1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

martes, 31 de enero de 2012

NUESTRO PECADO CAPITAL

UN PECADO CAPITAL

    Es uno de los siete pecados capitales y según dicen es también nuestro principal pecado, el que distingue a los españoles: la envidia.   Incluso hay quien teoriza diciendo que muchos de los males que aquejan desde siempre a España es culpa suya, y que preferimos que el barco se hunda con nosotros dentro y se vaya todo a la mierda antes de reconocer el mérito de los demás, del vecino, del amigo, y que si podemos pondremos siempre palos en la rueda del éxito de un compatriota, y que perdonamos casi todo, incluso damos la vida por causas lejanas, pero que nunca perdonamos a alguien que le vaya mejor que a nosotros.
    Todo esto lo digo porque veo ya por donde viene la cosa y resuenan los tambores por todas las esquinas llamando a la batalla, porque según parece comienza a prender la idea en la red de que todas las que han nominado a Noemí (no sé si incluyen en el lote al poli gaditano que también le endosó un puntito en el confesionario) es por pura envidia, y femenina para más señas. La primera que se apuntó al carro es Indhira, que ayer en la minigala  pretendía comparar sin empacho alguno su caso en GH 11 con éste. Lo suyo es pecado de soberbia.


     Sin negar del todo el argumento, que en el caso de Azu y Mari Joy posiblemente haya algo de esto y cierto resquemor porque la canaria tontea con todo lo que lleva pantalones dentro de la casa y toca y soba sin pudor ni control alguno carne masculina apetecida por otras; creo que en los demás casos esta razón es dudosa y no explica la nominación de Noemí. Aparte de Michael, por razones obvias, en el caso de Ari, que todo el mundo apunta a la envidia como causa principal, creo que se trata simplemente de que no se soportan. Un sentimiento mutuo, vamos.

    Noemí es muy suya, a su manera controladora al tiempo que pretende ir por libre y eso tiene su coste.  Y la chica de los tatuajes, que tendrá un problema evidente fuera de la casa si siguen las intervenciones de su padre para defenderla en los debates del domingo con opiniones que son verdaderos "obuses" (nunca mejor dicho) en su línea de flotación, no se entiende con la canaria. Tienen concepciones diferentes de ver las cosas y de llevar la convivencia. Ari funciona a corazón abierto, con piano de cola en el pecho incluido, pisando charcos constantemente y jugando fatal sus cartas, mientras que la canaria, jugando fatal también, funciona a ráfagas, en paralelo, sin conectar demasiado con sus compañeras y buscando principalmente la complicidad de algunos de los chicos que giran encantados en su órbita. Un cóctel difícil de digerir que acaba en nominaciones por incompatibilidad manifiesta o cuestión de convivencia.

    Me hace gracia que se recurra a la envidia de forma generalizada en este caso, cuando en otras ocasiones esta sí que era mucho más clara, y casi todo el mundo negó la evidencia porque interesaba. Pongo como ejemplo de envidiosa de libro a Chiqui en GH 10, cuando no soportaba a Nani por liarse con Orlando y todo el mundo le reía las gracias a la elementa porque era el "juguete" preferido de Ivánsinluz. Hasta el punto que ahora, posiblemente, muchos de los que se escandalizan porque se juzgue a la ligera a la surfera por tocar "cacho" a diestro y siniestro no tuvieron entonces remilgos en llamar Zorrifania a Nani por llevarse al huerto en un plis plas al feriante de la décima edición del programa. 

    Como tenemos ya cierta memoria histórica del programa me gusta tener en cuenta estas cosas para saber por donde nos movemos.  Mi único miedo ahora es que la excesiva - dejémoslo así - Noemí se líe con uno de los guaperas de la casa  - el italiani galego tiene todas las papeletas - y nos brote en la red como seta en otoño un grupo de carpeteras o carpeteros para defender a capa y espada a la chica contra una supuesta conspiración de brujas envidiosas y rastreras. Y ojo, la canaria no es Laura, al menos a mí todavía no me ha convencido de nada.  

    Cierto que la prefiero dentro antes que Mari Joy, Vero o la siniestra Azu pero nada más.  La chica fea no es, está claro, pero la cosa depende de gustos y tampoco se trata de un "pibón" espectacular a la que envidiar a muerte.  Es una chica normal, mona como otras de la casa y tampoco se trata de una reina de la simpatía a quién todos adoren. Al contrario, se hace a veces pesada con determinadas obsesiones como la de congelar fruta que resultan cargantes al pretender imponerlas a los demás. Podría incidir en otros aspectos, como su aceleración continua sin tener demasiado en cuenta las cosas a su alrededor ni a los demás. Y pretender que por ser tan "próxima" a los compañeros, por decirlo de alguna manera, esa actitud debería ser vista con indulgencia por la mayoría de sus compañeros, sobre todo por ellas, es no tener ni idea del mundo en qué vivimos. Creo que en esto hay algo de hipocresía por nuestra parte porque en la vida real, y no hablo por mí, cuántos no censurarían ese tipo de actitud en una amiga o compañera. Aunque estuviese libre como un pájaro calificarla de loba sería lo menos fuerte que se oiría
    Si fuese un chico el que se dedicase a toquetear sin freno a todas las chicas de esa manera que ella lo hace con los compañeros de la casa, ahora mismo lo de "salido" se quedaría corto.   Que conste que a mí me parece bien, como si mete mano a todos y al final se tira al cura, pero toda actitud tiene sus costes y más en Guadalix. Y no tiene porque ser la envidia la razón última. He dicho. 

AZU - FRECUENCIAS ALTERADAS 

    Ayer en el directo, después de las nominaciones, el cansino discurso de Azu sobre sus desgracias y sus neuras a raíz de la nominación resultó insufrible. Como los realizadores no tuvieron piedad con nosotros tuve que quitar el volumen del equipo un buen rato para no aguantar un minuto más su cantinela.   Lo que más me molesta de esta chica no es lo que nos cuenta con ese toque siniestro tan particular, incluso barbaridades que no vienen a cuento, sino la intención evidente de llamar la atención y ser el centro del mundo. Me molesta su egocentrismo tan exacerbado, y además es tremendamente indiscreta contándonos cosas que no es necesario soltar sin más ante la audiencia con la ingenua pretensión de mostrarnos lo dura y "heavy" que ha sido su vida.  Sólo se escucha a sí misma contando, a los que tienen la santa paciencia de prestarle atención, lo injustos que son todos con ella.  
    Para su caso me vienen al pelo las frases coloquiales e ingeniosas que usó un Pepe sembrado para nominar a David y al Páter, cuando dijo que éstos "no le dejan participar en su sintonía" y que él "está en otra frecuencia" para ellos, porque valen perfectamente para explicar una supuesta marginación de Azu por los demás, o el porqué la nominan a ella. Desde luego se trata de una frecuencia alterada más difícil de sintonizar que la del bailaor. Al menos él carga las pilas mientras duerme.
  
    Lo más exasperante es que esta concursante se queja amargamente de una cosa y de la contraria pero nunca se pone en el lugar de los otros. No quiere que le llamen la atención ni que se refieran a su "discapacidad" pero al mismo tiempo recurre a su problema en la mano para justificar su falta de implicación en según en qué cosas.
En el fondo, por muchas monsergas que nos cuente le encanta jugar su papel de rarita y malencarada niña caprichosa y consentida.  Es una forma de no rendir cuentas a nadie y justificar cualquiera de sus acciones o salidas de tono saliéndose con la suya. Ella misma reconoció que en su entorno todo el mundo está pendiente de ella y que va a sus anchas repartiendo estopa sin cortarse un pelo, pero cuando le da el bajón y la llorera siempre tiene quien la consuele, rescatándola con mimos del fondo del agujero en que se mete.  Y otra vez a empezar el mismo círculo vicioso perjudicial y perturbador.   
    Todo esto resultó evidente cuando nominó a Noemí con una sonrisilla malévola y dijo aquello de que con la canaria "se nota la tensión en el aire".  Disfruta, estoy seguro, pero no quiere reconocerlo y mientras suelta burradas de todo tipo para que nos escandalicemos, nos monta el número "agonías" para que no se note mucho.

    Es una pena porque me gustaría encontrarme con otra Azucena, verla evolucionar y tampoco querría que se fuese de momento del concurso; pero ante la disyutiva de elegir entre una de las otras dos nominadas o ella lo tengo clarísimo: prefiero que se vaya Azu a entrevistarse con Mercedes para que le explique otra vez porque sí y porque no, o todo lo contrario.  Que conste que a pesar de todo lo dicho aprecio a esta concursante, y es tal vez porque en el fondo todas esas salidas de tono y posturas a la defensiva que muestra sólo esconden una persona demasiado vulnerable.
    Me fastidia decirlo porque parece vamos siempre a la contra y criticando por criticar, pero el tema de Aristidín, el nuevo concursante que se ha comprado la entrada para estar en primera fila de esta película NO ME GUSTA NADA.  Lo digo así, con mayúsculas, para que quede claro, y menos me agrada aún que nos quieran vender el montaje envuelto en papel de celofán como un regalito cojonudo que es "el no va más plus de la leche".  No sé qué juego dará este nuevo giro a la trama de GH, pero desde luego a mí todo este asunto sólo consigue que me revuelva en el sofá y me sienta incómodo, como si fuese algo impostado e hipócrita que tiene un tufillo a chantaje emocional. Lo digo no tanto por el concursante que se paga la estancia, del que no tengo porqué dudar y prefiero no prejuzgarlo, como por Telecinco, que nos ensalza la situación como el sumun de la filantropía y un hito en la historia del concurso.  
    He de reconocer que Mercedestan profesional como siempre, hace muy bien su trabajo a la hora de vendérnoslo.  Veremos en qué acaba la apuesta y como va a condicionar la vida en la casa. Que esa es otra.

    Para terminar, quería comentar que mi idolatrado (sólo como concursante) Pepe Herrero, el ganador de dos GH, tanto en el debate del domingo como ayer en la gala sorpresa, habló como un libro abierto de sabiduría gran hermanera. No puedo estar más de acuerdo con sus valoraciones sobre Juan el cura y una de mis favoritas de momento 8a (Ochoa). 

Forastero Marulo
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sábado, 28 de enero de 2012

LOS PROPIOS DIOSES

    El concurso comenzó de verdad y a veces me enfado porque sigo sin darme cuenta en qué negocio estamos metidos, y me dedico a analizar y a comentar los comportamientos de los concursantes de forma temeraria olvidando como siempre una realidad: GH no es más que un concurso sujeto a determinadas reglas que consiste en salir el último de la casa para alcanzar la victoria final y un suculento premio en metálico. Es una obviedad, vale, pero a menudo lo evidente, por serlo, se nos escapa mientras le damos más y más vueltas a las cosas buscando explicaciones que nos convenzan y satisfagan para entender según qué cosas en la conducta y la convivencia de Guadalix.  Por eso nada tiene sentido sin tener en cuenta esa premisa, y sólo la persona que nos descubre el color real de sus sentimientos transformándose dentro de la casa para sacar lo mejor y lo peor de sí misma, sin máscaras, logra ganar nuestro corazón. Es entonces cuando apostamos por él o por ella con todas sus consecuencias asumiendo incluso sus peores defectos. Esa es la magia, o su misterio.
    Muchos de los concursantes lo saben. Conocen de sobra la esencia y las trampas del juego porque son muchos años siguiendo el programa, y cuando se presentan lo hacen con el propósito de cumplir todas aquellas normas no escritas y asumidas por todos los concursantes de GH. Pero aún así la convivencia dentro de la casa siempre les puede y les pasa por encima de forma arrolladora porque una vez dentro todo lo que traían en mente no funciona como ellos pensaban. La vida es siempre una sorpresa y uno nunca sabe del todo donde están las claves del éxito o las razones del fracaso. Al final siempre es algo aparentemente tan fácil como difícil es llevarlo a la práctica, se trata simplemente de vivirla, de dejarse llevar en volandas con cuatro reglas básicas y luego rezar para que lo que se muestre de uno traspase la pantalla y anide con fortuna en la mirada y los corazones de los espectadores. Si eso no ocurre están perdidos.
    Ayer tuvimos dos ejemplos palmarios: “Davidtío”, el mayor “brasas” del reino, y Zulema, la divina sacerdotisa del chacras. Son dos personas que sabían a lo que venían, conocedores en profundidad de los mecanismos y los resortes que subyacen bajo la superficie aparente del programa, y a pesar de lo cual acabaron expuestos, los primeros, en esa urna gigante en lo alto del plató, sujetos al primer juicio sumarísimo de este GH 13 tan precipitado según mi criterio como veremos.
 
    En el caso del valenciano haberse posicionado tan pronto en la convivencia con sus compañeros y su intento constante de apurar el vaso en sólo una semana le ha pasado factura.  Su empeño por poner en el punto de mira a esos dos espíritus libres que van a su bola, Sindi-Estrellita Castro y el Pepe-siestas, que son capítulo aparte, lo ha puesto definitivamente en la picota.
    Como el muchacho no es tonto, “tío”, al ver el peligro, en un ataque de pánico y sumido en un bucle paranoico y agotador acabó llorando en el confesionario en brazos del páter, su amigo y casi confesor. Parafraseando a la madre de Boabdil, el último rey moro de Granada, cuando huían derrotados hacia al exilio y él lloraba desconsoladamente por la pérdida de su reino, Davidtío también lloró “como un niño lo que no ha sabido resolver como un hombre”.  Con la particularidad de que el aspirante a bombero sabe perfectamente los réditos que tiene de cara a la audiencia de GH, sobre todo la femenina, ver llorar a un tiarrón cachas y guaperas.  No digo que
sus lagrimones no tuviesen un fondo de sinceridad, pero sí que me parecieron algo afectados y de circunstancias.  El caso es que surtió efecto y se salvó de la quema en el último momento, con arrepentimiento incluido en directo entonando el "mea culpa" a los pies del cadalso.  Sobra decir que me alegro porque sigue siendo una pieza imprescindible todavía en la casa, aunque me resulte tan cansino.  Ella, por el contrario, altiva y grandiosa, no claudicó. Pena de Zulema por lo que nos perdemos.
    Lo cierto es que estoy un tanto chafado porque ella (retiro inmediatamente lo de Zupelma y otras lindezas que le dediqué en la primera entrada) me pasó un poco desapercibida los primeros días, y no lo digo sólo por perder la posibilidad de disfrutar de su magnífica silueta tras los cristales de esa ducha transparente, algo que asumía con desparpajo y naturalidad afirmando ante las dudas que planteaba Sindi para despelotarse, que el problema no era de ella por desnudarse sino del que mira. En realidad me refiero a que no fui capaz de percibir todas sus posibilidades, ni la proyección y el interés que podría ofrecer la concursante de las chacras a punto de caramelo para dar y regalar y con el "chi" descolocado o encendido cuando le rotaba. Me duele porque me queda la amarga sensación de haberme perdido cosas de ella dentro de la casa aunque algunas me desagradasen (asco de 24 horas en internet y de falta de tiempo) sobre todo esa maravillosa relación que estableció, y ahora sí puedo decirlo, con dos de mis claras favoritas: Ari y Ochoa. Lleva un día fuera de la casa y ya la estoy echando de menos. Una gran putada para qué vamos a engañarnos.

    Además, aunque no esté muy de acuerdo con las razones que esgrimió contra el cura motero, Zulema ha sido la única que se ha atrevido a entablar una lucha de poder a poder con él. Un enfrentamiento que se diga lo que se diga no es más que una cuestión de saber quién tenía la primacía moral de la casa, quién de los dos lograría mayor ascendiente y cotas de influencia sobre los compañeros más significados, los mayores para entendernos. El peculiar sacerdote católico y la sacerdotisa "Chi" habían mostrado hasta ahora las dos personalidades más potentes y hechas de la casa, con un mundo espiritual e intelectual, cada uno el suyo, claro y asentado. Los representantes declarados y confesos de dos creencias y filosofías de vida aparentemente contrapuestas que
chocaron de forma soterrada como dos trenes frente a frente en la misma vía.  Es una pena porque se trataba de una contienda brutal, de altura, algo a lo que no estábamos acostumbrados en GH, un concurso tan lleno de simplezas, gritos e insultos gruesos sin sustancia más propios de un "Sálvame" de tercera.  Un enfrentamiento sutil y poderoso de dos intelectos con ansias de controlar su hábitat e intentando hacerse con su cuota de poder, de dominio y que sólo ellos nos ofrecían.  La contestación de Juan a Zulema el otro día en la mesa dirigiéndose a todos, cuando dijo que era demasiado pronto para hacer terapia de grupo descalificando la propuesta que hizo Zulema para conocerse entre todos, indica a las claras de qué tipo de "guerra" estamos hablando.  

    Algunos pensarán que soy un marulo flipado o alucinado por lo que voy a decir, pero imagino que los propios dioses están implicados en semejante confrontación que confluye en ese minúsculo rincón de Guadalix. Un desencuentro con miles de años a las espaldas, cuando las religiones monoteístas de un sólo Dios y representadas en masculino, desplazaron a las deidades politeístas, y a otras más antiguas aún ancladas a la madre tierra representada por múltiples diosas femeninas. Una época en que las sacerdotisas se ocupaban de conectar el mundo terrenal con el espiritual y eran respetadas. 
    La primera batalla la ha ganado el páter, que sin saberlo se ha convertido en guardián de las esencias del monoteísmo y de la palabra revelada. No podía permitir que Zulema arrastrase lentamente a su redil de chacras y comunión con el cosmos al rebaño de GH 13, ovejas descarriadas y confusas ante las que Juan asume consciente o inconscientemente el papel de pastor y guía.  Ante el panorama que se presentaba, con ella dentro, sería su derrota total si al final una parte importante de los compañeros de la casa, los que a él le interesan, acabasen abrazados a los árboles buscando la energía de la tierra o saliendo, cuando tocase, descalzos y convertidos tras el chi iluminado de Zulema.

    Me ha sorprendido en ella su serenidad, su saber estar y la elegancia con que ha encajado convertirse en la primera expulsada. Un plato de mal gusto para cualquiera. Verla al lado de un atribulado Davidtío, apagado y a punto de venirse abajo, esperando juntos la sentencia resaltaba aún más la sensación de dominio de la situación que ella mostraba y su capacidad de encaje cuando pronunciaron su nombre. Esta concursante, en comunión panteísta con la naturaleza, me pareció una combinación perfecta entre Ania de GH1 y Mireia de GH12, la pelirroja del año pasado. Seguro que ella pensó lo que nosotros: ¡nueve ediciones presentándose para esto!.  Otra de las cosas que me ha ganado de Zulema fue comprobar la absoluta tranquilidad con que afrontó la entrevista con Mercedes. Sólo el fulgor en sus ojos y una sonrisa levemente triste pero resignada revelaron apenas un instante sus emociones. La procesión iba por dentro, algo que quedó patente sobre todo cuando se despidió de la casa con auténtico estilo y le dijo a una Ari llorosa y desconsolada algo así como que "la razón y el destino de entrar en este GH fue el haberse conocido". Ni que decir tiene que me ha tocado la fibra comprobar como dos de mis favoritas, Ariadna y Ochoa, lloraron por ella. Por cierto, las únicas. Tomo nota.

    Todo lo demás en la casa se queda de momento en un segundo plano, pequeñas historias que en ediciones anteriores serían objeto de sesudos comentarios y nos tendrían ocupados. Aunque es muy pronto para afirmarlo, sí quisiera resaltar que este año hay algo diferente, un cambio importante en el ambiente, y es constatar que nadie ha perdido las formas de momento. Sólo se presiente el atisbo de futuras tormentas en la mirada intensa y algo desquiciada de Azucena, que parece siempre a punto de estallar en cuanto la situación se torne propicia. Ayer, sorprendida al no verse nominada como ella esperaba, cambió de registro y se le vio más desatada y participativa pero la cabra siempre tira al monte. Espero equivocarme.

    Ari y Ochoa, desoladas por la expulsión de Zulema, estrecharán seguramente aún más sus lazos. Por su implicación directa en casi todos los temas de la casa, las dos, sobre todo la riojana, supieron hacer compatible la proximidad intensa con la sacerdotisa de los chacras, ahora expulsada, con una relación cordial y positiva con la mayoría de sus compañeros.
    Sobre Verónica, la nueva, de momento prefiero no pronunciarme, sobre todo porque se parece demasiado a alguien que conozco. Y respecto a la puja, ya veremos qué ocurre con la dichosa idea ésta de que alguien pueda entrar en Guadalix con plenos derechos pagándose el billete de su propio bolsillo. Su premio sería otro, evidentemente, desde la simple vanidad del filántropo con ansias de notoriedad al listillo de turno que se frota las manos pensando que tendrá la posibilidad de rentabilizar al máximo su inversión. En fin, que el asunto no me gusta ni mucho ni poco. Nada.

    Tampoco me agrada que las nominaciones sean en diferido, y aunque no me importa que se vote sólo durante el programa no comparto que nos dejen sin la oportunidad de tenerlos en la casa durante una semana, observando y debatiendo sobre su conducta con la espada de Damocles que supone la posible expulsión del jueves siguiente y conocer como reaccionan su compañeros ante esa circunstancia. Es decir lo de siempre. Creo que se podían compatibilizar las dos cosas.

    No quisiera terminar sin apuntar que el cariño con que Ochoa acogió desde el primer momento a Torso, el precioso cachorro de labrador, supone un punto más en su haber. Este gesto inesperado teniendo en cuenta como la pintan por otros lares, de pija y prepotente para arriba, unido a las sentidas lágrimas  por Zulema, y su amistad con Ari, dos personas tan diferentes y distantes a la imagen que ella da de equilibrio y sensatez, son detalles que no puedo pasar por alto en un suma y sigue a su favor desde el primer día que entró por la puerta.

Forastero marulo
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martes, 24 de enero de 2012

UN PIANO EN EL CORAZÓN

    Llevan tres días en la casa y ya es evidente que la selección de concursantes de este año no tiene nada que ver con la de las últimas ediciones.  Es muy poco tiempo todavía y tengo que reconocer que casi todo lo visto y oído hasta ahora es mucho más de lo que podría pedir.  Tal vez, cuando pase algún tiempo renegaré de esta afirmación, pero me da que no y respiro bastante optimismo.  En general, ninguno de ellos me genera un rechazo visceral de entrada y eso es todo un logro teniendo en cuenta el panorama de los años anteriores. Mas bien lo contrario, a su manera todos me interesan y deseo saber algo más de ellos, incluso de aquéllos con actitudes que ya me chirrían pecando tanto por exceso como por defecto.

En este grupo está en cabeza David, demasiado metrosexual y depilado para mis cánones marulos. Para más desgracia en algunos aspectos de su conducta, en sus peroratas y continuas "rayadas" me recuerda a Ivansinluz. No hace mucho entré casi por error en el blog del santanderino ganador de GH 10 y quedé anonadado ante semejante explosión de "yoísmo" y "ombliguismo" estético, y encuentro que tiene demasiados puntos de intersección con el valenciano rubio de este GH, un tío bastante pelma y a mayores cotilla y correveidile.  Aunque todo eso se compensa, de momento, porque le da cierta vidilla al concurso implicando a los demás con sus paranoias mostrándose tan pesado y agobiado con toda chorrada que se le cruza por la cabeza. Espero que nadie encuentre esta vez una luz en su horizonte para navegar en tropel  hasta conseguir a cañonazos su victoria.  Cruz y raya.

    Mari Joy, la filipina, me tiene intrigado con su mirada de pantera joven a la expectativa. Creo que es inteligente pero parece descolocada e intimidada entre el personal que le ha tocado en suerte y estudia con parsimonia, sin prisas, los resquicios por donde entrar. De momento los masajes son su carta de presentación y un arma contundente que está dispuesta a explotar con intensidad mientras dure su aventura en el programa.  A veces tengo la impresión de que está pensando que se equivocó de año y estaría como pez en el agua en una edición como GH 12, con patricias, terrys y jotas. Un hábitat más propicio para ella.  No acaba de convencerme pero necesito tiempo como con todos. 

    A pesar de la impresión de hiperactiva que transmite y el toque neurótico que tiene con el orden y todo eso, estoy contento de momento con Noemí, la atractiva concursante canaria que tampoco podía faltar este año. Por fin, alguien que rompe la tónica de un determinado perfil al que nos tenían acostumbrados últimamente con los representantes de las islas afortunadas. Podrá gustar más o menos pero será con seguridad una concursante que marcará esta edición por su evidente entusiasmo y el tirón que tiene desde que entró. 

    Entiendo que todavía es pronto pero sabemos por otras ediciones que al principio suele primar el buen rollito y la mayoría procura actuar con cautela y mucha prevención. Aún así, ya se van vislumbrando cosas y rasgos de aquellos más extravertidos, comenzamos a intuir algunas características o a presuponer determinados comportamientos que sólo es cuestión de tiempo que salgan a la superficie. No voy a guiarme en absoluto por el debate de ayer que no me aportó prácticamente nada, igual que en años anteriores. Sólo es útil para conocer por donde le interesa a Telecinco seguir la jugada, y qué concursantes y/o situaciones serán prioridad para la cadena cada semana a partir de ahora. Afortunadamente pasan cosas lo suficientemente interesantes en la casa como para caminar de momento por otros derroteros que me atraen más, la pena es la dificultad para estar pendiente del directo en el ordenador.
    Por circunstancias, algo que casi nunca consigo un fin de semana, pude seguir la casa en directo la noche del sábado mientras trabajaba con el portátil conectado al lado, y tuve la fortuna de presenciar momentos esclarecedores de los concursantes que no salieron en el debate. Unos acontecimientos que se desarrollaron en tres actos. Primero la cena todos juntos (esta obligación nos dará muy buenos momentos), después la reunión que se produjo en el jardín con un grupo importante de ellos, en concreto los que parecen tener más peso en estos momentos iniciales, bajo el rocío de enero en la noche fría y despejada de Guadalix, y finalmente la continuación de las conversaciones en el salón de la casa.  Al mismo tiempo, en las habitaciones, se sucedían charlas de pequeños grupos alrededor de una Azucena hundida.
    Vamos al asunto.  La noche del sábado fue rica en conversaciones y además de seguir con la broma y la sospecha de que Estrellita Castro (Sindi mondarinas) pueda ser una de las trillizas que anunciaban para entrar este año, con todas las situaciones cómicas o ridículas que ello conlleva, se habló y mucho de todo. La mayoría excepto Azucena, que estaba con su bajón anímico, participaron conversando en algún momento de la noche en esa reunión informal donde descubrimos aspectos verdaderamente interesantes de cada uno de ellos. Estuvieron en general animados e intentando conocerse, soltándose poco a poco, dejando traslucir algo más de sus personalidades y expresando opiniones de cierto contenido sobre determinados temas. Ariadna, Juan, Noemí y David se expresan ya abiertamente, sin cortapisas, e incluso algunos, como la reina de los tatuajes, no tienen problema alguno para abrirse por completo a los demás.
   Me gusta y me tiene perplejo, aunque no del todo, el buen rollo y la manifiesta complicidad que hay entre Ari y Ochoa, tan diferentes las dos, pero sobre todo me llama la atención la relación de proximidad que tiene Ariadna con el cura. Veremos lo que aguanta pero esta conexión con el padre Molina es fascinante; de alguna manera juegan los dos al mismo juego de espiritualidad y trascendencia aunque desde bandos diferentes y distantes. Y por eso conectan, creo yo.   Los dos son cercanos, afables y se aproximan a los demás sin tapujos expresando lo que son, cómo piensan y aquello que sienten con seguridad en sí mismos y sin ningún tipo de complejos. Además los dos, con sus grandes diferencias, comparten una virtud: la de interesarse por los demás.  Los dos son sociables y disfrutan de la compañía de los otros y de momento parece que no prejuzgan desde su singularidad y su inteligencia.  Es evidente también, y no quiero dejar de decirlo ahora, que posiblemente esa singularidad aparentemente aceptada y asumida por ambos esconda debilidades y demonios personales en el armario. Es cuestión de tiempo descubrir cuánto aguantarán dentro sin manifestarse. Pero quién no los tiene.

    El mejor momento de la semana para mí se produjo alrededor de ellos dos, en la conversación que continuaron casi todos en el salón el sábado de madrugadaJuan le dijo a Ari que antes de marcharse de la casa le gustaría hacerse una foto con ella colocada detrás de él y con cada uno de sus puños tatuados a ambos lados de su cara, para que se leyese claramente qué lleva tatuado en los nudillos: TRUE LOVE (amor verdadero). Ella simpática y ocurrente le contesta algo así como: 
       - ¡ Menuda mierda de foto. A mí no se me ve !.   
    Y todos rieron.

    La escena continúa, no puedo precisar el orden, con Ariadna contestando varias preguntas sobre sus aparatosos tatuajes. Algunos compañeros se interesan por el significado de algunos de ellos hasta que alguien le pregunta por el piano de cola que lleva tatuado en el pecho, tan llamativo y espectacular. Ella, como lo está haciendo hasta ahora, se sincera y cuenta que le encanta tocar al piano desde siempre, y por eso lleva el tatuaje en ese lugar, porque tocarlo es algo cercano a su corazón. Desde niña, confiesa, lleva un piano en el corazón.   Por unos momentos mágicos se produce un denso silencio dentro la casa y quiero creer que también fuera entre nosotros, los que oímos la conversación desde nuestras casas. 
    El hilo de Ariadna nos lleva hasta la música, tan presente en su familia como sabemos, y desde allí nace una liturgia de notas soñadas, notas de piano que semejan el palpitar del órgano que asegura cada día nuestra existencia, mezcladas y confundidas con una sinfonía de tatuajes que son los símbolos sublimados de su "religión". Unas creencias construidas con una amalgama de lugares comunes y tamizadas por una sensibilidad muy particular que engancha a quienes la rodean, aunque estén en sus antípodas.

    Independientemente de la opinión que tengo del cura motero como concursante, que de principio no es negativa, necesitaría tiempo para despacharme a gusto con el tema de la suspensión “a divinis” de sus funciones eclesiásticas. Como anticipo diré lo obvio y por el momento no me explayo más: “con la iglesia hemos topado”.  Por cierto, de la iglesia formamos parte todos aquellos que estamos bautizados, los creyentes practicantes y los que creemos pero casi no practicamos, como es mi caso y el de una mayoría creciente de españoles. Podría hacer sangre ahora recordando, por ejemplo, la poca celeridad que han tenido la jerarquía de la iglesia para intervenir en otros casos de sacerdotes con actitud realmente impropia y sangrante. De todos modos el padre Molina, que no nació ayer y vive el asunto desde dentro, sabe perfectamente en qué patatal se ha metido y con quién se la está jugando. Así que tampoco voy a llorar por él ni a contribuir al nacimiento de un mártir mediático a costa de la iglesia carca de siempre. Estoy seguro de que él tampoco lo querría.  De todos modos la polémica está servida y correrán ríos de tinta sobre el tema a favor y en contra. Sólo hay que acercarse a la WEB del sacerdote para comprobarlo, y la cadena por supuesto encantadísima. Sólo faltaría.

    Para acabar con este tema, coincidiendo con otros, considero que con su presencia en GH puede condicionar demasiado el comportamiento de algunos de sus compañeros al tenerlo como testigo, seguramente incómodo, de sus andanzas en Guadalix. Aunque, por otra parte, puede suponer sin duda un contrapunto interesante para ver como se comporta la gente de determinada edad con una sotana tan cerca escrutando sus vidas, sobre todo los más jóvenes para quienes esto de la Iglesia y su influencia sólo es una pálida sombra de lo que fue. Creo, por lo poco que llevamos, que influirá mucho más la personalidad aparentemente atractiva y sociable de Juan que su condición de sacerdote en sí. Para ilustrar esta aseveración pongo como anécdota la contestación que le soltó Hugo cuando el cura, en tono distendido, le preguntó al catalán si le estaba pareciendo pelma o cargante por lo que decía al advertir su mirada escéptica mientras hablaba.
      - No no es eso, es que me agobias, me haces pensar demasiado.
Contestó el leridano con esa sonrisa vacilona y encantadora que tiene encandilada a varias chicas dentro y fuera de la casa. Mal lugar, pensaría él para detenerse demasiado a reflexionar sobre determinados temas con el panorama tan prometedor que se le presenta.
    Continuando con él, el deseado, a lo mejor me estoy montando una película pero me da la impresión de que Ochoa se siente ninguneada por Hugo y no entiende muy bien porqué. Posiblemente la culpa es de ella que hace o deja de hacer algo para que él ponga barreras. Tal vez se trata de que el doble de Hugo Silva pone los límites por su parte para prevenir males mayores, porque es consciente de que la gerente que se presenta por su apellido, le hace algo de tilín desde el inicio y está a la expectativa, dosificándose. Son demasiadas cartas a las que jugar sabiendo que el fuego cruzado de los deseos ha comenzado y él ya está en varias dianas (en las de Ariadna y Noemí al menos). Está claro que no quiere dar pasos en falso y tiene además una novia reciente fuera. Con lo fácil y agradable que es dejarse querer y adorar sin más, algo a lo que evidentemente está acostumbrado por la naturalidad con que lo lleva, lo mejor de momento es no precipitarse.
    Me quedan cosas en el tintero pero por hoy llega. En los comentarios, hasta el día de la gala, posiblemente comente algo más de los que me quedan: Zulema y sus poses aristocráticas a lo Lomana, Maikel el poli local que tiene más enjundia de la que parece (retiro lo de "soy la perilla"), Azu Simpson y sus agobios iniciales (debajo de tanta debilidad aparente se esconde mucho todavía y sus miradas intensas presagian de todo) y Pepe, que me sorprende con esa mezcla tan perfecta de ingenuidad extraña y delicadeza que se refleja con rotundidad en esa mirada de niño que nunca rompió un plato.
    Como veis he dejado la homilía para mejor ocasión, pero sé que os encanta escucharlas y más este año que tenemos altar y próximamente, quién sabe, púlpito y todo como siga así la cosa. No insistáis que todo se andará.

Forastero marulo
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viernes, 20 de enero de 2012

VOLVER A EMPEZAR - GH 12+1 = 13

CAPÍTULO I - LA HOMILÍA PROMETIDA PARA ABURRIR A LAS OVEJAS
Aviso previo: Podéis saltaros directamente este capítulo y pasar al segundo sin perderos nada.
    No tengo muy claro cómo se sienten los demás pero imagino que después de tanta espera la expectación creada entre los fans del programa y el deseo de la mayoría, por lo que parece, de volver a una edición más auténtica con concursantes anónimos y todo eso, parece evidente que el mayor riesgo que corremos es la decepción. Se trata de una regla directamente proporcional: cuanto más grandes son las expectativas mayor puede ser el batacazo. No es por ser cenizo o agorero pero cabe siempre esa posibilidad. Aunque en principio la primera premisa se cumplió: los concursantes son verdaderamente anónimos. Todo un alivio.

    Aunque se trate de algo con escasa relevancia todos tenemos la experiencia de alegrarnos y sorprendernos gratamente con lo que no contábamos de principio o de lo que no esperábamos gran cosa.  Pero lo contrario puede convertirse en una amenaza, un peligro para nuestra estabilidad, porque hay pocas cosas más dolorosas y paralizantes que una esperanza frustrada.

    Igual ocurre cuando intentamos evocar aquella fiesta, o aquel viaje que salió perfecto, y que en nuestro recuerdo perdura con la huella intacta de la alegría o la felicidad con que supuestamente lo vivimos (porque cualquier tiempo pasado parece que fue mejor). Aunque todos sabemos que las cosas en la distancia maduran a veces de forma engañosa como el buen vino en barrica vieja, creyéndonos que después de ese proceso tenemos algo mucho mejor que el original macerado por el tiempo y la oscuridad de la memoria. Tal es así que a veces intentamos repetir aquellos momentos y buscamos para ello a las mismas personas, el mismo decorado, la misma música e incluso el mismo destino, pero de forma inexorable las cosas siempre son diferentes, y la magia que recordábamos ampliada por el barniz ficticio y poco fiable de los recuerdos ya no existe. Porque lo teníamos idealizado y las cosas ya nunca son las mismas; nosotros mismos somos otros y las conexiones invisibles que nos unían desaparecieron para siempre. Eso no quiere decir que lo de ahora no sea mejor, incluso mucho mejor, simplemente es que nuestras antenas emocionales están en otra onda.

    Por eso creo que este GH 13 recién estrenado debemos verlo desde un prisma nuevo, desde el nuevo equilibrio y nuestra evolución personal, paralela a veces a la del propio concurso. Porque después con el tiempo, a toro pasado, se matizan siempre las cosas y no se puede estar pendiente de lo que ya fue aunque nos sirva de referente. Es necesario centrarnos en el nuevo escenario, cada uno con su mochila particular a la espalda; fijarnos bien en los nuevos actores, en las nuevas propuestas como siempre nos ocurre ante una nueva primavera. Y sobre todo, salvo desastre manifiesto, enfocar bien nuestra resabiada perspectiva con ánimos renovados, porque de nuestra mirada dependerá en gran gran parte el éxito o no de volver a empezar.

CAPÍTULO II - PINCELADAS DE LA GALA - PRIMERA APROXIMACIÓN

    Ya llevan unas horas conociéndose en la casa. Son momentos importantes que marcan las primeras impresiones tras las consabidas presentaciones envueltas todavía en la emoción y la ofuscación del instante y el escenario.  Como no quiero contaminar la primera mirada, la de ayer noche, me quedaré ahora sólo con los detalles y apuntes primeros de la gala, esas sensaciones que te llegan cuando todavía todo son buenas intenciones y caras sonrientes en la mayoría de los concursantes.
Los murciélagos
    En general, la tanda de los que entraron colgados boca abajo, dados la vuelta, como mamíferos nocturnos voladores, no me entusiasmaron demasiado.  De Noemí, la canaria surfera e hiperactiva, lo que más me gustó fue su hermana, la que no consiguió entrar en GH. La chica tiene un punto mandón que me pareció que hacía sentir incómodo a Pepe, el “tradicional” bailaor calé de Barcelona (muy bueno el apunte de Ácrata comentando en directo la gala ayer noche en su blog, cuando tradujo el adjetivo de inmediato: tradicional=machista).

    Michael, o Maikel en anglo-castizo, el policía local gaditano, entró tan envarado que parecía estar de guardia a la puerta de una garita cuartelera. Ayer en directo ya comentaba en el blog de Ácrata que me tenía un aire a Carlos Hoyas (de GH 10) pero le queda mucho para llegar a la categoría que alcanzó la bestia negra de Ivansinluz en aquella edición; como mucho se queda en “soylaperilla” y a ver por donde nos sale. Eso sí tiene toda la pose de “plantao” del típico poli local a punto de sacar la libreta y meterte una multa a la primera que rechistes. “¡Por sus cohones!”.
 
    Azucena, la concursante que entraba con una supuesta discapacidad que no le impedía hacer nada en la vida, y que al final se trataba de una deformación en su mano, es calcada a Lisi Simpson. Es lo primero que me llamó la atención en cuanto la vi y así lo comenté en directo en el blog de Ácrata durante la gala.  Su presencia, se trata de la dosis anual que constituye un clásico en el programa, la del concursante con una deficiencia que se supera a si mismo. Es decir la sustituta natural de Eduardo en GH 12.

    La única que me llamó la atención sobre los demás de este grupo, por bullanguera y como ya se ve reina de todas las salsas, es Sindia, la campesina sevillana.  Un pequeño terremoto de risa contagiosa y escandalosa que no calla ni bajo el agua, de las que para hacerse oír y ponerse a la altura de los demás si hace falta se sube a los sofás. O sea que promete.  Por un momento en la gala la imagine con un caracolillo "pizpireto" en la frente y me pareció Estrellita Castro resucitada a punto de cantar Suspiros de España. Pero sólo  fue eso, un momento. Una especie de Heidi con duende andaluz que en vez de abuelo tiene suegra. Extraña imagen esa, sabiendo lo malo que es GH para los que dejan pareja fuera, la de una suegra que se nos planta en la plaza de Callao de Madrid con su nuera Sindi y en vez de llamarla “suelta”, como hizo la infausta madre de Rubén con Chari en GH 12, ésta va y la “suelta” feliz ante el peligro ayudando a que se meta en la boca del lobo.  A lo mejor de eso se trata, de deshacerse de ella, o simplemente que la simpática “mondarinas” es tan especial que merece la pena liarse la manta a la cabeza por ella y tirarse juntas a semejante piscina. Cualquiera sabe.
    En la granja entró el cura, Juan Antonio, el motero cañero que llegó hasta aquí con la ayuda de su jefe, que como está en todas partes también lo seguirá siendo dentro y Él no suele conceder excedencias. El de arriba, el del ojo que todo lo ve, no el de GH, ha escuchado mis plegarias; por eso tenía el blog preparado con altar y todo para este acontecimiento. Espero que no se confunda, y que este pastor de almas con pinta de ángel del infierno cuando va montado en su Harley Davidson se crea que sigue en su colegio, pero deseo fervientemente que convierta y vuelva al redil a las ovejas descarriadas y descreídas que tanto abundan en Guadalix. Amén.
 
   Mari Joy con sus tacones imposibles y ese aspecto de niña voluptuosa disfrazada de mujer que tanto abunda en los botellones del sábado por la noche de esta España nuestra, es el toque exótico cañí de cada año que no podía faltar. Por un momento, cuando la vi con las probetas en el laboratorio de la facultad de biología donde estudia, pensé que era el proyecto en ciernes de un cruce entre Anita Obregón e Isabel Preysler. Me entraron escalofríos.

    Me perdí la entrada de Zulema, pero tanta artificiosidad no es mi fuerte, demasiada hinchazón forzada. Es muy difícil encontrar de nuevo a alguien con la mezcla perfecta de lo artificial y el candor de la añorada Lydia-Titania de GH 12, para que pueda superar de nuevo mi profunda aversión a todo lo que no sean dones naturales en la mujer.
    De David, el valenciano aspirante a bombero tan coqueto, melifluo y megaguay, sólo me quedé con lo de buen padre por aquello de la solidaridad, pero me da el barrunto de que durará poco la tregua. Dará juego, eso sí.  Y luego está Ochoa, que interpretó con él la escena esa de “pijama para dos” en la casita de muñecas. La gerente de hotel con aspiración a casarse con su novio es un todo un personaje, para amar o para odiar. Necesito verla un tiempo dentro de la casa, además de por el tema estético (para qué engañarnos es una tía con todas las de la ley y todo lo que hay que tener) tengo una curiosidad enorme por saber como una mujer como ella, una profesional con un buen curro y un novio en capilla se mete en este berenjenal.  Dice mucho que se autodenomine Ochoa, por el apellido, como ocurre entre profesionales de la empresa privada, donde todo el mundo conoce por él y no por tu nombre. Así eres Martínez, Pacheco o Romerales y no Juan, Elena o Antonio, lo que en el fondo indica una cierta despersonalización.  Quiero conocer a Pilar, y no a Ochoa, la mujer que de verdad se esconde detrás de esa voz felina y algo ronca que me recuerda a Desi. ¡Oh, Desi!

    A continuación están los tres de la cocina y los cócteles. Para empezar hablaré de ella y diré que me espantan en general los tatuajes y también los piercings según en qué lugares y más si son demasiados como es su caso. Por eso necesito encontrar el hilo para llegar a esta Ariadna, como en el mito. De inicio voy a obviar de quién es hija, y apunto que me recuerda a Lisbeth Salander  la protagonista de las novelas  Stieg Larsson. Voy a esperar. 
    Hugo es el doble perfecto del actor Hugo Silva. Está claro que con su aspecto desaliñado, natural y casual se va a ganar el afecto de muchas seguidoras femeninas del concurso, y si se lía con la compañera adecuada, salvo que cometa errores de bulto y le veamos la pezuña, este catalán huele a finalista desde que cruzó la puerta y anduvo inclinado por la cocina.  Es el típico al que las tías le perdonan todo, incluso que tenga el morro de vivir independiente y que su madre le recoja la ropa para hacerle la colada. Ya veremos.

    Y Alesandro, ay Alesandro, es el típico ligón que dará juego, seguro, entre las chicas de la casa. De momento lo mejor que puedo decir es que es trilingüe (habla gallego, castellano e italiano) y parece un tío simpático.

    Y para acabar, lo nunca visto: la puja por entrar en GH. Diré de antemano que no me gusta nada esta novedad pero esperaré a ver qué ocurre y qué personaje logra comprarse ese derecho.  Sólo por eso me quedo con el beneficio de la duda, por ver en qué acaba esta ocurrencia que se debe, supongo, a los desvaríos que sufrimos todos a consecuencia de la crisis.
    Que conste que ayer medio en broma medio en serio, otra vez mientras comentábamos en directo la gala en Gran hermano comentado, el blog vecino de Ácrata,  sugerimos que la candidata ideal para entrar era nuestra amiga Amaia. Un saludo afectuoso para ella allá por donde ande.


Forastero Marulo
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sábado, 14 de enero de 2012

LOS JUEVES MILAGRO

    Suso de Toro, un magnífico escritor paisano mío, escribió no hace mucho sobre nosotros, los gallegos, que por las buenas ya somos atravesados pero por las malas somos aún más retorcidos. Pensaba yo esto a cuenta de lo que he disfrutado con la moda esa que se ha impuesto de hacer entrevistas a ex concursantes de gran hermano, tanto a dúo como a nivel individual, en los blogs oficiales de Telecinco, en el gato encerrado y el confesionario de Kiko en concreto (y en el blog de algún que otro émulo con ínfulas choteándose de la idea por aquello de no perder la estela). Me gustaron especialmente para qué mentir, porque los que me conocen saben que no soy rencoroso, las entrevistas por parejas con cuestionario cerrado que hizo el Gato en su blog, e incluyo también la individual a Mercedes Milá. Reconozco que me parecieron divertidas y jugosas, logrando sacar lo mejor de los entrevistados al dejar al descubierto detrás de sus respuestas, más o menos obvias en unos casos e inteligentes en otras, la verdadera naturaleza de los personajes.


    Decía lo de retorcido porque después de leer las entrevistas, fundamentalmente las del gato, se me encendió una lucecilla y la vena “cabrona” pensando en lo interesante que sería hacer, dentro de nuestro universo bloguero de seguidores “frikis y estrafalarios” de GH, esas entrevistas a determinados nicks insignes o de segunda fila, en plan coña por supuesto, sobre la vida como comentaristas en esa casa de Guadalix virtual y paralela en la que vivimos y que no es más que un reflejo de la real.

    Teniendo en cuenta la "confesión" que acabo de hacer, por decirlo de alguna manera, me pregunto a veces cómo se lo montan los demás a la hora de ponerse a redactar una entrada nueva en sus blogs.  En mi caso normalmente fluye todo a borbotones sin concierto ni medida, empujándose las palabras y las ideas unas a otras con múltiples derivaciones que a menudo me hacen cambiar de rumbo sobre la marcha, o perderme al final en digresiones como la anterior que ni siquiera imaginaba al principio cuando intentaba escribir la primera palabra; algo que me ocurre en especial cuando el concurso empieza y hablo de Gran Hermano. De tal manera es así que en esta fase me cuesta un mundo controlar todo lo que garabateo de forma impulsiva, como quien se deja llevar a lomos de un caballo desbocado que apenas obedece a las riendas.  Al final, después de “escupirlo” y largarlo todo dedico un rato a recortar y podar los excesos, procurando mantener una estructura más o menos decente con la intención de hacerme entender. O eso me creo, que esa es otra.

    El problema de verdad surge después cuando tengo que escoger el título.  O antes, que es peor, porque éste a veces se me aparece primero de forma clarividente, como en el caso de esta entrada. Un flash  que me seduce y me lleva en volandas a lo que quiero decir.  Ayer, cuando nos enteramos de la fecha de inicio de GH 13 exclamé aliviado: ¡Por fin, los jueves milagro!.  De inmediato me acordé de aquella entrañable película de Berlanga de 1957Los jueves milagro – y fui consciente de que ese era el título que estaba buscando, o que era él quien me buscaba a mí desde hace días, a la espera de confirmarse la fecha en que se abriesen las puertas de Guadalix.  Además comprendí que su argumento berlanguiano y esperpéntico coincidía de alguna manera, desde mi perspectiva errática y retorcida, con lo que nos espera en el plató de Telecinco el próximo jueves.


    En primer lugar debo decir que el hecho en sí de que tengamos una edición más de GH, la número 13, es casi un milagro, algo extraordinario.  Sólo en España, si los datos no me fallan, llevamos tantas ediciones y además seguidas. Luego, al igual que en la película, están los fuegos de artificio que acompañarán las galas cada jueves, en especial la primera, para engatusarnos aún más con sus trucos de siempre y algunas sorpresas nuevas. El asunto es que lo veamos, nos enganchemos como espectadores y gastemos los cuartos votando. Y sobre todo que las empresas con su publicidad vuelvan a confiar en la cadena amiga después de los últimos desencuentros. Ese es el verdadero Santo Grial de este negocio, su razón de ser y su leit motiv.

    Los que conocéis o recordáis más o menos el argumento de la peli de Berlanga sabréis a lo que refiero: El alcalde y las fuerzas vivas de un pueblo se confabulan para revitalizar su economía, y no se les ocurre mejor idea que la de inventarse las apariciones estilo mariano de un santo y su efecto milagroso en las aguas del balneario semi abandonado de la localidad. Para conseguirlo organizan un burdo montaje mediante trucos de pirotecnia disfrazándose uno de ellos de San Dimas (el patrono de los ladrones para más coña) con la intención engañar y embaucar al tonto del lugar, y también a la más beata, para que traguen con el cuento creyendo que se trata de una verdadera aparición. El objetivo es conseguir que se extienda la noticia para que la gente venga al pueblo a gastarse el dinero con el propósito de curar cuerpo y alma gracias a los supuestos efectos milagrosos de las aguas del viejo balneario, bendecidas ahora por la presencia milagrosa del santo. El chocolate del loro, vamos. Cuando la cosa al final se complica y el asunto se les va de las manos, los propios organizadores del fraude intentan parar el fenómeno confesando que todo fue un engaño pero ya nadie les cree porque la gente siguen viniendo en masa, más devota y con fe renovada, después de producirse paradójicamente verdaderas curaciones.
  

    De alguna manera y salvando las distancias Telecinco intenta hacer lo mismo con nosotros, devotos espectadores.  La diferencia es que los fans irredentos y veteranos de GH tragamos con los trucos para neófitos a sabiendas de que en muchas ocasiones nos están vendiendo humo y una vana ilusión (que no es moco de pavo), para implicarnos todavía más en el juego por puro interés económico.  Nada nuevo bajo el sol, así que a partir de la semana que viene los jueves tendremos milagro, pero después de tantos años como feligreses de este “circo” ya no vamos engañados a curarnos y a redimirnos delante del televisor mientras contemplamos como chapotean y guarrean los concursantes en el balneario-jacuzzi de Guadalix; somos simplemente los cooperantes necesarios del invento al asumir con complicidad las reglas del juego. La cuerda se tensará seguramente, siempre ocurre, y entonces a lo mejor maldeciremos con lágrimas amargas y juramentos hipócritas a la dirección del programa por vendernos semejante moto. Pero no la moto de San Dimas, como en la peli, sino la moto del cura ese motero, por ejemplo, que supuestamente entrará este año como aseguran con insistencia todos los rumores.

    Para acabar, y después de estos años, intentaré ser fiel a mis opiniones y solamente me dejaré embaucar y orientar, consciente o inconscientemente, por el ejemplo de virtud que me legaron las dos concursantes, sí concursantes, que hoy son mi debilidad. Dos personajes a quién adorar y encomendarme desde ahora: la diosa Rosita hecha muñeca para sufrir con y por nosotros desde GH 11 y la sirenita Lydia de GH 12, convertida en mi dulce hada Titania desde el momento en que maravillado la descubrí mostrándonos sus encantos en esa prodigiosa portada de Interviú.  Ellas me señalaron el camino en los momentos oscuros y difíciles como comentarista furibundo e impulsivo de GH. Ellas fueron mis favoritas durante mucho tiempo y me enseñaron a observarlo todo con paciencia, perseverancia y muchas dosis de resignación. Así que desde este ataque de puro frikismo que sufro ahora, prepararé en algún lugar preeminente del blog un pequeño altar con sendas hornacinas para colocarlas a las dos y convertirlas con todos los honores en mi particular guía espiritual.  A ellas acudiré para inspirarme en los momentos de ofuscación y de enfado que seguro vendrán, buscando la serenidad necesaria para encontrar respuestas cuando las cosas se pongan crudas y lluevan chuzos de punta.
    Vale, es un completo desvarío, pero es que soy muy marulo. Que lo sepáis.

Forastero marulo
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P.D. Como conozco el percal me reservo el derecho a actuar con las medidas que estime oportunas contra cualquier comentario que falte el respeto a Lydia, la Sirenita, intentando deformar su nuevo nombre para mí, dulce hada Titania, equivocándose en una vocal para aludir de forma malévola a la generosidad legenderia de sus pechos. Lo mismo digo de quien pretenda ofender a la divina Rosita pretendiendo relacionarla, pobrecilla, con las actividades porno de Rebeca, su dueña. ¡Quién la ha visto y quién la ve!.
El que avisa no es traidor.

lunes, 9 de enero de 2012

LA VIDA QUE NOS ESPERA

    Por la televisión que ahora vemos sabremos la vida que nos espera. No sé si alguien dijo alguna vez esta frase o algo parecido, pero si no es así me la apunto con todo el morro, que lo sepáis.  Y no digáis que la cosa no tiene su miga, sobre todo después de asistir, los que tuvieron la santa paciencia y el estómago de resistirlo sin atragantarse con las uvas, al espectáculo dantesco de despedir el 2011 en Telecinco con Isabel Pantoja Paquirrín, la que fue viuda de España junto a su retoño relatándonos una a una las campanadas de fin de año desde la Puerta del Sol de Madrid, el kilómetro cero de un país tan magnífico y cabrón como éste convertido a veces en el reino de la chufla y la pandereta. 
    De estos dos, la tonadillera y su vástago, ya hablamos por aquí no hace mucho a cuenta de la expulsión de Paquirrín de Supervivientes, y queda claro ahora que nada bueno se podía esperar de toda aquella feria que se montaron en Telecinco, con aquel magno recibimiento de su hijo en el plató por parte de Isabel, una madre entregada en plan estrella de la España folclórica y con Jorge Javier ejerciendo de cínico maestro de ceremonias.  Poco después nos machacaron por activa y por pasiva en todos los medios a cuenta del fulgurante noviazgo de Kiko, con el relato del embarazo de penalti de su "rutilante" novia, luego fallido, y la inmediata separación como buenos amigos poco después; de manera que todo duró menos que el capítulo mediocre de una telenovela de sobremesa. Y finalmente la guinda, como dije, en fin de año. La apoteosis cañí con fuegos artificiales para recibir como deber ser el 2012.

    Diréis a qué viene todo esto, y puedo jurar que no tengo nada personal en contra de la familia Rivera-Pantoja, pero semejante espectáculo es algo que me intranquiliza y mucho. Más, todavía, teniendo en cuenta los resultados magníficos para la audiencia de la casa amiga después de meter con calzador en sus concursos a determinados famosos de todo pelaje sin oficio ni beneficio conocido. Razón de peso suficiente para pensar que las campanadas de fin de año en Telecinco no presagian nada bueno, porque son el síntoma claro de un modo de hacer televisión que empieza a triunfar y señalan el camino a seguir. Ahí están vuestros comentarios, en éste y en otros blogs, sobre los rumores cada vez más insistentes de que entrarán en GH 13 famosos o pseudofamosos, algunos con nombre y apellidos.
    Intentaré abstraerme de todo, así que se acabó, porque estamos de lleno en el 2012 y tan sólo queda un suspiro para el comienzo de un nuevo Gran Hermano.  Detrás quedó un año extraño y convulso a todos los niveles; tanto que ese viejo traje que tenía el mundo, apenas reformado alguna vez en los últimos 60 años, comenzó a reventar por todas sus costuras. A una escala menor, en el universo televisivo de los concursos de los que hablamos, por lo visto ocurre algo similar como vemos.

    Ya no queda margen para la ingenuidad, para el empeño voluntario de ignorar lo que no nos conviene, porque la bofetada de la realidad es tan inmensa y generalizada que casi nadie escapará sin moratones ni daño alguno a sus consecuencias. El que sigamos aquí, mientras esperamos con más o menos ansiedad el comienzo de GH 13, intentando pasar por alto los efectos indeseables y perniciosos de la vorágine autodestructiva en la que estamos inmersos, tal vez no sea más que otra forma de autoengaño, una manera de sostener con un mínimo de dignidad, en la distracción y el puro divertimento de nuestro concurso favorito, una ilusión.  La falsa certidumbre de mejorar a través del prisma de unos personajes desesperados, o simplemente frívolos y desvergonzados, que pretenden mostrarnos sus vidas sin tapujos durante unos meses mientras los destripamos o ensalzamos actuando como jueces (triste consuelo) con nuestras opiniones y votos. Quizás no seamos muy diferentes de aquellos "civilizados" romanos que hace 2000 años en el Coliseo de Roma decidían la vidas de los gladiadores vencidos levantando o bajando el pulgar.
    A estas alturas también es difícil ocultar que estamos hartos de que nos mareen la perdiz con el tema del inicio de programa; y con tanto amago estoy algo ansioso, lo reconozco, pero no tanto por la necesidad de que la feria empiece ya, aunque va siendo hora, como por el apremio de saber si al fin la dirección del programa se decidirá a arriesgar volviendo al espíritu primigenio del programa con concursantes anónimos o irá a lo fácil, metiéndonos en el paquete a unos cuantos famosillos de los cojones. Perdonadme la expresión pero sólo con pensar en tal posibilidad me enciendo y me salen sarpullidos.

    Por eso, a pesar de la rumorología intento calmarme y como si la cosa no fuera por ahí, San Paolo Vasile nos oiga, me pregunto cómo será el perfil de los nuevos inquilinos de Guadalix, cuáles sus objetivos y sus anhelos. Aunque sé que después de casi 12 años y tantos concursantes es difícil ser original, tengo muchas ganas de saber otro año más si los elegidos para entrar, en sus clásicas presentaciones, volverán a aburrirnos con los lugares comunes de siempre o habrá algunos que nos sorprendan de verdad.  


    Me pregunto también en qué medida les habrá afectado la crisis y sobre todo, este año, en qué grado el concurso supondrá una tabla de salvación para sus vidas y naufragios. Pronto lo sabremos, pero no me cabe la menor duda de que será así en bastantes casos, sino en la gran mayoría. También me intriga saber si en esta edición se impondrá lo lúdico y la diversión en sus comportamientos o harán de la necesidad virtud, imponiéndose la competitividad pura y dura en la convivencia.
 La balsa de la medusa - T. Géricault 

    Somos espectadores veteranos de GH, con todo lo que significa, y aún así siento una enorme curiosidad, casi preocupación, por saber hasta qué extremo la situación personal de cada uno, la que dejan puertas afuera, condicionará sus actos y su convivencia. Conocer, en definitiva, cuántos habrá este año que se dejen llevar por las circunstancias y el concurso y cuántos traerán una estrategia preconcebida para ganar.

    Hoy lunes, metidos ya de lleno en el mes enero de este año apocalíptico por excelencia que nos tocará vivir, y seguramente sufrir, con la mente embotada y derrotado todavía por esa mezcla infernal de trabajo a medio gas y tantos días de excesos que supuso la Navidad, no tendré la lucidez necesaria para reflexionar sobre nada, y de alguna manera seré feliz con ello. Lo digo porque, ante el inminente comienzo de GH, sé que envidiaré de nuevo a los que son capaces de seguir el concurso sin plantearse nada más allá de lo que supone pasar un rato de entretenimiento, apagar después el televisor y meterse en cama para dormir como benditos sin darle más vueltas a la jugada. Es en momentos como esos cuando pienso que no tiene sentido alguno hacerse pajas mentales a cuenta de este negocio; pero soy un marulo incorregible sin cura ni remedio hasta el día en que los gerifaltes de Telecinco decidan clausurar para siempre este invento de la vida en directo. 

    Como sarna con gusto no pica, y perdonadme el resto porque hablo evidentemente por mí, después de lo dicho resulta que cuelgo como un gilipollas en la portada del blog un cartelito amarillo diciendo que renunciamos públicamente a cualquier antídoto contra GH y bla, bla, bla....    ¡Es para matarme, oiga!.

Forastero Marulo

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