale y le interesa, en la que acaba espatarrada por las esquinas o tirada en el suelo meándose de la risa con el chaval. Una puesta en escena perfecta como bálsamo de fierabrás para calmar y relajar un ambiente que se presentaba tenso y caldeado gracias al alto grado de "reventamiento" de la peña pepista, representada en la figura de su amigo David presente en la grada con cara de estar en un velatorio.  Hay que decir que al cachondeo superlativo contribuyó, muy en su papel, un Dani histriónico, excesivo y también genial a su manera.  Llegó un momento en que pensé seriamente que presentadora y concursante, un magnífico tándem, podrían perfectamente formar la pareja cómica del año. La abuelita Fofona y su nieto Fofito, para arrasar en giras por el país con cualquier espectáculo de masas apto para todos los públicos; o en todo caso, siempre podrían probar suerte con apariciones estelares a dúo en el club de la comedia. Tengo claro que con ellos juntos sólo pueden pasar dos cosas: escojonarse de risa o echar a correr hasta las antípodas. A mí con una ración del pastel como la de la gala de ayer me llega, y la próxima vez optaré seguro por la segunda alternativa: desaparecer del mapa.

    Aunque me alegro de que Dani la haya escogido a ella como acompañante más uno, y tampoco había otra posibilidad, Ariadna me ha decepcionado bastante desde que salió de la casa. Entiendo que se sintiese dolida y fastidiada por ser la que pagó probablemente, con su expulsión, los platos rotos de la relación de Noemí con Aless,  pero su actitud ahora deja bastante que desear.  Es evidente cierto distanciamiento con Ochoa desde que se enteró de que la riojana, cuando se lo preguntaron, dijo en su día que no sabía a quién prefería que expulsasen entre Ari y el italiano. Tampoco me parece de recibo, aunque por supuesto lo respeto, que haya vuelto con Michael después todo lo que pasó en la casa con el desinterés del poli en aquel momento.  Entiendo también que esté dolida con Pepe después de ver determinados vídeos, y más si le intentan meter con calzador y sin anestesia las múltiples bondades y virtudes del bailaor, pero de ahí a esa postura de ofendida digna y distante que ha adoptado en las galas, y no le pega en absoluto, hay una distancia enorme.

    Es una pena porque se está acentuando su lado negativo en detrimento de su faceta más brillante, la de chica ocurrente y simpática que empatiza prácticamente con todos y que era su mejor carta de presentación.  En su favor tengo que decir, por lo que he podido ver en las horas que lleva en la casa de los finalistas, que está apoyando de forma positiva a Aless al hablar con él de Noemí. Por mucho que quiera disimularlo creo que el italiano está ansioso y preocupado por la suerte y el estado de la canaria desde que supo a través de Dani que ella no había asistido a la gala.

    Mi gran favorita fue siempre Ochoa y en menor medida Ari y también Aless.  La riojana cada semana que pasa me demuestra fuera que no me equivoqué con ella, sobre todo cuando observo sus intervenciones acertadas en las galas, lo bien que se lleva con sus compañeros expulsados y cómo se relaciona, ganándoselos según nos cuentan, con todos los familiares y amigos de los concursantes, incluso aquellos con los que tenía escasa relación en Guadalix. En estos momentos, independientemente de lo que pase con Pepe, Pipi, Hugo y María, mi pareja favorita está ya formada. Es Aless y Marta. Primero porque el italiano me está demostrando, a pesar de la aparente alegría y la felicidad de vivir en esa casa como primer finalista al lado de Marta, que sigue pensando en Noemí y que está preocupado de alguna manera por ella. Sobre todo desde que se enteró de su ausencia en la gala. En segundo lugar si tengo que elegir entre la pinzas y Dani, la prefiero a ella. Además, salvo algo extraordinario, creo que lo más justo es que gane la edición un concursante que esté dentro desde el primer día, y más si se lo merece como es el caso.
    Hablando ya de lo que nos espera, creo que la resolución más lógica de este lío en el que se ha metido la organización es que Pepe y Sindi, los que ganarían a día de hoy entre los cuatro que quedan según todas las encuestas, se conviertan directamente los dos en finalistas. Y que cada uno elija su acompañante. Creo que lo más justo sería que Pipi, la concursante más afectada y perjudicada con diferencia por todas la maquinaciones que GH se ha montado este año, tenga todo el derecho del mundo a luchar como cuarta finalista por los 300.000 euros en igualdad de condiciones que el bailaor, y no como mochila suya optando a los 2000 euros de consolación, aunque eso suponga quedarse al final sin nada si no ganase.

    Lo lógico, como llevo diciendo hace ya algunos días, es que la cosa se desarrolle de la siguiente manera, en primer lugar sale Pepe, el más votado, le hacen la entrevista y le dicen que tiene que escoger su acompañante para la final entre entre todos los expulsados incluyendo a Hugo y María (que después de tres oportunidades de salir finalistas sólo tendrían opción a ser acompañantes y merecedores como mucho del premio de consolación).  Pepe tras la entrevista con Mercedes y después de ver toda su trayectoria en la casa elige a Hugo como acompañante más uno, ya que Pipi es también finalista y no entra en el lote.  A continuación se llevan a Pipi al plató, le muestran los vídeos de manera que por todo lo que ve, con su madre discutiendo con Sergio y toda la movida, se decide seguramente por María, cerramos el círculo y todos contentos.

¿Cuáles son los inconvenientes o posibles variaciones a este panorama?. El único cambio puede producirse si las noemistas intentan apostar y echar el resto por Hugo. De hecho ayer noche casi consiguen arrebatarle la victoria a Dani en favor del catalán tal como predije que podrían hacerlo en un comentario de la entrada anterior, para quemar el último cartucho que permitiese la entrada de Noemí a través de Hugo suponiendo que éste la escogiese, claro. Si no lo consiguieron, sospecho, fue porque al final se confirmó definitivamente que ella no estaría en la gala.  En ese caso, si el lunes fuese Hugo segundo y siguiendo el esquema anterior, Pepe escogería a Sindi, algo muy injusto según mi opinión salvo que compartieran el premio al 50%, y el catalán a María.  El círculo también se cierra de esta manera, injustamente para Pipi, aunque como contrapartida ella tendría muchas más posibilidades de llevarse al menos el premio de consolación. 
    La verdad, no sé para que me meto en estos berenjenales intentando elucubrar cómo acabará todo haciendo cábalas y números, porque todo queda escrito y lo escrito no se lo lleva el viento.  Lo cierto es que aventurarse a hacer predicciones sólo sirve, además de como simple divertimento, para quedar luego en ridículo si uno se equivoca. Pero bueno, comentar GH en un blog es lo que tiene y uno cuando da su opinión se expone a estos riesgos. Pero sin riesgo la cosa pierde emoción como todo en la vida y además, ya que aposté por esta posibilidad desde el momento en que nos contaron lo de las nominaciones dadas la vuelta, pues apechugo hasta el final con el envite y a morir con las botas puestas.

Forastero Marulo
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