1.- Lo único necesario para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada (Edmund Burke)

2.- Hay un límite a partir del cual la tolerancia deja de ser virtud (Edmund Burke)

viernes, 11 de noviembre de 2011

LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO

    Como supondréis sigo en suspensión virtual, hibernación internetera o como diablos se diga. Lo cierto es que estoy abducido por una especie de astenia otoñal que no acabo de sacarme de encima a pesar de las bofetadas de realidad con que nos desayunamos acongojados cada día al leer los periódicos, al oír la radio o al ver las noticias en la tele. Porque la cosa está que arde y no pasa una semana, casi ni un día, sin sobresaltos y sin enterarnos de una noticia preocupante o terrible para empezar con "alegría" la jornada.

    Menos mal que uno es perro viejo para entender como se las gasta la vida, y aunque no sea consuelo suficiente a veces tranquiliza saber que todo es cuestión del famoso péndulo aquel del que nos hablaban en las clases de historia del instituto, ese que va de un lado a otro repartiendo el discurrir del tiempo histórico entre épocas de bonanza y prosperidad con otras de penurias y estrecheces. Y ahora, si nadie lo remedia, tocan vacas flacas. Es lo que hay. Además, en mi caso, por fortuna las ocupaciones me traen entretenido y centrado en las cosas de cada día para no perder las referencias y luchar sin rendirme jamás sean cuáles sean las circunstancias que hayan de venir.  Lo mejor por si acaso, y si viene el asunto muy torcido como parece, es estar prevenido teniendo la certeza de que nunca hubo tormenta que no escampara.

    Hablando de lo nuestro, que en el fondo son sólo minucias teniendo en cuenta lo que se cuece en el mundo, mejor no mencionar lo que pasa a nivel televisivo, en concreto en Telecinco, con las cloacas abiertas sin pudor y llegando a límites insospechados de desvergüenza y falta de ética. Límites en los que el lema de "todo por la pasta" pierde toda razón de ser, si es que alguna vez la tuvo.  Menos mal que todas las últimas polémicas de la cadena amiga me han pillado con el estómago vacío (por aquello de no vomitar) y por suerte sólo lo he seguido desde la distancia leyendo por aquí y por allá, y porque es difícil eludir un tema que está al tanto de la calle en boca de todos, e incluso aparece reflejado en la prensa "seria".   

    Visto lo visto, a pesar de aquellas interesantes discusiones de hace tiempo entre nosotros debatiendo por estos lares sobre qué presentador era el más idóneo para GH, tengo que confesar que a estas alturas echo de menos a la Milá, a nuestra Mercedes. Hasta tal punto es la cosa que estoy deseando que vuelva y me llevaría una gran decepción si no estuviese al frente de GH13 o GH 12+1, como le gusta decir a ella, tan supersticiosa; aunque luego la critiquemos poniéndola de vuelta y media por sus excesos y echando pestes en su contra.
    Quiero que sepáis que con semejante panorama estoy encantado y asombrado de leeros, incluso con un poco de envidia sana, al ver como sois capaces de lidiar en "Gran Hermano comentado" con los "realitys" que ahora mismo están en antena, aportando vuestras estupendas entradas y sabrosos comentarios sobre cada uno de esos concursos, y al mismo tiempo comprobando como alternáis todo lo anterior con comentarios y reflexiones de tanta agudeza aquí en Crónicas, debatiendo y opinando sobre esta realidad política y social tan complicada que desafortunadamente vivimos y sufrimos. Aunque me gustaría ponerme a vuestra altura ahora mismo me siento incapaz de estar a las dos cosas, por no decir a ninguna, pero os he leído con mucho interés y aunque no he comentado nada en la entrada anterior me habéis hecho reflexionar, y mucho.

    Sólo por eso, aunque jamás vuelva Gran Hermano, merece la pena tener este blog abierto. Por leeros y aprender, como dije. Así que nada, me saco el sombrero ante vosotras deseando que no suene (me imagino que algunos lo piensan pero me da igual) al peloteo de siempre del Marulo dando más coba y jabón que en un anuncio de detergentes.

    Volviendo al principio, lo cierto es que estamos viviendo un periodo muy interesante y al tiempo alarmante y angustioso, arrastrados por el vértigo de una actualidad convulsa que no da tregua y por la zozobra de no saber qué va a pasar mañana con nuestros trabajos o con nuestros negocios; o si seremos el siguiente eslabón en romper de una cadena de infortunios que parece no tener fin. Es uno de esos momentos, con nuestro futuro en juego, en que los acontecimientos se precipitan y después de los cuales seguramente la historia nunca volverá a ser igual.  La historia de una hermosa y enorme burbuja dentro de la que vivimos encandilados e incautos mientras crecía y crecía sin control ni importarle a nadie, hasta que un día pinchó de repente ante nuestro asombro y aterrizamos perplejos en la cruda realidad.  
    En algunos aspectos y salvando las distancias, tengo una sensación parecida a aquellos días posteriores a la muerte de Franco y eso que era poco más que un niño, o a los días del golpe de Tejero, el 23 de febrero de 1981, o cuando cayó el muro de Berlín y nos las prometíamos todos tan felices hasta que inmediatamente después estalló la 1ª Guerra del Golfo. Y podría poner algunos ejemplos más.

    Como ejemplo de lo que pasa ahora tenemos la sucesión de noticias que llevamos desde el 20 de octubre (por poner una fecha): ETA abandona la lucha armada de forma definitiva pero aún no entrega las armas, Gadafi muere a manos de los rebeldes libios, la Europa económica y política se hunde con nuestro país casi K.O. o fuera de combate, el paro llega a límites insoportables, terremotos, inundaciones, un volcán submarino entra en erupción en las Canarias, Irán está a punto de fabricar la bomba atómica, en la tierra ya somos 7.000 millones de habitantes (una barbaridad), un asteroide de 300 metros acaba de pasar rozando la tierra librándonos por los pelos...y podríamos seguir y seguir.
    Hablando de casa (España), y siguiendo la estela de vuestras opiniones de estos días en el blog, estamos a las puertas de unas elecciones cuyo ganador ya tiene nombre. Nadie duda que dentro de 10 días vuelve la derecha y sólo queda por dilucidar cuál será la magnitud de la mayoría absoluta de Rajoy y del partido Popular, o dicho de otra manera, cuál será la amplitud del descalabro del partido Socialista con un Rubalcaba generosamente inmolado por asumir la responsabilidad de dar la cara en el peor momento y en el peor lugar.  
    Desde un punto de vista personal, y me refiero a lo económico y eso, el que gane uno u otro no me afectará, pero eso no quiere decir que no tenga mis preferencias y yo, como siempre, desde que empezó la democracia y tuve edad para votar, cumpliré religiosamente con mis obligaciones. Otros que a lo mejor sí se juegan cosas importantes tal vez no vayan a meter su papeleta en la urna o destinen su voto a opciones que no son las suyas como castigo y hartazgo; algo perfectamente comprensible teniendo en cuenta lo que ha llovido y la ineficacia y el despropósito en tantas cosas del gobierno del PSOE.  Ojalá que no tengan luego que arrepentirse y tirarse de los pelos por dejarse arrastrar por el enfado y la lógica decepción.  
    De todos modos vivimos, como dije, en una democracia y la alternancia en el poder es lo suyo. Así que hay que aceptar lo que venga con naturalidad y ya podremos dentro de cuatro años desalojarlos del poder con una esplendorosa y virtual patada en el culo.

    Con la que está cayendo, la verdad, es que se podría dar al asunto un tono totalmente apocalíptico, sobre todo ahora que estamos muy cerca de entrar en el 2012, el año en que según los agoreros el calendario maya pronostica el fin el mundo tal como lo entendemos. 
    ¿Os acordáis de 1999 y las profecías de Nostradamus sobre el fin de los tiempos?. En fin. Yo desde luego no estoy por la labor de contribuir al pesimismo general y espero que pase lo que pase podamos brindar aquí por el nuevo año con champán y "foguetes".  Porque al final todo fluye y la vida continúa siempre como una ola poderosa y renovadora, incluso a pesar de nosotros. Y si al final las cosas vienen mal dadas no nos quedará más remedio que levantarnos, apretar los dientes y hacer lo que hicieron desde siempre nuestros antepasados en tiempos difíciles: salir adelante y salvar lo que se pueda de los restos del naufragio, tal como dice la canción Miranda Warning que podéis escuchar a continuación: "Siempre buscará los restos de ese naufragio"



Forastero Marulo
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